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EPÍLOGO UNO.



6 MESES MÁS TARDE.

Soltó un suspiro al chocarle la delicada brisa matutina del Londres muggle. Se colocó su bata para dirigirse a su pequeña cocina y prepararse un café, más tarde una vez preparado salió al balcón de su edificio, disfrutó al ver pasar a los peatones y coches.

Londres le parecía fascinante.

Sin duda, cada día que se levantaba estaba aún más segura de haber tomado su decisión adecuada.

Alejarse.

Su accidente la había hecho reflexionar hasta llegar a una conclusión; había herido a muchas personas y causado mucho daño porque sus sentimientos no estaban del todo aclarado.

Nunca se detuvo a pensar con el corazón y descubrir que era lo que realmente ella quería.

Pero ya era tarde y el tiempo se le había agotado.

Trás su recuperación se armó de valor para pedirle el divorcio a su marido a pesar de no llevar mucho tiempo juntos. Era lo mejor, para ambos pues no podía hacerle más daño, ni a él ni a nadie. Por eso a pesar de su gran agonía en el pecho y su dolor, alquiló un pequeño y humilde apartamento en el Londres muggle, para empezar de cero.

Al principio no fue nada fácil, su almohada la escuchaba llorar todas las noches y tenía miedo de salir al exterior, tal y cómo una adolescente a la que le habían partido el corazón. Pero con el paso del tiempo, encontró el sentido a su vida; sus hijos.

Sí fue difícil, no iba a mentir, sobre todo con Axel. Al joven hombre no le había sentado muy bien el saber la verdad, no podía creer que su amada madre a la que siempre defendió y en quién siempre confió le hubiera mentido de una manera tan vil y cruel, llegándo incluso a separarlo de su padre y alejarlo de él, no solo a ellos, sus hijos. Si no, también a su familia; su madre, sus hermanos, su gemelo. Había sido un acto de puro egocentrismo que tan fácil no se lo iba a perdonar.

Había roto tres familias; Los Weasley-Wood, los Diggory-Bones y los Weasley-Preweet.

Sin embargo, los gemelos eran aún muy pequeños para comprender la magnitud de un asunto cómo este y bueno Daphne.. era imposible explicarle. Fred, a pesar de todo no puso impedimento a que su madre viera a los hijos. El pelirrojo no era un hombre rencoroso cegado por el odio ni mucho menos, no le iba a prohibir a una madre el derecho de ver crecer a sus hijos pues sabía lo que se sentía. Además era consiente de que sus hijos la querían y él no era quién para arrebatarselo. Fue así cómo dejó sus reencores a un lado al igual que él futuro y por sus hijos comenzó de cero con Danae, en el sentido amistoso de la palabra efectivamente.

Cedric al igual que Fred permitió a su pequeña ver a su madre, tanto que los tres se coordinaron para que los niños pasaran todos los fin de semanas con Danae.

El pobre Cedric quedó destrozado ante la separación de su  matrimonio. Danae era la única mujer a la que había amado y quién le había hecho feliz. No estaba seguro de si saldría adelante pero lo que si era una certeza era que jamás podría volver a amar. Se volcó en el cuidado de sus pequeñas hijas y decidió centrarse en ellas.

Axel tras un largo tiempo y gracias a su padre decidió acercarse a su madre de nuevo. Fred lo había alentado y explicado que todos merecíamos una segunda oportunidad y que sin duda, Danae era una mujer renovada y dispuesta a volcarse en sus hijos y en sí misma. Se alegró de verla aunque las primeras veces fue un poco frío y distante, cosa que Danae entendía y se autoculpaba por ello, pero era fruto de sus malos actos.

En este juego dónde en el amor y el sexo todo vale, dónde la lujuria, la sed de venganza, el deseo, la pasión y las mentiras llevaban las riendas solo había una norma: Quién salía herido perdía.

Pues bien en el juego nadie había ganado ni había tenido el valor de salir cuándo debía, todos habían salido heridos.

Todos habían sido, infieles.

●●●

La mujer con una toalla enrollada en su cuerpo suspiró frustrada al ver que una vez más se había dejado su ropa afuera, refunfuñando por lo bajo salió rápidamente pues el frío al haber salido de la ducha golpeaba contra su cuerpo húmedo.

Sin ni siquiera haberlo previsto o percatado de su presencia, el hombre quién leía las facturas de su tienda que habían tenido este último mes levantó la cabeza y sonrió de lado levemente, su novia no se había percatado de su presencia. Se levantó sin hacer ruido pues, la mujer estaba sumergida tratando de recordar dónde había dejado su pijama. A veces, era demasiado distraida.

