𝘎𝘳𝘰𝘶𝘱𝘪𝘦
Todo empezó casi por sorpresa, me cuesta creer que realmente fue así. Resulta que yo era muy fan de un idol, alguien que venía de Busan y odiaba el gusto ácido del limón. Su nombre era Jungkook, por si quieren stanearlo también.
Ir a sus fanmeeting, conciertos y toda ocasión en la que pudiera verlo personalmente era un ritual infaltable en mi vida. La última vez que nos vimos fue en el aeropuerto de Incheon, ese día pude decir con orgullo que Jeon Jungkook me miró y me sonrió, además su empresa nos había anunciado que pronto tendría un evento para fans.
Por supuesto, desde ese momento comencé a prepararme, quería conseguir un regalo que significara mucho, pero por desgracia a los pocos días supimos que ya no se aceptaban regalos físicos. Esto se debía a ciertas sorpresas desagradables que recibió de una sasaeng. Desde un oso de peluche lleno de condones hasta una bolsa de papas fritas contaminada.
En ese instante el fandom entero se puso muy triste, gracias a una persona indeseable perdimos una posibilidad que era importante para nosotros, aun así intentamos mantener el ánimo arriba, todavía podíamos llevarle cartas y cosas así.
Los cambios de planes nunca son fáciles, pero tampoco son imposibles. Con mucho esmero deje de lado la búsqueda del regalo y me esforcé en escribir una carta no tan larga que detallara todos mis sentimientos. Más tarde busqué un lindo sobre, de su color favorito, y guarde mi sincera carta.
Un mes más tarde, el primero de septiembre, día de su cumpleaños, se llevó a cabo el tan esperado evento de fans. Todo transcurría según lo normal, hacer fila, escribir nuestras preguntas en notas adhesivas para que pudiera leer y responder, esperar nuestro turno, tomar sus manos, conversar.
Cuando llegó mi turno tampoco fue un momento excepcional, es decir, cualquiera creería que sólo éramos un idol siendo amable y un fanboy que se volvería viral en el fandom por un rato.
―¿Cuántos años tienes? ―preguntó Jungkook sonriéndome.
―Veintidós, creo que soy tu hyung ―respondí cohibido.
Por un momento había olvidado que aquel lindo chico frente a mi era menor que yo. El azabache tomo mis manos entre las suyas, y me miro con dulzura.
―Es cierto, hyung, aunque te ves más joven ―río por su propio comentario, aunque yo creo que lo hizo por el rubor en mis mejillas.
―Siempre me lo dicen ―reí un poco más relajado.
Minuto tras minuto el ambiente se volvió más relajado, Jungkook sabía como hacer que entraras en confianza con él, pese a que no era tan extrovertido que digamos.
Al darme cuenta, ya estaba de nuevo entre cientos de fans, sentado esperando que el evento prosiguiera. Estos encuentros siempre pasan muy rápido, entre tanto, por lo menos había logrado darle mi carta.
15 de marzo
Habían pasado meses desde el fanmeeting, Jungkook tuvo dos meses de hiatus, nos mostró todas sus vacaciones por Instagram. En febrero anunciaron la gran noticia: JK Comeback is coming. Por supuesto, antes de su gira realizaría un nuevo fanmeeting.
Otra vez la emoción de esperar pistas, deducir teorías y estar al pendiente de los lanzamientos me acompañaba, esta vez quería obsequiarle un cuaderno amarillo con letras que yo mismo había escrito. Pues en un vlive mencionó que le gustaba mucho la creatividad de Bunny, su fandom.
El quince de marzo tuvo lugar el encuentro, después del primer concierto titulado “Still with you in Seúl” y no me creerán lo que sucedió.
De nuevo la fila, las notas adhesivas, los saludos y las sonrisas, pero en algún momento me hizo mirar hacia abajo y deslizó un pequeño sobre color azul claro entre las páginas de mi photobook favorito. Lo mire sin comprender, pero él no hizo ningún gesto, solo sonrió.
Tuve que disimular la mezcla de sentimientos hasta llegar a mi casa, allí tomé el sobre y lo abrí.
