13. 𝖡𝖺𝗂𝗅𝖾 𝗌𝖾𝗇𝗌𝗎𝖺𝗅 𝖼𝗈𝗇...𝖾́𝗅
「🥊」
Maratón: fiesta [2/3]
Tae se había pasado un minuto y cuatro segundos mirándome. Sí, lo había contado.
—Te ves demasiado bien— dijo, cortando la distancia que había entre ambos abrazándome por los hombros.
Su cuerpo era cálido, era un osito.
Él al igual que yo llevaba un pañuelo, lo que el color del suyo era azul. Interesante.
Debo admitir que se veía muy guapo.
—Gracias.
Lo miré sin entender, ¿Un momento había dicho lo de guapo en voz alta?
—Se que soy irresistible— dijo, haciendo una pose de diva y poniendo la boca tipo pato. No lo evité y solté una carcajada.
Es bastante gracioso.
—¿Estás nerviosa?— negué una vez que monté en su auto, el cual olía exageradamente a Taehyung.
—No debo ponerme nerviosa por algo como eso, es solo una fiesta, no mi boda o algo así— puntualicé.
—Bien, pues esta noche nos divertiremos— comentó emocionado, emoción que se fue de su rostro cuando me vió con una pequeña agenda y un lapicero. — Ni de coña entrarás ahí con eso, si quieres anotar algo, usarás las notas del celular.
—Pero...
—Sin peros Kang, es una fiesta, hay que divertirse— me extendió su mano para que le entregara los objetos, estaba haciendo la típica cara que hacía mamá cuando me quiere quitar algo.
Resoplé.
—Está bien— le tendí ambas cosas con fastidio, viendo como me devolvía una sonrisa.
Le dió vuelta a la llave del auto haciendo que este encendiera y como un loco desquiciado que huye de la policía interna del país, puso a andar el vehículo. Me aferré a el asiento, soltando un pequeño chillido.
¡¿Este loco acaso quiere matarme?!
En menos de media hora, ya habíamos llegado al sitio, lo supuse cuando dio un frenazo al terminar de estacionar y por la fuerte música que retumbaba desde el lugar que estábamos.
Que no estaba tan cerca de la casa.
Cuando me bajé del coche, con su ayuda, ya que me había quedado un poco tiesa por el miedo. Me aferré a su mano como niña pequeña cuando tiene su primera visita al médico.
Lo miré asustada, este deslizó su mano por mi cabello acomodando mi pelo, el cual por su culpa y la ventanilla abierta del vehículo, parecía un nido de pájaros.
—Solo relájate, no te dejaré sola— me habló con seguridad, asentí, más confiada.
Cuando nos adentramos al sitio, esquivando a varias personas en la entrada que: se arrastraban por el césped, se amontonaban en una esquina a hacer sabrá dios que cosa, se metían mano descaradamente frente a todos. La música golpeo mis tímpanos como si hubiera una guerra de años entre ambos y brinqué en mi sitio por la impresión y la cantidad exagerada de personas que habían.
Me aferré aún más a Tae, quien me soltó un momento, para juntar su mano con la mía y así mantenerme pegada a su cuerpo.
Con cada paso que dábamos, más personas se acercaban a saludar a una de las nuevas tendencias en boxeo. Todos lo recibían de manera animada, chocaban puños, pechos, cabeza, las chicas le plantaban un beso en la mejilla o lo abrazaban como koalas. Y a todos, el chico que sujetaba mi mano, los recibía gustosamente.
Me siento muy pequeñita en este sitio tan desconocido.
Llegamos a un punto de la casa donde el caos reinaba, era una zona específica aglomerada de personas que se movían, en su mayoría al compás de la música, mientras que otras... bueno, parecía que hacían una especie de ritual satánico.
Tae me paseó por todas las salas de aquella casa. Que cabe destacar que era bastante grande y que no sabía a quién le pertenecía.
Había una habitación específica de juegos, donde lo mismo que jugaban: a ver quién pegaba más fuerte, o combate cuerpo a cuerpo. También estaban los tradicionales juegos de fiestas. Ya saben esos que se muestran en las pelis.
El de la bolita en los vasos.
El de la botella.
El de pasar la carta o hielo con la boca .
Verdad o reto.
Y más cosas así.
No me se específicamente sus nombres, no es algo que me apetezca conocer. A saber que bacterias se están pegando los unos a los otros.
El recorrido terminó en la sala inicial, donde bailaban como locos. Pero gracias a dios, nos situamos en un lugar más tranquilo, un sofá junto a una mesa enorme con comida, donde las personas iban, cogían algo y se marchaban.
—Iré a por bebidas, sin alcohol porque, yo debo manejar y a ti no pienso emborracharte— aclaró.— Me esperas aquí un momento, prometo no tardarme.
Asentí, viendo como me dejaba un beso en la mejilla y se mezclaba entre las personas bailando un poco y saludando a otros.
Y llegó el momento de la incomodidad, estaba sola en esa esquina y no sabía exactamente qué hacer. Así que sin más remedio, comencé a ejercer lo que mejor se me da.
Observar, analizar y hacer notas mentales.