Se acercó hacia ella por detrás y esta jadeó al haberse asustado al no esperarlo allí. Fred acarició la cintura de la mujer por encima de la toalla y corrió su pelo a un lado del cuello, para así depositar un beso en el lado contrario.

━¿Buscabas algo..?━cuestionó el hombre susurrando contra su húmeda piel.

Angelina cerró los ojos dejando soltar un largo suspiro por sus labios, se había tensado cuándo notó a Fred tras ella.

━¿Buscabas algo?.━cuestionó susurrando contra su piel.

━No sé dónde dejé mi pijama..━murmuró entrecortadamente entre sus palabras.

Fred sonrió contra su hombro, comenzando a trazar un camino de besos desde este hasta su cuello.

━Eres demasiado olvidadiza Angie.., creo que mereces un castigo.━sentenció mordiéndo el lóbulo de la oreja. Agradecía que lo fuera, pues a veces se jactaba de eso. Subió sus manos hasta el inicio del valle de sus pechos y desató el nudo de la toalla que cubría su cuerpo, esta calló al suelo dejando a la mujer desnuda.

En un ágil movimiento aprovechándose de la impresión de su novia la acorraló contra la pared y unió sus labios en un pasional y desenfrenado beso, dónde él llevaba el mando aquella vez. Recorrió con sus manos venosas cada centímetro de aquel cuerpo que lo volvía loco e introdució su lengua en su cabidad bucal sin previo permiso, causándo que la morena jadeara contra sus labios. Fred la llevó a trompicones hasta el sofá y se colocó a horcadas de este cuándo tumbó a su amada.

Se separó de sus labios, sonriendo orgullosamente al ver a Angelina con la respiración agitada, los labios rojos y el cabello despeinado. Abrió sus piernas lentamente y besó la cara interna de sus muslos sin dejar de mirarla a los ojos, esta se hincó de codos para tener una mejor vista de su novio.

━Freddie.., los niños..━ahogó un jadeo mordiéndo su labio inferior, sin duda no quería que los gemelos irrumpieran en la habitación.

━No te preocupes cariño, van a pasar la noche con mi madre, me mandó un patronous.━tarareó contra su piel llegándo cada vez con más proximidad a su núcleo palpitante.━Y la peque esta durmiendo, no se levantará.

Tras escuchar sus palabras no pudo evitar soltar un sonoro gemido, pues el Weasley había pasado su lengua por los pliegues de su humedad. Aquella noche, ambos se entregaron a otro, sus cuerpos se unieron y volvieron a rebosar de amor y pasión.

Pues era claro y evidente que Fred Weasley si conocía lo que era amar a una persona y entregarse fielmente a ella.

Había encontrado en su antigua compañera una mujer perfecta ante sus ojos y seguramente ante los de cualquiera, podría pasarse toda la vida diciéndo sus cuálidades porque él la amaba y ella lo amaba. 

Pero sin dudas la que en su corazón  más destacaba era cómo en ningún momento lo había llegado a juzgar por los actos cometidos en un pasado horrible que prefería no recordar. Además de amar a sus hijos, quererlos y cuidarlos cómo si también fuesen suyos. Cierto era que con los gemelos fue difiícil al comienzo pero tan pronto cómo la llegaron a conocer la aceptaron en la familia queriéndola cómo a una más. Axel había sido el más partidario de que su padre volviese a enamorarse, pues afirmaba que él merecía alguién que lo amara. Su hija menor Ciara la había adorado desde el primer segundo, afirmaba que estaba demasiado ansiosa y entusiasmada de "tener una mamá".

La menor a pesar de no haber sido producto de un verdadero amor o de buenas circunstancias, era la niña más dulce, amorosa, cariñosa y bromista que su padre pudo conocer. Estaba demasiado orgulloso, pues se propuso criarla con amor para que en un futuro no sufriera tal y cómo su madre biológica, Susan lo había hecho. Angelina afirmaba que la niña era su novio en miniatura y en un distinto sexo.

Fred amaba a Angelina y ella lo amaba a él, lo había ayudado a salir adelante.

Pues él solo fue una víctima a quién engañar en este juego, pero en el fondo todos sabían lo poderoso que era, pues no necesitaba mentir para sentirse bien consigo mismo. Además poseía una capacidad que los jugadores restantes no tenían.

El saber amar.

●●●

━¡Papá, corre baja!.━gritó Claire con voz angustiada desde el piso de abajo.

Cedric quién se rociaba con un perfume, lo dejó en la encimera y bajó corriendo al escuchar los llamados de su hija mayor.

━¡Daphne!.━Cedric maldició al entrar en la cocina y encontrarse el suelo lleno de harina y a la menor de sus hijas haciendo el angelito encima de ella.

La menor se sobresaltó y se incorporó con rápidez al oír el llamado de voz de su padre. Una Claire de once años apareció tras él.

