8
ESA MAÑANA
Los rayos de luz se escapaban por las rendijas de las ventanas, acabando a parar en su cara, despertándola así. No quería levantarse, un largo día le quedaba por delante y no tenía fuerzas para afrontarlo, prefería disfrutar de la comodidad del colchón.
Aún con los ojos cerrados, alargó el brazo hacia su lado derecho esperándo que su marido se encontrara allí. Soltó un suspiro apenada al no notarlo. Con pesadez, Susan abrió los ojos comprobándo que no había resto de Cedric por ninguna parte. Frotó sus ojos tras bostezar para levantarse de la cama, colocándose sus zapatillas de algodón y una fina bata para resguardarse del frío.
Salió de su habitación matrimonial, pasándo por la de su preciada hija quién dormitaba en brazos de morfeo, abrazada a un peluche que su padre le regaló en sus primeros días de vida. Una boba sonrisa se acomodó en su rostro al recordar aquellos tiempos, dónde él era tan amable, cariñoso y honrado. Siempre se preocuaba por ella, por su bienestar y por el de su hija. Nunca las había dejado de lado, pero últimamente el Diggory estaba muy distante.
En su mente, las palabras de su amiga la consumían una y otra vez.
¿Será que Cedric no está con alguién más y aún la ama?— cómo había asegurado su mejor amiga— ¿O estaba acostándose con otra mujer a sus espaldas y ni siquiera había tenido la sensatez de decirselo a la cara?— se preguntaba a su cabeza.
Llevaba desde hace unas semanas debatiendo internamente sobre esas dos cuestiones, esperaba poder arreglar las cosas con su esposo y que todo volviera a ser lo mismo de antes. Aún se aferraba a la pequeña esperanza de que Cedric no era capaz de llegar a hacer algo tan vil y cruel cómo engañarla.
Cuándo lo veía se preguntaba: "¿Dónde está el Cedric que yo conocí hace años en Hogwarts? Del hombre del que yo me enamoré, ese joven honrado y amable, siempre dispuesto a ayudar a los demás, leal como él mismo y cariñoso a más no poder."
Ahora no quedaba nada de ese Cedric, se había convertido en un hombre serio, frío y sin expresiones faciales, su esposa no podía determinar cuáles eran sus sentimientos. Ni una muestra de cariño le ofrecía, las sonrisas habían decido no volver a aparecerse más por su rostro, única y exclusivamente eran reservadas para cuándo su hija estaba allí.
Susan miró a Claire, era demasiado parecida a su padre cuándo era joven. Su espiritú libre, sus ganas de descubrir mundo, su honestidad y lealtal, la amabilidad, generosidad y amistad eran lo más importante para ella en la vida. También contaban con gran parecido físico.
A veces deseaba saber cómo podría mejorar la relación con su hija, esta era demasiado apegada a su padre y aunque no había tenido ningún tipo de problemas con su madre, siempre era más fría, cortada y reservada ante su presencia. Mientras que cuándo estaba con Cedric, Claire reía cómo nunca jamás lo hacía. Su padre capturaba la atención de esos brillantes ojos y se robaba cada una de las sonrisas de la pequña.
Susan, con algo de añoranza y tristeza en su cuerpo ante sus pensamientos se diriguió al salón de su casa.
Su marido se encontraba en esta, sentado en el sofá con su brazo derecho posado en el reposabrazos, tenía un libro de magia en sus manos por lo que Susan suposo que estaba preparando ideas para sus clases. En la mesa se encontraba una taza de café, sin rastro alguno del líquido por lo que la mujer supuso que ya habría desayunado. Hizo una mueca apenada, hubiera deseado poder haberlo hecho con el y ponerse al día, cómo solían hacerlo en los viejos tiempos a los cuáles añoraba y deseaba volver.
Lo que la extrañó es que frente a él estuvieran unos papeles, la letra era sumamente pequeña por lo que no alcanzaba a leer. Susan, tampoco le dió gran importancia.
—Buenos días..— tomó asiento en un sillón a su derecha.— Pensé que me esperarías para desayunar.
Cedric al escuchar su voz, despegó rapidameente la vista rápidamente del libro que tenía entre manos, optándo por dejarlo a un lado. Carraspeó algo nervioso, pues no sabía cómo su ahora mujer se iba at tomar la noticia que estaba a punto de darle. Se enderezó en el sofá para verla, ignorándo su pregunta.
—Buenos días–aclaró su voz y relamió sus labios.— Necesitamos hablar.
Al escucharlo, Susan se tensó inmediatamente en el siilón. Se enderezó y curzó sus piernas nerviosa mientras su otro pie no paraba de moverse contra el suelo.
Lo único que esperaba la mujer es que ese "Necesitamos hablar" fuese para aclara las cosas en su matrimonio, pues deseaba que todo se arreglara de una vez. No podía más con la situación, la estaba matando por dentro poco a poco, lenta y dolorosamente.
–Claro.., dime— tubiteó nerviosa, tratando de verse segura.
Cedric suspiró y alargó la mano para poder alcanzar los papeles que reposaban sobre la mesa. Susan lo vió curiosa, sin poder entender nada de la situación. Agarró estos en sus manos cuándo se los entregó. Frunció el ceño extrañada, sin saber para que eran esos papeles.
Sus profundos ojos oceánicos recorrían con rápidez cada línea, un nudo en la garganta se le iba formando poco a poco a cada que seguía leyendo cada una de las frases. Su labio inferior temblaban y sus ojos ya estaban brillosos y cristalizados, sentía un gran vacío en su interior.
Alzó la vista, apretándo con fuerza los papeles sin poder controlar los sollozos que salían de ella involuntariamente.
En esos momentos lo que menos le importaba era verse rota y herida frente al castaño, lo único que necesitaba eran respuestas.
—¿Por qué Cedric..?-–preguntó con la vista nublada por las lágrimas.— ¿Por qué? ¿Acaso hice algo mal, algo que te molestara o que te alejase de ti?.
Preguntaba tratando de buscar alguna explicación lógica a todo lo que le estaba sucediendo. Cedric se sentía culpable por lo hecho, pero el deseaba buscar su felicidad y no sentirse mal al estar engañando a su esposa.
–No Susan, no hiciste nada mal.– aseguró tomando aire, tratando de mantener la calma.—Es que ya no siento lo mismo.. espero que puedas comprenderme..
Murmuró el hombre, ciñendo su mirada en el suelo para después plasmarla en ella. Susan apartó la mirada mordiéndo su mejilla interior, tratando de no soltar ninguna estupidez y controlar su vacío interno que por dentro le estaba clavando cuchillos poco a poco y dolorosamente.
—Ya no sientes lo mismo..— repitió la frase, quitándose las lágrimas que tenía en sus ojos con furia.— ¿y que pasará con todo? ¡¿Todos estos años tirados a la mierda por que tú no sientes lo mismo?!– cuestionó ahora frustrada y enfadada.—¿¡Qué pasará con nuestra hija?! ¡Me niego a hacer sufrir a Claire!.
–Sé que es una gilipollez pedirte que te calmes pero por favor, trata de mantener la calma.—pidió antes de nada al saber cómo podría poder fácilmente los estribos cuándo se enfadaba.— No es mi culpa no sentir lo mismo por ti, yo no mando en eso Susan, quiero que sepas que mi intención jamás fue herirte, por lo que te pido perdón, pero me es inevitable.—pausó observando cada uno de sus gestos ante la reacción.—Claire no sufrirá creéme, me niego a que ella pague con esto. La tendremos una semana cada uno o ya sabremos cómo organizarnos. Ya lo iremos viendo, ¿ vale ?
La risa irónica y molesta de Susan inundó toda la habitación. Cedric trató de mantener la calma y la paciencia con la rubia, pero su actitud lo frustraba.
–Haces que suene tan fácil..– masculló enfadada y lo miró suplicando por la verdad.— Sé que hay alguién más, al menos ten los huevos de confesarlo y decirme la verdad.
—Estoy enamorado de Danae, Susan. Siempre lo he estado.
Las piezas del rompe cabezas se unieron. Su mejor amiga era aquella mujer con la que su marido pasaba las noches; todas las quedadas para preparar las clases, las miraditas y risitas que compartían. Todo era sexo, lo que estaba pasándo entre las personas que más amaba y confiaba en el mundo.
Su mejor amiga y su marido follándo.
Ambos la habían traicionado.
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ACTUALIDAD, SEMANAS DESPUÉS
Notó los cálidos brazos de su marido rodear su cintura y pegarla a su pecho, permitiéndole inhalar su aroma a pólvora mezclada con colonia varonil y un olor a limpio, pues este acababa de tomar una ducha al regresar del trabajo.
–Espero que no te sigas torturando más con lo mismo.— murmuró Fred contra su piel, entristecido.—No quiero que sigas pensando en eso, mi amor..
Murmuró dejando un sonoro beso en la mejilla de su esposa, lo que le subió considerablemente el ánimo a Danae quién estas últimas semanas había estado muy decaida al tener que soportar algunas miradas de tristeza por parte del Weasley.
Pero lo que más la partía por dentro era escucharlo sollozar y maldecir por las noches, cuándo este se creía que ella estaba dormida. Se sentía cómo una mierda por haberlo engañado, aunque este solo creyera que fue un instantáneo beso, lo de ella y Cedric eran noches buscando su placer. Aún se sentía más culpable, pues sabía que deseaba y extrañaba sentir la calidez del Diggory.
—Me es inevitable, Freddie..— murmuraba Danae, reteniendo las lágrimas.
—Ve a bañarte y a descansar amor, ahora te acompaño. No quiero que estes mal.
Indicó con voz firme, y esta sin poner objeción ninguna asintió dirigiendose a tomar una ducha para que sus musculos y cabeza se relajaran.
Los dos gemelos que se encontraban terminando de cenar, miraron a su padre preocupados.
—Papá—llamó George asustado y con un mal presentimiento en su cuerpo.—¿Le pasa algo a mami?
—¿Esta mala, se siente mal, está enferma?—le siguió Oliver preguntando enumeradamente, mientras cada palabra le aterraba aún más.
Fred se pasó una mano por el pelo frustrado y se agachó a la altura de sus hijos menores.
—Claro que no, terremotos.— revolvió el pelo de ambos, quitándoles la preocupación de encima— Solo está algo cansada, por lo que para que se mejore os iréis a la cama a descansar ya sin hacer ruido. ¿Entendido?.
Cuestionó mirándo a los pelirrojos alzando la ceja y estos asintieron rápidamente.
—¡A sus ordenes mi capitan!
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Miró el cuerpo desnudo de su mujer quien ahora se encontraba durmiendo plácidamente sin ninguna preocupación o pensamiento que la atormentara.
Fred agarró la manta y la cubrió hasta su espalda, al estar en esa posición. Dejó un beso en su cabello inspirándo su tranquilizador aroma.
Danae se había entregado esa noche a Fred, y este se había preocupado de demostrarle cuánto la amaba a pesar de todo y sin importar qué. Se había tomado tiempo y suma dedicación en hacerla sentir amada frente a él. Había besado cada rincón de su cuerpo. Y había absorvido cada una de sus expresiones faciales para guardarlas en su memoria.
Soltó un suspiro, esa noche ambos dormirían más tranquilos y sin problemas en sus cabezas.
Fue cuándo el sueño estaba venciéndolo cuándo una lechuza se posó en su ventana y comenzó a rasgar los cristales con sus pequeñas patas. El pelirrojo cansado de escuchar el ruido molesto y el ulular de la ave se levantó con brusquedad aunque tratando de no levantar a su esposa para acercarse a la ventana.
Abrió esta sin espantar al animal, a qién le dió un poco de pienso que su esposa y el guardaban para que las aves le dieran las cartas a cambio. A veces habían algunos que si no se le ofrecía comida se negaban a entregarte nada.
A Fred le sorprendió ver cómo lo único que portaba era una pequeña nota envuelta en la pata derecha del animal con un lazo. Con cuidado lo desató para desenrollarlo y poder leerlo.
Querido Fred:
Entiendo que no quieras creerme, esta bien no tienes por que hacerlo sin pruebas. Solo te diré que las tengo, y que es mejor que vayas dejándote de cegar tanto por el amor y la visión que tienes de Danae. Puedes verla cómo la mejor persona del universo, pero te adelanto que ni mucho menos se le acerca.
Tengo certezas de que ella y mi ex-marido se han estado acostando y que no solo fue un beso del que "se apartó".
En la siguiente nota tienes la fecha, hora y lugar dónde debemos encontarnos para hablar. Te conviene ir y solo, por lo contrario habrá problemas y sabes que no quiero tenerlos y menos contigo Freddie, a quién considero un gran amigo.
Nos vemos, con cariño.
Susan Bones.
Fred vaciló y dudo ante sus palabras y sobre si debía ir o no ir. Debía confiar en su mujer, pero ¿y si Susan no mentía? Si su esposa no ocultaba nada con Cedric cómo afirmaba, no tendría nada que perder ¿no?.
¡Llegamos a 1k! Muchas gracias a todxs, que os tomasteis el tiempo de leer esta historia y darle una oportunidad.
Por otra parte, ¿qué creéis que pase?
¿Que opinais de la historia?.
Los quiero mucho! No se olviden de votar y comentar, al igual que seguirme en mis redes sociales!
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