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🗡️࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮3 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗍𝗋𝖾𝗌»... [𝖮3]

❝𝗘𝗹 𝗽𝘂𝗲𝗯𝗹𝗼 𝗲𝗻𝗰𝗮𝗻𝘁𝗮𝗱𝗼❞

El camino que Min había decidido seguir lo llevó hasta un pueblo rodeado de neblina, con casas de madera y piedra que parecían sacadas de un sueño. La aldea era pequeña, apenas un puñado de edificaciones dispuestas en torno a una plaza central, donde una fuente de mármol blanco dominaba el paisaje. Sin embargo, lo que primero le llamó la atención a Min no fueron los detalles arquitectónicos, sino el silencio absoluto que llenaba el lugar.

No había el menor sonido de movimiento, ningún murmullo, ni siquiera el susurro de una brisa. Era como si el aire mismo se hubiera quedado en suspenso.

Se adentró en la plaza con pasos cautelosos, observando los detalles a su alrededor. Los habitantes del pueblo estaban allí, sí, pero ninguno de ellos se movía. Hombres, mujeres, ancianos, niños; todos permanecían en posiciones que parecían haber sido capturadas en un momento ordinario de sus vidas: una madre alzaba la mano para saludar a alguien, un niño levantaba una pelota de cuero en un gesto alegre, un anciano ajustaba su sombrero.

Pero sus rostros, por muy normales que se vieran, carecían de vida. La piel, rígida y pálida, tenía un brillo helado que no era natural. Todo parecía una extraña escena congelada en el tiempo.

━ ¿Qué... qué demonios es esto? ━ susurró Min, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. La visión era inquietante, como si hubiera entrado en una pintura que había capturado un momento eterno, suspendido en el aire.

La risa de Jeon resonó en su mente, con esa mezcla de ironía y diversión que empezaba a reconocer.

━ Bienvenido al pueblo de Temberley ━ dijo la voz, casi burlona ━. O, como prefieren llamarlo ahora, el pueblo maldito. Interesante, ¿no?

Min apretó los labios, tratando de ignorar la molesta sensación de tener un narrador en su propia cabeza.

━ ¿Maldito? ¿Qué clase de maldición es esta? No se mueven... parecen estatuas, pero al mismo tiempo no lo son. Es como si estuvieran atrapados en medio de un sueño.

━ Oh, estás muy cerca de la verdad, caballero ━ Jeon respondió con tono misterioso ━. Esta gente vive un ciclo interminable, reviviendo el mismo momento una y otra vez, sin fin, sin cambio. Están atrapados en el tiempo, prisioneros de una magia antigua y poderosa.

Min miró alrededor, fijándose en los rostros de los aldeanos, todos ellos con expresiones que transmitían emociones simples y cotidianas. Parecía un momento normal de la vida, capturado y suspendido en un lugar que, de otro modo, podría haber sido cálido y acogedor. Pero ese encanto estaba teñido de una tristeza profunda, un aire de melancolía que lo hacía casi irrespirable.

━ ¿Y cómo puedo ayudarlos? ━ preguntó, sin apartar la vista de una mujer joven que sostenía un cesto lleno de flores ━. Si se supone que soy el "caballero" aquí, al menos dime cómo romper esta maldición.

Jeon pareció considerar su respuesta, dejando que el silencio se prolongara un instante antes de hablar.

━ Ah, Min, no es tan sencillo. Esto es un cuento de hadas, ¿recuerdas? Y las maldiciones aquí no se rompen con facilidad. Cada hechizo tiene una llave, un enigma que, al resolverlo, libera a aquellos que están atrapados bajo su influencia.

Min suspiró, sintiendo cómo el peso de su espada se hacía más evidente, como si el arma misma compartiera su frustración.

━ ¿Quieres decir que tengo que resolver un acertijo para salvarlos? ━ preguntó, sin poder evitar el tono irónico en su voz.

