38. Darkness
POV Haechan.
Mientras conducía y nos alejábamos más del centro, ví a Sunhee mirar por la ventana. Parecía serena, pero sé que el fondo estaba algo ansiosa porque no le había dicho todo y a donde pensaba llevarla. No la juzgo, sinceramente yo también hubiera estado en su lugar si no me decían nada, pero no quería arruinar la sorpresa que tenía para ella.
— ¿No crees que ya nos estamos alejando? — dijo con voz temblorosa volteando a verme. Le dí una cálida sonrisa mientras entrelazaba mi mano con la suya y acariciaba su dorso con mi pulgar.
— No te preocupes, te prometo que será muy rápido. Mientras, si quieres puedes adivinar lo que va a impresionarte.
— Eso no suena como una respuesta. — rechistó brevemente, haciéndome reír un poco.
— Lo sé, pero sólo espera y lo verás. — dejé su mano libre para tomar el volante y aparcar el auto cerca de una acera. Bajé primero y después Sunhee hizo lo mismo.
La ví estirarse de su chaqueta por ambos lados como para cubrirse del frío, pero no pareció que era suficiente por lo que me uní con ella rodeando sus hombros con mi brazo y acercándola a mí mientras caminábamos hacia las escaleras de concreto.
— ¿Por qué me has traído hasta aquí? — cuando volvió a insistir sentí que estaba por perder la paciencia, pero mi lado razonable me decía que tenía que ser comprensible con ella. Una chica bonita afuera a las altas horas de la noche no es algo que sucede todos los días, y menos en la compañía de un tipo como yo.
Ignoremos el sarcásmo. Cuando subímos por las escaleras, a mitad del camino hablé.
— ¿Has venido a un mirador antes?
— Nunca. ¿Por qué? — giré mi cabeza en cuanto oí la confusión en su voz mientras seguíamos subiendo.
— Curiosidad. — me encogí de hombros con naturalidad mientras seguíamos subiendo. El camino era un poco largo pero finalmente habíamos llegamos.
Cuando empecé a caminar sentí a Sunhee detrás de mí, y me giré hacia ella.
— Está muy solo aquí. — murmuró.
— Lo sé. Y es perfecto. — solté. Ella me frunció el ceño y caminé tomando su mano para guiarla hacia la barda de rejas. Cuando solté su mano Sunhee se acercó un poco más para ver el panorama obscuro, pero sus ojos se abrieron y parecía que comenzaban a brillar.
— ¡Guao..! — alargó, contemplando lo que veía.
— Impresionante, ¿no? — ella ni siquiera se volteó a verme, sólo asintió con la cabeza mientras su sonrisa se ensanchaba.
Creo que hasta las cosas más pequeñas son las que más le emocionan.
— Es hermoso.
— No lo es tanto como tú. — dije y ella giró su cabeza volteando a verme, ligeramente sorprendida. — Sunhee, hay algo que quiero decirte. — murmuré casi lo último mirando un poco al suelo mientras me giraba por completo.
— ¿Qué cosa? — sus ojos me miraban con curiosidad y preocupación. Pero le dí una cálida, y pequeña sonrisa para tranquilizarla.
— ¿Tú sabes por qué te traje aquí? — ella negó ligeramente. — Es porque quise hacerlo especial para ti. Tú provocas muchas cosas en mí con sólo verte. — de pronto ya me sentía bastante vulnerable, pero al menos con ella no parecía ser algo malo. — Tu risa, tu sonrisa, son cosas que me hacen feliz. Pero la manera en como eres conmigo lo hace aun mejor. — acaricié su mejilla con mi pulgar y ella no me quitaba los ojos de encima aun. De pronto puse mis manos ahuecando su rostro, mirando fíjamente sus ojos. — ¿Sabes que tus ojos me vuelven loco?
Murmuré y ella pareció sorprenderse un poco pero no se separó ni un centímetro de mí, y eso me gustó.
— Todo de ti me tiene tonto, y sólo quiero que lo sepas. — besé tiernamente la punta de su nariz y luego su frente, para descansar la mía contra la suya. — Me gustas, Sunhee. — inhalé el dulce aroma de su piel mientras le confesaba mis sentimientos.
— Y tú a mí. — cuando la oí murmurar me sorprendí tanto y mi corazón comenzó a acelerarse, pero no me despegué de ella ni un momento.
— ¿En serio?
