05. Pretty name
— ¿Qué vamos a hacer, Sunhee? —Ningning miró a la pantalla de mi celular y luego a mí con mucha preocupación.
¿Por qué me toca pensar en todo siempre? Casi eran las doce, y a estas horas no había ningún taxi que nos llevara a casa.
Empecé a preocuparme por muchas cosas. En primer lugar, porque estábamos en medio de la nada, en una calle obscura y desierta con la poca iluminación que ofrecían las farolas de cada esquina. En segundo lugar, mi madre. Si se llega a enterar de que no estábamos me matará. Y en tercer lugar, hacía mucho frío. La temperatura estaba cada vez bajando, y digamos que no es para nada conveniente que dos mujeres jóvenes estén solas afuera en medio de la noche.
Ningning envolvió sus manos alrededor de mi brazo, mirando para todos lados. Volví a prender la pantalla de mi celular y ya marcaba las 12:06.
— ¡Mira, Sun! — de pronto la pelinegra me sacudió del brazo y me volteé a verla. Ella apuntaba hacia una parada de autobúses sólo a tres cuadras de nosotras. — Si nos apresuramos podemos alcanzarlo. — no lo pensé ni dos segundos para cuando asentí y empezamos a correr con toda la velocidad que podíamos.
Ese autobús era nuestra única esperanza para llegar a casa antes que mi madre.
Frené el paso cuando escuché el sonido de mi celular vibrar. Mi madre estaba llamando. No le contesté y me metí el celular de nuevo a la bolsa.
Seguimos corriendo y aumenté la velocidad cuando escuché a lo lejos que se apróximaba el autobús. Todavía nos faltaba una cuadra y media apesar de que mis pies me estaban doliendo.
Sólo me detuve un momento tocando mis rodillas, tratando de recuperar la respiración. Ningning hizo lo mismo, también se había cansado de tanto correr.
En eso oígo una voz áspera detrás de nosotras que hizo temblar mi columna vertebral.
— ¿A dónde, guapas? — volteé rápido sólo para ver a tres tipos medios borrachos, sus prendas estaban hechas harapos, caminaban con torpeza y se sostenían entre ellos.
— ¿Cómo te llamas, mi niña? — uno alto le preguntó a Ningning. La ví estremecerse, retrocediendo un paso. Sé que en situaciones como estas lo menos que debíamos hacer es demostrarles miedo.
Pero tragué duro y me estremecí de horror cuando ví a uno de ellos sujetando un cuchillo en una de sus manos.
No le dí tiempo a Ningning y la tomé de la mano corriendo ya que el autobús todavía estaba allí. Pero uno de ellos nos estaba alcanzando y era más rápido que nosotras. Entonces me paré cuando miré una piedra más o menos grande en el camino y se la tiré aunque inutílmente en la cara.
Él nos arrojó su cuchillo y pegamos un grito de horror mientras escapábamos. Afortunamente no llegó a dañarnos, pero por fin pudimos subir el autobús.
Nos sentamos y mientras el vehículo arrancaba el motor nosotras batallabamos por controlar nuestras respiraciones.
— Eso estuvo cerca. — miré a Ningning con una mano sobre su pecho que este subía y bajaba sin control. Ella me miró y asentí para cuando mi respiración se controló.
En eso escucho mi celular sonar de nuevo. Mi madre otra vez. Eché la cabeza hacia atrás porque no sabía si contestarle o no.
— Deberías contestar. — mi amiga me sugirió pero yo negué inmediatamente.
— ¿Y qué le voy a decir? — me encogí de hombros esperando una respuesta de su parte.
Una mueca se formó en su rostro.
— Tienes razón, pero si no le contestas se enfadará mucho. — torcí mi boca de lado como dándole la razón. Pero opté mejor por escribirle un mensaje a mi madre.
"Ma, no podía contestar. Estamos mirando una película." — lo envié.
La verdad no me gusta mentirle a mi madre y me sentía horrible por hacerlo. Pero no tenía otra opción.
Luego recibí un mensaje de vuelta.
"Bien. Sólo te aviso que estoy llegando. Dentro de 5 minutos estaré allí."
¡Mierda!
(...)
Para nuestra suerte, el autobús llegó a tiempo y se detuvo en la entrada del departamento. Entramos rápidamente y tomamos el elevador. Golpeé mi pie en el suelo con desesperación e impaciencia. Y de paso, rezaba porque mi madre no llegara todavía.