━ Exactamente. El enigma es la única manera de liberar a estos aldeanos ━ replicó Jeon, deleitándose en la incredulidad de Min ━. Pero, claro, no esperes que te lo dé en bandeja.

Min observó alrededor, buscando algún tipo de pista, alguna señal que pudiera guiarlo hacia una solución. Los edificios, las calles, la fuente en el centro de la plaza; cada rincón del lugar parecía guardarle secretos que sólo podrían revelarse si lograba ver más allá de las apariencias. Dio un par de pasos, acercándose a la fuente, donde el agua estaba congelada en un chorro a medio caer, suspendida en el aire. El detalle era fascinante y perturbador a la vez. En su mente, pensó que tal vez el enigma estaría relacionado con la fuente misma, con el agua que, en este pueblo maldito, no fluía.

━ Bueno, ¿cuál es el dichoso enigma? ━ preguntó con impaciencia, cruzándose de brazos mientras observaba la superficie inmóvil del agua.

━ Ah, Min, tan impaciente como siempre -se burló Jeon ━. Escucha con atención, porque este acertijo es la clave para liberar a Temberley:

> "Una vez dada, nunca se toma.

A veces perdida, pero nunca en vano.

Es la esencia de la vida y del tiempo.

Sin ella, no hay cambio, sólo dolor."

Min frunció el ceño, repitiendo las palabras en su mente. La estructura del acertijo parecía antigua, algo que podía haber salido de un texto arcano o de un poema viejo. Cada frase tenía un peso específico, y la rima misma sugería un tipo de respuesta que se escapaba de lo obvio. Dio un paso atrás, cruzándose de brazos, mientras su mente intentaba descifrar el significado de las palabras.

━ "Una vez dada, nunca se toma..." ━ murmuró en voz baja, como si decirlo en voz alta pudiera darle alguna claridad ━. "A veces perdida, pero nunca en vano..."

Jeon se mantuvo en silencio, observando desde la quietud de su mente, dándole tiempo para que analizara cada palabra.

━ Parece algo relacionado con el tiempo ━ razonó Min ━. Algo que no puede devolverse... como una promesa o... ━ se detuvo, su voz apagándose mientras un pensamiento comenzaba a tomar forma en su mente ━. No, espera...

Sus ojos se abrieron con un destello de comprensión, y su voz adquirió un tono de seguridad.

━ ¿Será... el cambio?

Jeon dejó escapar una risa suave, una mezcla de aprobación y diversión.

━ Muy cerca, caballero. Sigue pensando en esa línea.

Min miró alrededor, y su vista se posó nuevamente en los aldeanos, atrapados en la monotonía de un instante eterno. ¿Era acaso eso lo que hacía falta? ¿El simple acto de cambio, de movimiento? Entendió que, en realidad, lo que necesitaban estos aldeanos era una chispa, algo que rompiera ese ciclo de estancamiento.

━ Entonces... ━ murmuró, pensando en la solución como un eco que empezaba a cobrar fuerza en su mente ━. Lo que esta gente necesita es... tiempo. Tiempo que pase, que se mueva. Es el flujo del tiempo lo que puede liberarlos de esta maldición.

Un suspiro casi imperceptible de Jeon confirmó sus sospechas.

━ Exactamente, Min. La esencia del tiempo y el cambio es lo que este pueblo necesita para liberarse. Ahora, la verdadera pregunta es: ¿qué puedes hacer tú para devolverles ese flujo, para hacer que el tiempo vuelva a moverse aquí?

Min se quedó en silencio, comprendiendo que, tal vez, la respuesta no era tan simple como parecía. Sabía que la magia tenía sus formas de trabajar, y en este extraño mundo de cuentos, nada era tan sencillo como tomar decisiones y actuar. Con el enigma aún resonando en su mente y la extraña sensación de ser observado por Jeon, Min se giró hacia la fuente, tocando el agua inmóvil con la punta de sus dedos.

