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📞࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮1 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗎𝗇𝗈»... [𝖮1]

❝𝗡𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗩𝗲𝗰𝗶𝗻𝗱𝗮𝗿𝗶𝗼❞


Lalisa observaba desde la ventana del taxi cómo el paisaje cambiaba a medida que se adentraba en su nuevo vecindario. Había dejado atrás la gran ciudad, sus luces deslumbrantes y el bullicio interminable, para mudarse a un lugar que, a simple vista, parecía tranquilo, demasiado tranquilo. Las calles del pequeño vecindario estaban adornadas con casas modestas y bien cuidadas, rodeadas de jardines con flores de colores vivos que contrastaban con la serenidad del ambiente.

Todo parecía sacado de un viejo libro de cuentos, donde cada esquina susurraba una promesa de paz y simplicidad. Sin embargo, en el fondo, Lalisa no podía evitar sentir una ligera opresión en el pecho, como si algo extraño se escondiera bajo esa fachada tan perfecta.

El taxi se detuvo frente a su nuevo hogar, un pequeño apartamento de un solo piso que se encontraba al final de una calle tranquila. Bajó del auto y miró a su alrededor mientras el conductor sacaba sus maletas del maletero. El aire olía a hierba recién cortada y a tierra húmeda, una mezcla que, en otras circunstancias, le hubiera parecido reconfortante, pero que ahora solo acentuaba el silencio que la envolvía. Agradeció al conductor con un leve asentimiento de cabeza antes de dirigir su atención al apartamento que, a partir de ahora, sería su refugio.

La fachada era simple, pintada en un suave tono crema que comenzaba a mostrar signos de desgaste, pero aún así mantenía un aire acogedor. Lalisa metió la llave en la cerradura con manos ligeramente temblorosas, un gesto que reflejaba no solo el nerviosismo de empezar una nueva etapa, sino también el desconocimiento de lo que realmente le esperaba en ese vecindario tan apartado del bullicio al que estaba acostumbrada.

Abrió la puerta lentamente, y lo primero que le recibió fue el eco de sus pasos sobre el suelo de madera que crujía ligeramente con cada movimiento.

El interior del apartamento no ofrecía mayores sorpresas: una pequeña sala con muebles sencillos, una cocina apenas visible al fondo, y un par de puertas que seguramente conducían al dormitorio y al baño. Aunque el espacio era reducido, Lalisa apreciaba la intimidad que ofrecía. Dejó sus maletas a un lado y se permitió un momento para recorrer el lugar con la mirada, intentando hacerse a la idea de que aquel sería su nuevo hogar. Se acercó a la ventana más cercana, desde donde podía ver una parte del vecindario, y observó cómo algunos vecinos caminaban por la acera, aparentemente ocupados con sus quehaceres diarios.

Se preguntaba qué clase de personas vivirían allí. ¿Serían tan tranquilos como el lugar sugería, o habría algo más bajo esa calma aparente?

Mientras se sumergía en sus pensamientos, un suave golpe en la puerta la sacó de su ensimismamiento. Extrañada, caminó hacia la entrada y abrió lentamente, esperando encontrarse con el rostro del dueño del apartamento o algún vecino curioso. Para su sorpresa, al otro lado se encontraba una mujer joven, de facciones amables, que sostenía entre sus manos un pastel recién horneado. La cálida sonrisa que iluminaba su rostro hizo que Lalisa, a pesar de su inicial desconfianza, se relajara un poco.

━ ¡Hola! ━ dijo la mujer con un tono alegre ━. Soy Jisoo, vivo un par de casas más adelante. Vi que te estabas mudando y pensé que sería buena idea darte la bienvenida al vecindario.

Lalisa parpadeó, sorprendida por la amabilidad de la extraña, pero rápidamente recuperó la compostura.

━ Oh, gracias... ━ respondió con una sonrisa tímida ━. Soy Lalisa, acabo de llegar hoy.

Jisoo asintió, sus ojos brillando con una calidez que parecía contagiosa. Sin esperar una invitación, le extendió el pastel, que desprendía un aroma dulce y tentador, como si cada ingrediente hubiera sido elegido con el más puro cariño.

━ Es una pequeña tradición que tenemos por aquí ━ comentó Jisoo mientras Lalisa aceptaba el regalo ━. Siempre que alguien nuevo se muda al barrio, le damos la bienvenida con algo casero. Pensé que un pastel sería una buena manera de empezar.