“Nunca pensé que alguien pudiera entenderme como tu lo hiciste, nunca pensé que me vería llorando por palabras escritas en un papel, lo que sea. Tenía la esperanza de volver a verte en un fanmeeting, y poder darte mi respuesta. ¿Será que obtendré una respuesta tuya?”
Decía el final de la carta.
Mis manos temblaron y me recosté en el sillón, como era de esperarse chille de felicidad ¡Jeok Jungkook sabia que existo! ¡Mi ídolo me escribió una carta! Me reí y hasta llore, no podía creerlo.
Por un segundo olvidé que era mi idol, que yo era un fanboy, que éramos hombres y que él tenía una carrera que cuidar. Al darme cuenta de todo ello guarde silencio y me dedique a pensar.
Quise no darle importancia a ello, quise no asistir a sus próximos eventos, pero él seguía ahí, probablemente esperando una respuesta. Aunque también en el fondo creía que era una idea mía, y casi podría decirse que lo confirmé.
Así como los grupos de varios integrantes, los solistas tampoco están exentos de los shipps. Jungkook era emparejado constantemente con dos idols muy famosos, Jimin y Taehyung.
Por alguna razón, a mi no me gustaba shippearlo, ni siquiera con cantantes femeninas. Solo no podía hacerlo, en mi subconsciente estaba almacenando una adoración extraordinaria hacia su persona, el caso es que salieron noticias, todo tipo de rumores con aquellos dos artistas que mencioné antes.
Allí comencé a auto convencerme que lo de las cartas era idea mía y el solo quería ser amable.
Paso un tiempo de esa manera, evitando cualquier pensamiento que me llevara hacia las cartas. Lo malo fue que no tuve el valor de deshacerme de la carta, así que la veía siempre en mi hogar.
Veía sus fotos en las paredes de mi cuarto y en la sala, veía sus vlives, hasta que una tarde Jungkook dijo “Aun me deben una respuesta, seguiré aquí al pendiente hasta que Bunny me responda”, trague saliva al escucharlo.
Un rápido vistazo a las redes sociales calmo mis temores. El fandom creía que se refería a post anteriores, sus shipps y cosas como esas. Respire profundo, un tanto aliviado, pero a la vez sabiendo que no escaparía de esto tan fácil.
23 de Agosto
Jungkook se convirtió en el nuevo embajador de una marca famosa de ropa deportiva, como parte de la promoción a este nuevo suceso, realizó un fanmeeting especial. Allí tuve el valor de darle mi respuesta.
“No importa lo que pase de ahora en adelante, una vez que tienes un fan, lo tienes para toda la vida. Gracias por haber respondido, dulce conejito, me hiciste muy feliz.”
Rezaba el final de mi respuesta. Nuestra interacción no se detuvo allí, pensé a mi pronostico un tanto pesimista. Jungkook repitió el proceso del fanmeeting anterior, un sobre azul claro, entre las páginas del photobook de la era Euphoria que tanto me gustaba.
Una vez más, espere a llegar a mi casa y abrí la carta.
“No se como puedes sentir la necesidad de acercarte a alguien que solo viste una vez, pero eso es lo que me sucede contigo, espero tus respuestas con impaciencia.
Es la primera vez que me siento ignorado, pero me lo tengo ganado, a diferencia tuya no puedo ser tan sincero como quiero, ni decir que mis mejores amigos no son nada más que solo eso, buenas amistades.”
Relataba una parte del escrito, aquello hizo a mi corazón latir de sobremanera. Él no tenía porque darme todas esas explicaciones, no se había ganado nada, fingir que pasaba algo más con aquellos dos era meramente su trabajo.
Ojalá nuestro intercambio de correspondencia hubiera terminado en ese momento, pero continuamos por más de un año. El fandom comenzaba a sospechar, ya no podíamos repetir el procedimiento.
Ya no era nuestro secreto.
27 de Junio
En Internet circulaba una famosa teoría, en la que algunas Bunny muy observadores, decían que un fanboy le llevaba cartas a Jungkook, y el idol respondía con sobres azules.
No importa que lo hiciera disimulado, ellas lo sabían. Aprendieron la modalidad y lo hicieron viral.
El fandom no fue el único en enterarse, su manager, Namjoon también lo descubrió. Eso nos dejaba al borde de una situación aún más incomoda.
