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💙ESPECIAL: Navidad con los Capitanes💙

Atención: este especial navideño aparte de tener fines festivos, también les dará pistas sobre la tercera parte de la historia (la cual muy probablemente publique este año entrante). Tomenlo como si fuera una especie de pequeña... precuela pero también una mini secuela de lo ocurrido al final  (? =)

Atentos a los detalles~
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PARTE I

Un día antes de Noche Buena. En algún lugar del océano.

Año 1800
Siglo XIX.

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—¡Dalai!

—¡No vas a atraparme, hermana!

El pequeño pelirrojo creía que no iba a ser atrapado. Corría lo más rápido que podía saltando sobre los obstáculos de la isla. Los alrededores estaban llenos de las risas de los jóvenes gemelos.

Hasta que...

—¡Auh!

... chocó contra un cuerpo fuerte que lo hizo caer sentado al suelo.

—¡Te tengo! —llegó su hermana, Marine—. ¡Te dije que no ibas a...! —levantó la mirada hacia lo mismo que miraba Dalai desde el suelo—. O-ouh...

—Niños —habló Foxy de brazos cruzados, mirándolos con seriedad—. ¿Creen que su madre estaría de acuerdo en esto?

En momentos su padre podía resultar ser muy... intimidante.

—No... —respondieron ambos.

—¿Saben que diría ella en mi lugar? —los gemelos negaron—. Diría: ‹‹¿no se supone que estén practicando?››.

Los hermanos bajaron la mirada.

Y sin embargo, aunque su padre podía parecer un cubo de hielo..:

—Pero yo no soy su madre —sonrió—. ¡Así que mejor corran antes de que los atrape!

Las risas estallaron nuevamente. Y el par de hermanos se levantaron haciendo volar arena de la isla, y salieron corriendo lo más que podían. Foxy se quedó de pie, dándoles el tiempo prometido. Sonrió, y justo cuando estaba dispuesto en ir tras ellos...

—¡Hey, hey, hey!

Su adorada esposa lo sujetó del saco.

—¡Mangle! —exclamó Foxy.

—Ajá, sí, es mi nombre —bromeó la albina dándole un gran beso en la mejilla—. Dejemos jugar a los niños un rato, hay algo de lo que me gustaría platicarte.

La expresión de Foxy cambió de ser sorprendida a volverse pícara.

—Oh, ¿quieres tiempo a solas, capitana? —ronroneó con voz ronca.

—Nop —lo cortó la albina con una sonrisa divertida.

Foxy movió una de sus orejas, decepcionado. Mangle se echó a reír.

—Ven aquí —rió tomándolo del brazo, y comenzaron a caminar—. Fix se hará cargo de cuidar a los niños mientras.

—¿Con Fix? —recalcó Foxy—… ¿Estás segura de que estarán bien?

Mientras tanto.

—No es justo.

Dalai estaba suspendido en el aire.

—¿Por qué solo Dalai puede hacer eso? —se sentó de golpe el el suelo con los brazos cruzados y haciendo un puchero.

—Es porque todo esto tiene fines experimentales —Fix se acercó a ella y susurró—: y porque eres mi favorita, en caso de que algo salga mal —y guiñó el ojo.

Marine abrió grandes los ojos y la volteó a ver inmediatamente.

(...)

—Bueno... algo grave no puede suceder —repuso Mangle también algo desconfiada.

—Bien, tú mandas capitana.

Mangle llevó a Foxy al frente de la Isla. En dónde el hermoso y gran océano de extendía en su infinita belleza y dónde el viento soplaba con gran fuerza.

—Ven, vamos a la cabaña.

—¿Estás segura de que no tienes otras intenciones con todo esto? —se llevó un codazo de parte de la albina—. Ay, bien, ya entendí.

La Cabaña era bastante similar a una casa del árbol. Estaba ubicada en un punto alto de un gran árbol de la isla, en dónde la familia Schwarz tenía la completa libertad de descansar y pasar el rato en privado. Se llegaba a ella mediante las ramas mismas del árbol, y al estar dentro se tenía una hermosa vista de la Isla y el mar.

