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17. 𝖲𝗎𝗌 𝖻𝖾𝗌𝗈𝗌... 𝗆𝖾 𝗆𝗈𝗅𝖾𝗌𝗍𝖺𝗇.

「🥊」

Todos celebraban, habíamos perdido pero no era el final, aún quedaban dos competiciones más con otras dos instituciones.

Luego de esperar a que el entrenador secara sus lágrimas, suspirara y soplara su nariz, gritó que la celebración debía comenzar.

El equipo había trabajado duro y merecía tener un momento de despeje.

Y como a todos les gusta divertirse... nadie se opuso a la fiesta que de un momento para otro se había armado en el lugar.

—Llevaré estás cosas a la oficina— dijo Nam, señalando el bulto de agendas que ocupaban sus manos.

Solar se esfumó una vez que el mayor se desapareció de nuestro campo de visión. Hoseok fue en busca de algo para comer con la excusa de que la tensión le había provocado hambre y Yunho se fue con un par de amigos que lo habían llamado.

Y yo... me quedé sola. En una grada, sentada como si se tratara de una niña que obedientemente esperaba a su madre.

—Tu vida es deprimente—sonreí mirando a mi querido amigo alto. El cual supuse que no se perdería el partido.

—Hola Tae—dije depositando un beso en su mejilla. Este lo recibió gustoso.

—Vine con Yoongi hyung, quería ver el partido pero se decepcionó mucho, así que se fue al auto a dormir— reí, eso definitivamente sería algo que diría él.

—¿No se supone que debes estar con tu amigote?—pregunté, curiosa.

Taehyung asintió, llevando a su boca el vaso rojo que seguro consiguió de algún lugar proveniente de aquí.

—Jimin y él estaban jugando cuando te ví, así que decidí acercarme a saludar a mi chica favorita—removió mi cabello, lo regañé por despeinarme.

Minha llegó a nuestro lado cuando iba a abrir mi boca para preguntarle algo a Tae. Se veía animada mientras arreglaba uno de los moños que ocupaba en su cabello.

—¡Hola mejor amiga y chico guapo que no conozco!—saludó sonriente. Taehyung la observo divertido.

—¿Qué tomaste?— pregunté.

—Un poco de alcohol que trajo mi hermano a escondidas, pero él no sabe que bebí así que shhh—posó su dedo entre sus labios y empino estos haciendo el sonido de silencio.

Park, Park, Park, no se te ocurre nada bueno.

—Me siento la cara pegajosa, necesito ir al baño— dijo, intentando girarse sobre su lugar sin caerse. Tae agarró una de sus manos, paralizándola por completa.

—Yo te acompañaré, no se cuanto bebiste pero tiene pinta de haber sido bastante— la jaló, bajándola suavemente de la grada. Me guiñó un ojo y se perdió con mi mejor amiga detrás de él mirándolo embobada.

Típico de ella.

Me levanté, colocando mi mochila tras mi espalda y bajando de aquel sitio me abrí paso entre las personas para salir. Me apetecía estar en un lugar donde mi cerebro no me retumbe por el escándalo.

Coloqué mis manos dentro de mi jeans y caminé con rapidez. A diferencia de aquella fiesta donde Jeon me dejó como niño aprendiendo a caminar (cabe destacar) en este sitio tenía más movilidad. Era más grande.

Mejor.

Estaba casi en la salida cuando una mano agarró mi muñeca y me condujo directo al baño...

Oh no...

Sentí mis piernas flaquear cuando el sonido del pestillo del baño hizo eco en todo el sitio.

Otra vez estaba encerrada en el baño (de los chicos) con el pelinegro acechándome en una esquina.

Quería reprocharle, pero no tenía voz, me había quedado en blanco. Como siempre.

—Te ves linda hoy— dijo, acercándose lentamente.

—Mmh—tragué saliva.—¿Qué es lo que quieres Jeon?

Se detuvo, agradecí que no estuviera invadiendo mi espacio personal, ya que había dejado cierta distancia entre ambos. Se acomodó el pullover ancho de color negro que traía, haciendo que mis ojos bajaran de su rostro, a su cuello y luego a su clavícula.