━Mhmm...¿lo siento..?━trató de sonar convincente con una sonrisa a la que sabía que su padre era incapaz de negarse.

Cedric bufó y pasó una mano por su cabello peinado frustado. Tomó aire suspirando, Daphne miró a Claire, preguntándole con los labios mientras su padre miraba que pasaba, esta se encogió de hombros respondiéndole que no sabía.

━Daphne sabes perfectamente que  no puedes hacer esto...

━Es que yo quería ir a la nieve papá y esto es lo más cercano..━murmuró haciéndo una  mueca apartando la mirada.

Cedric asintió suspirando, al fin y al cabo nunca había sido capaz de enfadarse con ninguna de sus hijas u alzarles la voz a pesar de su carácter duro y firme, aquellas mujeres lo debilitaban.

━Bien, vamos a bañarte.







La menor se miraba en el espejo con una orgullosa sonrisa en el rostro, inflando su pecho ante la imagen. Su padre finalmente había sido capaz de trenzar su cabello tal y cómo amaba que su madre le hiciera. Cedric terminó de intercambiar los últimos mechones de cabello para colocarle la gomilla y ponerle la trenza en su hombro.

━¿Qué tal?.━cuestionó el hombre viéndola por su reflejo.

━Serás un gran peluquero.━admitió Daphne besándo su mejilla y volviéndose a mirar en el espejo con cuidado de no perder el equilibrio, pues estaba sentada en un taburete.

━Me hiciste aprender a la fuerza.━bromeó.

Claire apareció por el marco de la puerta, tratando de colocarse un pendiente en el lóbulo de su oreja. Quedó impresionada al ver el resultado final del peinado que su hermana ansiaba.

━Wow papá, ¿lo hiciste sin magia?.━cuestionó con un tono burlón.

Cedric rió negándo ante sus ocurrencias, dramarizó bromeando su dolor.

━¿Cómo piensas así de tu padre? ¿No confías en sus habilidades cómo peluquero?.━bromeó llevándose una mano al pecho.

━Deberías hacerlo.━afirmó Daphne siendo ayudada por su padre para bajar del taburete.

Cedric rió ayudando a Daphne a bajar para después inclinarse a su hija mayor y besar su cien.

━Estás muy guapa cielo, ¿quieres que te ayude con eso?.━señaló el pendiente y su hija asintió agradecida entregándoselo.

━Si, gracias papá.

Cedric la ayudó y por un segundo se quedó visualizando a sus dos hijas de las que estaba tremendamente orgulloso y quería con su vida. No había podido soñar tener mejores compañeras de vida que Claire y Daphne. Lo habían sacado de sus paredes y enseñado que no todo se pierde cuándo la vida se le desmorona.

Sus mujercitas..

Él mismo admitía que había cometido infinidad de errores, pero el primero de ellos no fue insinuarse ni acostarse con la mujer de su amigo estando casado. La primera de todas fue casarse sin amor, por no estar solo en el mundo y haber engañado a Susan, quién claramente no lo merecía.

Cedric había estado enamorado de Danae toda su vida. Tal vez si las circunstancias hubieran sido distintas se habría aferrado a algún tipo de esperansa u ilusión, pero la mujer estaba profundamente enamorada de Fred Weasley por aquellos tiempos. Por desgracia la infielidad se coló en sus vidas. Le agradecía a Danae, porque a pesar de todo el daño que le había hecho también le había dado alguanas lecciones que debía aprender y le había enseñado a amar. 

Pero su amor por ella llegó a ser tan fuerte que ahora comprendía que lo mejor había sido separarse antes que volver a salir heridos.

Había sido infiel y recibido las consecuencias de sus actos. Cargaría toda su vida con el peso y martirio de sus errores, al igual que su corazón hubiera sido obligado por el mismo a cerrarse para no volver a caer en las redes del amor.

No estaba seguro de estar hecho para una relación

Debía centrarse en las personas que más amaba en el mundo, sus hijas.

Aunque aún la melancolía lo invadiese al ver a su segunda ex-esposa.

●●●

El joven miraba a la rubia tras el cristal, cada día que pasaba empeoraba y su salud mental era nefasta.

━¿Cómo está esta semana?.━preguntó al ver que un doctor se acercaba.

━No te quiero mentir, chaval.━admitió quitándose las gafas.━Tu mismo puedes verlo, es imposible que mejore.

Axel asintió y el doctor palmeó su hombro antes de irse.

Parecería incluso inútil su presencia ahí, pues no había vínculo familiar que lo uniese a él más que su hermana Ciara. A pesar de ello sentía sienta responsabilidad e intranquilidad sobre ello.

Se sentía culpable a pesar de no haber hecho nada para que la mujer acabase así, se autoculpabilizaba de los errores y acciones que su madre cometió en un futuro y le dolía ver a Susan así.

Aquella mujer que lo había visto crecer desde que era un niño, que lo había arropado cuándo su madre no estaba, alimentado, querido y malcirado cómo toda mejor amiga de una madre joven haría. Él quería a Susan cómo a un familiar más y le dolía su desenlace por culpa de su madre y Cedric ya que una mujer cómo ella no merecía tales tragedias. Si era cierto que la venganza no fue la mejor manera de solucionar la situación pero Axel empatizaba con ella hasta cierto punto, sin poderse olvidar de la mujer que lo cuidó.

A veces deseaba volver a ser las dos familias unidas que eran antes que quedaban cada fin de semana para cenar en la casa del contrario y pasaban la velada entre risas y anécdotas. Una rebelde lágrima escapó de sus ojos  al recordarlo y rápidamente la limpió.

Susan aunque ella no lo supiera no estaba del todo desatendida, Fred también venía a verla al menos una vez al mes, al fin y al cabo era la madre de su hija y no quería que sufriera más de lo que lo había hecho a pesar de cómo lo había manipulado tal y cómo si fuera su títere. En un pasado fue su amiga y lo hacía por ella y por su hija, la cuál no podría ver a su madre de nuevo debido a su estado de salud que podría afectar psicológicamente a Ciara. Fred prefería crearla en un entorno de amor y dónde la confianza reinase. Axel también venía cada semana a verla, pero Cedric y Danae no habían pisado jamás el psiquiátra en el que estaba ingresada, se rehacían a verla después de todo lo ocurrido, querían dejar el pasado atrás y eso involucraba a Susan.

Cedric al igual que Fred optó por que su hija que tenía con Susan no volviera a ver a su madre, además Claire no lo deseaba.

Axel focó su vista en la rubia tras el cristal.

Susan tenía dos muñecas entre brazos y las miraba con un brillo soñador pero sus perlas estaban vacías a su vez. Había adelgazado bastante y parecía haber envegecido más de lo debido. Se veía en un estado horrible y eso le dolía.

━Mi preciosa Claire.. Mi pequeña Ciara..━les susurraba a las muñecas acariciándo sus cabellos.━No voy a permitir que nos separen nunca, ni a mi de ustedes ni a Fred ni a Cedric de mi...

Les aseguró cómo si fueran personas, cosa que ella creía pues afirmaba que sus hijas estaban a su lado al igual que Cedric y Fred quién estaban "perdidamente enamorados de ella". En su mundo, Danae había muerto en aquel accidente. Susan aseguraba que el karma le había llegado a su vida.

━Ellos fueron los infieles.., se lo merecían.

Axel salió del lugar sin poder soportar la imagen de Susan en aquel estado por culpa de las persona que le había traido al mundo y cristalizado volvió a la calle para regresar a su apartamento.

Los juegos había terminado y habían sido fieles a sus normas; "Los amigos no existen, los enemigos acechan cerca de ti, la venganza es controladora, la seducción es una prueba más por superar y el deseo puede hacerte perder".

¿Quién había ganado? ¿Quién había perdido?. Nunca lo sabremos, querido lector, pero no te escondas de decir tu propia opinión.

La infielidad había destrozado a dos matrimonios, arrastrando consigo amistades, relaciones familiares, hijos que se criarían con ausencias y corazones afligidos. 

¿Mentí alguna vez? Jamás. Dije que comenzaba con la traición; Cedric y Danae no pudieron resistir a la tentación del dulce y venenoso sabor de lo prohibido. Proseguía con la venganza; Susan no pudo darse por vencida o derrotada y se hizo de sus propios recursos para hacer daño a quienes en un principio la traicionaron, llegando a hacer lo imposible para llegar a su cometido, aunque ella hubiera salido dañada para siempre, pero lo logró, así como deseaba. Y finalmente terminó con varias personas heridas, las cuáles estarían marcadas de por vida debido a los errores de sus primogénitos.

Pero querido lector, tu y todos fuimos advertidos.

En el amor y el sexo todo vale.

Por eso, se convirtieron en infieles.

Y quién es infiel, no deja de serlo.

Nunca.


Todo valía valía este juego, donde las mentiras acechaban..

Terminamos esta novela con el primer epílogo, aunque aún queda el número dos.

¡espero que os haya gustado mucho y que no os haya decepcionado con el final!

¿Qué opinas del capítulo? Sabéis lo mucho que me encanta escucharlas.

Oigan..

¿No apetece un trío? Digo, muchos infieles pero nunca hubo trío..

Porque quién es infiel lo es siempre..

Así que, ¿qué más da una infielidad más que otra?

En el amor y el sexo todo vale.

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