— Sí. — ella asintió separando nuestras frentes a unos centímetros de distancia. — Me gustas por quien eres y no por lo que dicen. — me alegró tanto escuchar esas palabras salir de su boca, que la mía se ensanchó rápidamente y no pude contenerme en besarla. La tomé por la cintura y mi otra mano se coló sobre su nuca, mientras ella rodeó con sus manos mi cuello y se unía al beso.
Después nos separamos para respirar y nuestras sonrisa ya estaban impregadas en el rostro del otro.
— Me alegra que me hayas confesado eso. — ella murmuró dulcemente y me sentí apenado por un momento. Sólo un efecto como ese puede provocarlo alguien como Sunhee.
— A mí me alegra ser él correspondido. Y es por eso que quiero preguntarte algo.
— ¿Qué es? — soltó con curiosidad y me tomé dos segundos para respirar y decírselo de una vez.
— ¿Quieres ser mi novia? — su expresión cambió de repente y su sonrisa se borró. Pensé que me diría que no hasta que sus ojos comenzaron a brillar a causa de las lágrimas y su sonrisa comenzó a crecer.
Rápidamente me abrazó por el cuello soltando varias veces un "sí", mientras la sujetaba por la cintura para que no se cayera y escondía su rostro entre mi cuello y mi hombro. Comencé a abrazarla y pasar una mano suavemente por su espalda para tranquilizarla por mucha emoción que le causara mi propuesta.
— ¿Estás bien, bebé? — murmuré suavemente mientras ella se desprendía de mí limpiándose sus ojos. — De acuerdo. No quiero ver a mi niña llorando. — solté juguetonamente limpiando sus ojos con mis pulgares y ella se rió mirando al suelo.
— Ya me quiero ir a mi casa. — soltó un largo bostezo y comprendí que era lo mejor por mucho que eso me decepcionara un poco. Envolví sus hombros con mi brazo mientras bajábamos las escaleras con cuidado para llegar al auto.
(...)
POV Sunhee.
Mientras nos subíamos al auto mi estómago estaba doliéndome ansiosamente. En primer lugar, por la maravillosa sensación de salir de mi casa a las altas horas de la noche sólo para mirar el panorama obscuro y relajante de la cuidad. Y en segundo lugar, la confesión de Haechan.
Jamás creí posible que llegaría a esta situación donde el chico más rudo y cero expresivo confesara sus sentimientos por mí. Por mí. Quiero decir, nunca pensé que yo pudiera ser el tipo de chica que a Haechan le gustara, pero ya veo que me equivoqué. Estuve muy ansiosa y feliz cuando me propuso ser su novia y me puse a llorar de felicidad hasta que la cabeza la sentí dolerme. Pero valió la pena.
Mientras Haechan conducía de nuevo hacia mi apartamento me dí cuenta que en todo el camino estuvo callado, pero más que todo serio. Dudé por un momento en preguntarle pero tampoco quise molestarlo. Aun así, la duda me carcomía.
— Sé que tienes algo que decir. — murmuró después de que lo ví varias veces esperando que me respondiera, pero supongo que su intuición es más fuerte de lo que parece.
— Te noto algo serio. ¿Te preocupa algo? — solté cautelosamente mientras lo miraba suspirar.
— Es sólo que no sé donde voy a pasar la noche.
— ¿Otra vez volvió la policía a buscarte? — como si adivinara él asintió.
— No puedo regresar a mi casa, Karina me mandó un mensaje cuando venía por ti y dijo que lo mejor era que no volviese hasta mañana. — no sonaba preocupado, pero en fondo sabía que lo estaba. Creo que especialmente porque le preocupaba sus hermanas.
— Puedes quedarte esta noche conmigo. Mi madre no estará hasta las ocho de la mañana. — sugerí.
— No quiero molestarte, ya has hecho mucho por mí, nena. — sonrió un poco aunque concentrándose en conducir. Pero no iba a dejar que la policía lo atrapara.
— Insisto, no quiero que te pierdas por allí. — dije y él soltó un suave suspiro volteándose a verme.
— Lo haré, pero sólo porque te quiero. — sonreí victoriosamente mientras llegábamos a mi casa.
Subí con Haechan por el ascensor aunque él prefirió que ir por las escaleras de emergencia le sería menos difícil, pero insistí que no lo haríamos ya que mi piso era muy alto y no estaba dispuesta a subir escaleras por esa noche. A regañadientes Haechan aceptó y cuando salímos del ascensor no soltó mi mano durante todo el camino, ni siquiera cuando llegamos a la puerta de mi casa.
