🏠 ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮5 」
«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖼𝗂𝗇𝖼𝗈»... [𝖮5]
❝𝗣𝗮𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀❞
El sol se alzaba lentamente sobre la ciudad, y sus primeros rayos comenzaban a penetrar las ventanas de la casa de Kim, iluminando cada rincón con una luz suave y cálida. Pero, dentro de la mente de Kim, la luminosidad de aquella mañana apenas lograba calmar el torbellino de pensamientos y obligaciones que lo acosaban desde temprano. El día había comenzado con una avalancha de correos y mensajes relacionados con su trabajo, y cada nueva notificación parecía agregar un peso invisible sobre sus hombros.
A medida que las horas pasaban, sentía cómo su energía se iba desgastando, consumida por el incesante flujo de tareas y decisiones que parecían no tener fin. A pesar de sus intentos por mantener la compostura y la calma, su cuerpo comenzaba a darle señales de que quizás estaba sobrepasando sus límites.
Una especie de vértigo le recorría de vez en cuando, haciéndolo tambalear ligeramente, pero cada vez que sentía el mareo, respiraba profundamente, como si intentara convencer a su propio cuerpo de que todo estaba bien. Sin embargo, los efectos de la fatiga se acumulaban.
Finalmente, en un intento de despejarse un poco, decidió dirigirse a la cocina. Quizás un vaso de agua le ayudaría a recuperarse, a refrescarse lo suficiente como para enfrentar el resto del día. Caminó hacia la cocina con pasos lentos y algo torpes, mientras su vista comenzaba a nublarse. Podía sentir el pulso en sus sienes, latiendo con una intensidad que le hacía ver pequeños destellos en el rabillo del ojo. Pero aun así, se mantuvo firme, o al menos eso intentó.
Cuando llegó al fregadero y abrió el grifo, el sonido del agua corriendo le pareció un eco lejano. Alargó la mano para tomar un vaso, pero sus dedos parecían extrañamente torpes, como si se movieran en cámara lenta. En un parpadeo, sintió cómo su equilibrio se esfumaba, y una sensación de vacío invadió su cuerpo.
Antes de que pudiera reaccionar, sintió unas manos firmes sosteniéndolo, deteniendo su caída. Era Jeon, quien, sin saber cómo, había aparecido justo en el momento preciso. Lo sostenía con seguridad, sus brazos alrededor de él, y en ese breve instante, Kim sintió una calidez reconfortante, una presencia firme que, por un momento, disipó la fatiga que lo había consumido.
━ ¿Estás bien, Kim? ━ preguntó Jeon, su voz llena de preocupación.
Kim, todavía algo aturdido, se enderezó con cuidado, apoyándose en la mesada para no perder el equilibrio. Su respiración era irregular, y aún sentía el pulso acelerado, pero intentó disimularlo. Jeon lo miraba con una intensidad inusitada, como si realmente estuviera preocupado, como si el bienestar de Kim fuera algo más que un simple detalle sin importancia.
━ Estoy bien ━ respondió Kim finalmente, aunque su voz sonó más débil de lo que esperaba. ━ Solo fue un pequeño mareo, nada de qué preocuparse.
Jeon, sin embargo, no parecía convencido. Sus ojos oscuros lo observaban con una mezcla de inquietud y empatía, y sus manos todavía descansaban en los hombros de Kim, como si temiera que volviera a perder el equilibrio en cualquier momento. Aquella cercanía, aunque fugaz, era algo que no había experimentado en mucho tiempo, y por un instante, se sintió extrañamente reconfortado.
Pero entonces, una punzada de orgullo y desconfianza atravesó sus pensamientos. Después de todo, Jeon solo estaba allí porque era su trabajo. ¿Verdaderamente le importaba su bienestar, o simplemente estaba cumpliendo con su rol, asegurándose de que no ocurriera ningún incidente mientras estaba a su cargo? Kim intentó apartarse, incomodado por la situación, y miró a Jeon con una expresión que denotaba cierta frialdad.
