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15. My fault

Los ojos de Jeno se postraron sobre los de Giselle viendo odio en ellos. Sabía que estaba en todo su derecho defender a Karina, por el simple hecho de ser su amiga, pero eso no significaba que él le iba a hacer lo mismo a Yeji.

Quiero decir, él no pretendía hacerle daño, más solo la necesitaba para cumplir su apuesta con Jaemin y que todo se terminara de una vez. Sin que ella se diera cuenta.

Jeno tragó saliva antes de poder hablar. Se movió un poco para enderecer su postura y no dar señales de suspicacia, que posiblemente Giselle se estaría haciendo en la cabeza.

Aunque ya era válido tenerlas.

- Eso no te interesa. - contestó fríamente sin verla a los ojos.

- Solo estoy preguntando. - Giselle usó ese tono defensivo que sabía que le molestaba al castaño.

- La curiosidad mata al gato, pequeña. - le advirtió con una sonrisa descarada, la cual ella también tenía dibujada en su rostro.

- Entonces tomaré ese riesgo.

- No sabes lo que dices. - desvió la mirada con desdén. - Aun así no sé porque te interesa si ni ustedes dos se llevan bien.

- Eso es verdad. Pero no me preocupo por Yeji, una persona así no merece que se preocupen por ella. - él se giró frunciendo el ceño.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿Quieres saber? - ella le fulminó sonriendo con descaro, su lengua en medio de su dentadura. Él se encogió cruzandose de brazos como asintiendo. - Está bien. Yeji no es del tipo que a todos nos agrada, y tú lo sabes. Ella odia a las personas sin ninguna razón y me hace reír el hecho de que se sienta lo suficiente mejor que todos cuando en realdad es muy insaciable. Por eso digo que nadie por más superficial que sea, debe dirigirse con ella.

- No es válido que hables sin conocer antes, Giselle. - Jeno soltó sin pensar poniendole mala cara. La chica abrió su boca expectante.

- ¿Acaso la estás defendiendo?

- Solo digo que llevo conociéndola mejor de lo que tú y otros pueden creer. - la chica alzó una ceja con incrédulidad. - Además, tú también eres muy superficial. - Giselle soltó una carcajada fingida.

- Exacto, pero por lo menos sé escoger a mis amistades. En cambio tú, te quedas y te conformas con tan poca cosa.

- ¡Cállate, ¿quieres?! - se giró en un moviento violento, sino fuera porque la música estuviera muy alta, todo el lugar lo hubiera escuchado. La pelinegra dejó de burlarse y se quedó callada mirando al suelo.

Jeno tampoco entendió el porque le había molestado que dijera eso de Yeji, si no la estuviera tomando en cuenta él también se hubiera burlado. Pero ahora, era distinto.

- Me sorprendes, Jeno. ¿Qué pasa, acaso te importa demasiado? - ya estaba harto de oírla decir, así que se volteó hacia ella con frustración.

- Deja de ser una perra entrometida y ve a molestar a alguien más. ¿Quieres? - la chica abrió la boca con indignación y él terminó alejándose. Una mierda le importaba lo que ella pensara. Pero para ser honesto, estaba comenzando a creer que le molestaba mucho el hecho de como había hablado de Yeji.

Un mar de confusión nadaba por su cabeza, y llegó a la mesa con los demás.

- ¿Dónde estabas? - preguntó Haechan al verlo tirarse en el sofá, todo airado.

- Por allí.

- ¿Y entonces esa cara? - Jeno le dió un trago a su botella antes de responder.

- No es nada. - contesto fríamente, pero prefirió no decir la verdad porque era mejor así.

- Sabes, por un momento creímos que nos habías olvidado porque ya te habías encontrado una novia. - Mark se burló desde el otro sofá con una botella de cerveza, pero sin las chicas presentes. Haechan y Ryujin se hecharon a reír.

- ¿Y tú, dónde dejaste a las tuyas? - sonrió con desinterés, solo para molestar a Mark. El rubio se encogió de hombros.

- Se fueron, pero que bueno, porque ya me estaba hartando de tanta incitación.