Jungkook estaba frustrado, y como prueba de sus sentimientos dejó de estar activo en las redes. Al mismo tiempo yo deje de ir a los fanmeeting y a cualquier evento que nos encontrara de frente.
Gracias a nuestra ausencia y el paso de los meses, Bunny pareció olvidar el asunto. Quizás el hecho de tener interacciones de sus shipps daba como resultado que no tuvieran de que quejarse.
Si soy honesto, estaba seguro de que no volveríamos a vernos, después de todo no teníamos muchas opciones.
Instagram y cualquier red social que pudiéramos probar era propensa al hack, dejar el secreto a merced de las sasaeng no era una opción. Así que me reserve el derecho a usar las redes sociales para cualquier otra causa.
Día con día extrañaba más a Jungkook, me hacían falta sus palabras, y el color azul en mi libro de fotos.
“Me pregunto porque no te vi antes”
Me escribió una vez.
“Quizá fue porque aún no te escribía a carta”
Le conteste sonriendo como bobo mientras escribía.
“Tuve que esperar la carta para darme cuenta que eras especial, Dios, que despistado soy”
Casi no podía contener la risa el día que me entregó esa carta.
Lo añoraba demasiado, pero también era consciente de que estaba ante un bonito sueño imposible. Bueno, quizás no tanto como creía.
El veintisiete de junio el canal de YouTube “Golden Closet Film” dio a conocer Stay Alive , el nuevo sencillo de Jungkook. Una canción emotiva y profunda que…tenía mis letras.
No podía creerlo, eran las letras que le entregué en el cuaderno. En ellas plasmaba lo que su existencia significaba en mi vida, y el como me había mantenido con vida sin conocerme todos estos años.
Stay Alive era mía, más bien nuestra.
Llore escuchando la canción una y otra vez durante horas. Me sentía tan agradecido, y a la vez tan impotente por no poder decírselo. Por un instante deseaba ser Park o Kim, si tan solo fuera uno de ellos todo seria más fácil, pensaba a diario.
Pero yo solo era Min Yoongi, un simple fanboy entre la multitud que con su sola existencia ponía en riesgo la felicidad de aquel a quien tanto amaba y de quien se estaba enamorando.
Me di cuenta que ya no lo amaba solo como idol, lo amaba como hombre.
28 de Junio
Al día siguiente volví a mirar mi teléfono, encontrando un mensaje totalmente extraño en mi bandeja de notificaciones.
“Realmente eres un fan dedicado, bonita página gatito.”
Se leía en mi chat privado de Instagram.
“Gracias, la dedicación es mutua, Jungkook es un idol muy considerado.”
Contesté sin tener idea de lo que pasaría después.
“También es un poco lento, y necio, posiblemente un cobarde.”
Fruncí el ceño molesto y confundido.
“¿Qué dices? ¿Acaso eres un anti?”
Estaba a nada de bloquear al desconocido, hasta que leí su respuesta.
“Soy quien mejor lo conoce”
¿A caso era Namjoon? No sabía que pensar. Se me ocurrió ir a ver el perfil, tal vez eso me daría una idea de quien era. Encontré fotos, la mayoría eran de un chico, pero no se veía el rostro de este. En una de las fotos, juro que creía haber visto a Bam, el perro de Jungkook.
Entonces, ¿Seria posible que fuera él?
“Jeon Jungkook piensa eso de Jungkook, es una lástima, porque tiene muchas cualidades increíbles.”
Escribí a modo de respuesta.
“Pensé que no adivinarías ¿Cómo lo hiciste?”
Me dijo sorprendido.
“Tus fotos, hay una donde sale la mitad del rostro de Bamie, además, no muestras el rostro. Eso es sospechoso ¿No crees?”
Me reí un poco mientras escribía.
“Que observador, ¿Estas seguro de que no haces teorías como los demás?”
Jungkook tenía algo de razón en eso.
“Puede que tengas razón, pero ¿Porqué haría teorías si yo soy la máxima teoría vigente en el fandom?”
Sonreí, me gusta mostrarme seguro de mi mismo a veces.
“Así que, ¿Presumes que estas saliendo con un idol?”
Me lo imagine riéndose mientras escribía.
“¡No! Porque no estamos saliendo, estamos chateando duh”
Comente acompañado por emojis de risa.