Al abrír la puerta lo dejé pasar y se sorprendió al igual que Sungchan como la primera vez que lo traje.
— Tu casa es muy elegante. — dijo con naturalidad y me reí un poco.
— Lo es. — solté y caminé a mi habitación mientras él venía detrás de mí. Cerré la puerta y me quité mi chaqueta para ponerla sobre mi buró porque dentro de mi habitación ya hacía calor.
— Tu mamá no vendrá pronto, ¿verdad? — negué con la cabeza mientras lo veía quitarse su chaqueta y ponerla el mismo buró que yo.
— No tienes nada de que preocuparte. — me subí a mi cama y me metí en las sábanas. — ¿No vienes?
— Debo admitir que te ves muy adorable de esa manera. — murmuró con voz ronca mientras se sentaba a mi lado.
— Sí, seguro. — me burlé y él también se rió. Luego se metió en las sábanas y crucé por su lado estirándome para apagar la luz de mi lámpara de noche.
Cuando me iba a acostar, sentí que sus manos me sostuvieron por ambos costados, y envolvió con sus brazos mi cintura hasta tenerme atrapada. Escuché la suavidad de su respiración en mi cuello y lo abracé por encima de su hombro aunque acostados.
— Buenas noches, bebé. — murmuró besando ligeramente mis labios mientras me cubría con la sábana. Y nos quedamos dormidos cuando menos acordé.
(...)
Nunca hubiera imaginado lo que pasaría cuando le conté a Chaewon todo lo que pasó conmigo y Haechan. Ahora mismo, mientras caminábamos por el pasillo ella estaba explotando de emoción y felicidad mientras las personas la miraban un poco raro por su forma infantil e insensata de ser. Pero a ella no parecía importarle, aunque por otro lado a mí sí.
— Estoy tan feliz por ti, Sunhee.
— Ya lo veo, Wonnie. — me reí ligeramente mientras ella me abrazaba.
— No pensé que Haechan se te declararía, pero mira, quien diría que tú y él por fin serían una pareja.
En eso Ninging se nos cruzó en el camino mirándonos con curiosidad.
— ¿De qué estamos hablando? — sonrió.
— Haechan y Sunhee ya son novios. — Chaewon no midió la gravedad de sus palabras con el tono alto de su voz mientras Ningning se tapaba la boca mirandome con sorpresa y me abrazó.
— ¡Felicidades!
— No me voy a casar con él. — bromeé haciendo que esta se separe de mí.
— Nunca se sabe, así que mejor cierra tu boca. — me advirtió con su dedo lo cual encontré adorable por su forma de reaccionar.
— En fin, ya te contará los detalles. Lo único que te puedo decir es que Renjun le prestó el auto para ir a verla. — Ningning frunció ligeramente su ceño hacia Chaewon y después se volvió hacia mí.
— ¿Mi novio le prestó el auto a tu novio? — tanto yo como Chaewon nos miramos sorprendidas por lo que había dicho la pelirroja. — Bueno, como sea. Nos vemos en receso.
— Las veré luego. — me despedí de ambas y antes de dirigirme al aula pasé de una vez al baño a retocarme mi maquillaje.
Dejé mis cosas mientras buscaba dentro de mi bolsa mi polvo compacto y mi lápiz labial. Pero en eso, sentí una cosa horrible detrás de mí, y me volteé lentamente hacia uno de los retretes.
— ¡Qué gusto verte de nuevo, cariño!
(...)
POV Haechan.
— Así que tú y Sunhee ya son novios. — Mark preguntó mientras jugaba con el nudo de sus cuerdas de los zapatos, sentado en una banca del parque.
— Sí, ya lo somos.
— No debió ser fácil para ti confesarle lo que sentías. — Renjun dijo sentado al lado del canadiense y negué sinceramente con la cabeza.
— Valió la pena después de todo. Ahora mis hermanas están felices porque tienen nueva "cuñada". — hice comillas con mis dedos de manera sarcástica, mientras mis amigos soltaban algunas risas.
— Tus hermanas adoran a Sunhee, eso está por hecho. — dijo Mark. — ¿Ya la presentaste con tu madre?
— Todavía no, pero creo que en algún momento lo haré. — solté ligeramente con mis hombros. En eso, recibí un mensaje de un número desconocido cuando mi teléfono sonó vibrando.
Con el ceño fruncido lo abrí, y mientras lo leía entré en pánico.
"Haechan, soy Chaewon. Sé que esto es una locura, pero es necesario que vengas a la Universidad. Es una emergencia, Sunhee te necesita."