- Pensé que dirías ex-

- ¡Haechan! - Ryujin lo interrumpió y palmeó su muslo con desagrado. El pelinegro soltó una risa descarada. Mark lo miró serio por un momento, pero asumiendo lo que quería decir antes.

- Eso también. - giró el rostro hacia Jeno. - ¿Vas a decirnos? - el castaño dejó de beber su botella hasta dejarla casi vacía. Dejandola sobre la mesa

- Me encontré a Giselle. - soltó secamente. Los demás pusieron cara de disgusto.

- Eso explica porque Yeji vino hacia nosotros sin ti. - soltó Ryujin, mirando a Haechan sonreír con complicidad.

- ¿Y qué quería? - Mark soltó secamente, haciendo círculos imaginarios con su botella en mano.

- Me empezó a hacer muchas preguntas. Y empezó a hablar de Yeji. - lo último sorprendió a todos, mirando hacia él.

- ¿Te dijo algo más? - preguntó Haechan.

- Solo cosas desagradables de Yeji.

- ¿Y estás enfadado por eso? - Ryujin le preguntó con curiosidad, viendo como Jeno se giró exsaltado, moviendo sus iris hacia la nada. Miró a Ryujin.

- ¿Debería?

- Bueno, Yeji es tu amiga ¿no?

- Claro que no. O bueno... quien sabe, eso creo. - miró hacia el suelo jugando con sus dedos. Luego levantó la cabeza. - Por cierto, ¿dónde está ella?

- Dijo que iría al baño. - Ryujin tomó su celular del sofá para ver la hora en su pantalla. - Pero ya han pasado más de
diez minutos que se fue.

- ¿Diez minutos dijiste? - frunció su ceño y la peliazul asintió. Jeno no se sintió bien en ese momento. De pronto una ola de pánico invadió su estómago. Se levantó del sofá y miró a su alrededor buscando algún rastro de Yeji.

Su vista fue a dar en la planta de arriba, viendo como ella corría entre la multitud de gente y se adentraba a la puerta de emergencias. ¿Para que ir arriba cuando los baños estaban en la primera planta? Sin saber porque sus piernas corrían de prisa hacia las escaleras, sin saber porque su cerebro no despertaba y no le daba al menos una noción, terminó abriendo la puerta, cerrando esta detrás de él.

Por dentro era un pasillo obscuro con poca iluminación, pero poco le importaba en ese momento cuando escuchó unos quejidos más al fondo, a la derecha de unas escaleras, Jeno aceleró sus pasos pero cautelosamente, solo para encontrarse con la peor escena que jamás había visto. Más adelante de él, a unos cuantos metros, había un sujeto mucho mayor que él acorralando a Yeji, forzando sus muñecas con una mano mientras que con la otra le tapaba la boca para que nadie la escuchara, mientras le besaba el cuello ferozmente. Ella tenía la cabeza hacia un lado mientras gritaba con la mano del tipo sobre su boca, apretando los ojos con fuerza haciendo salir lágrimas de impotencia. Jeno no lo resisitió más y lo tomó por detrás del cuello de su chaqueta para separarlo de ella, luego le dio dos puñetazos uno en cada mejilla, su puño hizo impacto con su estómago haciendo que se quejara de dolor. Pateó al hombre esta vez para verlo caer por las escaleras y como su cabeza se golpeó contra la puerta de metal para que un hilo de sangre brotara desde ella. Jeno miró despiadado al hombre por unos segundos como quedaba inconsciente.

Sintió su respiración demasiado agitada que ni hasta él eso podía controlar. La adrenalina se le estaba bajando poco a poco, se dio la vuelta para ver si Yeji estaba bien, pero lo que no se esperaba fue que en el momento ella lo abrazó fuertemente, como si no quisiera separarse. Jeno se quedó helado, sin reaccionar, hasta que escuchó a Yeji llorar con fuerza sobre su hombro.

