36. Trauma
Advertencia: este capítulo contiene algunas escenas pertubadoras y sensibles, por lo que se recomienda leer con discreción.
POV Haechan.
Nunca he sido de los que se muestran vulnerables hacia otras personas. Siempre fuí esa clase de chico que nunca le cuenta nada de sus cosas a nadie, ni siquiera las más personales. Siempre he sido reservado en ese aspecto puesto que no es como si a la gente le importara de todos modos con lo que yo cargara. Pero con Sunhee era distinto.
Era distinto porque ella me causaba una sensación de paz y tranquilidad. Una sensación con la que nadie había sentido y que sólo yo podía ser vulnerable frente a ella. Porque después de todo fue la única persona que no me ha juzgado sin conocerme, lo cual me alentaba a decirle toda la verdad. Aunque fuera de la manera más perversa que había.
— ¿Cómo pasó eso? — Sunhee preguntó y noté la preocupación en su voz sin siquiera verla. Estaba cabizbajo, pensando de que manera comenzar a contarle todo de una vez por todas.
— Mi padre murió hace algunos años y mi madre se casó con otra persona. Tres meses después de su muerte y ella ya había encontrado al que sustituiría el lugar de mi padre. — espeté con molestia, porque sólo de recordar como sucedieron las cosas me llegaban sensaciones y emociones muy negativas.
— ¿Así que tu madre se casó rápidamente con otro hombre? ¿Sólo así? — Sunhee soltó con confusión y pude entender que para ella también le parecía absurdo creer eso.
— Mi madre estaba desvastada por la muerte de mi padre que recibió el consuelo de un hombre que trabajaba en el mismo lugar que ella. Se enamoró rápidamente y creo que le dió miedo volver a estar sola. — me encogí de hombros con indiferencia.
— ¿Cómo era ese hombre? Me refiero en actitud. — respiré hondo pero sin rodeos.
— Nos odiaba. Delante de mi madre era cariñoso y atento. En privado era grosero y nos maltrataba. A mis hermanas les gritaba si hacían mucho ruido, y a mí, me mandaba por comprarle cervezas. Porque da la casualidad de que se inventó una enfermedad para que mi madre trabajara sola y él poder quedarse como todo un inútil en la casa viendo televisión y bebiendo.
— ¿Le dijiste a tu madre lo que pasaba?
— Lo hicimos, pero él le aseguraba que nosotros lo odiábamos por ocupar el lugar de mi padre. Sé que no era lo mismo, pero nosotros nunca le hicimos algo para que nos tratara como se le diera la gana. A mis hermanas las ponía a limpiar, y si no lo hacían como él quería las encerraba en el sótano hasta que llegaba mi madre. Todo el día y sin comer, desde que llegaban de la escuela.
— ¿También a Jiyu? — me quedé petrificado cuando mencionó a la menor. Moví mi cabeza ligeramente cabizbajo, y respiré profundamente.
— En realidad... Jiyu no es mi hermana. Ella es hija de ese hombre, y lo peor de todo es que a ella también la maltraba cuando sólo era una bebé. Si lloraba, le gritaba. Y yo era quien me hacía cargo de Jiyu porque mi madre no podía por estar trabajando. Básicamente críe a Jiyu como si fuera mi propia hija, pero sólo es mi hermanastra.
— Aun así ella te quiere como a un hermano. Y puedo entender porque está muy apegada a ti.
— Jiyu fue maltratada por su propio padre, si es que se le puede decir así. Y yo era el único que la defendía, si veía que estaba por golpearle yo intervenía y yo era quien recibía los golpes en su lugar. A él no le importaba si teníamos deberes de la escuela, él quería que hicieramos lo que nos pedía y sino nos iba peor.
— ¿Por qué nunca le demandaste?