“Entonces salgamos, no he tenido una cita digna desde mi debut”
Quede impresionado, me tomo unos cinco o diez minutos contados poder responder. Jungkook me explicó que el teléfono era de su manager, y que la cuenta si era suya, pero que al ser del manager a nadie le interesaría tener el número. O al menos eso era lo que Namjoon y él acordaron por su seguridad.
De alguna manera logramos comenzar a salir, yo iba en el auto de su manager, y Jeon iba por cuenta propia. Nadie sospechaba nada de aquellos movimientos.
Con el tiempo, nuestra confianza solo iba en aumento, nos sentíamos cómodos el uno con el otro, la química surgía en cuestión de segundos.
El primer beso me lo dio durante unas vacaciones en Suiza, era la primera vez que Jungkook viajaba sin cámaras, sin que esperen contenido de su parte, sin que lo reconozcan.
Aunque debo admitir que me dolía verlo ansioso y paranoico, mirando a cada dirección que encontraba, revisando cada parte de la cabaña para confirmar que no hubieran cámaras.
“―Kookie, no te preocupes, nadie te está mirando.”
Le dije preocupado, nos sentamos en la enorme cama blanca y él tomó mis manos.
“―Lo siento, es la costumbre de ser acosado desde los catorce años.”
Murmuró con un poco de tristeza. Lo entendía, no era fácil ser un idol de su magnitud y convivir con la falta de espacio personal, batallando con la ausencia de vida privada.
En ese momento lo abrace, y fue después de ese abrazo, al mirarnos por unos instantes, donde sus labios se unieron a los míos en un acto cargado de sentimientos.
16 de enero
Nos encontrábamos de vacaciones otra vez, Jungkook tenía muchas ganas de recorrer una ciudad grande y bien iluminada como lo era Las Vegas, pese a que Nam y yo le advertimos que hacer eso era un peligro para su integridad, no opusimos resistencia.
Fue en la ciudad del pecado, donde sucedió lo que para muchos es precisamente un pecado, pero para nosotros fue un acto de amor físico.
Fuimos uno por primera vez, experimentamos nuestros cuerpos, dejando libre todo el amor que teníamos para dar, pero también fue allí donde la realidad se hizo presente para nosotros.
Yo revisaba las redes sociales con frecuencia, mientras fingía atender mi cuenta fan como si nada. En una de esas revisiones, una chica del grupo de fans en WhatsApp me contacto por privado, aquello me sorprendió, ya que no solía tener ese tipo de contacto tan personal con el fandom.
Tenía amigos dentro de Bunny, si, pero era un fanboy bastante retraído.
“Yoon, ¿No has visto las redes sociales? Todos están hablando del viaje de Jungkookie a Las Vegas, los Bunny que están por allá dicen que lo vieron con un chico.”
Comento con cierto misterio en sus palabras.
“Oh, no tengo idea de eso, no he visto mucho las redes.”
Mentí tragando saliva mientras escribía.
“Las fans dicen que el chico tiene la contextura física y baja estatura de Jimin, ¿Crees que sea él? Tal vez el kookmin si es real”
Respondió causando que me sintiera aun más incómodo.
“No se ni me incumbe, hace rato que dejé de estar metido en sus asuntos, no me trates como si fuera una fansite”
Conteste ya ciertamente histérico.
“Claro, como ahora eres la putita de su manager no te debe importar, vamos Yoongi, todos saben que eres tu el chico del que tanto se habla que ha estado saliendo con Namjoon oppa”
Su respuesta me dejó helado, ¿Realmente el fandom era capaz de llegar tan lejos? No podía creerlo.
Aun así decidí no mostrarle el mensaje a Jungkook, bloquee a la mitad de mis contactos y me salí de los grupos diciendo que tenia muchos exámenes y cosas así.
Un tiempo más tarde, las cosas eran cada vez más difíciles, Jungkook y yo nos amábamos, pero el mundo parecía odiar nuestra relación.
Los sacrificios que Jungkook tenía que hacer al prestarse para el fanservice con sus amigos eran cada vez más pesados. Taehyung ya casi no tenía contacto con ellos, y Jimin se había recluido con su manager después de un par de escándalos relacionados a bares y alcohol.