Este día me puede servir para contarlo en mi blog personal. Para que las personas sepan cómo me sentí.
Me di cuenta de muchas cosas en pocos minutos, en primera: Tae se demoraba mucho, supuse que se entretuvo. Segunda: las chicas que se visten de manera más provocativa, siempre tienen a varios chicos detrás. Tercera: ¿Por qué hacen tantas muecas raras cuando bailan?, Cuarta: podría pasarme la noche entera enumerando millones de cosas sin sentido que he visto.
Pero no lo haré se supone que vine a divertirme.
Sacando una seguridad que no se de donde diablos salió, me dispuse a mezclarme entre la gente que supuestamente bailaba. Llegando a un sitio en el medio o esquina, no se realmente donde me encontraba, solo que era un pequeño espacio donde los cuerpos sudados no chocaban del todo con el mío y donde me podía mover libremente al ritmo de la música.
Este era el momento donde le agradecía a mi hermano por obligarme a asistir a clases de baile múltiples con él.
Había aprendido a moverme de una manera bastante llamativa. La canción que sonaba era pegadiza, empezaba lenta y todos incluyéndome la disfrutaban. Pero llegaba un punto de la canción donde empezaba una electrónica que provocaba que el cuerpo reaccionara solo y como si el piso tuviera alguna especie de pica pica, todos al mismo tiempo empezaban a saltar en su lugar, o otros saltaban y chocaban con otros entre risas.
Yo me reía, me reía de lo bien que me sentía en ese momento.
Estuve bailando por un rato bastante extenso, no me preocupé por Taehyung ni por las miradas curiosas que terminaban en mí. Uno que otro chico se me había acercado invitándome bailar pero me les negaba empujando un poco su cuerpo lejos del mío.
Uno de los pocos que se acercó, olía a nachos con pis. Fue asqueroso, pero no un motivo para amargar mi noche.
Y llegó lo de las típicas películas. La música sensual, suave y la que le daba el empujón a algunos para acercarse a las persona que les gustaba o atraía para bailar y cumplir fantasías. Siempre se terminaba en un estado muy calenturiento. Y mucho más cuando se trataba de Earned it.
¿Quién no amaba esa canción?
Algunas personas se fueron a sentar mientras que otros no perdían la oportunidad. La vocecilla de mi interior me gritaba que había llegado mi momento.
Si una de las cosas que más disfruté en esas clases, fue la típica música lenta y sensual que se vuelve muy íntima.
Íntima conmigo misma ya que la estaba bailando sola.
Movía mis caderas, al compás de la música, acompañándole mis brazos, mi torso y en conclusión todo mi ser. Tenía mis ojos cerrados, no me importaba mi alrededor, solo yo y la música.
Había salido mi lado seductor.
Lo disfrutaba, disfrutaba bailar y la vergüenza que sentía al principio se esfumó por completo de mi cuerpo.
Y sentí un tacto caliente sobre la piel desnuda que quedaba entre mis jeans y mi top. Un cuerpo ajeno se había acercado pegándose peligrosamente al mío.
Por un momento pensé que era Taehyung, pero no, el perfume era diferente, y las manos, se sentían distintas.
Me dejé llevar, sorprendiéndome de como la persona que me acompañaba en este baile sabía calzar cada unos de mis pasos siguiéndome el ritmo, mi ritmo. Y me pareció fascinante las emociones y la electricidad que recorría mi cuerpo al chocar con el suyo.
Hice un movimiento brusco, moviendo mis pequeños glúteos sobre la cintura baja de mi acompañante y sentí su aliento rozarme la mejilla acompañado de un gruñido.
Gruñido que despertó varias cosas en mi. No mentiré.
Las manos ajenas me acercaron más al cuerpo contrarío, cosa imposible, ya estábamos bastante pegados. Y un brazo cargado de tatuajes me rodeó por la cintura con fuerza.
Y fue en ese momento donde caí en cuenta de: tatuajes, esos tatuajes los conocía a la perfección, los había examinado tantas veces en millones de fotos.
Mier-da.
Esto no puede ser real, mis pies flaquearon por un momento y de repente sentí el nerviosismo envolver como una manta mi cuerpo.
Me aparte rápidamente, destruyendo la cercanía que se había formado. Y girándome un poco sobre mis talones observé al pelinegro que tanto acosaba y que tanto provocaba que mi corazón se alterará.
Este me observó, analizándome y relamió sus labios. Acto que no deje pasar por alto, me di el lujo de observar hasta el mínimo detalle de aquel movimiento.
Siento que me voy a mear. O es un orgasmo. Ya no se como me siento.
—Eres...
O no, no, no.
Sentí el nerviosismo recorrerme, volviendo a girarme y huyendo de su lado.
Podría decir que caminé, pero no, yo soy bestia. Literal, corrí fuera de ahí.
Necesitaba encontrar a Tae. Creo que vomitaré.
—Nota:
Volví nuevamente, siento que me estoy demorando demasiado en actualizar esto. Ahaha sean pacientes estoy corrigiendo lo más rápido posible para no hacerles esperar tanto.
Falta un capítulo y listo, podrán gritar a gusto.
Y ya me callo.
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