Una vez dentro Mangle se dirigió al balcón, sin esperar nada más. Foxy llegó con ella y se puso a su lado.

—¿Sabes que día es mañana?

—Mmm... no.

—Mañana es un día en que... las familias se reúnen, están juntos y comparten en compañía de sus seres queridos.

Foxy estaba confundido al principio. Entonces, cuando finalmente compendió, levantó las orejas con interés.

—¿Sabes a qué me refiero? —lo volteó a ver.

—Nunca había prestado atención a eso antes —confesó—. No fui... enseñado a seguir esa tradición, y sabes muy bien porqué, Mad.

Mangle suspiró y redirigió la vista al frente, en dónde el follaje de los árboles bailaba al compás del viento.

—Cuando vivía en el palacio... —apretó la madera del barandal del balcón en sus manos, le desagradaba recordar esos tiempos—... hacían grandes fiestas en estas fechas. Cosas extravagantes y lujosas. —bajó la mirada a sus manos—. Pero, a pesar de todo, me preguntaba como la pasaban los demás.

Le redirigió la mirada a Foxy.

—Quiero celebrar esto con Dalai, y con Marine. Pero quiero hacer algo distinto. Quiero que éste... espíritu navideño, así le decían, se manifieste en lo bello que tenemos. Algo, algo... especial. Quiero...

—Madd —sonrió Foxy, la tomó de la cintura y la acercó a él—. Entendí perfectamente, y me parece estupendo lo que quieres hacer.

—Gracias... —lo abrazó del cuello.

—No tienes nada que agradecer, amada Capitana —apartó de su rostros un mechón de su blanco cabello.

Estaba por besarla, moría por hacerlo. Mangle también esperaba a que sucediera. Por pocos centímetros sus labios no se rozaban, y entonces...

—... ¿por, por qué huele a tostado?

—Nada importante —replicó Foxy atrayendola a él y sujetando su mentón.

—No, Foxy —Mangle se apartó un poco, mirando a los alrededores—. Algo huele a tostado.

Una explosión se escuchó al fondo de la Isla. Ambos se asomaron al balcón y vieron un humo morado entre los árboles.

—Ay no... —murmuró Foxy.

—... Fix, debe ser obra de Fix —gruñó Mangle enojada. Foxy le abrió paso para dejarle bajar.

Su esposa dejaba de ser adorable al estar enojada y lo había aprendido ya. Sobre todo después del incidente con el conejo.

Tragó seco.

—·•°•·—

Al día siguiente.
—·•°•·—

Imagínense un hogar de gran tamaño. Con grandes ventanas que daban la vista hacia la hermosa Isla afuera. ¿Qué pensamientos les trae?

En esta enorme casa isleña todo se encontraba en completo silencio a horas se la madrugada. Todos dormían cómoda y plácidamente.

Excepto... claro.

—¡Auch!

—Shhh... no hagas ruido.

—¿Por qué yo tengo que sujetar sus pies? —se quejó el hermano.

—Porque la idea fue tuya —repuso Marine.

Sobre una esponjada manta morada (y sin tener idea de nada) dormía en tranquilidad un oso de mediana edad con mejillas sonrosadas. El par de gemelos habían estado arrastrándolo desde su habitación hasta la sala principal.

Marine resopló inflando sus mejillas:

—Bien, ¿entonces qué sigue?

—Debemos bajar las escaleras.

—Buena idea, ahora ¿cómo piensas que llevemos a este osote abajo?!

Teid se removió. Marine rápidamente se cubrió la boca con sus manos.

—Hermana —la reprendió Dalai en un susurro.

—Ya sé, ya sé.

La pelirroja volvió a sujetar al hombre-oso de los hombros, pero entonces éste volvió a moverse.