Oí el timbre del elevador indicando que habíamos llegado a mi piso. Las puertas se abrieron y salimos como alma que llevaba el diablo.
Entramos a mi habitación, nos pusimos nuestras pijamas, encendí la televisión y apagué todas las luces antes de sentarnos en mi cama.
Ningning dejó caer su cabeza en la almohada soltando un gran suspiro.
— Nunca más hay que hacer esto.
— Estoy de acuerdo. — me dejé caer en mi cama soltando un suspiro. Luego oímos que habían abierto y cerrado la puerta principal, por inercia nos sentamos para cuando mi madre abrió la puerta.
— Ya llegué. — sonrió al vernos.
— Hola, Mamá. — sonreí inocentemente.
— Hola, señora Jung. — Ningning agitó su mano sonriendo inocente también.
Pero nuestras sonrisas se desvanecieron al ver el ceño fruncido y severo de mi madre. Como si sospechara algo.
— ¿Por qué están maquilladas? — soltó de golpé y me tensé. ¡Mierda! ¿Cómo se nos puso olvidar desmaquillarnos?
Pensé rápidamente.
— Ah, lo que pasa es que... Ningning estaba haciéndome una sección de fotos. — ví cuando ambas fruncieron el ceño y me miraron algo confundidas. — Es que bueno, Ningning está estudiando fotografía también, y quiso hacerme unas fotos para... su clase.
— ¿Estás estudiando fotografía? — mi madre alzó las cejas entre confundida y asombrada.
Bueno, al menos eso indicaba que me estaba creyendo.
— S-sí... — alargó mirándome y luego a mi madre sonriendo nerviosa.
— Oh bueno, está bien. Me iré a la cama. Hasta mañana entonces. — nos despedímos antes de que ella cerrara la puerta y esperé a que estuviera lo suficiente alejada de ella.
— Uff, eso estuvo cerca. — deslicé una mano sobre mi frente. Luego me giré para ver la cara fruncida de mi amiga. — ¿Qué?
— Yo no estudio fotografía. — ella se cruzó de brazos con una media sonrisa.
— Ya lo sé.
(...)
— Todavía no me has dicho nada. — Ningning se sentó en su lugar dejando la mochila sobre el suelo de clases, sobre sus pies.
Me giré hacia ella frunciendo el ceño.
— ¿De qué hablas?
— Cuando estaba hablando con Renjun miré que se te acercó un chico. — solté un suspiro antes de rodar los ojos sólo de recordar la imagen de ese tipo y su estúpida sonrisa.
— Ah, sí. — dije desganadamente.
— ¿Era él, verdad? — sabía que de refería al él cuando se le mencioné como "el chico lindo". Así que sólo asentí. — Es muy guapo. Aunque tú te veías muy cabreada con él. — ligeró una risa.
— Ni me lo recuerdes. — volví a rodar los ojos con disgusto.
— Supongo que no te lo pasaste muy bien por la forma en como ví que le contestaste. — suspiré. La verdad era que sólo pensar en ese chico me pone los pelos de punta. No me malinterpreten.
— Bueno, la verdad... no.
— ¿Por qué? — Ningning acomodó sus manos sobre su mentón como queriendo escucharme.
Bueno, supongo que era hora de contarle.
— La primera vez que lo ví fue cuando Chaewon y Jaemin me llevaron al club por primera vez. — ella asintió como queriendo que continuara. — La última vez que fuímos me encontré con él cara a cara. No estaba haciendo nada malo, pero los demás lo malinterpretaron. — me encogí de hombros soltando un suspiro. — En fin, Hyunjin dice que lo conoce y no quiere que me acerque a él.
— ¿Por qué no?
— Porque según él, es un chico peligroso. — hice énfasis en la palabra "peligroso" si ignoramos el sarcásmo. No quise entrar en muchos detalles puesto que sé que no lo entendería.
La ví fruncir su ceño cuando me giré a verla.
— A mí no me parece peligroso. Quiero decir, al menos Renjun y Mark me parecen personas muy agradables.
— Sobre todo Renjun ¿no? — hice hincapié en el nombre del chico en un tono juguetón. La ví sonrojarse un poco mientras miraba al suelo.
