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Capítulo Diecisiete

La albina se encontraba sentada en medio de su cama, mirando al peliverde estar de pie junto a ella. Él conejo dispuso en la cama unos tres vestidos mientras Mangle los analizaba con la mirada. Cada uno de los tres tenían un notorio aspecto refinado. Uno de ellos era de tonalidades grises con un lazos negros, el siguiente era de un azul intenso y el tercero estaba teñido por un color vinotinto.

—Antes de dejárselo a las damas que van a ayudarte a vestir, decidí primero venir a que escogieras el que quieres usar y así no uses algo que no te guste —comentó Springtrap.

Mangle se levantó y se puso a su lado para mirar los vestidos desde su perspectiva. Se mantuvo en silencio algunos instantes. Ese tipo de vestidos no eran muy de su estilo, sin embargo, no quería rechazarlos.

—Me gusta el azul —declaró ella.

—Creo que ese color te sentaría de maravilla —agregó Springtrap.

Su comentario hizo que Mangle volteara a verlo con una pequeña sonrisa, y luego redirigió su mirada a los vestidos. Springtrap se quedó mirándola mientras ella estaba distraída. Ya podía imaginarse con ella como su mujer. No se preocupaba por Foxy, pues, ya le había dejado claro lo que sería de Mangle si siquiera intentaba algo por ella.

Pero le encantaba mirarla. Cuidadosamente le apartó algo de cabello que caía sobre su blanco hombro y en cuanto lo hizo vio las claras muestras de maltrato que tan grave resultaron que apenas y comenzaban a sanar. No se sentía culpable. Toda meta conlleva algo de dolor y sacrificio consigo. Ya estaba decidido a que Mangle debía estar a su lado. Con sigilo tocó apenas un poco uno de los hematomas que la albina tenía cerca del cuello, pero apenas lo hizo Mangle se quejó al tacto y se alejó bruscamente.

—Nunca me había fijado directamente en esos golpes —mintió.

Mangle bufó.

—Bueno, en parte son culpa tuya... —murmuró ella de brazos cruzados y mirando a otro lado.

Springtrap suspiró y se acercó a ella, le apartó algo de cabello de la cara y le acarició la mejilla con el índice.

—... Espérame un momento —dijo, y acto seguido, salió de la habitación.

≈•×•≈

Auch...

Sé que te duele, pero tranquila, no durará mucho.

Por más suave que lo hiciera el dolor seguía siendo intenso. Mangle tenía los ojos cerrados y el entrecejo algo fruncido mientras Springtrap aplicaba una pomada de consistencia extraña sobre los hematomas de la piel de su pecho. Para ella, era dolor. Para él, era un gozo tocarla.

—¿De qué dijiste que es esa cosa? —cuestionó la albina aguantando algunos quejidos.

—Árnica —contestó Springtrap.

—Y... —se interrumpió a sí misma con un quejido—... ¿y era necesario que insistieras en aplicarlo?

—Dije que sanaría tus heridas —repuso él haciendo una pausa—, físicas o sentimentales, como dijiste.

Mangle abrió los ojos y rió un poco.

—Cierto —concordó ella sonriendo.

La miró fugazmente a sus ojos color miel, y luego quiso darle la razón.

—Pero bueno, supongo que puedes aplicarte el resto sóla —añadió estando por levantarse.

—No, no lo tomes así —repuso Mangle apresuradamente tomándolo de las manos y regresandolo a su lugar.

—Entonces, ¿quieres que siga? —cuestionó con una leve sonrisa, a lo que Mangle asintió.

Volvió a acomodarse a su lado y retomó la aplicación de aquella pomada. Acariciaba con cuidado la piel de la albina, y Mangle volvió a cerrar los ojos intentando hacer soportable los pequeños pinchazos que sentía cuando tocaba su piel herida. Springtrap analizó cada centímetro de su rostro mientras le aplicaba el remedio, sus ojos exploraron sus facciones cuidadosamente hasta parar en su boca. Moría por besarla.

Cuánto daño te han hecho... —comentó con falsa indignación—. Mangle, ¿me permites besarte?

—¿Hacer qué cosa? —respondió ella abriendo los ojos al instante y alejándose alarmada.

—Perdón si te asusté —se excusó el peliverde—, pardon, es que... ¡ah! Simplemente no puedo evitar querer hacerlo al verte.

Mangle se sentía algo asustada por tal pregunta, no sabía siquiera qué decir. Por un lado deseaba gritarle un «entonces abstente de mirarme», por otro consideraba que cumplirle ese deseo no estaría mal ¿qué podría suceder? ¿Acaso tenía algún compromiso que se lo impidiera? Aunque seguía doliendo, la respuesta a esta última pregunta era un rotundo no.

Bueno... un beso no hará daño —dijo ella casi inaudiblemente, demostrando clara inseguridad.

Springtrap sabía que debía actuar más, sólo un poco más.

—¿Estás segura? —Mangle suspiró, y tras algunos segundos, asintió.

Casi como si se lo hubieran ordenado, Springtrap se acercó un poco más a ella y posó con cuidado su mano sobre la mejilla de ella. Mangle cerró los ojos y se mantuvo tranquila, pero no reaccionaba, parecía esperar a que lo que iba a suceder solo sucediera y terminar con ese momento de una vez. Le acarició un poco la piel de la mejilla, y finalmente, sucedió.

La besó suavemente, por primera vez podía besarla sin rechazos, sin problemas, sin que ella se defendiera. Se sintió más victorioso cuando, a pesar de haber tardado en hacerlo, Mangle le respondió el beso de igual manera. Sonrió un poco enmedio de ese encuentro y siguió besándola. La tomó de la cintura y la apegó a él con cuidado, Mangle tan solo ponía su mano sobre la que él tenía en su mejilla. Segundos después Springtrap se separó en busca de aire, y luego cambió los besos al cuello maltratado de la albina. Dejó una larga lamida y luego le seguía besando aquella suave piel. Mangle se dejaba hacer, pero no sentía nada.

Poco después los besos de Springtrap se fueron tornando más deseosos e hizo que Mangle se recostara un poco, pero ella comenzó a negar. No podía. Sabía que Foxy ya no la quería, que la abandonó, pero una parte de ella clamaba a gritos el tacto de su pelirrojo. No quería que otro la besara, si no era él.

—Z-Zelig... —musitó.

—¿Diga? —repuso él lamiendo y besando su cuello, y poco a poco se dirigía a su pecho.

—Para...

Springtrap hizo oídos sordos y procedió a intentar desatar el nudo del vestido que cubría el resto de su pecho, hasta que Mangle le dio un empujón que lo dejó en el otro lado de la cama.

—¡Dije que pares! —exclamó.

No podía creer lo que sucedió, sentía que había cometido un crimen terrible y simplemente no encontraba que decir, su boca se negaba a hablar, y su mente a pensar en cualquier otra cosa que no sea lo que acababa de suceder. Hasta que finalmente encontró las palabras.

—Fuera de mi habitación...

—Madeleine...

—¡Ahora! —exigió.

Springtrap se levantó, se disculpó con la mirada pero Mangle no lo veía, su rostro expresaba enojo, culpabilidad  y confusión, entonces para no enojarla aún más se retiró de su habitación. Sentía que lo había arruinado, esperaba estar equivocado. La peliblanca, una vez sóla, empezó a sentir que las lágrimas venían, y sólo pudo refugiarse en una de sus almohadas.

♔〘 𝕃𝕆ℕ𝔻ℝ𝔼𝕊 〙♔

Varios días más tarde a las suaves horas del ocaso, Lolbit se encaminaba a su casa luego de hacer una pequeña visita al bar del que era dueño. Aquel lugar era tan frecuentado por sus servicios que ha llegado a tener problemas con clientes y ese día fue un claro ejemplo de tales situaciones. Sin embargo, cuando ya se encontraba en las puertas de su gran hogar la mayoría de los rastros que dejaban en él esas desagradables experiencias se esfumaban, sólo la tranquilidad de su hogar podía hacer eso. Pero cuando escuchó algunos ruidos extraños algo lejanos provenientes del interior, supuso que ese día sería la primera excepción. Apenas abrió la puerta y entró, encontró a Fix caminando de un lugar a otro en la sala principal. En cuánto lo vio llegar parecía haber visto una lejana esperanza.

—¡Lolbit! —se acercó a él—. El capitán ha...

En plena oración, se escuchó quebrar algo en el piso de la habitación de arriba.

—¡Enloqueció! ¡Simplemente no quiere que lo ayude! —soltó.

Lolbit miró el piso de arriba.

—¿Sabes qué ha podido causarlo? —cuestionó tras quitarse el saco y posteriormente encaminarse con prisa a las escaleras de la izquierda.

Fix lo siguió con la misma velocidad.

—¡No lo sé! —exclamó—. Todo ocurrió luego de recibir una carta.

Llegaron al pasillo del segundo piso y rápidamente se posicionaron tras la puerta que daba a la habitación del —ahora— pelinegro para escuchar desde afuera. Dentro todo parecía una pelea consigo mismo, se escuchaban desde golpes, hasta el tirar de objetos al piso. Así pues, Lolbit decidió abrir la puerta con cuidado, y cuando lo hizo se encontró con el cuerpo de Foxy postrado en el suelo, con una notable conmoción.

Zu spät, zu spät... [1]

—¿Franz? —dijo Lolbit, entrando cuidadosamente, Fix se quedó junto al marco de la puerta—. ¿Amigo, qué sucedió?

Foxy le arrojó la carta sin siquiera mirarlo. Lolbit vio caer junto a sus pies aquel papel arrugado, y, agachándose cuidadosamente, la tomó y se propuso a leer aquel escrito. A medida que leía, sentía una extraña sensación en el pecho, un sentimiento que no sabría definir.

—Foxy...

—Se comprometió con él... —murmuró, dolido.

—No, ¿es en serio? —intervino Fix entrando a la habitación y tomando la carta de manos de su hermano.

—¿Seguro de qué no es alguna mala jugada de Zelig? —agregó Lolbit acercándose a su amigo.

Sin embargo, aún habían muchos cabos sueltos: ¿Cómo pudieron saber la dirección del domicilio? ¿Por qué Mangle enviaría una carta sólo para eso? Y aún así, ninguna teoría era suficientemente convincente. Si algo era seguro, es que ahora la que fue alguna vez la pareja de piratas más temida, ahora no valían nada. Los corazones destrozados y ninguna huella de lo que fue antes era todo lo que tenían. Lolbit intentó animar a su amigo de la infancia.

—Me encargaré de descubrir la procedencia de esta carta, no te preocupes Foxy —comentó con optimismo, pero con voz suave y sentimentalismo mientras iba a la puerta. Luego, se detuvo en esta cuando ya estaba por alejarse por el pasillo.

»Ah y, Franz —agregó—. Geb nicht auf.

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[1] —Demasiado tarde, demasiado tarde...

[2] —No te rindas.

——————•×•——————

N/A:

Okay no se molesten con la Mangle, la pobre tiene un lío en su cabeza y es humana y todos cometemos idioteces de vez en cuando.

A los zorros se les está complicando este asunto :(

¿Creen que realmente Mangle haya retomado el compromiso y decidido asumir su responsabilidad, y por eso le envió esa carta a Foxy para informarle de su situación?

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