Capítulo Catorce
—Es tan hermoso —exclamó Mangle mirando el mar frente a ella—. ¿No te parece impresionante?
—Mmm... solo es agua —contestó Springtrap siguiéndola.
Para su visita habían logrado hacerse con un espacio solo para ellos, y claro está que iban con seguridad, que los escoltaban a algunos metros de distancia. Se encontraban visitando una isla que daba la impresión de ser un lugar abandonado dominado por la naturaleza. A Mangle le fascinaba la vista, pero Springtrap por su parte, no lograba ver lo que ella veía a través de sus ojos.
—Tiene tanto por ofrecer, es tan grande y... huele a libertad —agregó Mangle suavemente contemplado el extenso océano.
Para Springtrap la vista frente a él solo era un mundo aburrido y plano de agua. Él y ella eran dos mundos completamente diferentes, mientras el prefería estar en tierra y disfrutaba con avaricia de su vida aristócrata, Mangle era un espíritu libre y aventurero. Detrás de todas esas señales de maltrato que quedaron marcadas en su piel se ocultaba una amante del viento oceánico. Aunque Springtrap sabía esto no pretendía tomarlo en cuenta. Para él el lugar de Mangle era estar a su lado cumpliendo su papel de esposa e iba a hacerlo por las buenas o por las malas. Y la primera opción ya no era relevante. Observó cuidadosamente como ella cerraba los ojos y aspiraba el viento fuerte propio de las costas que hacía mover su cabello y algunos blancos mechones acariciaban su rostro.
—Acerquemos nos al agua —comentó Mangle suavemente y sin esperar respuesta empezó a caminar hacia el mar.
Springtrap la siguió algo indeciso pues no quería ensuciar su costosa ropa ni echarla a perder, pero Mangle: parecía hipnotizada por el ancho océano frente a ella. No le importó quitarse el costoso calzado que Springtrap le había conseguido para salir y tampoco reparó en levantar un poco el delgado y sencillo —pero caro— vestido para meter sus pies en el agua.
—Estás... ensuciando tus pies —fue lo más decente que alcanzó a decir.
—¿Qué importa? Somos del mundo, y no al revés. No somos dueños de lo que ya estaba aquí antes de nosotros. Somos parte de la vida, nuestras almas son como estas pequeñas olas que fluyen naturalmente y desembocan al llegar a la arena.
»¿Qué importa si ensucio mis pies, o mojo el vestido? A fin de cuentas, todos somos uno solo con este mundo. Con el mar...
Se acercó un poco más a ella para poder observarla mejor y entonces cayó en cuenta de algo: desde que conoció a Mangle por primera vez en aquella fiesta nunca la había visto sonreír con sinceridad. Pero ahora la estaba viendo, ignoraba su dolor, sus moretones, y se veía plenamente felíz al estar junto el agua. Su sonrisa era una sonrisa de plena felicidad, como estar junto al agua borraba sus heridas. Parecía además que poco a poco comenzaba a superar a Foxy, esto era un punto a su favor.
—Zelig, ¿por qué estás tan lejos? ¡El agua no muerde! —exclamó Mangle y acto seguido arrojó un poco de agua al peliverde.
Springtrap bufó al ver gotas de agua en su ropa, Mangle solo sonreía y se agachó un poco para acariciar el agua con sus manos y jugar con ella usando los dedos. El vestido no llevaba enaguas, era un estilo simple que le permitía moverse cómodamente y en el instante que se agachó al agua este quedó flotando un poco en la superficie. Springtrap aclaró su garganta llamando su atención y Mangle lo miró sobre su hombro sin dejar de tocar el agua.
—Mangle —indicó—, habrá una fiesta en un par de días.
—¿Y qué sucede con eso?
—Qué irás conmigo.
No lo preguntó, lo dijo rotunda y directamente como si la decisión ya estuvo tomada desde un principio, además, no iba a aceptar un no por respuesta. Su plan estaba yendo al pie de la letra y consideraba que luego de aquella fiesta Mangle ya sería suya. No se lo iba a mencionar, pero esa era la razón principal del evento. Aún así, Mangle dudó.
—Pero, hay muchas otras que...
—Yo quiero que tú vayas conmigo.
Mangle había dejado de tocar el agua y se levantó, algunas gotas caían de su mojado vestido. Salió del agua y miró a los ojos del peliverde.
—Sigue soñando.
♔〘 𝕃𝕆ℕ𝔻ℝ𝔼𝕊 〙♔
—¡Foxy! —Fix se encontraba corriendo con un sobre en manos, directo a la habitación del pelirojo. Aunque se lo encontró en el camino y este le quitó el sobre esperanzado—. Tenemos una respuesta de Francia.
Foxy abrió el sobre exaltado, desesperado por leer lo que decía. Rompió el sello y sacó la carta del interior y la abrió al instante sin importar que cayera el sobre al suelo. Sin embargo, no entendía nada de lo que decía la carta.
—¿Q-qué es esto? ¡Esto no tiene sentido! —exclamó al borde del colapso—. ¿He esperado tanto para una carta con garabatos?
—Está escrito en clave, Franz —señaló suavemente Lolbit acercándose con tranquilidad y tomando la carta—. No puede correr riesgos. Recuerda que estamos hablando de la realeza.
Foxy se calmó y se armó con un poco más de paciencia mientras esperaba a que Lolbit acabara de leer la carta. Su inexpresiva expresión lo ponía algo nervioso, pues pensaba que lo que decía podía no ser algo favorable. Poco después, Lolbit volvió a doblar la carta.
—¿Y bien? —insistió Foxy.
—Dice que Zelig llevará a la princesa Madeleine a una fiesta organizada en París en un par de semanas.
—¿Otra fiesta? ¿Acaso no le temen al pueblo Francés? Están furiosos con los aristócratas.
—Bueno, sea como sea, allí tendremos que actuar —concluyó Foxy—. ¿Cuándo será esa fiesta? —preguntó a Lolbit.
—En quince días.
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N/A:
Heeey ¿Cómo están? :D
Quería venir a mostrarles un par de cositas. He estado practicando un poco el dibujo (sobre todo la forma de los labios femeninos):
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Y pues, ¿qué les parece este dibujito que hice mientras practicaba? (Es de mi nueva historia Plata y Escarlata).
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