— Por miedo. Porque ese hombre tenía influencias y yo sólo era un adolescente que se encargaba de cuidar a sus hermanas. Nunca recibieron un golpe de su parte a menos que yo interfería. Recuerdo que un día puso a Haneul y a Hayoung a limpiar la cocina después de que llegaron de la escuela, y sólo por romper un plato accidentalmente más aparte que Haneul le respondió tratando de defenderse les dió una golpiza, y las encerró hasta el anochecer. Yo no me enteré de nada porque ese día estaba ocupado haciendo un trabajo de la preparatoria, pero cuando llegué a casa me dí cuenta de lo que ese hombre había hecho. Jiyu no estaba porque se quedó con Karina desde que me fuí, y cuando me enfrenté a mi padrastro me hizo lo mismo. Borracho e incluso drogado me golpeó hasta el cansancio, todo por defender a mis hermanas. Cuando les abrí la puerta ellas me abrazaron llorando aunque yo estaba muy lástimado, y dejé que ese noche durmieran conmigo.
—Es horrible lo que tu padrastro les ha hecho. — oí a Sunhee hablar con aflicción, pero inmediatamente negué con la cabeza mirando al suelo.
— Eso no fue nada, Sunhee.
— ¿A qué te refieres? — su voz confundida me alentó a continuar.
— Ese hombre nos robó lo que mi padre nos dejó en un testamento. Por eso la casa está así como la ves, descuidada y en mal estado. Pero al menos a durado.
— ¿Cómo es que tu madre nunca se enteró de eso?
— Mi madre estaba ciega, muy ciega de amor por ese hombre que sólo nos hacia daño. Dijo que nos habían robado pero yo ví cuando él sacó el dinero que mi madre había guardado en sus cajones y después no sé que hizo con él. Casi nos dejó en la ruina y tuvimos que pagar las deudas con dinero prestado o vendiendo algunas de nuestras cosas. Todo con tal de pagar.
— El dinero es lo de menos, Haechan. Lo importante es que pudieron permanecer aquí. — intenté encontrar algún tipo de consuelo en las palabras de Sunhee, pero me fue imposible.
— No todo en la vida es así, Sunhee. Y lo que nos sucedió fue un infierno. — dije cabizbajo, casi murmurando.
— No me puedo imaginar los golpes e insultos que recibiste de ese hombre. Y el hecho de que tu madre nunca se diera cuenta lo hace ver aun peor.
— Eso no fue lo peor. — murmuré sin emoción en mi voz.
— ¿Qué quieres decir?
— Lo que nos hizo mi padrastro no puede ser comparado con los insultos o golpes. Con las deudas y las mentiras.
— ¿Entonces qué? — Sunhee preguntó desesperante aunque sabía que le estaba dando muchas largas. Pero sólo intentaba contenerme las ganas de decírselo todo sin que se asustara.
— ¿Sabes por qué Haneul nunca ha sido abierta con los demás?
— La verdad no, nunca me he preguntado a fondo porque ella es tan reservada. Pero, ¿qué tiene que ver ella en todo esto? — su voz se hizo más baja y las manos comenzaron a temblarme.
— Tiene que ver mucho. — murmuré temblando por más que me contenía. — El día que pasó el incidente de Yujin ocurrieron muchas cosas. Cosas de las que nunca te desearía. — la miré a los ojos y oí el ruído de la saliva pasar por su garganta. Como si se estremeciera de horror.
— ¿Qué me quieres decir? — su voz se volvió más temblorosa y su expresión se notó más preocupante.
— Cuando llegué a mi casa después de que me escapé de la Universidad y decidí irme a un lugar donde fumar para calmarme, ví la puerta abierta. Pensé que había entrado alguien o algo, pero no fue así. Entré a mi casa y lo primero que ví fue que todo estaba destruído. La sala estaba hecha un desastre, la cocina intacta pero con varias cervezas sobre la mesa, y oí los gritos de mis hermanas desde el baño. Les pedí que me abrieran y cuando lo hicieron me abrazaron llorando de una manera inquietante. Les pregunté que había pasado pero en eso oí gritos desgarradores provenir de la habitación de mi madre, y... — no creía poder continuar, sentía que el aire me faltaba y el cuerpo me temblaba.
— ¿Qué pasó, Haechan? — Sunhee me puso su mano sobre mi hombro mirándome con mucha preocupación cuando la ví con mis ojos cristalizados.