━ No tienes que fingir preocupación, Jeon ━ murmuró Kim, su voz cargada de una nota amarga. ━ Después de todo, solo estás haciendo tu trabajo, ¿no?
Jeon lo miró en silencio por un momento, como si sus palabras hubieran dejado una herida invisible entre ambos. Pero, lejos de molestarse o de replegarse, Jeon mantuvo su postura y su expresión tranquila, aunque sus ojos reflejaban algo más profundo, una emoción que Kim no alcanzaba a descifrar.
━ No estoy fingiendo ━ respondió Jeon finalmente, con un tono de voz bajo pero firme. ━ Mi trabajo es cuidar de ti y de Song, sí… pero eso no significa que no me importe lo que te pase. Si me preocupo, es porque quiero hacerlo, no porque alguien me lo esté exigiendo.
Aquellas palabras parecieron resonar en el aire, impregnando el ambiente con una tensión inesperada. Kim levantó la vista, encontrándose con la mirada de Jeon, y lo que vio en sus ojos lo desconcertó aún más. Había honestidad, una sinceridad que iba más allá de cualquier formalidad o protocolo. Era una preocupación genuina, algo que parecía emanar de un lugar más profundo, algo que no tenía que ver con obligaciones laborales ni con compromisos.
En ese instante, la atmósfera entre ambos cambió. Kim podía sentir su respiración agitada, aunque ya no era por el mareo ni por el agotamiento, sino por la intensidad de aquel momento. Jeon seguía mirándolo, sus ojos fijos en él, y por un segundo, Kim sintió que el tiempo se había detenido. No sabía cómo interpretar aquel gesto, aquella cercanía que le resultaba a la vez reconfortante y perturbadora.
━ Jeon… ━ comenzó Kim, su voz apenas un susurro, como si temiera romper el hechizo que parecía envolverlos.
Pero no terminó la frase. No sabía qué decir, no sabía cómo expresar lo que sentía, porque ni siquiera él mismo lograba comprenderlo. Había algo en la presencia de Jeon que lo hacía sentir vulnerable, que le recordaba cuán cansado estaba de cargar con el peso de todo, y cuánto anhelaba, aunque fuera por un instante, descansar en alguien más. Pero, al mismo tiempo, el orgullo y la desconfianza seguían ahí, impidiéndole bajar la guardia por completo.
━ No tienes que agradecerme nada ━ dijo Jeon, rompiendo el silencio que se había apoderado de ellos. ━ Estoy aquí porque quiero estarlo. Si alguna vez necesitas ayuda, no dudes en pedirla.
Kim asintió, aún sin saber qué responder. La tensión seguía presente, palpable en el aire, pero esta vez había algo más, una conexión silenciosa que ambos parecían compartir, aunque ninguno se atreviera a reconocerlo. Por un instante, ambos se quedaron en silencio, mirándose fijamente, como si en aquella mirada hubiera algo que pudiera decir más que cualquier palabra.
Finalmente, Jeon dio un paso atrás, rompiendo aquella cercanía que había hecho que el corazón de Kim latiera más rápido de lo habitual. Pero incluso mientras se apartaba, Kim pudo sentir que algo había cambiado, que algo nuevo había surgido entre ellos, aunque todavía no pudiera ponerle nombre.
Jeon le dedicó una última mirada, suave y tranquila, antes de volver a sus labores, dejándolo solo en la cocina, con el eco de sus palabras resonando en su mente. Kim se quedó allí, mirando el lugar donde Jeon había estado, sintiendo que algo dentro de él se había removido, una emoción que no había experimentado en mucho tiempo, una mezcla de alivio, confusión y anhelo.
Pero, al mismo tiempo, también sentía miedo. Miedo de permitir que alguien se acercara, de bajar la guardia y dejar que alguien viera las heridas que tanto había intentado ocultar. Y, sin embargo, mientras pensaba en la mirada de Jeon, no podía evitar preguntarse si, quizás, esa cercanía era lo que había estado necesitando todo este tiempo.