Mis manos temblaron y sentí que a mi pecho le faltaba el aire. Algo andaba muy mal.
Salí corriendo pero finalmente llegué al edificio donde una vez estudié. Y no voy a mentir, me daba miedo que todo el mundo me reconociera y se armase un escándalo. Pero no pude pensar en ello cuando Sunhee me necesitaba, sólo que sin saber para qué. Marqué el número de Chaewon.
— Ya estoy aquí afuera.
— Haechan... necesitas entrar.
— ¿Dónde está Sunhee? — mi voz salió alterada, y la desesperación empezó a dominarme.
— En el baño de mujeres...
— ¡¿Quieres que entre allí?! — solté con incrédulidad y a la vez con sorpresa. Entonces oí sollozos de fondo. — Chaewon...
— Haechan, sólo entra, por favor. — la voz de Chaewon se volvió más débil y eso no era bueno. Sin pensarlo, me adentré en la Universidad corriendo lo más rápido que pude mientras sentía las miradas sobre mí. Lo bueno es que sabía donde quedaba el baño de mujeres.
Cuando llegué intenté abrir la puerta pero esta estaba cerrada por dentro. Estaba por llamarle a Chaewon hasta que la puerta se abrió antes de tiempo dejando ver a la chica. Ni siquiera me dejó verla con claridad y se adentró de nuevo. La seguí cerrando la puerta y me quedé de piedra al ver lo que pasaba.
Sunhee estaba en el suelo recargando la cabeza a la pared, llorando mientras abrazaba sus piernas y Chaewon acariciaba su cabeza para consolarla. Me acerqué para ponerme a la misma altura de ella, y solo ver que tenía el rostro rojo de tanto llorar mientras las lágrimas no cesaban. Estaba temblando y me volteé hacia Chaewon asustado.
— ¿Qué pasó?
— LeeKnow. — una especie de ira se apoderó de mi cuerpo y volví a mirar a Sunhee. No dejaba de llorar y se tapaba la parte de sus piernas con la falda puesta.
— ¿Qué le hizo? — alcé la voz con desesperación, pero después ví las lágrimas de Chaewon acumularse en sus ojos.
— Ya te imaginarás. — soltó derramando dos lágrimas hasta juntarse por su barbilla.
Hijo de perra.
Me levanté de golpe para ir hacia afuera pero Chaewon me sostuvo del brazo para impedirlo.
— ¡Haechan, no lo hagas! LeeKnow podría estar en cualquier parte y sólo te causará más problemas.
— ¿Y esperas que lo dejé ir así como así? No, Chaewon. Eso no va a pasar. — negué firmente intentado deshacerme de su agarre.
— Escúchame, sé que estás enojado, yo también lo estoy, pero no podemos permitir que lo busques ahora. Necesitas sacar a Sunhee de aquí. — me imploró con lágrimas en los ojos. No sabía que hacer, por un lado quería golpear a LeeKnow, pero por otro lado importaba más Sunhee en este momento.
Me acerqué de nuevo a ella, me desabroché la chamarra que llevaba puesta y se pasé por encima de los hombros, tapando sus orejas con la capucha.
Pasé un brazo alrededor de su espalda y otro por debajo de sus piernas, pero en el momento que las tomé ella soltó un jadeo de dolor.
— Tranquila, nena. — murmuré suavemente sobre su cabeza mientras la levantaba del suelo cuidadosamente.
— Espera, ponla de pie. — Chaewon me ordenó e hice lo que dijo mientras la veía quitarse su suéter color rosado y lo pasaba alrededor de la cintura de Sunhee para atarlo.
— ¿Qué haces?
— No tiene nada abajo. — murmuró mirando al suelo. Luego tomó su bolsa y la de Sunhee para salir finalmente por la puerta, me llevé a Sunhee entre mis brazos mientras ella envolvía los suyos alrededor de mi cuello y escondía su cara en el.
Todo el que pasaba se nos quedaba mirando con horror pero en ese momento me importaba una mierda lo que los demás dijeran. Salímos del edificio acercándonos a un auto negro que estaba seguro no era el de Sunhee.
Chaewon sacó unas llaves de su bolsa para desbloquear el auto. Abrió la puerta y metí a Sunhee en los asientos traseros, pero justo cuando estaba por entrar en el auto logré capturar a Leeknow con la mirada mientras subía las escaleras hacia la Universidad. Cerré la puerta con agresividad, ignorando los llamados suplicantes de Chaewon mientras corría detrás de ese infeliz.
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