- Es por eso que no me gustan las fiestas. - su voz era débil y quebradiza,  su cuerpo lo sintió estremecerse contra el del él. En ese momento Jeno sintió una opresión en el pecho, se sentía culpable. Por dejarla irse sola, por preferir discutir con una zorra intrigosa que no valía la pena. Por no preocuparse por ella. Sabía que no tenía perdón. Sin embargo, la abrazó, puso una mano en su cabeza y la otra le acarició la espalda, aferrándola más a él.

Pasaron unos minutos y Yeji dejó de llorar. Jeno se separó cuidadosamente de ella, para ver su rostro rojo, sus ojos y nariz estaban hinchados, y de solo verlos se sintió peor. Yeji lo miró con los ojos brillosos por las lágrimas, en él también pudo ver una clase de dolor en su semblante. Pero no le dijo nada.

Jeno se quitó su chaqueta roja para ponersela por encima de sus hombros. Yeji se sentía cohibida estando frente a él, que ni siquiera se atrevía a mirarlo.

- Te llevaré a casa. - murmuró. Rodeó un brazo por encima de sus hombros como para darle protección.

Salieron por la misma puerta y bajaron hasta llegar a la primera planta. Jeno le ajustó la chaqueta para que no se le cayera, en eso vio a Mark pasar por su lado, mirando con horror a Yeji.

- ¿Qué pasó?

- Voy a llevarla a su casa, no me esperen no regresaré. - avisó rápidamente. Sin darle tiempo de hablar a Mark cuando ambos estaban a fuera del club.

Llegaron al estacionamiento y Jeno abrió la puerta para Yeji subiera. Luego él se subió también.

(...)

Durante el trayecto ninguno de los dos había dicho nada, Jeno se sentía muy incómodo, pero seguramente no más que ella. Se detuvo a unos metros antes de llegar a la casa. Miró a Yeji cabizbaja y la mirada pérdida. No pudo evitar sentir un vuelco en su pecho al verla en ese estado.

- Hemos llegado. - avisó pero ella no parecía haberlo escuchado. Como si todos sus sentidos estuvieran apagados y no le importaba que pasaba con el mundo. - ¿Estás bien? - preguntó en un tono preocupante y la vio asentir. Pero de pronto el silencio fue interrumpido por sus sollozos, mientras intentaba detenerlos sorbiendo su nariz. Jeno puso su mano sobre su hombro, acariciando este cada vez más rápido y sutíl cuando Yeji rompió en un llanto silencioso.

Pasó de su hombro a acariciar su espalda cuando ella se encorbó. No había manera de negar que le dolió al verla llorar.

- Yeji... - la llamó suavemente y ella endereció su espalda pegandola al respaldo del asiento. Volteando a verlo. - Lo que haya pasado allá no es tu culpa ¿bien?. - intentó convencerla mientras tocaba su cabello con cautela. Ella limpió su nariz con la manga de la chaqueta.

- Y-yo... tuve la culpa...

- No es cierto. Lo que ese imbécil haya querido hacerte no significa que sea tu culpa, entiéndelo. - ella soltó un suspiro pesado, incapaz de mirar a Jeno. Él por el contrario, y con atrevimiento levantó su barbilla para que lo viera, y que sus ojos se conectaran con los suyos. - Por suerte llegué a tiempo ¿no? - ella reprimió una sonrisa pero terminó asintiendo. Pero sus ojos se volvieron más afligidos que antes, pensando que hubiera pasado si Jeno no hubiera llegado.

- ¿En qué piensas? - el ronquido de su voz la sacó de su trance para mirarlo de nuevo, aun con su barbilla en su mano.

- Todo lo que pensaba en ese momento... fue que tú llegaras.

- ¿Y dudaste? - la oyó tragar saliva mirando hacia abajo. Jeno torció una sonrisa porque no le sorprendía nada, sabiendo la clase de persona que era.

-U-un poco sí... - murmuró por debajo, una pequeña sonrisa se esbosó en los labios del castaño. Su rostro quedó a centímetros del suyo, llevándose un suspiro como consecuencia.

- De ahora en adelante no quiero que dudes más de mí. ¿Me lo prometes?

Estén atentos porque se vienen muchas cositas. 🤭
Gracias por leerme. 💗

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