La mañana amaneció con un cielo despejado y una ligera brisa que traía un aire de frescura inusual. Kim observaba distraído a través de la ventana de su oficina, absorto en los pensamientos que se acumulaban con el peso de las responsabilidades, sintiendo la carga de los días sin descanso. Pero entonces, la voz de Jeon rompió el silencio, sacándolo de aquel estado de melancolía.
━ ¿Por qué no tomamos un descanso? ━ propuso Jeon con una sonrisa amable, una que parecía tener la intención de desvanecer, al menos por un día, el peso que Kim cargaba sobre los hombros. ━ Llevemos a Song al parque de diversiones. No hay mejor manera de aliviar el estrés que pasar un rato juntos, lejos del trabajo y las preocupaciones.
Kim lo miró, un poco sorprendido. La idea de hacer algo tan espontáneo y despreocupado no formaba parte de su rutina. Sin embargo, la sugerencia tenía cierto atractivo. Tal vez un día de distracción podría hacerle bien, tanto a él como a su hijo, quien últimamente parecía cada vez más distante y atrapado en su propia burbuja de indiferencia. Miró a Jeon y asintió, una ligera sonrisa curvando sus labios, como si la perspectiva de hacer algo diferente lograra encender una chispa de entusiasmo en su interior.
━ Está bien, vayamos entonces ━ aceptó Kim finalmente, sintiendo una emoción casi desconocida al pensar en pasar un día sin obligaciones, sin la presión constante que le acompañaba en cada momento.
Después de arreglar algunos asuntos pendientes, los tres se dirigieron al parque de diversiones. El ambiente estaba lleno de vida, con el sonido de risas y música en el aire, y los colores vibrantes de las atracciones brindaban un espectáculo de luces y energía. Kim observó a su hijo, quien intentaba mantener su expresión seria y desinteresada, aunque su mirada delataba un atisbo de curiosidad al ver los juegos y la multitud de personas disfrutando.
━ ¿Listos para divertirnos? ━ exclamó Jeon con una sonrisa, mirando a Kim y a Song.
El pequeño apenas respondió con un leve encogimiento de hombros, intentando conservar aquella fachada de indiferencia que había adoptado, pero no pudo evitar mirar de reojo las atracciones con un brillo infantil en los ojos. Kim, por su parte, sintió una mezcla de ternura y nostalgia al ver cómo su hijo intentaba disimular su emoción.
━ Vamos, Song, seguro que encuentras algo que te interese ━ comentó Kim, tratando de animarlo.
Con el pasar de los minutos, comenzaron a recorrer el parque, probando varias atracciones. Jeon era quien lideraba la iniciativa, sugiriendo juegos y actividades en las que, poco a poco, Song iba participando, aunque siempre con ese aire de falsa indiferencia. Jeon parecía tener un don para arrancarle sonrisas disimuladas, incluso en las situaciones más simples, y lograba hacer que se sintiera cómodo sin necesidad de insistir demasiado.
El primer juego fue la rueda de la fortuna, y aunque Song subió sin demasiada emoción aparente, Kim notó cómo sus ojos se iluminaban al elevarse sobre la ciudad y observar el paisaje desde lo alto. Cuando Jeon sacó su teléfono para tomar una foto, el niño intentó ocultar su sonrisa, pero no logró disimular del todo la emoción que reflejaban sus ojos.
━ No tienes que fingir que no te gusta, Song ━ dijo Jeon con una sonrisa, capturando el momento en una fotografía. ━ Es normal divertirse.
Song lo miró con un leve rubor en las mejillas, y aunque no respondió, su expresión reflejaba una pequeña muestra de agradecimiento. Luego, bajaron de la rueda de la fortuna y continuaron explorando el parque, pasando por las distintas atracciones y probando toda clase de juegos.