Carraspeó su garganta, dando cortos pasos hacia mí.

—Quiero algo que solo tú puedes darme— dijo, sentí el nerviosismo apoderarse de mi cuerpo.

¿A que se refería... exactamente?

—¿Y-y qué es?— tartamudeé odiándome internamente por hacerlo. Lo vi sonreír. Quise morir en ese preciso momento.

No emitió ningún sonido, solo se acercó hasta estar muy, pero muy cerca de mí. Su aliento golpeaba mi cabello. Jeon era más alto de lo que suponía.

Una de sus manos se dirigió hacia una de las mías y deslizó está suavemente desde la punta de mis dedos hasta mi hombro.

¿A que diablos estás jugando Jeon?

Quise apartarme, pero no me lo permitió.

Lo miré seriamente.

Su mirada era cautelosa, esperaba algún movimiento brusco de mi parte.

Llevó la mano que antes me había recorrido el brazo a la mejilla y agarró mi mentón.

Mi corazón comenzó a agitarse desenfrenadamente con tal acto.

Y se acercó, lento (tan lento) como si estuviera pidiéndome permiso para que nuestros labios se juntaran. Y me sentí impaciente, porque quería tenerlo cerca, muy cerca.

Estampó sus labios con los míos, moviéndolos suavemente, para que me acostumbrara al ritmo que comenzaba a marcar y cuando sintió que dominaba este a la perfección. Soltó un gruñido, agarrando mi cuerpo y arrastrándolo a la pared para utilizarla de apoyo y así profundizar el beso, movió los labios de una forma más agresiva.

Si esto es el cielo, por favor déjenme aquí, me gusta este sitio.

Llevé inconscientemente mis manos a su ropa, agarrándola y atrayendo su cuerpo aún más a el mío. Quería que fuéramos uno , que este beso se quedara en mi memoria para toda la vida. Sin perder lujos y detalles.

Se sentía bien, el tacto cálido de sus labios sobre los míos, los cuales chupaba, mordía, lamía y saboreaba tanto como quería.

Y mi mente explotó, porque jamás pensé que me encontraría en esta situación con el pelinegro.

Era un sueño muy imposible.

Se detuvo por falta de aire y mi pecho comenzó a subir y a bajar en busca de recuperar todo el aire que había perdido en aquel beso.

Me miró, su pecho no se encontraba tan irregular como el mío pero sus labios sí estaban completamente rojos. Supongo que los míos también.

Tuvo la intensión de hablar, pero solo apretó la mandíbula, dio media vuelta y se marchó.

Me quedé incrédula en mi sitio.

Se había marchado sin más...

Froté con ambas manos mi cabello, sentía la confusión subir desde la punta de mis pies hasta mi cabeza.

¿Cómo se atrevía a arrastrarme primero al baño, besarme y luego irse como si nada?

Refunfuñando caminé hacia los lavados y mojé mi cara y cuello. Estaba desprendiendo un poco de vapor. Supongo que era por el calentón del momento que ahora se había convertido en molestia.

Estúpido Jeon.

Salí agitando mis manos las cuales salpicaban pequeñas gotas de agua. Y sentí mi mandíbula tocar el suelo cuando mis ojos contemplaron ahora a el pelinegro abrazar de forma muy comprometedora a la misma chica que había visto el otro día.

Estoy molesta, muy molesta. Pero también quiero llorar y si es posible, arrancar un tubo de escape de algún auto y venir a lanzarlo en dirección a su cabeza.

—Estúpido—espeté, saliendo de aquel lugar.

Y tomando una bocana de aire, me dejé llevar por mis instintos vengativos.

Odio que jueguen conmigo y Jungkook lo estaba comenzado a hacer.

Pero yo también sé jugar.

Abrí la aplicación en mi celular y sin mucho rodeos,  presioné en "crear cuenta"

Te volverás loco buscando quién escribirá a partir de hoy sobre ti. Querido Jeon Jungkook.

—Notita:
Que vengativa es la niña.
Gracias por leer caris.
Xoxo.

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