— Cállate. — murmuró antes de volver a verme.
— Bueno, tal vez ellos puedan ser agradables. Pero el otro, no. — me crucé de brazos mirando mis uñas con indiferencia.
— Tú ya tienes algo muy personal con él. — se río. La verdad no era que tuviera algo personal con él, pero el simple hecho de como era me molestaba.
— Sólo me parece molesto.
— Cómo quieras. Aunque me parece curioso que él sepa tu nombre pero tú no sepas el suyo. — me miró algo confundida.
— Eso es por que oyó a Chaewon llamarme sólo una vez.
— Bueno, tiene sentido. De todos modos, Renjun me dijo que es su amigo. — me giré con impresión hacia ella, pero no tanto por lo que había dicho.
— ¿Enserio?
— Sí. Creo que había dicho que su nombre es Haechan. — ella frunció las cejas como tratando de recordar.
— ¿Haechan? — repetí lentanmente. Ella asintió. — Haechan. Es un nombre muy bonito. — solté sin pensar. Pero no mentía en cuanto a lo que dije.
De pronto estaba media atontada por la mención de ese nombre. Vaya, quien diría que un nombre tan bonito pudiera llevarlo un chico como él.
De pronto me volteé hacia mi amiga sólo para ver una curva formándose sobre sus labios. Cómo si se estuviera burlando.
— ¿Qué? — fruncí mi ceño.
— Yo creí que te molestaba. — ella se apretó los labios para retener una risa. Pero aunque eso fuera cierto, no contuve cruzando los brazos.
— Pues todavía lo hace. — incliné la cabeza hacia atrás con superficiencia. Aunque no fue mi mayor intento, Ningning ya se estaba riendo.
— Sunhee. — en eso oígo la voz de Chaewon y me giro para verla entrando al salón.
— Hola, Chae. — sonreí, pero esta se borró al ver el rostro severo de mi amiga. Como si estuviese molesta o algo.
— ¿Podemos hablar? — soltó en un to o que nunca le había conocido. Pero asentí y dejé a Ningning para irme con Chaewon.
Llegamos a los baños de mujeres, ella cerró la puerta y la aseguró para que nadie pudiese entrar. Se recargó en esta cruzando los brazos.
— ¿Qué pasa?
— Pasa que tengo una duda enorme. Resulta que el viernes yo estaba en la avenida 127 comprando merch de ropa de diseñador como a eso de las diez de la noche, nada importante. Y cuando salgo de la tienda me encuentro a dos chicas muy parecidas a ti y a Ningning cruzando la calle. Pero eso no es todo, ambas estaban vestidas como para ir a una fiesta. Y eso no puede ser posible porque según tú, Ningning iba a pasar la noche contigo haciendo un proyecto. ¿Me puedes explicar eso? — tragué duro y miré al suelo sin saber que responder.
Bueno, tengo que decirle la verdad.
— Estoy esperando. — ella se veía muy molesta conmigo que me era imposible mirarla a la cara.
— Chaewon... yo... Ningning si estuvo en mi casa. Lo juro.
— Pero eso no explica lo que ví esa noche. Dime la verdad, y no trates de mentir porque sabes que no estoy loca. — me apuntó con su dedo acusador. Solté un suspiro antes de hablar.
— Sí. Éramos nosotras.
— ¿A qué fueron? ¿Fuíste a ver a ese chico otra vez? — inmediatamente negué con la cabeza. Chaewon me estaba poniendo nerviosa.
— No. — solté rápido. — Fuímos al Club porque Ningning quería ir. Le dije que no era buena idea pero terminé aceptando.
Chaewon me miró estupefacta y luego estrelló su mano sobre su frente cerrando los ojos.
— ¿Te das cuenta de que acabas de hacer? — quitó su mano de su cara para verme. Yo asentí cabizbaja. — Pudieron prohibirte la entrada o dejarte sólo a ti pasar porque Ningning todavía es menor de edad.
— Lo sé. — me sentía un poco culpable por eso, aunque cuando llegamos tuvimos suerte de que a mi amiga no le preguntarán ni su edad ni su nombre.
— No me preocupa tanto eso, sabes. Me preocupas tú. — alcé un poco la cara para ver su expresión preocupada. Ya no parecía estar molesta conmigo y eso en parte me alegró, pero aun me sentía horrible por haberla preocupado.
— Lo siento.
— Sólo dime una cosa. ¿Fuíste a ver a ese chico? — fruncí mi ceño levantando toda mi vista en ella. ¿Por qué me seguía preguntando lo mismo?
— No.
— Sunhee...
— No fuí para verlo. Si quieres puedes preguntarle a Ning.
— Está bien, no necesito preguntar nada. Sólo me preocupé. — se encogió de hombros formando una mueca mirando hacia abajo.
— No le digas nada a Hyunjin, por favor. — casi le supliqué juntando mis manos. Pero me alegró ver cuando ella negó con la cabeza.
— No le diré nada a Hyunjin porque sólo sería para volverse loco. Pero tienes que prometer que no volverás a ese lugar. Por lo menos no allí. — una sonrisa se formó en mi rostro mientras asentía.
Entonces abrí mis brazos esperando a que ella me abrazara para hacer "las pases". Ella rodó los ojos riendo y se acercó para abrazarme.
— Por cierto. Tu madre me dijo que hoy ibas a recoger tu auto. — me separé de ella y le dí un asentimiento como el de una niña pequeña.
— Espera a verlo. Te encantará. — dije, pero entonces mi sonrisa se borró lentamente.
— Extrañas a tu padre, ¿cierto? — dijo como si leyera mi mente y asentí. La verdad era que si extrañaba ver a mi padre, pero supongo que las cosas son así. — Bueno, no te preocupes. Cuando le llames le das las gracias.
Asentí tratando de subirme el ánimo.
(...)
— ¿Y bien? ¿Qué te parece? — mi madre volteó a verme mientras yo admiraba el interior de mi nuevo auto. Debo decir que es mejor de lo que me imaginé. El interior era color crema y los asientos estaban hechos de piel del mismo color. Eso sumando a que era un poco más grande de lo que había imaginado, sin decir que era un Kia, era color plateado, lo que lo hacía mucho más bonito todavía.
— ¡Me gusta! — dije alegre. Encendí el auto lista para llevarnos a casa. Cuando estábamos llegando me detuve frente a la puerta del departamento.
Mi madre abrió la puerta pero no salió de este. Y se volteó a verme.
— ¿No vas a bajar?
— Si no te molesta quisiera dar una vuelta. — apuesto a que mi cara resplancedía de felicidad, tanto que mi madre asintió y me besó la mejilla antes de salir del auto.
Empecé a conducir por todo Seúl, creo que hasta más de la cuenta. No me había percaptado del tiempo que estaba alejándome hasta que entré a un barrio del cual no tenía noción que existiera.
Estaba un poco solitario aunque habían muchas casas a su alrededor, algunas con jardines mientras que otras estaban un poco descuidadas.
Paré el auto para poder bajar y entrar en una tienda. Necesitaba beber algo. Salí de la tienda con una botella de agua en mis manos mientras la bebía.
Cuando estaba llegando a mi auto saqué la llave para desbloquear la puerta, pero entonces sentí que alguien se puso detrás de mí.
— Dame todo el dinero que tengas. — una voz áspera me golpeó en la espalda pero sólo me giré un poco para ver quien era. Era un tipo mucho más alto que yo, jóven y usaba una gorra que le tapaban sus ojos.
Traté de disimular la incomodidad que estaba sintiendo.
— Y-yo, no tengo dinero. — murmuré tratando de sonar firme, le dí la espalda pero él me giró del hombro con agresividad. Y entonces miré que traía un cuchillo consigo apuntándome. Tragué duro en ese momento.
— Dame lo que tengas sino quieres que te mate. — acercó más el cuchillo hacia mi cuello. Comencé a asustarme y no sabía que hacer. Entonces rápidamente le dí una patada en su rodilla y se tocó esta soltando un quejido.
Rodeé mi auto intentado escapar, pero sentí que me tomaban por detrás y me empujaban hacia la pared. De pronto él me acorraló y su mano presionaba con fuerza mi cuello mientras apuntaba el cuchillo por debajo de mi mandíbula.
Comencé a llorar y sólo sentía las lágrimas quemando mis ojos.
En eso oígo una voz que nos hizo girar nuestras cabezas. Y entonces dejé de llorar.
¿Qué estaba haciendo él aquí?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro