𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 2
―¡Yoongi, querido! ―decía la voz de una mujer desde abajo.
El pálido se levantó y sin mirar a Jungkook bajo las escaleras, como era habitual se trataba de una clienta frecuente en busca de un nuevo libro.
―Buenos días noona ―saludo fingiendo estar tranquilo.
La verdad es que la presencia de Jungkook lo ponía nervioso, aun no tenía idea de como explicar que había contratado un empleado.
―¿Cómo estás? Espero que haya llegado mi libro ―dijo sonriente.
Yoongi asintió con una sonrisa y fue al estante indicado para retirar el ejemplar que había estado guardando. Lo tomó entre sus manos y sacó una bolsa marrón de la cajonera para guardarlo.
―Aquí tiene, son dos mil wons ―indicó dejando la entrega envuelta sobre el escritorio.
La señora Lee abrió su billetera para sacar el dinero, entre tanto, algunos ruidos se oyeron arriba. Pasos firmes hacían temblar la escalera de madera, Min trago saliva, imaginaba que Jeon bajaría en cualquier momento.
Tal como lo pensó, su nuevo empleado apareció cargando unas cajas repletas de libros nuevos para acomodar en los estantes. Su clienta observó al muchacho con suma curiosidad y cierta emoción despectiva. La llegada del nuevo ayudante no parecía causarle gran agrado.
―Dejaré estas cajas por allá, después te ayudo a acomodarlas ―mencionó el delta caminando hacia el fondo de la librería.
El omega vió a su clienta fruncir la nariz, respiro profundo para no insultarla y sacó su mejor máscara de simpatía.
―¿Quién es ese? Huele a basura ―comentó de muy mala manera.
―"Ese" es Jungkook, mi nuevo ayudante, un delta muy trabajador ―aclaró molesto por el ceño fruncido en el rostro de la mujer.
―Deberías pedirle que use supresores de aroma ―lanzó antes de tomar su libro e irse.
Yoongi no era tonto, el rubio sabía que ella vió más que un asistente en Jeon, posiblemente ahora este creyendo que el omega tiene alguna especie de aventura con el recién llegado.
Lleno de frustración, llevo sus manos al rostro y suspiro, ni siquiera en su lugar de trabajo hallaría algo de paz.
―Yo...Puedo usar supresores si mis feromonas molestan, no es problema ―comentó el delta con desánimo.
El más bajo lo observó y dibujo una línea en sus labios, negó moviendo la cabeza, tampoco era un jefe déspota para pedirle algo así.
―No es necesario, ignorala, yo ni siquiera le presté atención a tu aroma ―dijo tratando de anirmalo, una linda sonrisa adorno su rostro en ese instante.
Jungkook sintió su lobo ponerse algo molesto, era raro, ¿Porqué le molestaba que un omega no registrase su aroma si eso era lo que siempre quiso? Quería que lo trataran como un beta, y ahora su orgullo delta estaba herido.
―Huelo a pino y tabaco, se que no es la combinación más agradable ―se rascó la nuca e hizo una mueca tonta para hacer reír a su empleador.
―Es fresco, debe ser agradable cuando llueve, siempre tuve la duda de como olían los delta ―confesó el omega un poco tímido.
"¿Quieres olerme?"
"¿Puedo olerte?"
A los dos se les cruzó un pensamiento similar, pero lo callaron y resistieron a la idea. Algunas sonrisas amables fueron el final de su conversación. Yoongi lo guió hacia los sectores donde faltaban libros. Uno tenía las cajas, y el otro tomaba la escalera para acomodarlos.
―Oh, este libro cayó aquí por accidente― el omega se sorprendió al ver un ejemplar de "Life Lessions" por encima de los otros libros.
Jeon también puso su mirada en el texto, reconociendo sus letras al instante.
―Lo recuerdo, leí este libro en prisión ―murmuró divagando en sus recuerdos.
―¿Enserio? Es muy interesante, buscar consuelo entre letras no está nada mal ―respondió interesado en su descubrimiento.
Los dos se la pasaron organizando libros, Yoongi atendía clientes de tanto en tanto, y Jungkook se quedaba escondido hasta que se fueran, al menos de esa forma evitaba los malos comentarios.
Por la tarde, había un horario en que Yoongi cerraba el negocio para descansar, esta vez quiso aprovechar la ocasión para hacer algunas compras. Por supuesto Jungkook tenía que acompañarlo, ya después al final del día recibiría su paga.
―Te quedarás en la librería, y eso no está a discusión ―ordenó el omega.
―¿Qué? Te estás confiando demasiado rápido ―objetó Jungkook.
―¿Prefieres que te juzgue? Tu dijiste "quiero trabajo" y yo accedí, se cuando alguien tiene ganas de trabajar, no soy tonto ―se defendió.
El delta no tuvo más objeciones, pero si tuvo mucha curiosidad. Yoongi no hablaba de su vida, en todo el paseo llegó a mencionar que era casado y que tenía hijastros, sin detalles. La gente del entorno comercial los miraba extrañada, aquellas miradas curiosas e incluso juzgonas los ponían incómodos por igual.
Terminar las compras se sintió mucho mejor, ya solo tenían que acomodar algunas cosas en el negocio, y volver a abrir para el horario nocturno.
―Tráeme aquel libro, el naranja ―pidió Min concentrado en reubicar los libros según el color de sus tapas.
―¡Ya voy!
Jungkook le entrego el libro y aprovecho para observarlo. La escalera portátil parecía incluso más alta que el omega, le daba un aspecto adorable, sin percatarse comenzó a recorrerlo con la vista. Perdido en el ligero movimiento de caderas que hacía mientras ordenaba. Pronto Jeon sintió una ligera presión en sus pantalones y se avergonzó.
Ya no recordaba cuando fue la última vez que tuvo relaciones sexuales, y no era su intención quedar como un completo necesitado.
El teléfono de Yoongi resonó, un suspiro de alivio escapó de sus labios. Se acercó al aparato y lo llevó a manos de su dueño. Un poco de desconcierto le invadió al verlo dirigirse a su móvil con el ceño fruncido.
―¿Qué pasó capitán? ―preguntó olvidando por completo su pequeño momento de excitacion personal.
―Nada, mi esposo vendrá a buscarme, no lo hace muy seguido, por eso me quedé anonadado.
Su respuesta no era del todo convincente, la expresión en su rostro no correspondía a la sorpresa que el decía tener. Por segunda vez se lo dejó pasar, el no era quien para interferir.
Trabajaron por un rato más, luego tomaron asiento en los sillones cercanos a la puerta para conversar. Solo era una conversación superficial, sin hondar demasiado en detalles.
―Hay un mini refri en el cuarto de arriba, en cualquier caso también puedes pedir comida ―le recomendó. Quería que el delta tuviese todas las indicaciones claras antes de irse.
Jungkook asintió, un momento después sintieron la persiana plateada ser golpeada con brusquedad. Era el toquido de alguien desesperado sin dudas.
El delta se levantó primero, por si a caso, resguardó al omega detrás suyo. Ambos caminaron hacia la entrada del lugar, en la mente de Jungkook cabía la posibilidad de que allí estuvieran los hombres que lo golpearon la noche anterior. No tenían razón para volver, pero los ajustes de cuentas son impredecibles.
Para susto de Yoongi, y sorpresa de Jungkook, del otro lado de la puerta los esperaba RenHun con mala cara.
―Buenas noches ―saludo Jeon con seriedad absoluta.
―Me dijeron que tenias un empleado y quería verlo con mis propios ojos ―lanzó sin prestarle atención.
―Pues ya lo viste, ahora vamonos ―dijo yendo a buscar su bolso.
El alfa y el delta se miraron con aspereza, el rechazo entre ellos dos era latente. La tensión inundó el aire, Yoongi salió del negocio y tomó la mano de su pareja.
―Hasta mañana ―saludo ocultando toda expresión de incomodidad en su rostro.
RenHun espero a que el delta se hubiera ido y soltó la mano del omega con desprecio. Lo que el no sabia es que Jungkook estaba viéndolo, escondido.
La rutina en esa jaula de piedra llamada casa era la misma. Yoongi hizo la cena, no habló, comió en la cocina mientras los demás reían en el comedor. Después lavo los platos y por último se fue a la habitación en la que últimamente dormía.