—Sí... quiero más... ron... —se dió la vuelta y de un jalón abrazó a Marine.

Dalai luchaba por contener la risa.

Y entonces, alguien se aclaró la garganta.

Cuando observaron de quien se trataba, sus padres los estaban mirando seriamente.

—Ahm... ups —pronunció Dalai para seguidamente soltar los pies de Teid, que cayeron de golpe sobre el primer escalón de las escaleras, golpeándose en el talón.

Ésto bastó para que el oso se levantara sobresaltado y soltara a Marine.

—¡Q-qué pasó?!

—Lamentamos esto, Teid —dijo Mangle.

—Ve a dormir, retoma tu sueño —agregó Foxy.

El afectado se levantó frotándose los ojos y estirándose. Entonces, tomó su cobija y caminó de regreso a su habitación.

Los gemelos sentían que vendrían problemas.

—Mamá.

—Padre...

Suspiraron.

—¡Todo fue idea de Dalai/Marine! —exclamaron a la vez.

—Niños —continuó la peliblanca—. Por esta vez, dejaremos pasar lo ocurrido —sonrió con suavidad—. Porque hay algo que quiero mostrarles.

Entonces Mangle empezó a bajar las escaleras. Los gemelos miraron a su padre buscando una respuesta ante lo desconcertante de la situación. Foxy se limitó a encogerse de hombros.

—Oigan, lo que hicieron estuvo mal, en serio. Pero por hoy, tenemos algo especial para ustedes —se arrodilló frente a ellos y tomó a cada uno de un hombro para susurrar:—. Pero no se olviden de invitarme la próxima.

Y seguidamente Foxy comenzó a bajar también. Aunque los gemelos estaban bastante confundidos, no tardaron en correr tras ellos.

—·•°•·—

—¿A dónde vamos? ¡A dónde vamos?

Eran aproximadamente las tres y cuarenta de la madrugada. Foxy y Mangle sonreían ante el entusiasmo de sus hijos.

—Si les dijeramos ya no sería una sorpresa.

—¿Tendré al fin mi propio barco?! —exclamó emocionada Marine.

Foxy y Mangle negaron.

—Mmmm... nope —respondió Foxy por ambos.

—¡Diablos! —se reprochó la pequeña.

Mangle rió para sí misma:

—Hay un lindo cielo esta noche ¿no creen?

Luego del largo camino desde la casa hasta el océano, les esperaba un bote sobre la arena.

—¿Un bote? —cuestionó Dalai curioso—. ¿Pero no está nuestro puerto hacia el otro lado?

Su padre simplemente le indicó la dirección del bote. Como si dijera: ‹‹sólo sube››.

Los hermanos corrieron hacia el bote riendo, y estando en él discutieron levemente por escoger un lugar. La pareja de Capitanes se abrazaron al caminar hasta llegar con sus hijos, en dónde Mangle les hizo compañía subiendo al bote. Finalmente, Foxy se encargó de empujarlo hasta que la madera quedó a flote sobre el agua salada.

Esta sería la primera experiencia de los gemelos sobre el mar. Habían estado en barcos antes, claro, pero para sus padres, su protección estaba por encima de todo. Tenían sus razones para temer. Por lo tanto, debido a que debían seguir un par de serias reglas para poder estar a bordo de un barco, al final optaron por permanecer en la isla y encargarle el resto a sus compañeros. Por primera vez, esa noche los gemelos entraban a mar abierto con libertad.

Marine se inclinó sobre el bote para tocar el agua con sus dedos. Estaba tibia y una encantadora risilla escapó de su roja y pequeña boca.

Foxy acababa de subir al bote cuando Dalai escupió fuera un puñado de agua que había probado.

—¡Puahg! ¡Salada!

—Te dije que estaría salada —rió Marine.

—Pensaba que sería como esas leyendas que inventan para que uno evite hacer ciertas cosas. Como...

—¿El Kraken? —concluyó Marine.

—Oh no, el Kraken es muy real, hijos míos —explicó Foxy tomando los remos.