El hielo, a pesar de estar congelado, parecía temblar bajo su toque, como si respondiera a la presencia de alguien que, por fin, había entendido su misión.

Min observaba la fuente, con la yema de sus dedos aún posada sobre la superficie congelada. Podía sentir que allí, en aquel punto exacto, latía la respuesta al enigma que lo había atrapado. Las palabras de Jeon resonaban en su mente: "la esencia de la vida y del tiempo", "sin ella, no hay cambio". Era algo intangible pero esencial, como un hilo que tejía el destino de cada criatura en aquel extraño mundo de cuentos.

━ ¿No es acaso maravilloso, Min? ━ se burló Jeon, su voz resonando en el aire, invisible pero claramente presente ━. Esta gente ha estado esperando por siglos que alguien como tú descifre el enigma. Es un gran peso sobre tus hombros, ¿no crees?

Min frunció el ceño, tratando de ignorar el tono irónico de su guía. Se concentró en el acertijo, en la esencia misma de la respuesta que parecía estar al alcance de su mano, aunque apenas lograba tocarla. Finalmente, un destello de claridad lo golpeó, y exhaló un suspiro profundo.

━ Creo… creo que la respuesta es algo más simple de lo que parece. Ellos están atrapados en un ciclo eterno, incapaces de moverse, de avanzar. Necesitan algo que les devuelva el movimiento. Necesitan… el tiempo mismo ━ murmuró, como si al decirlo en voz alta pudiera hacer que el hechizo comenzara a romperse.

Jeon guardó silencio un momento, como si quisiera prolongar la tensión, el instante en el que Min se encontraba tan cerca de resolver aquel acertijo. Luego, su risa suave y casi burlona llenó el aire.

━ Ah, parece que finalmente has comprendido, caballero. Pero comprenderlo es solo el primer paso. ¿Cómo piensas restaurar el tiempo en este lugar? No tienes ningún poder mágico. Eres solo… un caballero con una armadura brillante y una espada. No puedes tocar el tiempo, Min.

Min cerró los ojos, intentando ignorar el cinismo en la voz de Jeon y enfocándose en su propio instinto. Sabía que la respuesta estaba allí, como una chispa aguardando a ser encendida. Recordó la sensación extraña cuando sus dedos habían tocado la fuente, como si algo en el agua congelada hubiera reconocido su presencia. Quizás la magia respondía al simple toque de alguien dispuesto a romper el ciclo. Quizás la clave era que alguien creyera en la posibilidad de cambio.

Lentamente, con determinación en su mirada, Min desenfundó la espada y la alzó sobre la fuente congelada. Aquel acto sencillo parecía resonar en el ambiente, como si el mismo aire hubiese contenido la respiración, a la espera de lo que estaba a punto de ocurrir.

━ Si el tiempo es lo que falta ━ dijo, con voz firme ━, entonces que el primer cambio comience aquí. Que mi decisión marque el regreso del flujo del tiempo.

Con un movimiento firme, clavó la espada en el centro de la fuente, atravesando el hielo. Al principio, nada ocurrió. El silencio era absoluto, el mismo aire parecía inmóvil, atrapado junto a los aldeanos en aquella prisión intangible. Min sostuvo su posición, sin moverse, sin retroceder. Y entonces, una leve vibración se extendió desde la base de la fuente, recorriendo la espada hasta su mano.

Una grieta delgada y fina apareció en el hielo, justo en el punto donde había hundido la espada, y se extendió lentamente hacia los bordes de la fuente. El hielo comenzó a temblar, a quebrarse en fragmentos pequeños que se deslizaban hacia la superficie. El agua, oscura y profunda, comenzó a moverse bajo la superficie, como si despertara de un sueño eterno. En un instante, el hielo se desmoronó, y el agua comenzó a fluir de nuevo, llenando la fuente con un sonido suave pero incesante. La maldición, comprendió Min, se estaba rompiendo.