Él y "su alfa" ya no compartían habitación, dejaron de hacerlo hace mucho tiempo. Yoongi se recostó en la cama fría y tembló, su celo estaba a nada de llegar. Una nueva ola de calores lo atacó, su mente lo llevó de nuevo al cuerpo que le pareció tan sexy. La imagen se rehusaba a salir de su cabeza, Jungkook sin camiseta, mientras él le colocaba los vendajes rosando su piel cálida.
Pronto una de sus manos jugueteo con el elástico de su bóxer, repasaba una y otra vez los momentos en que vio a su empleado trabajar, los brazos marcados, el derecho lleno de tatuajes diferentes, el pequeño tatuaje asomando en su nuca, por debajo de su oído. Yoongi ya no sabía cuándo fue la última vez que deseo a un hombre.
Sumido en la monotonía de su matrimonio, ni siquiera había vuelto a tener un polvo decente. Sus días de celo eran un dolor de cabeza, pero se negó a continuar con aquella fantasía, aún cuando estuvo apunto de tentarse con buscar su satisfacción, respiro profundo y quito la idea de su mente. Un vaso de agua, un supresor y eso era todo.
"Comportante como un adulto, pareces adolescente precoz" se reprendió mentalmente.
Después del acalorado momento, sintió ganas de conversar, la habían pasado bien en esos pocos instantes de platica que tuvieron, al fin Yoongi se sintió escuchado. Alguien le estaba prestando atención a cada minúscula palabra que salía de su boca.
Para alguien que ya no tenía nada, recuperar tanto en tan poco tiempo era abrumador. Recordó entonces que Jungkook aún no tenía teléfono móvil. Cerró los ojos y pensó que lo mejor era dormir.
-----
Por su lado, Jungkook también estaba atrapado en el insomnio, su mente se revolvía pensando en las cosas que había visto, la gente al rededor de su nuevo jefe y la infelicidad en su rostro. Desde el incidente en la mañana con el café, hasta la despedida incomoda por la noche.
"¿Cuál es tu mundo en realidad? No lo entiendo, dices que estás bien pero no lo estás, ¿O yo soy el único que piensa eso?"
Hablaba consigo mismo una y otra vez, de las pocas personas que conoció, nadie parecía percatarse de las expresiones actuadas en el rostro del omega, de las sonrisas a fuerzas que daba para disimular.
Debajo de todas esas dudas había un buen recuerdo nuevo que había hecho, el brillo en los ojos de Yoongi mientras hablaba, aún si la conversación no abordaba nada importante, el solo hecho de ser escuchado lo hizo feliz.
"Meow" un maullido lo saco de sus pensamientos, Sugar, la pequeña gata de Min se subía sigilosa por el sillón, ella lo miró como pidiendo permiso para acostarse en sus piernas y el hizo un ademán aceptación para que lo hiciera.
―Tu que eres su hija peluda, ¿El enserio es feliz? Yo creo que no, pero soy nuevo aquí, no quiero ser metiche ―le comentó sintiendo como la presión en su mente cedía poco a poco.
La felina maullo con insistencia, parecía que tenía mucho para contarle. Esto solo le hizo pensar que tal vez tenía razón en su idea. Como sea, debía respetar su posición de empleado y no interferir.
Sugar se levantó y pego un salto hacia el suelo, camino mientras Jungkook la seguía con la mirada. Ella saltó sobre el escritorio y rasguño el cajón.
―Es la privacidad de tu humano, no puedo meterme ―dijo negado a tocar lo que no era suyo.
La gata no tuvo más remedio que rendirse y dormir sobre el escritorio. Jungkook la miró una vez más, pensando en porque estaría tan interesada en esa cajonera. Negó mentalmente y se acomodo para dormir, la imagen de Yoongi vino a su mente de nuevo, tan adorable.
Esto ya era una estupidez, tenía que dormir, no quedarse pensando en un omega casado, ni en las suposiciones que tenía sobre su vida. Suspiró molesto consigo mismo y volvió a acomodarse, pensando o no pensando en él, Jungkook tenía que dormirse de una vez por todas.
Mañana podría conversar más con aquel pequeño omega que lo tenía intrigado.
_________________________________________
Hola! Me sorprendió muchísimo la recepción que tuvo esta historia, ¡Se lucieron! Muchas gracias por todos sus comentarios y votos, realmente me pone muy feliz que les haya gustado la historia.
Ojalá disfruten de este capítulo, nos leemos en los comentarios, muchas gracias por leer!
Lxs amo♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro