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MESES MÁS TARDE
COMIENZO DE CURSO
MEDIADOS DE SEPTIEMBRE
Sus finos dedos escribían sobre el blanco papel con práctica, la pluma que poseía en su mano derecha parecía haberse quedado sin tinta por lo que soltando un leve suspiro de frustración volvió a llenarla de tinta, para poder proseguir con su escritura.
Se encontraba escribiendo un breve texto a su familia, hacía una semana que el curso escolar en Hogwarts dio comienzo, pero para la mala fortuna de Danae uno de sus hijos menores, en concreto George cogió un resfriado por lo que pidió quedarse una semana en casa a pesar de que descontara en su sueldo, pero la salud de su hijo iba en lo primero. Por lo que, hoy era el primer día que comenzaba como profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras este año, ya había desempeñado el lugar cuatro veces más. Solía ser muy conocida entre los alumnos, los que tuvieron en placer de tenerla cómo maestra siempre alababan su manera de impartir lecciones; era amable y familiar, dirigiéndose a sus alumnos con gran afecto, solía repetir más de una vez las cosas que no entendían, procurando que sus estudiantes salieran contentos de la clase. En lo general siempre le fue bien al igual que a sus alumnos quiénes lograban buenas notas en sus exámenes.
Pero no era la única profesora de esta asignatura. Cedric Diggory también era profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
A principios de semestre todos los alumnos de Hogwarts suplicaban al Gran Merlín por que su profesora fuese la señorita Weasley y no el señor Diggory.
Cedric se caracterizaba por tener un temperamento duro, serio y exigente con sus alumnos. Era buen profesor, sí pues impartía de gran manera sus clases, pero si podías abstenerte de pedir que repitiera lo dicho o preguntar por alguna duda lo mejor era que lo hicieras. No se burlaba de sus alumnos, únicamente se limitaba a tensar su mandíbula, chasquear la lengua e implantar en su rostro una sonrisa burlona para ignorar al emisor de la pregunta y retomar la clase.
La mayoría de mujeres y algún que otro hombre babeaban por el serio y misterioso profesor, causando que esa actitud ruda les atrajese más, por el contario el grupo de la población de Hogwarts que no se encontraban allí odiaban al hombre, incluso llegando a tenerle miedo.
Pero este año las clases serían distintas, Danae Weasley (Wood de soltera) compartiría la asignatura con Cedric Diggory. Los alumnos ansiaban ver como se dispondría la clase, sentían que la mezcla entre: la amable profesora y el serio profesor no saldría nada bien.
Sabían que nada bueno podría ocurrir entre ellos dos.
Danae terminó de redactar su carta para después releerla y confirmar que nada importante se le olvidó plasmar en el papel; Indicarle a su marido lo que debía que hacer, recordándole a George que tomara sus medicamentos y se cuidara, pidiéndole a Oliver que revisara que su gemelo se tomaba sus medicamentos (pues George solía ser muy despistado), y por último despedirse diciéndoles con sinceridad cuánto los amaba y extrañaba.
Justo cuando la carta era introducida en el sobre la puerta de su oficina sonó, alarmandola.
Danae se levantó de su asiento, alistó al falda que llevaba colocada para acercarse a abrir la puerta. Macgonagall estaba tras de ella, con su característica amabilidad.
—Danae
Minerva, ¿todo está correcto?
Ambas mujeres solían tutearse y no tratarse de usted, ya hacía mucho tiempo que estas trabajaban juntas. Danae tras acabar Hogwarts siguio estudiando para poder lograr su sueño de ser profesora tal y como esta fue en sus tiempos porque ahora se encontraba ante la mismísima directora de Hogwarts.
—Perfectamente, ¿puedo pasar?— preguntó. Danae se hizo a un lado, dejando entrar a la más mayor a la habitación.—Cómo bien sabrás tus clases comienzan dentro de unas horas, tus clases y las del profesor Diggory—pronunció el nombre del marido de su mejor amiga, sintió su vello erizara y se tensó de inmediato al recordarlo. Minerva se encaminó y dejó un papel en el escritorio de la mujer—Aquí tienes tu horario, asegúrate de estar unos aproximadamente diez minutos antes de cada clase para aclararte con el señor Diggory y asegurarte de que entran todos los alumnos. Ambos son profesores de la asignatura, pues esta en vuestras manos hacer que esto funcione.
Murmuró dejando el horario en la mesa para ahora mirar a la mujer con una sonrisa.
—Esta bien Minerva, entendendido todo muchas gracias
Le devolvió la sonrisa para observar como esta se dirigía a la puerta, para volver a su despacho a organizar probablemente todos sus problemas.
—Confio en ustedes-—dijo una vez en el marco de la puerta—Solo debo pedirte una cosa Danae, y espero que quede entre nosotros. Tenle paciencia al señor Diggory, sé que se desquicia muy rápido y pierde los nervios con facilidad. Estoy segura que tu, siendo amiga suya puedes ayudarlo a tener más trato y apego con sus alumnos- pidió— Ya casi no queda nada de el chico que conocí en Hogwarts, después de..
Sus palabras se vieron cortadas al recordar el infierno en el que vivieron cuando voldemort volvió.
—Después de la tragedia si—hizo una mueca apenada—Cedric la pasó demasiado mal, salió herido y con suerte con vida. Digamos que vive con ese trauma de por vida, por eso no hablamos mucho de eso.
Comentó, Minerva asintió comprendiendo todo lo que debió pasar el ahora profesor de Hogwarts. En parte, entendía su comportamiento, pero debia ser más amable con sus alumnos por lo que realizó un plan para que Danae y este (sin que lo supieran) compartieran clase, esperando que Cedric pudiera recapacitar con ayuda de esta.
—Entiendo Danae. Suerte con tu primer día de clases por cierto.
—Muchas gracias Minnie
Sonrió para después verla irse. Observó el reloj de su pared, dándose cuenta que quedaba poco para dar inicio a sus clases.
Revisó su aspecto por última vez en su espejo, acomodando su ropa y su cabello. Tomó sus libros y objetos necesarios para impartir clase dirigiéndose a los pasillos, rumbo al aula.
Al caminar por los pasillos distinguió demasiados alumnos agrupados por los pasillos; algunos los conocía por haberles impartidos clase, otros de vista y algunos por ser amigos de su hijo mayor, Axel.
Notaba como los alumnos la miraban para después susurrar entre ellos, causando que esta se removiera en su sitio incomoda y avanzara el paso.
Odiaba los rumores u cuchicheos.
Al llegar al aula donde era impartida la clase de Defensa contra las artes oscuras, pudo observar a el profesor con quien compartía lección.
Cedric Diggory se encontraba apoyado en el escritorio donde debía sentarse él profesor. Tenía unos folios en sus manos, a los que leía concentrado. Vestía una blanca camisa con los primeros botones desabrochados, dejando ver el inicio de su pecho desnudo. Lo conjuntaba con un pantalón negro acompañado de un cinturón. Su perfil lo tenía a la completa vista, su mandíbula perfecta resaltaba de su rostro sobre la que comenzaba a crecer una fina capa de vello, dándole un aire más elegante y serio.
Lamió sus dedos para cambiar de página, sin percatarse de la presencia de la azabache.
Danae lo observaba sin poder quitar mirada, se sentía nerviosa ante sus gestos pero le era imposible que su cuerpo no reaccionara así a él.
Era malditamente caliente.
Su mente le suplicaba que se controlara, ella estaba casada con un buen hombre que la amaba más que a nada, Fred Weasley y junto a él había formado una bonita familia que por nada en el mundo quería romper. También tenía una gran amiga, la cual estaba casada con este hombre por lo que debía mandar sobre si misma.
Al contrario su cuerpo le pedía sobre él, que no quitara la mirada de su atractivo rostro, que se acercara a el y tuviera los impulsos.
Negó con la cabeza tratando de apartar sus pensamientos de ella. Fué a dejar en el escritorio del profesor, causando que sus tacones resonaran y Cedric notara la presencia de la mujer.
—Ey, no te escuché Danny— el también dejo sus hojas en el escritorio para cruzarse de brazos y ver a la azabache—Estaba revisando las cosas para la asignatura.
Los ojos de Danae se ciñeron en los brazos del hombre.
Oh, joder esos brazos.
Estaban tensados, sus fornidos músculos se ceñían en la blanca camisa dejándolos al descubierto, causando que Danae palideciera.
—Oh, perfecto—sonrió acomodándose a un lado suyo—¿Preparado para comenzar?
Cuestionó viendo como la mayoría de alumnos se encontraban entrando en la sala, charlando entre ellos mientras tomaban asiento.
—Perfectamente listo.—aseguró dándole una perfecta sonrisa a la Weasley para tornarlo a uno serio dirigiéndose a los alumnos. Dió unas cuantas palmadas para que los alumnos le prestaran atención- Abrir los libros por la página 235, retomaremos la lección para después presentaros a la profesora que nos acompañará en este trayecto. ¿Queda claro?
Su tono firme y serio causaba que ni un murmullo se escuchara en la sala, los jóvenes obedecieron rápidamente sin rechistar. Incluso Danae sintió cómo el ambiente se tansaba y pudo comprobar que lo que los alumnos rumoreaban por los pasillos era totalmente cierto.
La clase dio comienzo.
●●●
—Fue una buena clase, gracias a todos. Un placer conocer a los nuevos y un gusto volver a darle clases a los mismos—Danae sonrió mirando como los alumnos se marchaban sonrientes del aula.
–Sin duda te aman—aseguró Cedric, guardando sus cosas.
—Es cuestión de amabilidad y tratarlos bien, ellos simplemente buscan una buena relación con los profesores y ser ayudados.-—se encogió de hombros y se acercó al Diggory lentamente.
Cedric hizo una mueca en sus labios no muy convencido, la idea de familiarizar con sus alumnos no le convencía del todo pues no eran nadie de un círculo cercano a este. Estaba seguro que lo único que necesitaban esos jóvenes era disciplina y seriedad.
-Bueno, tal vez trataré de tener otro carácter.- masculló encongiendose de hombros y viendo como esta se acercaba a el.
—Ey, esas es la actitud Diggory— apoyó una mano en su mano, disfrutando de su cercanía. Sus ojos conectaron con los suyos perdiéndose en el café de sus orbes.
–Gracias Wood—sonrió sin hacer nada por alejarla–¿O debería decir Weasley?
Comentó burlón al mencionar el apellido del marido de esta.
—Supongo que Weasley, estoy casada con el por algo..
Rodeó el cuello del Weasley para escucharlo y mirarlo con mayor comodidad al ver que no ponía objeción por apartarla. Al Diggory, como esta suponía no le disgustaba el contacto físico que estaban teniendo en esos momentos, al contrario lo disfrutaba más que a nada.
—¿Sabes? De joven pensaba que me casaría contigo, nunca llegó a pasarse por mi mente que te casarías con Fred y yo con Susan.
Admitió tomando el valor para acariciar con sus áspera mano la mejilla de la mujer, quien inclinó su cabeza hacia esta. Danae no podía borrar una enamoradiza sonrisa de sus labios cada que este realizaba una muestra de cariño u afecto hacia ella, se sentía totalmente embelesada ante su presencia.
—Yo también, si te soy sincera.—admitió sinceramente sin despegar mirada de sus cafés ojos- Eramos una bonita pareja.
Suspiró con añoranza, recordando los tiempos que vivió al lado de Cedric cuando ambos eran una pareja a las escondidas de todo el mundo.
Cedric llevó un mechón rebelde que molestaba en el rostro de Danae tras su oreja, para volver a acariciar con cariño su mejilla. Sin dejarla continuar hablando y sin poder aguantar sus impulsos estrelló sus labios con los de ella.
Añoraba el sentir sus finos y cálidos labios de la azabache sobre los suyos.
Los labios de Cedric se movían con rudeza frente a los de Danae quien trataba de seguirle el ritmo.
No puso objeción, correspondió gustosa.
Sentia sus piernas flaquear, Cedric pidió acceso a su boca para comenzar un apasionado beso donde sus lenguas batían en una danza.
Danae se apegó aún mas al hombre, tensandose y jadeando al sentir como su libido había despertado.
Cedric gruñó sobre sus labios, agarrandola con firmeza y rudeza de sus caderas para girarla y sentarla en la mesa, colocándose entre el espacio en medio de sus piernas.
Rompió por un segundo el beso para ver la imagen de la mujer.
Sus finos labios se encontraban rojos, como si acabara de pintarlos. Sus mejillas tornadas de un colo carmesí. Su cabello despeinado, su camisa arrugada y la falda que portaba levantada un poco, dejando ver parte de sus muslos.
Cedric colocó sus manos en los muslos de Danae, causando que se sovresaltara al sentir el áspero toque.
El Diggory parecía un león a punto de acechar a su presa. Sus ojos estaban nublados por un oscuro deseo, su lujuria recorría sus venas, su pecho subía y bajaba por la intensidad del beso.
Danae, cansada de que solo hiciera más que mirarla lo atrajo desde la parte trasera de su cuello, volviendo a saborear su mentolado sabor, deleitandose ante el tacto de su lengua sobre la suya. Acarició su cuello cabelludo a lo que este jadeara en su boca, emitiendole vibraciones a la Weasley.
El miembro de Cedric cada vez estaba más erecto, su erección dolía como un infierno en su bóxer pidiendo por salir. Se rozaba contra la humeda tela de Danae causando que suspiros escaparan de sus labios.
Cedric rompió el beso acelerado y Danae sin darle tiempo a recuperarse y a procesar su información, bajó su falda acomodandosela, tomo sus cosas y salió a paso rápido de la sala.
Dejando a un Cedric confundido por su reacción final.
Y a una Danae maldiciendose por lo que acababa de hacer. Se sentía mal, pero peor al saber que lo volvería a repetir si la ocasión se le propusiese.
OMG, seguimos fuerte JAJA.
Ya empezaron estos dos a hacer de las suyas..
¿Que opinan?
Lxs quiero mucho, no se olviden de votar y comentar!
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