—¿E-es r-real?... —titubearon boquiabiertos ambos gemelos al mismo tiempo—... ¡¿Creen que podamos verlos esta noche?!

—¡Lo haré mi mascota! —gritó Marine levantando los brazos.

Foxy y Mangle rieron juntos.

(...)

—... ¿cuánto falta?

—Ya casi, Marine.

—¿Qué vamos a ver?

—Ya lo sabrán —respondió Foxy.

(...)

—¿Aún falta mucho?

—Casi nada, Dalai.

El mencionado se encontraba muy emocionado, como su hermana.

(...)

—¿Cuaaanto falta?! —exclamaron a la vez.

Sus padres levantaron la vista al cielo.

—Ya llegamos —respondió Mangle.

... no había nada.

Los gemelos miraban a los alrededores esperando algo, pero solo había mar... y más mar adónde mirasen.

Pero entonces, una gran estrella cruzó el cielo dejando una larga linea blanca pintada sobre el manto azul.

—¿Viste eso?!

—¡Lo ví!

Otra estrella cruzó nuevamente. Foxy se sentó cómodamente junto a su amada y esperaron por el espectáculo.

De pronto, cada vez las estrellas se hacían más... y más...

Y para cuando se dieron cuenta, estaban bajo una lluvia de estrellas enmedio del océano. Las bellas luces blancas se reflejaban sobre el espejo marino y los hermanos estaban más que maravillados. Marine se inclinó sobre la borda del bote intentando ver más de lo que podía, su rostro mostraba una gran sonrisa y sus enormes ojos naranjas brillaban con el paso de cada estrella. Dalai no se quedaba atrás, a un lado de su hermana miraba el mar con gran fascinación, el como lo que ocurría en el cielo se reflejaba bellamente en el agua. Parecía que estaban enmedio de algún lugar perdido en el universo, con estrellas fugaces sobre ellos y bajo ellos.

—Felíz Navidad~ —sonrió Mangle, mirándolos.

—Felíz Navidad —dijo Foxy, mirándola a ella—. Te ves tan... hermosa —murmuró mirándola hipnotizado.

—Oh vamos.

—Hablo en serio, mi corazón quiere salirse de mi pecho y saltar por mi boca —no le apartaba la vista de los ojos.

La albina rió y sujetó su mandíbula con una de sus manos.

—Y tú te ves aún más irresistible, Capitán Franz~ —susurró ella.

Sus hijos seguían impresionados con el espectáculo. Ambos acariciaron el mar intentando atrapar el brillo, cuando entonces pequeños destellos rosas se vieron en el fondo. Las luces se incrementaban y crecían, y en ese momento un delfín salió del aguá y saltó cruzando el bote y pasando sobre sus cabezas, brindandoles una pequeña lluvia marina. La familia de zorros rió unida.

Más delfines llegaron, y los gemelos llegaron a acariciar el lomo de varios de ellos.

—Te amo, Madd —acarició Foxy la cabellera blanca de su amada.

Je t'aime, Fox.

En ese momento, sellaron su amor en un profundo beso apasionado.



















...





...



Los tengo...

Me ha tomado tiempo conseguirlo, pero...





...

Oscuridad y soledad.

Libros desparramados por el suelo.

Velas en toda la habitación.

Y una risa psicópata y obsesionada de alguna mujer maniática.

Lo logré. ¡L-lo tengo!

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Lo haré por ti, mi adorado...

... no te decepcionaré.


.•.

——————·•°•·

¡Felices fiestas! ¿Cómo la están pasando? =)

En este especial hay muuuchas pistas sobre la tercera y última parte. ¿Encontraron cuáles?

¿Quién creen que sea esta chica del final?

¡Hay muchas cosas y personajes nuevos para esta última parte de la historia! ;)

También añadiré algunas ilustraciones. Pero esas cosas y otras pistas más las veremos para la segunda parte que será el especial de año nuevo!

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