En un momento, llegaron a la zona de juegos de destreza. Jeon, siempre dispuesto a hacer que el día fuera especial, animó a Song a probar suerte en una de las atracciones donde se lanzaban pelotas para derribar botellas. Al principio, el niño parecía escéptico, pero después de algunos intentos fallidos y las bromas de Jeon, comenzó a divertirse, intentando lanzar las pelotas con más precisión. Finalmente, logró derribar todas las botellas, y Jeon aplaudió su esfuerzo mientras el encargado le entregaba un pequeño premio.
Kim no pudo evitar sonreír al ver la expresión de orgullo que se reflejaba en el rostro de su hijo, un momento que guardaría en su memoria.
━ Eres bueno en esto, Song ━ comentó Kim, dándole una pequeña palmada en el hombro. ━ Tal vez deberíamos venir más seguido.
Song lo miró con una leve sonrisa, una que intentaba disimular pero que no podía ocultar del todo. Kim sentía que, en aquel instante, algo especial estaba ocurriendo entre ellos, como si ese pequeño gesto, esa sonrisa compartida, lograra romper la distancia que había crecido entre ambos con el paso del tiempo.
Después de varias horas recorriendo el parque, decidieron hacer una pausa y se dirigieron a la zona de comida. Jeon compró helados para todos, y mientras se sentaban en una banca, sacó su teléfono nuevamente para tomar más fotos, capturando cada instante como si quisiera preservar aquellos momentos de felicidad.
━ Vamos, una foto familiar ━ sugirió Jeon, sosteniendo el teléfono en alto y acercándose a Kim y a Song.
Kim sintió una calidez en el pecho mientras posaban juntos. Era extraño, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que la carga que llevaba en su interior se aligeraba, que los muros que había construido alrededor de él comenzaban a desmoronarse, permitiendo que algo más profundo, más humano, emergiera. Song, a su lado, seguía intentando mantener su expresión seria, pero en el reflejo de la pantalla, Kim pudo ver cómo una sonrisa se asomaba en su rostro, suave y sincera, algo que no veía desde hacía mucho tiempo.
━ ¿Ves? Al final no es tan malo pasar un rato en familia ━ comentó Jeon, bajando el teléfono y sonriendo con satisfacción.
Kim asintió, sintiendo que aquellas palabras resonaban en su interior. Mientras observaba a su hijo, comprendió que, en aquel instante, el tiempo se había detenido. Todas las preocupaciones, todos los problemas que lo atormentaban, desaparecían, dejándole solo con la sensación de plenitud y alegría que le brindaba el estar junto a su hijo. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía verdaderamente feliz, libre de las ataduras que solían aferrarse a su mente y a su corazón.
El día continuó, y a medida que iban probando nuevas atracciones y disfrutando de cada juego, Kim sentía que aquel vínculo con su hijo se fortalecía. Song, poco a poco, dejaba de lado aquella máscara de indiferencia, y aunque no lo admitiera en voz alta, estaba claro que disfrutaba del momento. Cada sonrisa, cada risa que compartían era una pequeña victoria, una señal de que aquel muro entre ellos comenzaba a desmoronarse.
Al final del día, mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte y las luces del parque se encendían, creando una atmósfera mágica, Jeon sacó su teléfono una vez más para tomar una última foto. Esta vez, Song no intentó ocultar su sonrisa, y Kim, a su lado, sintió que había recuperado algo valioso, algo que creía perdido.
━ Gracias, Jeon ━ murmuró Kim mientras observaban la imagen en la pantalla, una fotografía que capturaba aquel instante de felicidad.
Jeon lo miró y asintió con una sonrisa, sin necesidad de decir nada más. En aquel día, habían compartido algo más que un momento de distracción; habían encontrado un fragmento de felicidad, de unión, que permanecería en sus corazones, recordándoles que, incluso en los momentos más oscuros, siempre había lugar para la esperanza y la alegría.
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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
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