12
Minjeong caminaba hacia el patio encontrando a Haechan en la mesa donde siempre se sentaban.
— Ya llegué.
— Te dije que me llamaras cuando llegaras a tu casa — la medio regañó con un tono entre molesto y fingido. Ella sólo negó sentandóse a su lado.
— Cálmate, engreído.
— ¿Qué tanto tenías que hacer ayer? — preguntó, llevandóse el tenedor con espaguetis a la boca.
— Algo importante.
— ¿Así? ¿cómo qué?
— No te voy a decir.
— Minjeong. — formó un puchero para hacerla convencer, pero está vez no funcionó y ella le fulminó con la mirada.
— Actuas tierno sólo cuando quieres algo, ¿verdad?
— Si no me dices juro que te hago comer de mi almuerzo.
— Eso no es ningún problema.
— Pero con mi tenedor. — su sonrisa se desvaneció en el momento que volteó hacia él y viendo cómo una sonrisa llena de burla se formaba en sus labios.
— No creo que te atrevas.
— ¿Ah, no? ¿quieres retarme, Kim?
— Deja de ser estúpido.
— Entonces dime lo que estabas haciendo ayer.
— Ya te dije que...
— A la de tres. — lo miró aterrorizada enrollar los espaguetis y apuntandólos a hacia su boca con una sonrisa maliciosa. Los nervios se le subían a medida que ella callaba y él se los acercaba provocandóla. Haechan empezó a contar lentamente y Minjeong sólo quería que alguien llegara y le interrumpiera su descarada escena.
— ¡Tres! — exclamó abrazandóla por encima de sus hombros y obligarla a que comiera del cubierto, mientras ella trataba de zafarse y lloriqueaba haciendo la cabeza de lado.
— Ya llegamos — todo se detuvo en cuanto Haechan oyó la voz de Yangyang cerca de ellos, en compañía de Jeno y Jaemin quienes observaban entre confundidos y burlones lo que estaba pasando. Minjeong puso una mano en su pecho en forma de alivio, por el contrario, Haechan seguía muy confundido.
— ¡Gracias! — exaltó de alivio y con su mano apartó a Haechan de su lado aunque este siguiera en shock.
— Supongo que llegamos en el momento justo — Jeno se burló en la cara de la chica, ella no hizo otra cosa que sonreír con falsedad y borrar esta de inmediato.
— Me has ensuciado la boca, me iré a lavar. — se levantó un poco quejosa y asqueada de su lugar.
— ¡Ni siquiera te he tocado! — contestó defendiendóse sin ver hacia ella. Yangyang y los chicos se sentaron frente a Haechan, quién no sabía que decir con exactitud. Ni siquiera podía verlos a la cara.
— No te hagas el tímido con nosotros — habló el chino, eso fue lo suficiente para que el moreno levantara la mirada. — ¿Minjeong no te ha dicho nada, cierto? — él negó y Yangyang se encongió de hombros— En fin, vamos a darte otra oportunidad.
— ¿De verdad? quiero decir... ¿de verdad? — preguntó sorprendido y los tres asintieron al mismo tiempo — Pero no entiendo, ¿cómo es que ustedes...
— Será más facíl si ella te lo dice. — dijo Yangyang— Somos amigos otra vez, es lo que importa ¿no? — El chico no dijo nada, sólo asintió frenéticamente.
En eso su cabeza hizo click.
— ¿Qué te pasa? — preguntó Jaemin al verlo tan repentinamente extraño. Haechan tenía el dedo apuntando hacia arriba para decir algo, pero volvió a bajarlo dejando a los tres chicos más confundidos y mirandóse entre ellos.
— ¿Tienes algo que decir o no? — Yangyang interrumpió sus pensamientos haciendo que el chico aclarara su garganta.
— ¿Quién de ustedes dejó esa nota? — soltó rápido, sin que sus palabras fueran tan explicadas para que sus amigos quedaran otra vez confundidos.
— ¿De qué nota hablas? — Preguntó Jeno.
— Esta nota.— Haechan sacó del bolsillo de su pantalón el papelito y lo dezdobló mostrandóselos. Yangyang lo cogió para leerlo. Levantó la mirada con el ceño fruncido y volvió a bajarla.
— ¿De dónde sacaste esto?
— Se cayó de mi casillero al abrirlo.
— Estás loco — rió — Ninguno de nosotros fue. Además ¿por qué tendríamos que escribir en un papel rosado? — torció la boca y puso la hoja frente a él. Haechan no se había percaptado de ese minímo detalle, sin embargo, su amigo tenía razón y asintió con una mueca en forma de respuesta.
— Si te puedes dar cuenta, esta ni siquiera es nuestra letra — continuó diciendo Yangyang. De repente un escalofrío subió por la columna de Haechan. Si esa no era su letra, entonces ¿De quién más podría ser? ¿Y si aquella persona sabía lo que pasa entre la situación que llevaba con Minjeong?
— Estás muy tenso — afirmó Jeno con algo de preocupación.
— ¿Alguien más sabe de lo que estás haciendo?
— No que yo sepa.
— Esto no huele bien. — dijo el chino. — ¿No crees qué... tal vez pudo haber sido Minjeong?
— No, no pudo haber sido ella. Yo me fuí directo a mi casilla luego de que ella se fuera por el pasillo. No le pudo dar nada de tiempo.
— No sería tan tonta. — añadió Jeno otra vez y todos asintieron. Bueno, no todos.