Lo cierto es que, en el fondo, ser lo que no eran los estaba matando. Su amistad era consumida por el capricho de los fanáticos y eso les dolía, pero servía mostrar su molestia, pues cuanto más dolidos se mostraban, más teorías hacían los fans sobre una supuesta relación.
No podían ver que sufrían por su amistad, y en realidad, yo sufría porque la vida que él llevaba no me permitía estar a su lado.
Jungkook también sufría, porque se estaba quedando sin amigos, sin sus hermanos, y sin la persona a la que llamaba su amor. Los hiatus eran cada vez más largos, pero era menos lo que se podía hacer.
Un día no pude más y le mostré los mensajes de esa vez a Namjoon. El fue terriblemente honesto conmigo.
―¿Qué quieres que te diga? El agua y el aceite jamás debieron mezclarse ―suspiró. ―Es un hermoso sueño, pero Jungkook no está hecho para ti, y tu no estas hecho para él.
Viendo mi rostro perplejo me tomo la mano y me condujo al sillón para continuar nuestra conversación.
Saco su celular y me mostró una foto reciente, Jungkook había salido a cenar con Jimin y un amigo, los dos se miraban muy bien juntos. Luego me mostró una foto de Jungkook sentado en el regazo de Taehyung, en un concierto donde los tres estuvieron juntos. Yo ya no podía esconderle mis ganas de llorar como un niño.
―No quiero que te sientas mal, ―acaricio mi mejilla, secando alguna de mis lágrimas, ―Pero debo ser honesto contigo, Yoongi, esos dos chicos que ves en las fotos representan la vigencia en la carrera de Jungkook ante los fans, y tú, aun con tu belleza y alma bondadosa, representas el final de su carrera.
Namjoon tenía razón, podían quitarle todo por mi culpa, la condena social era demasiado cruel.
―Además, tu también mereces una vida normal, alguien que pueda darte todo lo que Jungkook no puede. ―Tomó mis manos entre las suyas con delicadeza, ―No naciste para ser un secreto, eres una obra de arte que merece ser mostrada.
Nos abrazamos después de eso, pero lo que dijo antes de irse me devastó.
―Aun estas a tiempo, aléjate de Jungkook antes de que sea peor, deja que termine su carrera en paz.
Hagamos que la gente lo recuerde como el chico talentoso que es, y no como un idol que tenia la culpa de amar.
Podrán decir que fui un cobarde, pero si me aleje de Jungkook. Hablamos mucho antes de eso, le dije cuanto lo amaba y que siempre seria su fan. Me partió el corazón verlo llorar desconsolado por mi, por nosotros.
Lo abrace y bese tanto como pude, sin ganas de que nos dejáramos ir.
Esa noche dormimos juntos por última vez. Al día siguiente bese su frente y me fui.
“Es por tu bien, por la carrera que amas, quizás en el futuro podamos volver a vernos de igual a igual, como dos hombres adultos sin nada que esconder. Pensemos, que hicimos lo mejor que pudimos, y prométeme que el último día de tu carrera me encontraras nuevamente. Te amo y siempre te amaré, porque una vez que tienes un fan, lo tienes de por vida”
Decían las últimas líneas de mi carta final. Esta vez no obtuve una respuesta, ni pensaba ir a buscarla.
Tal como Namjoon me aconsejó, inicie una vida normal. Abandone mis redes sociales, me inscribí en un curso de carpintería y poco después comencé a trabajar haciendo muebles de madera.
Por cosas de la vida, Nam y yo nos encontrábamos en algunos museos, lugares turísticos y cosas así. Un día me anime a hablarle para contarle como iba mi vida, y así fue que no volvimos a separarnos.
Suena increíble, quizás un poco loco, pero me enamore de Namjoon. El sentimiento fue mutuo, y nos casamos unos cuantos años más tarde.
Para llegar a ese punto hubo un largo proceso que omití decir.
Al principio mantuvimos nuestra relación en secreto, aunque en realidad a nadie le importaba, no queríamos que esto afectara a Jungkook. Para poder casarnos, Namjoon renunció a su trabajo como manager, dejando a su idol en manos de Kim SeokJin, un manager estupendo que lo cuidaría muy bien.
Así fue como terminé casado con la persona menos pensada, pero más maravillosa que había conocido.
Hace dos años atrás, después de diez lindos años de matrimonio, sufrí las dos perdidas más grandes de mi vida. Una cruel enfermedad se llevó a mi esposo, y la carrera de mi amado idol terminó.
Lloré mucho el día que Jungkook anunció su despedida de los escenarios, a la vez me sentí tranquilo, pues se estaba retirando de la forma más hermosa. De ahora en adelante sería recordado como se lo merecía. Como una leyenda.
A pesar de que mi vida cambió y fui feliz con mi esposo, a quien ame hasta el último de sus días, jamás abandone a Jungkook. Seguía su carrera desde las sombras, celebraba cada victoria y sufría cada amargura desde un rincón muy apartado.
La vida personal de Jungkook se volvió hermética como una caja fuerte. SeokJin era implacable con el asunto de las sasaeng, no permitía que se filtrara nada indebido. Por lo cual, la vida amorosa de Jeon era un completo misterio para todos. Incluso para mí.
Que en este momento me encuentro sentado en la banca de un parque, aprovechando mi día libre.
Pasaron unos seis años desde lo último que les conté. Ya nadie hablaba de Jungkook, ni sabían que había sido de su vida. Ahora gustaban de grupos y solistas nuevos.
La industria se transformo en una fábrica de idols, me atrevo a decir que se lanzaban de cinco a diez grupos nuevos por mes. Aún así, jamás hubo, ni habrá otro Jeon Jungkook, porque mi pequeño conejo era único.
Continúe sentado en la banca, divagando en mis recuerdos y pensamientos, hasta que alguien se sentó en el espacio libre, justo a mi lado.
―Hola, lindo día ―habló mi nuevo compañero de banco.
―Si lo es, hola ―respondí sin verlo.
―¿Te gusta la música? ―pregunto de repente.
―Si, aunque, hace años que no escucho la música idol ―reí.
―Seguro te gustaba ese tal Jungkook ―dijo causándome curiosidad.
Al mirarlo de reojo note que traía un cubre bocas y un gorro de lana negra.
―Debe ser por mi edad ¿No? ―metí mis manos frías a mis bolsillos.
―Ese chico era lento, necio y probablemente un cobarde ―dijo sin más.
Mi corazón comenzó a latir como loco, trague saliva y reviví un viejo recuerdo.
―¿Qué dices? ¿A caso eras un anti?
―Soy quien mejor lo conoce.
El hombre se bajo el cubre bocas, lágrimas de emoción rodaron por mis mejillas al reconocer su rostro.
―Jungkook… ―murmure sin creer que fuera real.
―Dije que soy necio porque jamás dejo una promesa sin cumplir.
Sonrió mostrando sus lindos dientes de conejo y me abrazo. No se cuanto tiempo llevamos abrazados, pero estoy tan a gusto que no deseo separarme.
Su rostro sigue siendo hermoso, las arruguitas que se le marcaban cuando era joven son aún más lindas. Las emociones que su presencia despiertan en mi siguen siendo las mismas.
―¿Somos libres? ―Pregunte incrédulo.
―Lo somos, ahora podemos hacer las cosas bien ―sonrió.
Feliz, tome su rostro entre mis manos, tome a mi mundo entre mis manos, y lo bese. Me sentía como un adolescente.
En el fondo le agradecí a Namjoon por haberme aconsejado, si yo no me hubiera ido quizás la historia hubiera sido otra.
Quizás para muchos es triste que hayamos esperando tanto tiempo para vivir nuestros sentimientos, pero a pesar de que los fans algunas veces son muy injustos con los idols, y que la industria no les permite tomar sus propias decisiones, esa espera valió cada segundo.
Ahora nos vamos tomados de la mano, a iniciar una nueva vida. Siendo Jeon Jungkook y Min Yoongi, dos tipos homosexuales, comunes, de casi cincuenta años. Dos enamorados que por fin no tienen que darle explicaciones a nadie.
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Holi! Nuevo shot, esta vez con una temática que quería abarcar hace tiempo. Algunos le llaman "Idolverse", siempre tuve ganas de escribir algo así.
Espero que les haya gustado, comenten ¿Qué les pareció?
Lxs amo♡
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