━ Es muy amable de tu parte, no tenías que molestarte ━ respondió Lalisa, sintiéndose un poco torpe ante tanta cortesía.

━ No es ninguna molestia ━ replicó Jisoo con una risita suave ━. Además, parece que serás nuestra vecina por un buen tiempo. Es importante que te sientas a gusto aquí, ¿no crees?

Lalisa asintió, aunque la idea de permanecer allí durante mucho tiempo todavía se sentía extraña, irreal. El cambio de instituto, la decisión de mudarse sola a un lugar tan pequeño y apartado, todo había ocurrido tan rápido que apenas había tenido tiempo para procesarlo. Estaba agradecida por la amabilidad de Jisoo, pero no podía dejar de preguntarse si toda esa hospitalidad era tan genuina como parecía.

━ Este vecindario es pequeño, pero creo que te gustará ━ continuó Jisoo ━. La mayoría de los vecinos son bastante tranquilos, aunque siempre hay alguien dispuesto a ayudarte si lo necesitas. ¿Cómo ha sido tu día hasta ahora?

━ Ha sido... diferente ━ admitió Lalisa, dudando un poco antes de elegir las palabras adecuadas ━. No estoy acostumbrada a tanta calma.

━ Es algo a lo que te acostumbrarás con el tiempo ━ dijo Jisoo con una sonrisa ━. Al principio puede parecer un poco abrumador, especialmente si vienes de un lugar más bullicioso, pero créeme, con los días empezarás a disfrutar de la tranquilidad.

Lalisa asintió nuevamente, agradeciendo en silencio el intento de Jisoo por hacerla sentir bienvenida. Aunque aún no podía sacudirse la sensación de estar fuera de lugar, la presencia de su nueva vecina al menos lograba que el apartamento no pareciera tan solitario. Le ofreció una sonrisa más amplia, agradecida por el pequeño gesto que, de alguna manera, había aligerado un poco la carga de la incertidumbre.

━ Bueno, no quiero quitarte más tiempo ━ dijo Jisoo finalmente, dando un paso atrás ━. Pero si necesitas algo, no dudes en venir a mi casa. Mi puerta siempre está abierta para ti.

━ Gracias, Jisoo. En serio, lo aprecio mucho ━ respondió Lalisa, sintiendo que, al menos por un momento, el día había mejorado un poco.

Jisoo asintió con una última sonrisa antes de girarse y caminar por el pasillo, dejando a Lalisa con el pastel en las manos y una extraña mezcla de sensaciones en el pecho. Cerró la puerta suavemente y caminó hacia la cocina, dejando el pastel sobre la pequeña mesa que había allí. Mientras lo hacía, no pudo evitar preguntarse qué otros misterios podría esconder ese vecindario tan perfecto en apariencia.

Se sentó en una de las sillas, mirando el pastel sin realmente verlo. Su mente vagaba por posibilidades, por pensamientos que no lograba ordenar del todo. Quizás, después de todo, la calma no era tan mala como imaginaba. Y quizás, solo quizás, Jisoo sería una amiga en quien podría confiar.

La noche cayó lentamente sobre el pequeño vecindario, envolviendo las casas en un manto de silencio que solo era interrumpido por el suave zumbido de los grillos y el ocasional crujir de las hojas bajo la brisa. Lalisa se encontraba en su pequeño apartamento, sentada en el borde de la cama, observando con cierto tedio las paredes desnudas que la rodeaban. No había mucho que hacer; el día había sido largo y lleno de cambios, pero la rutina todavía no terminaba de asentarse en su nueva vida. Los recuerdos de la ciudad, con su incesante actividad y su bullicio constante, se arremolinaban en su mente, haciéndola sentir aún más fuera de lugar en ese tranquilo rincón del mundo.

Decidió que un poco de aire fresco le vendría bien, al menos para despejar su cabeza de las preocupaciones que todavía pesaban sobre sus hombros. Se puso una chaqueta ligera y salió al exterior, encontrándose con una noche serena y despejada. Las estrellas brillaban con una claridad que rara vez había visto antes, libres de las luces artificiales de la ciudad, y la luna bañaba las calles con un resplandor suave y plateado. Caminó lentamente por el sendero frente a su apartamento, sin rumbo fijo, solo con la intención de conocer mejor el entorno en el que ahora viviría.