A su alrededor, un murmullo creciente surgió de los aldeanos, cuyas posturas rígidas comenzaban a relajarse. Los ojos, antes vacíos, recuperaban el brillo de la vida; los rostros, congelados en expresiones inmutables, comenzaron a moverse lentamente, recuperando su movilidad como si despertaran de un largo letargo. El niño dejó caer la pelota en el suelo, el anciano terminó de ajustar su sombrero, y la madre bajó la mano en un saludo real. Todos parecían confundidos, como si no comprendieran lo que había sucedido ni cuánto tiempo había pasado.

Jeon rió de nuevo, esta vez sin el sarcasmo habitual.

━ Felicidades, caballero. Has hecho lo que parecía imposible. Ahora, los aldeanos podrán retomar sus vidas, gracias a ti.

Min exhaló, una sonrisa ligera asomando en sus labios. La satisfacción de haber liberado al pueblo era más profunda de lo que había imaginado. Aunque al principio la misión le había parecido absurda, ahora sentía una conexión real con aquellos desconocidos que le sonreían agradecidos, como si fuera su salvador.

Uno de los aldeanos, un hombre de mediana edad con barba espesa y ojos profundos, se acercó a él, inclinando la cabeza en un gesto de respeto.

━ No tenemos palabras para agradecerte, caballero ━ dijo con una voz que temblaba de emoción ━. La maldición nos había atrapado por tanto tiempo que habíamos perdido la esperanza de volver a sentir el calor del sol, de escuchar el canto de los pájaros. No sabemos quién eres, pero nunca olvidaremos tu valentía.

Min asintió, algo incómodo ante la intensidad del agradecimiento. No estaba acostumbrado a recibir tales alabanzas, y en parte aún no se creía el papel heroico que parecía estar desempeñando.

━ No soy más que un… un caballero en busca de una espada ━ respondió, intentando restarle importancia al asunto ━. Pero si en mi camino puedo ayudar a otros, entonces, supongo que esa es también parte de mi misión.

El aldeano sonrió, y en sus ojos apareció un brillo de complicidad.

━ He escuchado historias sobre una espada legendaria… la Espada de Flissa. Dicen que quien la posee tiene el poder de cambiar el curso de los reinos, de traer paz o destrucción. Quizás esa sea la espada que buscas, caballero.

Min alzó la vista, encontrando en las palabras del aldeano una pista invaluable. La Espada de Flissa… entonces, aquella leyenda que había escuchado no era solo un mito. La espada existía, y de algún modo estaba relacionada con la misión que Jeon le había asignado.

Jeon, siempre atento, intervino desde su invisible posición.

━ Bien, parece que tu acto heroico no solo liberó al pueblo, sino que también ha comenzado a darte pistas sobre la Espada de Flissa. Nada mal para alguien que hasta hace poco despreciaba las historias de cuentos de hadas.

━ Calla, Jeon ━ murmuró Min, tratando de ocultar la sonrisa que se dibujaba en sus labios.

La aventura empezaba a tener un sentido más profundo, y aunque le costara admitirlo, una parte de él comenzaba a disfrutar del viaje, de la emoción que acompañaba cada nuevo descubrimiento.

Con una inclinación final, el aldeano le ofreció un pergamino enrollado, el cual, explicó, contenía antiguos relatos y mapas que indicaban lugares sagrados y peligrosos en los que alguien podría esconder una espada tan poderosa como la de Flissa.

━ Toma esto, caballero. Quizás encuentres en él lo que buscas. El reino de Fantasía guarda muchos secretos, y solo alguien con verdadero coraje podrá desentrañarlos.

Min aceptó el pergamino, guardándolo con cuidado mientras asentía en agradecimiento. Sabía que este mapa era solo el comienzo, una guía que lo conduciría a otros retos y obstáculos. Pero ahora, con la determinación firme y un objetivo claro en mente, estaba listo para enfrentar lo que viniera.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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