— Entré y el maldito estaba abusando de Haneul. — mi garganta se cerró y el pecho me dolía a falta del aire. El rostro de Sunhee se puso pálido. — Ví como la torturaba, como mi hermana estaba en paños menores y cuando él se volteó a verme saltando de la cama. Yo me quedé estático y todo lo que pasaba por mi mente era lo que acababa de ver por lo que fuí hacia Haneul y la abracé, cubriéndola con las sábanas mientras ella lloraba y jadeaba de dolor. Esa noche decidí que ya no podía soportarlo más y salí de la habitación corriendo detrás de ese maldito. Lo perseguí mientras más nos alejábamos de la cuidad pero no me importaba, ni siquiera lo obscuro que estaba y lo tarde que era. Cuando lo alcancé me lancé sobre él e hice lo que debí desde un principio. Empezamos a golpearnos mientras nos revolcábamos sobre el suelo, hasta que él sacó una navaja de su bolsillo y me la clavó en uno de mis muslos. Me retorcí de dolor pero a pesar de eso me levanté como pude mientras él seguía en el suelo, saqué un arma que llevaba conmigo y le disparé hasta quedarme sin ninguna bala.
No me pude contener más y empecé a llorar. Todos los recuerdos de esa noche me atormentaban, pero no lo que le había hecho al bastardo de mi padrastro. Todo lo que tuve que soportar y ver para después terminar como un estúpido llorón delante de Sunhee. Una chica que no merecía saber la clase de persona que yo era, y que a pesar de eso me estaba abriendo por mucho que me doliera el pensamiento de poder perderla.
Llevé una mano tapando mi rostro mientras me mordía el labio para evitar soltar los sollozos, pero entonces sentí que unos brazos que me rodearon por los hombros, formando un abrazo reconformante.
(...)
POV Sunhee.
Me acerqué a Haechan abrazándolo por los hombros mientras compartía el mismo dolor con él. Nunca pensé que algo así les pasaría a él y su familia, sobretodo el maltrato físico y psicológico que ese mal hombre les a hecho, pero sobretodo lo que le hizo a Haneul.
Haechan me correspondió el abrazo y empecé a escucharlo jadear y llorar. De ser así empecé a llorar también mientras más lo abrazaba, haciéndole entender que estaba allí para él. Nos quedamos así por unos largos minutos hasta que ambos dejamos de llorar y sólo permanecimos abrazados. Escuchaba su respiración agitada en mi pelo y su corazón latir con fuerza contra mi pecho, froté su espalda suavemente hasta que la tensión bajó entre nosotros y él decidió separarse.
Ví su rostro rojo y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.
— No quiero que me veas como un monstruo, aunque lo parezca. — negué mi cabeza mientras un puchero se formaba en mis labios y los ojos me picaban.
— No pienses eso, yo nunca te vería como un monstruo a pesar de lo que hiciste. — toqué su rostro con mi mano, pero esta temblaba. Lo que me había dicho era muy fuerte para mí.
— Soy un monstruo, Sunhee. Maté a alguien y eso me marcará para toda la vida.
— Lo único que hiciste fue defender a tu hermana. ¿Y sabes qué? Yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo. — sostuve su rostro con ambas manos pero él negó la cabeza.
— No seas tonta, tú nunca podrías hacer eso. Tú eres buena. — acarició mi pelo con su mano temblorosa.
— Sea como sea, no me das miedo en lo más mínimo. No puedo procesarlo todo, pero lo que me contaste me dejó traumada. Y a pesar de eso no te culpo por muy ilógico que suene, tú defendiste a Haneul aunque ya esté marcada.
— No fue sólo una vez, fueron varias veces las que ese hombre marcó a mi hermana, era una niña y tenía sólo siete años pero nunca nos dijo nada porque él la tenía amenazada. — oír eso sólo me rompía más por dentro y me llenaba de impotencia.
— ¿Tu madre nunca se enteró?
— Sí, pero ella no sabe nada lo que yo hice. Sólo le dije que él me había apuñalado la pierna cuando llegué a mi casa, y después de eso me desmayé. — Haechan subió la tela que cubría su pierna y me mostró una herida con puntadas todavía muy notables en ella. — Ya no me duele, pero nunca se me olvidará porque fue.
— ¿La pistola que tenías era una que encontré por accidente en tus cajones? — se volteó a verme y sus ojos se agrandaron con sorpresa.
— ¿Revisaste mis cosas?
— No fue mi intención, te lo prometo. El día que te traje inconsciente a tu casa fue cuando me enteré de eso. — expliqué. — Aun así, ¿puedo saber de dondé la sacaste?
— Era de mi padre, él fue policía y me enseñó a usarla para defenderme. — asentí y luego nos quedamos en silencio por unos segundos. Hasta que mi bocaza decidió hablar y saqué de la bolsa de mi pantalón la hoja del periódico y lo desdoblé.
— ¿Este es el lugar donde estuviste con tu padrastro? — le mostré la hoja y él la vió por unos segundos.
— Sí. Pero, ¿de dónde sacaste esa noticia? — me miró extraño por un momento.
— Mis amigos me lo mostraron con el fin de hacerme creer lo contrario de ti. Pero creo que no se equivocaron. — solté torpemente y me arrepentí por haber dicho lo último, pero no parecía afectarle a Haechan a pesar de que me miraba fíjamente. — ¿Qué pasa? — le pregunté.
— ¿Uno de tus amigos se llama Hyunjin? — soltó severamente y me sorprendí que mencionara su nombre.
— ¿Conoces a Hyunjin? — le pregunté aun extrañada.
— Lo conozco de la Universidad y de cuando fue al club contigo. Pero se me había olvidado su nombre.
— ¿Nunca tuviste algún tipo de contacto con él? — negó con la cabeza.
— Sólo de vista y de nombre lo conozco. Pero sólo eso.
— Entiendo. — asentí cabizbaja. Pero luego volvió a hablar.
— De todas las personas que he conocido eres la que más me sorprende. — fruncí mi ceño ante el suave y ronco sonido de su voz.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque a pesar de todo lo que te conté no me has juzgado ni te has asustado. Sigues viéndome igual y eso es algo que me desconcierta. — se encogió de hombros.
— Sé que matar a tu padrastro por ley está mal, pero por otra parte creo que sólo estabas defendiendo lo que más te importa. Haechan, entiendo lo desgarrador que puede ser lo que le pasó a Haneul sólo de pensarlo, y para mí tú no eres una mala persona. Sólo eres víctima del daño que muchas personas te causaron y te generaron a ser quien eres ahora. — una sonrisa débil se formó en los labios de Haechan mientras acariciaba un mechón de mi pelo.
— Aun así la policía me está buscando, pero me alegra tanto que estés a mi lado. — mi sonrisa aunque débil se formó en mi rostro y me llenó de sentimiento sólo de escuchar esas simples palabras.
Luego me levanté y él se puso de pie también cuando escuchamos el ruído seco y violento proviniendo del cielo.
— Parece que va a llover. — dije mirando al cielo y después a Haechan asintiendo. — Creo que ya tengo que irme. — mientras caminaba de regreso al parque oí a Haechan llamarme y me dí la media vuelta.
— Sunhee.
— Dime, Haechan. — puse toda mi atención en él hasta que miró al suelo.
— Sabes, Kazuha era como la alegría de nuestro grupo. Pero creo que ahora tú estás tomando su lugar. — me confundí por un momento pero después de reaccionar negué con la cabeza.
— No, Haechan. Yo jamás ocuparía el lugar de Kazuha que hay en tu corazón.
— Pues creo que ya lo hiciste. — soltó directamente dejándome más desconcertada, hasta que escuché la voz de Chaewon llamarme a lo lejos y volviéndome a la realidad.
— Me tengo que ir.
— Te veré luego entonces. — asentí ligeramente, él me tomó del brazo para que no me fuera y plantó un beso sobre mi frente, haciéndome sentir más reconfortada.
Me despedí y me encontré con Chaewon en el camino.
— Ya llegué. — sonreí.
— Sunhee, tienes que saber algo. — por el tono serio de su voz supe algo andaba un poco raro.
— ¿Qué pasa?
— Me habló Jaemin. — rodé mis ojos con fastidio al escuchar ese nombre.
— ¿Y ahora que quiere? — me crucé de brazos con disgusto.
— Dice que quiere decirte algo muy importante.
— Seguramente algo sobre Haechan. — me encogí de hombros pero Chaewon negó con su cabeza severamente.
— Esta vez no se trata sobre Haechan. Es algo más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro