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🗾࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮7 」


«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾» [𝖮7]

¿𝗦𝗲𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼?❞...

Seok-Jin se estaba vistiendo para ir al restaurante. A pesar de no querer ir por diversas razones, como la posibilidad de encontrarse con Namjoon o Jackson nuevamente, tenía que hacerlo. No había dormido nada y tenía unas ojeras muy marcadas. Se levantó tres veces en diez minutos para revisar la cerradura de la puerta y las ventanas. Según él, ahora la seguridad de su hogar era lo más importante.

Tenía un cansancio del demonio.

Se puso unos jeans sueltos color mostaza y una camiseta vintage color hueso. Siempre usaba ropa cómoda para trabajar, ya que pasaba allí aproximadamente siete horas al día. No era tan demente como para vestirse a la moda cuando ni siquiera salía de la cocina principal del restaurante; sería una pérdida de energía y tiempo.

Llegó al restaurante aproximadamente dos horas después de levantarse. Al llegar, se puso manos a la obra de inmediato, yendo a la cocina. Después de esperar allí unos diez minutos, por las amplias puertas de la cocina entró el joven Wozzi, con una sonrisa en sus delgados labios.

━ Buenos días, señor Seok-Jin ━ saludó el empleado con voz adormilada, haciendo una reverencia después de ponerse uno de los delantales y gorros.

━ Buenos días, Wozzi ━ respondió Seok-Jin, imitando su gesto y tratando de ignorar el honorífico en su nombre. No le gustaba ser tratado formalmente, ni que lo trataran como a un anciano ━ Ya te he dicho que no me hables tan formal ━ regañó, bufando.

No pudo evitarlo. ¿Cuánto llevaba ordenándole a ese joven quisquilloso que lo llamase Seok-Jin? Aproximadamente seis meses sin resultado alguno.

Wozzi solo bajó la cabeza avergonzado, asintió con sus mejillas rojas e hizo una reverencia nuevamente antes de salir de la cocina. Seok-Jin negó con una sonrisa burlona. Los jóvenes de ahora eran muy respetuosos, o al menos los pocos que había conocido. Estaba entretenido en sus pensamientos cuando casi dio un salto del susto al escuchar cómo la puerta de la cocina se abría bruscamente, y Wozzi entraba, esta vez agitado.

━ Seño-... Digo, Hyung ━ se corrigió avergonzado ━ Aún no ha llegado Félix, tuvo un problema con su madre ━ informó preocupado ━ Tenemos que tener a otro mesero urgente, pronto las personas llegarán y claramente no podemos tener quejas sobre un mal servicio.

━ No te preocupes, yo iré a entregar la comida ━ afirmó Seok-Jin con una sonrisa, tratando de calmar la notable frustración de su empleado.

Wozzi se había ganado tanto el cariño del pelirosa, como el de Jimin y el de todos. Era un joven muy respetuoso y responsable, siempre hacía las cosas en orden y las personas del restaurante siempre le agradecían su profesionalismo y amabilidad, algo digno de admirar.

El joven solo asintió ante sus palabras y se retiró, no sin antes hacer una reverencia como siempre. Tal y como lo dijo Seok-Jin, ya estaba tomando las bandejas de comida para distribuirlas a las personas. A pesar de que era un trabajo doble, tenía que hacerlo; eso era parte de su responsabilidad. Salió de la cocina y se encaminó directamente al salón principal, donde se encontraban las mesas individuales del restaurante.

Todas las personas se veían muy hambrientas; después de todo, eran las ocho de la mañana y seguramente necesitaban ir a sus trabajos. Buscó las respectivas mesas y fue entregando las comidas. Hizo lo mismo durante unos minutos, hasta que notó a alguien.

Ahí estaba Kim Namjoon.

Observándolo...

Seok-Jin se quedó paralizado, tratando de asimilar qué hacía él allí. Cerca de la puerta principal, en la mesa número siete, estaba Namjoon. A pesar de que el hombre llevaba un tapabocas y una gorra, como en su encuentro anterior, el pelirosa ya reconocía a la perfección sus ojos. Esos ojos lo miraban directamente, sin ningún intento de disimulo, observando atentamente todos los movimientos de Seok-Jin.

Namjoon no había intentado hablar o interactuar con él, y al menos por eso Seok-Jin estaba agradecido.

El mafioso solo estaba allí, observándolo atentamente como si fuera un maldito robot. No era disimulado, era jodidamente descarado. Después de repartir todos los platos, Seok-Jin volvió a la cocina, pensando en qué debía hacer. No quería estar allí con un hombre tan peligroso, ¿y si le hacía daño? La idea de escapar del restaurante resonó en su mente, pero fue descartada porque no podía dejar el lugar solo.

Finalmente, volvió a salir.

Como si Namjoon no existiera, Seok-Jin empezó a repartir la comida con desinterés, evitando cualquier contacto visual. No le daría importancia a la presencia de ese hombre, haciendo que su presencia no afectara su comportamiento. Aunque Namjoon sabía que él se estaba muriendo de miedo y nervios, Seok-Jin siguió actuando como si nada.

El mafioso se quedó allí aproximadamente una hora completa, sin hacer nada además de observar a Seok-Jin y tomar un café, que Wozzi le había entregado con mucho miedo. El pelirosa por un momento pensó en echarle veneno de ratas a aquel café, pero obviamente no era un asesino.

Seok-Jin se maldecía a sí mismo, ya que en repetidas ocasiones, debido a su nerviosismo, tropezaba con su bandeja y derramaba algunos de los cafés que iba a entregar. Sus pies chocaban y temblaban como gelatina. Todo esto hacía que Namjoon se riera internamente.


Su día sin duda había sido una mierda, ya que en el restaurante se había pasado vigilando la puerta y sus alrededores como si fuera un perro. La presencia de aquel mafioso lo había vuelto totalmente paranoico. ¿Cómo carajos pudo estar allí?

Seok-Jin se encontraba ahora en el centro comercial, queriendo comprarle un par de cosas a Jimin para su cumpleaños, que de hecho era al día siguiente. Necesitaba terminar de comprar algunos regalos preciados para el rubio.

Eran aproximadamente las 4 de la tarde y ya estaba por ir a casa después de sus compras. Primero compró unos zapatos sumamente hermosos que había visto en uno de los establecimientos, y luego unas cuantas joyas. Park Jimin era amante de las perforaciones, por lo que un par de argollas serían el regalo perfecto.

Después de un rato, ya tenía unos jeans de cuero apretados, tal y como le gustaban a Jimin. También compró unos calcetines de patos y muchas cosas más. Tras comprar todos los regalos, tomó un taxi y finalmente se fue a casa.

Joder, estaba exhausto.

Al llegar a su hogar, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta con sus llaves, la presencia de una persona lo interrumpió. Al girar la vista, se encontró con Rosé, una de sus vecinas. Rosé era una joven muy linda y amable que vivía cerca de su casa. No se podía considerar su amiga, pero sí la de Jimin, ya que cuando él se iba para su trabajo, llevaba a la mujer porque trabajaban juntos.

El rostro de Rosé tenía una expresión preocupante, y estaba sentada en el suelo. Jugaba con sus manos ansiosamente y tenía los ojos levemente cristalizados.

━ ¿Rosé? ━ se preguntó a sí mismo Seok-Jin, confundido por la presencia de la rubia.

Al no obtener respuesta y tan solo un sollozo, el pelirosa se acercó más a ella, tratando de observar si estaba herida o algo por el estilo.

━ ¿Por qué estás así? ¿Qué te sucedió? ¿Acaso te han asaltado? ━ preguntó, provocando que la joven lo mirara con sus ojos ya cristalizados, a punto de brotar lágrimas, viéndose mucho más nerviosa.

━ S-Seok-Jin... ━ el nombrado no se esperó nada bueno al escuchar la voz quebradiza y débil de la mujer ━ Yo estaba hablando con J-Jimin dentro de la casa, pero unos hombres llegaron y se lo llevaron. Casi nos golpean, ¡pero se llevaron a Jimin! ━ al escuchar eso, Seok-Jin se quedó totalmente paralizado. Las lágrimas de la joven se esparcían sobre sus mejillas, y él solo observaba fijamente su rostro, sintiendo un vacío en su corazón.

El mundo de Seok-Jin se derrumbó por completo. ¿De verdad se habían llevado a Jimin? ¿A la persona que siempre había estado con él? Su corazón le dolía. Él no había hecho nada malo, ¿entonces por qué le hacían esto? Negó con la cabeza, tratando de convencerlo de que todo era una broma, evitando que las lágrimas bajaran por sus ojos.

Nada de esto podía ser real.

No podía ser posible.

No con Jimin...

El hombre no murmuró nada, estaba en total shock. Entró a la casa torpemente, sintiendo sus piernas temblorosas, tratando de ver alguna cámara escondida, algún indicio de que todo era una broma, pero no encontró nada. Solo observó una nota en el mesón del comedor principal.

"Hola, 'Jinsito'. Me imagino que ya sabes que tu amiguito está aquí con nosotros. Pero no te preocupes, quizás no le haremos algo tan malo, tal vez lleguemos a tener sexo con él, o quizás solo lo matemos. Todo esto depende de ti, Kim Seok-Jin. Si tu amigo muere, toda la culpa será tuya, todo está en tus manos."

Seok-Jin solo pudo arrugar el papel mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Estaba destruido. Le habían quitado al ser más hermoso e importante de su vida, ¿y todo por qué? ¿Por acostarse con un mafioso? Jimin no tenía la culpa de nada. El sentimiento de amargura y tristeza lo acompañó toda la noche, al igual que las lágrimas.

Llamó a la policía, pero solo le dijeron que quizás Jimin se había ido a alguna fiesta y dejó esa nota para que no lo esperara en la noche. Seok-Jin no se arrepintió del puñetazo que le dio a ese "policía" al escuchar semejante estupidez. La justicia en su ciudad no era tan profesional como muchos aseguraban; la mayoría eran unos corruptos incompetentes.

Todo era una mierda en su vida. El pelirosa claramente no quería dejar a Jimin en manos de quién sabe qué. Seok-Jin quería encontrar a los que habían secuestrado a su mejor amigo, quería matarlos a cada uno de ellos, y, obviamente, recuperar a Jimin.

Lo necesitaba, necesitaba sus abrazos, sus caricias, sus bromas. Jimin era la única persona que había estado con él toda su vida, desde pequeño. El único que lo había apoyado. Y ahora no estaba...

Aunque eso no duraría mucho.

Porque él lo encontraría.

Y haría hasta lo imposible para lograrlo.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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