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18. Weapon

POV Sunhee.

2 semanas después.

"No olvides cerrar todas las puertas y ventanas antes de acostarte." — leí el mensaje que me había enviado mi madre mientras sacaba del refrigerador una taza de helado de fresa con una mano y cerré la puerta de este con mi pie.

Le respondí con un "sí" y "buenas noches mamá, te quiero", para así luego bloquear mi celular.

Apagué todas las luces de mi casa antes de adentrarme en mi habitación aun con la luz encendida. Puse la taza de helado sobre mi mesa de noche y me adentré sobre las sábanas de mi cama. Cuando me arropé, tomé el control remoto de la televisión que estaba al lado de mi buró y empecé a buscar algo interesante que ver en Netflix.

Un mensaje me llegó de pronto y lo abrí.

"¡Qué pésimo fin de semana!" — reí ante el mensaje que mandó Ningning con emoticones llorando. Drámatica.

"Lo peor de todo es que tenemos clases mañana. ¿Por qué tenía que ser en un día sábado?" — respondí con emoticones llorando y corazones rotos. Pero era verdad, nos habían cambiado el horario y ahora debíamos asistir a clases todos los sábados también.

"¿A qué clase de idiotas se les ocurre?". — podía imaginarme su cara enojada en este momento. 

"No te quedes despierta mucho tiempo, Ning." — envíe. Rápidamente recibí su respuesta.

"Tú tampoco, Sun." — envió con un emoticón de corazón rosado. Me reí y bloqueé mi celular.

No obstante, el ruido de mi celular  vibrar se escuchó a mi lado. Lo tomé para ver quien era y resultaba ser de un número desconocido, sin embargo, bloqueé la llamada.

Seguí con mi búsqueda de una buena película hasta que mi celular volvió a vibrar, era del mismo número y lo volví a bloquear. Finalmente, había encontrado una película con la que disfrutaría mi noche de hoy y le dí play. Tomé mi taza de helado lista para comer de ella, pero apenas comenzaba a ver la introducción de la película cuando mi celular volvió a sonar sacándome de mis casillas. En un arranque de ira dejé mi taza sobre el buró y contesté en voz alta y enojada.

— ¡¿Puedo saber quién diablos eres y que es lo que quieres?!

— Sunhee, soy Mark. — cuando escuché su voz comprobé que era él, y rápidamente tapé mi boca con una mano.

Mierda.

— ¿Mark? — repetí incrédulamente. — ¿Por qué me estás hablando a esta hora? Es decir, ¿cómo conseguiste mi número?

— Me encantaría responder a todas tus preguntas en este momento, pero hay algo más importante que debo decirte. Necesitamos tu ayuda.

— ¿Mi ayuda? — fruncí mi ceño algo confundida. ¿Para que necesitaría mi ayuda teniendo en cuenta que eran más de las once de la noche?

— Sí, es necesario que vengas ahora. — se escuchaba un poco alterado, pero yo no podía salir de mi casa sin que me diera una buena razón para hacerlo.

— ¿Para qué quieres mi ayuda? ¿Pasó algo?

— Mira, no quiero que te asustes ¿bien? Pero sino traes contigo tu auto ahora tendremos muchos problemas con la policía.

¿Policía? No estaba hablando enserio.

— ¡Dime que mierda está pasando, Mark! — solté alterada y asustada porque ya me dijera. Oí que soltó un profundo suspiro antes de hablar.

— Haechan está inconsciente. — en ese momento sentí que mi corazón dejó de latir y todo comenzaba a temblarme. Distintos escenarios empezaron a crearse en mi cabeza, y la preocupación comenzaba a crecer. Respiré profundo, tenía que guardar la compostura por ahora, y con voz temblorosa abrí mi boca.

— ¿P-pero cómo que inconsciente?  ¿Qué pasó exactamente?

— Éxtasis. — cerré los ojos pegando una mano contra mi frente mientras negaba con la cabeza.

— ¿Es tan grave?

— No estoy seguro, Sunhee. Pero es necesario que te muevas ya.

— Pero Mark...

— ¡Date prisa!

— ¡Bien, ya voy! — colgué la llamada y rápidamente salté de la cama para correr a mi armario. Me puse lo primero que encontré, agarré mi celular y las llaves de mi casa para salir corriendo como alma que lleva el diablo.

(...)

Estaba nerviosa y no podía concentrarme en el camino. En primer lugar, la carretera estaba completamente obscura, cualquiera que se le ocurriera pasar por allí sin tener previo cuidado, tenía la seguridad de no salir vivo.

En segundo lugar, estaba conduciendo directo a un Club a fueras de la cuidad, lo cual hacia que pusiera mi vida en riesgo por ayudar a Haechan. Aunque él y yo no seamos los mejores amigos del mundo, tenía en cuenta todas las veces que él me ayudó cuando mi vida estaba en riesgo, por eso, creo que era justo devolverle el favor así el precio fuese peligroso.

Y en tercer lugar, yo. Soy una persona que tiende a asustarse con fácilidad por cualquier cosa, y en este momento estaba reteniendo las ganas de llorar, pero no podía permitirmelo, así que tuve que resistirme y guardar la cordura.

Después de escuchar miles de "gira a la derecha" y "gira a la izquierda" finalmente llegué al lugar. Miré por la ventana y parecía que era un club de alta gama por así decirlo. Las luces doradas que adornaban el nombre del club resplandecían como si fuese oro, mientras que la fachada era como si se tratase de una mansión. ¿Qué harían los chicos en un lugar como este?

Afuera, había una multitud de personas, algunas de pie y otras en el suelo, la mayoría posiblemente ya estaban ebrías o drogadas, pero lo que me sorprendió más y que al mismo tiempo me quedé helada fue ver rastros de vídrios esparcidos por el suelo, sin mencionar los charcos de sangre que habían también.

En ese momento ví salir a Mark entre toda la multitud, haciendome señas para estacionarme un poco más alejado del Club. Doblé una esquina para entrar en un pequeño callejón sin luz y estacionarme, pero no apagué el motor. Ni siquiera salí del auto por todo el miedo y horror que cargaba dentro de mi cuerpo.

Oí unos toques en mi ventana que me hicieron saltar sobre mi asiento y llevarme una mano al pecho, pero me tranquilicé cuando ví que era Mark. Abrí la puerta.

— Mark...

— Sunhee, no te preocupes, Renjun ya viene en camino con Haechan. — parecía agitado y las manos le temblaban.

— ¿Qué está pasando aquí, y porque están todas esas personas afuera? — Mark me miró unos segundos pero no respondió, entonces oí pasos acercarse a nosotros. Era Renjun y otro chico que cargaban a Haechan de un brazo cada uno sobre sus hombros.

— Sunhee, que gusto que estés aquí. — Renjun sonrió de alivio.

— Yo no le veo el gusto a esto. — espeté temerosa, cruzandome de brazos.

— Te lo explicaremos luego. Mark. — el peliazul abrió la puerta trasera y entre los tres metieron a Haechan al auto.

Cuando Mark cerró la puerta rodeó el auto para subirse en la parte del copiloto, mientras que Renjun se subió por la parte derecha de atrás y puso la cabeza de Haechan sobre su hombro.

Cerré la puerta, pero tan pronto como lo hice, el ruido de unas sirenas me pusieron alerta.

— ¡Es la policía! — Renjun miró hacía atrás y luego a nosotros con pánico.

— ¿Puedes guiarme en el camino? — le pregunté a Mark mientras me abrochaba el cinturón de seguridad, él asintió y empecé a conducir pisando el acelerador más de lo habitual. Aunque unas luces de dos colores ya venían hacia nosotros. Entré en pánico.

— No te preocupes, sólo conduce. — oí a Mark pero ni siquiera eso hizo que me calmara un poco. — Gira a la izquierda. — hice lo que me pidió mientras seguía acelerando.

— ¿Me van a decir que está sucediendo?

— Ahora no, solo conduce o nos van a alcanzar. — oí a Renjun y me sentía regañada por un momento.

— Gira a la derecha. — instruyó Mark.
Las luces empezaron a verse más tenues, pero aun así continué. Todo estaba pasando demasiado rápido y yo sólo quería que esto se acabara.

Giré a la izquierda para salir de la carretera, y cuando eso pasó, dejé de oír las sirenas. Solté un fuerte suspiro mientras disminuía la velocidad poco a poco. Estaba muy asustada, mi corazón palpitaba como si quisiera salir de su lugar, mis manos estaban sudorosas mientras sostenian el volante. Entonces decidí parar el auto.

— ¿Por qué te detienes? — ignoré a Renjun mientras respiraba para tratar de calmarme. Miré hacia abajo donde mis manos temblorosas descansaban sobre mi regazo.

— Yo creo que los perdímos. — oí hablar a Mark. — ¿Estás bien, Sunhee?

— Parece que vas a colapsar. — dijo Renjun y me giré hacia ellos en un arranque de ira.

— ¿Ah sí? No me digas. — espeté irónicamente. — De repente recibo una llamada de Mark diciéndome que Haechan está inconsciente, luego, llego al lugar de encuentro y resulta que veo una multitud de gente afuera con vídrios y sangre esparcidos por todos lados. Y para empeorar las cosas, me persigue la policía. ¿Contentos? — alcé los brazos al aire para después cruzarlos en mi pecho.

— Sunhee, enserio lo sentimos. No pensamos que esto pasaría. Pero debes saber que Haechan no hizo nada malo. — Mark se disculpó pero aun así yo seguía algo molesta.

— Además de drogarse, no lo creo. — me encogí de hombros con desdén. —Tal vez si tuviesen un poco más de cuidado con él todo hubiera resultado diferente.

— Tienes razón, pero da la grandísima casualidad de que nosotros no estábamos con Haechan. — fruncí mi ceño algo confundida.

— ¿A qué te refieres?

— No sabíamos en donde estaba, él dijo que iría a un lugar donde nadie pudiese molestarlo. En fin, un amigo de Renjun que trabaja allí lo llamó para decir que Haechan estaba solo y medio borracho, así que fuímos a buscarlo, pero cuando llegamos, ya estaba así. — miré nuevamente hacia el castaño que dormía sobre el hombro de Renjun, para negar lentamente con la cabeza.

— ¿Entonces sólo está borracho? — murmuré más tranquila.

— Cuando llegamos algunas personas dijeron que se drogó, pero otras dijeron que sólo estaba borracho, así que no sabemos realmente. — Renjun se encogió de hombros suavemente.

— Espero que sólo amanezca con una resaca mañana. — dijo Mark soltando un suspiro.

— ¿Y qué pasó allá afuera?

— Hubo una masacre cuando llegamos, por suerte estamos bien, pero aun así fue horrible lo que pasó. — tapé mi boca con una mano mientras me sentía estremecer y resistía las lágrinas. Ahora entiendo todo lo que ví allá afuera.

Parpadeé un par de veces y tragué saliva.

— No tienes de que preocuparte, estamos bien. — Mark me mostró una pequeña sonrisa y asentí de inmediato.

— Pensé que se había metido en problemas o algo así. ¿Cómo es que lo dejan hacer estas cosas?

— Él es así. — habló Renjun, se encogió de hombros con naturalidad pero sin emoción en su voz.

— ¿Ustedes también lo hacen, verdad? — ambos se me quedaron mirando por unos segundos para después mirar hacia abajo.

— No es fácil para nosotros. — Mark murmuró.

— Pero... ¿es que no les preocupa ni un poco su bienestar?

— Hay cosas que simplemente no puedes entender, Sunhee. No puedes cambiar a las personas sólo porque así desearías. Ni siquiera a Haechan. — Renjun dijo y me volteé hacia él.

— Aun así, lo que hacen les hace daño. Puede hasta matarlos.

— Hay cosas que hacen mucho más daño que la droga. — Mark murmuró suavemente haciendome fruncir el ceño. Pero ya no dije nada. — Deberíamos irnos, ya es muy tarde.

(...)

Cuando llegamos a la casa de Haechan, sus amigos lo sacaron de mi auto llevándolo hacia la puerta mientras yo los seguía.

— ¿Qué dirá su madre cuando lo vea así? — murmuré con temor.

— Nada, porque ella no está en su casa, sólo sus hermanas. — dijo Mark mientras abría la puerta y suspiré de alivio.

Cuando nos adentramos a la casa hicimos el mejor esfuerzo por no hacer mucho ruido. Mark abrió una puerta y cuando me adentré con ellos, supe que estábamos en la habitación de Haechan. Sus amigos lo acostaron en la cama expirando de cansancio.

— Listo, me voy. — Renjun se dio la vuelta apunto de irse pero la voz de Mark llamandolo lo detuvo.

— No podemos dejarlo solo por esta noche.

— Entonces quédate tú con él. — el chino se cruzó de brazos.

— Yo no me puedo quedar, tengo que estar en mi casa.

— Ni creas que me quedaré, estoy harto de lidiar con borrachos. — Renjun apuntó con un dedo hacia Mark como en forma de aclaración.

— Si quieren, yo puedo quedarme con él. — solté ligeramente, pero ellos voltearon hacia mí estupefactos.

— No creo que sea una buena idea, Sunhee. Ya has hecho mucho por hoy. — Mark me dijo.

— Lo sé, pero quiero hacerlo. — murmuré la última parte sin saber porque lo dije así.

— ¿Estás segura? ¿No tienes clases mañana? — miré a Renjun cruzarse de brazos mientras fruncía mi ceño.

— ¿Te lo dijo Ningning? — él asintió. Se nota que son muy amigos después de todo. — No se preocupen por mí, estaré bien. — ambos se miraron con caras divertidas mientras se encogían de hombros. Raros.

— Está bien, como tú digas. Sólo si necesitas algo, avísanos. — asentí cuando Mark me dijo antes de salir con Renjun por la puerta.

Cerré la puerta de la habitación y me giré a ver a Haechan. Estaba muy dormido así que me acerqué cautelosamente y me senté en la orilla de la cama. Parecía muy inocente cuando dormía y no pude evitar sonreír.

Era muy lindo.

— Eres un tonto. — murmuré moviendo hacia atrás un mechón de cabello que le tapaba su ojo.

De pronto mi vista fue a dar en los cajones que habían a su lado derecho de la cama y me les quedé mirando por un rato. Sabía que estaba mal averiguar que habían dentro de ellos ya que no eran míos y estaba en una casa ajena, aun así, la curiosidad me venció y me levanté lentamente acercándome a ellos. Cuando me agaché para abrir uno de ellos tapé mi boca con una mano para no soltar un grito al ver lo que tenía guardado.

Un arma.

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