Mientras avanzaba, divisó una figura familiar frente a una de las casas cercanas. Jisoo estaba allí, inclinada sobre un macetero, regando meticulosamente las plantas que adornaban la entrada de su hogar. El chorro de agua caía con delicadeza sobre las hojas, creando un suave murmullo que, en la tranquilidad de la noche, resultaba casi hipnótico. Lalisa sonrió ante la visión de su vecina, tan dedicada a una tarea tan sencilla, y se acercó con pasos lentos, sin querer interrumpirla.

━ Buenas noches, Jisoo ━ dijo en un tono suave, lo suficiente para no sobresaltarla.

Jisoo se enderezó con una sonrisa y apagó la manguera antes de girarse hacia Lalisa.

━ ¡Lalisa! Qué sorpresa verte por aquí. ¿Cómo te va? ━ preguntó, secándose las manos en el delantal que llevaba puesto.

━ No tenía nada que hacer, así que pensé en salir a dar un paseo ━ respondió Lalisa, mirando alrededor ━. Parece un lugar muy tranquilo por la noche.

Jisoo asintió, contemplando el vecindario con una expresión de orgullo sereno.

━ Es lo que más me gusta de vivir aquí. Todo es tan... pacífico. A veces puede parecer demasiado silencioso, pero te acostumbras ━ dijo con una sonrisa cálida, antes de mirar a Lalisa con curiosidad ━. ¿Te gustaría que te diera una pequeña introducción sobre las familias que viven cerca? Ya que estás aquí, podría mostrarte un poco más del vecindario.

Lalisa, intrigada por la idea, asintió. La verdad era que no había tenido la oportunidad de conocer a casi nadie más, aparte de Jisoo. Además, quizás conocer más sobre las personas que vivían a su alrededor le ayudaría a adaptarse mejor.

━ Me encantaría ━ dijo con sinceridad ━. No conozco a nadie más aparte de ti.

Jisoo sonrió ampliamente, encantada por la disposición de Lalisa, y comenzó a caminar junto a ella por la acera iluminada por la luz de la luna.

━ Bueno, empezaré por mí, ya que soy tu primera vecina oficial ━ dijo Jisoo, con una risita ligera ━. Vivo aquí con mi esposo, aunque casi nunca lo ves por aquí. Está siempre tan ocupado con su trabajo que rara vez tiene tiempo para disfrutar del vecindario. A veces siento que estoy casada con un fantasma, pero bueno, así son las cosas.

Lalisa la observó con curiosidad. Jisoo tenía una energía tan vibrante y amigable que le costaba imaginarla sola, pero parecía que ese era el caso con frecuencia.

━ ¿Y a qué se dedica? ━ preguntó Lalisa, genuinamente interesada.

━ Es abogado. Uno de esos que siempre están de viaje o metidos en juicios interminables. No es la vida más emocionante para mí, pero lo compensa cuando está en casa ━ dijo Jisoo con un leve encogimiento de hombros ━. La verdad, me mantengo ocupada con otras cosas, como mis plantas, o ayudando a los nuevos vecinos como tú.

Continuaron caminando hasta que llegaron a la siguiente casa, una vivienda más pequeña, pintada en un tono azul pastel que se destacaba entre las demás. Las luces estaban encendidas, y a través de las ventanas se podía ver a dos figuras femeninas conversando animadamente.

━ Aquí viven Hyuna y Jazmín ━ explicó Jisoo mientras se acercaban a la puerta ━. Son una pareja maravillosa, aunque Hyuna puede ser un poco... reservada, digamos.

Lalisa arqueó una ceja, intrigada por la descripción.

━ ¿Reservada? ¿Cómo es eso? ━ preguntó.

━ Bueno, Hyuna no es muy sociable. Prefiere quedarse en casa, leer, y no interactuar mucho con los vecinos. Jazmín, por otro lado, es todo lo contrario. Siempre está organizando algo o buscando excusas para salir y charlar con la gente ━ dijo Jisoo con una sonrisa antes de tocar suavemente la puerta.

Momentos después, la puerta se abrió y Jazmín apareció, sonriendo ampliamente. Era una mujer alta, de ojos brillantes y cabello rizado que le caía hasta los hombros. Sin esperar mucho, saludó a ambas con entusiasmo.

━ ¡Jisoo! Qué sorpresa tan agradable. ¿Quién es tu amiga? ━ preguntó mientras echaba un vistazo curioso a Lalisa.

━ Esta es Lalisa, la nueva vecina. Se acaba de mudar hoy ━ respondió Jisoo, haciendo un gesto con la mano ━. La estoy llevando a conocer un poco a todos.

Jazmín extendió su mano con un brillo amistoso en los ojos.

━ Encantada de conocerte, Lalisa. Cualquier cosa que necesites, no dudes en venir a vernos ━ dijo con genuina calidez ━. A Hyuna también le encantaría conocerte, aunque puede que la encuentres un poco... distante. Es su forma de ser, pero es una persona encantadora una vez la conoces bien.

En ese momento, Hyuna apareció detrás de Jazmín, asomando la cabeza con una expresión más seria. Saludó con una leve inclinación de cabeza, sin mucha emoción, pero claramente intentando ser cortés.

━ Hola ━ dijo Hyuna de manera breve, antes de regresar al interior.

Jazmín soltó una risa suave y se encogió de hombros.

━ Ya ves, así es ella. Pero no te preocupes, la verás más a menudo.

Después de intercambiar algunas palabras más, Jisoo y Lalisa se despidieron de la pareja y continuaron su recorrido por el vecindario. A medida que se acercaban nuevamente al apartamento de Lalisa, algo captó la atención de Jisoo.

━ Ah, casi lo olvido ━ dijo, señalando la casa justo al lado de donde vivía Lalisa ━. Esta es la última casa que te falta conocer. Aquí vive una pareja... aunque rara vez interactúan con los demás.

Jisoo caminó hacia la puerta y tocó suavemente. Pasaron varios segundos en silencio. Lalisa estaba a punto de sugerir que quizás no estaban en casa, pero justo cuando iba a abrir la boca, vio algo que la hizo detenerse. A través de una de las ventanas del segundo piso, una figura femenina estaba claramente observando desde detrás de las cortinas. La mujer no hacía ningún esfuerzo por ocultarse, pero tampoco mostraba ninguna intención de bajar a abrir la puerta.

Lalisa miró a Jisoo, esperando una explicación, pero Jisoo simplemente le dedicó una sonrisa forzada.

━ Es bastante normal que no respondan. No son muy sociables, pero no te preocupes, son inofensivos. Quizás con el tiempo los veas más por aquí ━ dijo con un tono despreocupado, aunque Lalisa no pudo evitar notar cierta incomodidad en su voz.

Regresaron a su respectivo camino sin más comentarios, pero una sensación extraña permanecía en el aire.

La quietud de la noche había envuelto por completo el pequeño vecindario, dejando a Lalisa sumida en un sueño profundo y apacible. El silencio solo era interrumpido por el leve susurro del viento que se colaba a través de las ventanas mal selladas, haciendo que las cortinas se agitaran en un vaivén casi imperceptible. Pero de repente, en medio de la madrugada, un sonido agudo rompió esa paz, atravesando la oscuridad con una intensidad inesperada: el teléfono fijo de la casa comenzó a sonar.

Lalisa abrió los ojos de golpe, aún desorientada, sintiendo cómo el estruendo del timbre resonaba en sus oídos. Parpadeó varias veces, intentando recuperar la noción del tiempo y el espacio, y finalmente se incorporó en la cama, su corazón acelerado ante el inesperado sonido en medio de la noche. ¿Quién podría estar llamando a esas horas? No conocía a nadie en el vecindario, y definitivamente no había compartido su número de teléfono con nadie aún. Confundida y con una ligera sensación de inquietud apoderándose de su pecho, se levantó de la cama y, con pasos lentos pero firmes, caminó hacia el teléfono.

El aparato, de un modelo antiguo y algo desgastado, seguía sonando sin cesar, como si exigiera ser atendido. Lalisa, con un ligero temblor en las manos, levantó el auricular y lo llevó a su oído, tratando de controlar la ansiedad que comenzaba a asomarse en su mente.

━ ¿Hola? ━ preguntó, su voz quebrada por el sueño y la sorpresa.

Sin embargo, al otro lado de la línea, solo había silencio. Un vacío inquietante se extendía por la conexión, el tipo de silencio que parece envolverlo todo, que pesa más que el sonido mismo. Lalisa frunció el ceño, llevándose una mano al pecho como si eso pudiera calmar la creciente sensación de incomodidad.

━ ¿Hola? ━ repitió, esta vez con más firmeza ━. ¿Quién habla?

El silencio continuó por unos segundos más antes de que la línea se cortara abruptamente, dejándola sola con el eco de su propia respiración. Lalisa dejó el teléfono en su lugar, perpleja. Quizá había sido una llamada equivocada, pensó, intentando racionalizar lo sucedido. Sin embargo, había algo extraño en ese silencio, algo que no podía sacudirse fácilmente.

Trató de regresar a la cama, pero antes de poder siquiera recostarse nuevamente, el teléfono volvió a sonar, haciéndola saltar. El timbre resonó aún más fuerte en el vacío de la madrugada, haciendo que su corazón latiera con una fuerza casi dolorosa. Dudó por un momento, pero finalmente, movida por una mezcla de curiosidad y temor, volvió a levantar el auricular.

━ ¿Hola? ━ preguntó una vez más, su voz ahora teñida de impaciencia y nerviosismo.

Esta vez, el silencio no fue lo único que la recibió. En su lugar, al otro lado de la línea, comenzó a escuchar un sonido bajo, apenas perceptible: el llanto suave de una mujer. El susurro de las lágrimas se deslizaba por el auricular, frágil y vulnerable, y de inmediato, una oleada de inquietud recorrió el cuerpo de Lalisa. No era un llanto fuerte ni desesperado, sino uno contenido, casi reprimido, pero lo suficientemente claro como para estremecerla.

━ ¿Hola? ━ repitió, ahora con más urgencia ━. ¿Está bien? ¿Necesita ayuda?

No hubo respuesta más allá del llanto, que seguía resonando en sus oídos como una melodía triste y perturbadora. Lalisa sintió su garganta cerrarse, el pánico comenzando a arraigarse más profundamente en su pecho. No sabía qué hacer, ni qué pensar. La posibilidad de que fuera una broma cruzó su mente, pero el dolor que percibía en esos sollozos se sentía demasiado real.

━ ¿Quiere que llame a la policía? ━ preguntó, la desesperación comenzando a colarse en su voz ━. Dígame dónde está y puedo ayudarla.

El llanto continuaba, imparable, incesante, y cada segundo que pasaba se volvía más angustiante para Lalisa. El sonido parecía estar impregnado de una tristeza insondable, y la incapacidad de hacer algo al respecto la hacía sentir impotente.

━ Por favor, dígame algo ━ suplicó, casi sin aliento.

De repente, un nuevo ruido se escuchó al otro lado de la línea: el sonido de una puerta abriéndose lentamente. Era un chirrido leve, pero inconfundible, como si alguien hubiese entrado o salido de una habitación. El llanto cesó abruptamente en ese mismo instante, y lo único que quedó fue el eco de ese movimiento, resonando en la cabeza de Lalisa como una advertencia muda.

Y entonces, la llamada se cortó.

El clic final del auricular dejó a Lalisa paralizada, con la mano aún aferrada al teléfono y el corazón latiendo con fuerza desmedida. Permaneció inmóvil durante varios segundos, tratando de comprender lo que acababa de suceder. Todo había sido tan extraño, tan fuera de lo normal, que no podía evitar sentirse atrapada en una especie de pesadilla de la que no lograba despertar. ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué lloraba? Y lo más importante, ¿por qué no había dicho nada?

Con los nervios a flor de piel, dejó el auricular de nuevo en su lugar y se frotó las sienes, intentando calmarse. Pero la sensación de malestar era demasiado intensa. A pesar del cansancio que sentía, sabía que dormir iba a ser una tarea imposible. Sus pensamientos se arremolinaban sin cesar, cada uno más inquietante que el anterior, y la imagen del teléfono sonando en la oscuridad se repetía una y otra vez en su mente.

Se acostó en la cama, tapándose hasta la barbilla, pero el silencio de la noche, que antes le había parecido tranquilo, ahora se sentía opresivo, como si escondiera algo más bajo su manto. Cerró los ojos con fuerza, tratando de ignorar la sensación de que alguien o algo la estaba observando, pero no pudo evitar mirar de reojo el teléfono, esperando que no volviera a sonar.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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