— ¿Y tú por que estás tan callado? — Jaemin estaba completamente perdido en sus pensamientos desde que llegaron, se dió cuenta que Haechan lo llamaba y levantó la mirada hacia la nada para después volver a bajarla. — ¿Tienes algo que decir?
— No ¿por qué? — contestó encongiendóse de hombros, pero a Haechan no le convencía en nada su forma tan rara de actuar.
— No sé, sólo lo supuse.
— ¿Piensas que fuí yo? — contestó algo alarmado, llevandóse las miradas de los tres. Haechan le quitó la nota a Yangyang de sus manos, para volver a leerla y al final fulminar a Jaemin con la mirada.
— No. Viendólo bien, tú no escribirías esto. — dijo convencido, aun rectíficando una y otra vez la grámatica contenida. Estaba por hacerla una bolita cuando Yangyang lo interrumpió.
— Yo qué tú la guardaba.
— ¿Por qué?
— No sé, pero nunca se sabe.
— Sólo es una nota. — intervino Jaemin.
— Una nota que ni siquiera se sabe quién la firma. — contestó con obviedad, dandóle una fulminada al chico. — Tú guardala, yo sé lo que te digo. — Haechan se encongió de hombros haciendóle caso, aunque no muy convencido pero volvió a guardar el papelito. En eso regresó Minjeong con ellos mientras volteaba sus manos sobre las laterales de su falda.
(...)
Haechan acompañaba a Minjeong hasta su aula mientras caminaban por los pasillos aunque faltara un poco más para que la campana sonara.
— ¿Cómo lo hiciste?
— ¿De qué hablas?
— No te hagas, sabes de que te hablo.
— No lo sé, tú dime.
— Hoy, en el almuerzo, los chicos.
— Ah, eso. Pues... — se llevó un dedo a la barbilla para pensar.
— ¿Qué hiciste en especial?
— No fue nada, sólo fue cosa de buscarlos y hablar.
— ¿Hablaste con todos?
— Bueno, tuve que dirigirme con Yangyang. — el chico se quedó más confundido que antes, Minjeong lo notó y soltó un suspiro. — Ayer después de clase fuí a buscarlos para hablar, y me sorprendió mucho que accedieran a escucharme. — explicó, mientras que Haechan le prestaba total atención. — Con quién quería hablar era con Yangyang, entonces fuimos a otro lugar sin Jeno y Jaemin. Estuvimos hablando y llegamos a un acuerdo.
— ¿Así? — soltó sorprendido— ¿y qué acuerdo es ese?
— Nada en especial. — rió ella — Sólo que a disculparme con Ningning. — su tono y semblante cambiaron a uno serio, y una carcajada se escuchó de parte del chico.
— ¿Ese fue el acuerdo?
— Creo... que es lo justo.
— Si, claro.
— No sé pero... algo me dice que a él le atrae. — Haechan la miró con asco, cómo si hubiera contado un mal chiste o algo así. — ¿Por qué me miras así?
— Estás loca.
— ¿Qué? sólo digo, no estoy insinuando algo que no sé si es verdad.
— Cómo sea, eso no te interesa.
— Eres un loco.
— Aunque me sorprende lo que hiciste, no me has dicho por que lo hiciste. — detuvo el paso girando a su derecha, ella lo notó y se detuvo también. — ¿Por qué lo hiciste?
— Por que son tus amigos ¿no? te importan.
— Bueno sí, pero... ¿por qué lo hiciste?
— Pues...
— No me digas que te compadeces de mí.
— No te hagas el interesante — le dió una mala mirada luego de que él soltara una pequeña risa.
— Ya dímelo.
— Ya lo hice.
— No, quiero saberlo ya. — sabía perfectamente que no podía liberarse de su insistencia, y que no le iba a quedar de otra más que decir la verdad. Entonces con él observandóla y esperando su respuesta se pasó las manos por la cara, estas al notarlas ya estaban frías y bañadas en sudor. Miró hacia Haechan, él aún estaba de brazos cruzados y no desclavaba la mirada sobre la suya. Por último, Minjeong soltó un suspiro.
— Me sentí muy mal por lo que pasó entre ustedes y, decidí que la mejor forma era tratar de que Yangyang entendiera que no era tu culpa, sino la mía. — a cada palabra que titubeaba ella miraba más al suelo y menos a él. — Yo sé que te importan y no sería justo que por mí dejaran de hablarse.
— ¿Por qué dices eso?
— Te insisto en que algo tiene que ver con Ningning y él. No sé, yo tengo un presentimiento.
— Bueno, lo que sea que sea, te disculpaste y ya todo está bien. — sonrió a medias, lo que Minjeong no vió ya que ella asintió cabizbaja. — Sabes... — levantó la mirada, viendo cómo se acercaba un poquito a ella. — No eres tan despreciable cómo pensé. — le rodó los ojos y él sólo rió por su acción. — Hablo enserio, Minjeong. — y revolvió su cabello toscamente. Ella se quejó mientras lo trataba de acomodar.
— Sabes, tampoco eres tan despreciable cómo pensé.
— ¿Enserio? — dice y su cara se ilumina de felicidad.
— Si, creo que lo eres aun más. — él se molestó y le dió un leve golpecito en el brazo mientras ella reía.
— Payasa.
— Era broma, la verdad no lo eres tanto. — una leve sonrisa se formó en el rostro de Haechan.
— Entonces admite que tenemos algo en común.
— De acuerdo, pero no te acostumbres. — le apuntó con el dedo en forma de advertencia y él soltó una risa burlona.
— No te preocupes, no lo haré.
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