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𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 1

Otra noche más en la que Yoongi no quería volver a su casa, ese lugar tan lujoso ni siquiera se sentía como un hogar real. Si fuera por él la habitación superior de su librería sería su hogar.

No lograba explicarse porque seguía volviendo a esa casa todas las noches. Su esposo no va a estar allí para abrazarlo, sus hijastros lo van a ignorar, no tenía caso. Ya lo tenía decidido, esa noche la pasaría en su único lugar seguro.

Acarició el lomo de Sugar, su hija felina, y se levantó del sillón marrón, listo para bajar las persianas del establecimiento. Ya era algo tarde y Yoongi tenía mucho sueño, estaba agotado. Bajó las escaleras que separaban la planta baja del primer piso y asomó su rostro por la puerta.

“Brr, que frío hace”

Pensó al recibir una fría brisa sobre sus mejillas. Se abrazó al abrigo de lana que llevaba puesto y salió a bajar las persianas. En cuanto termino con ellas, volvió a entrar e hizo lo de siempre, cerrar la pequeña puerta de su persiana con candado, luego cerrar la puerta principal.

Lo siguiente fue apagar las luces y encerrarse en la parte superior del local. Allí un agradable sofá-cama lo esperaba. Min bozteso y se recostó, los párpados cayeron muy rápido, dejándolo fácilmente sumido en un sueño profundo.

[“3:30 AM🕒”]

Un golpe, gritos repetidos y más sonidos de golpe, los impactos sobre la persiana metálica despertaron a Min en la madrugada. Algo pasaba justo sobre su tienda, el omega se levantó un tanto sobresaltado y bajo las escaleras. Por supuesto que tendría cuidado, espero a que los ruidos terminaran, unas sombras que se alejaban rápido y el silencio fueron los indicadores que buscaba.

Primero encendió las luces, incluyendo otros dos reflectores externos que tenía. Acto siguiente abrió las puertas, afuera estaba oscuro y aun más frío que antes. Yoongi ladeo el rostro a un costado, pequeños quejidos le llamaron la atención.

Una exclamación salió de sus labios, aturdido por la impresión de lo que estaba viendo. Un hombre joven yacía en el piso, apoyado sobre la persiana mientras se tocaba el abdomen. Al parecer el motivo de los  ruidos anteriores fue que lo estaban golpeando.

―¿Qué sucedió? ―preguntó saliendo para atenderlo.

Se acercó al sujeto y observó sus heridas para darse una idea de como ponerlo de pie, para peor este hombre era más alto que él y por su porte podía adivinar que incluso era más pesado.

―U-Unos tipos, querían ajustar cuentas―habló dolorido.

El aire circulando en su cuerpo aumentaba el dolor. Yoongi lo observó, no podía negar que tuvo dudas, pero su instinto bondadoso era mucho más fuerte que su inseguridad.

―Te ayudaré, sujetate de mi ¿De acuerdo? ―ofreció con la mano tendida hacia él.

El muchacho asintió y se levantó a duras penas, Yoongi rodeo su cintura con un brazo y le ayudó a ingresar en el local. Su invitado paseo la vista por los rincones más visibles de la librería.

―Disculpa pero hay que subir escaleras.

Tras las palabras del omega, escucho un suspiro venir del otro, en este momento tener una casa miniatura en la parte superior no era la idea más conveniente.

Ambos subieron las escaleras con suma lentitud, dentro de la acogedora habitación, Sugar los observaba confundida.

―Shu shu, tesoro necesito el sofá ―le dijo el rubio a su mascota.

La minina obedeció de inmediato, quedándose cerca para olfatear al nuevo "intruso".

―G-Gracias ―dijo el hombre entre quejidos.

―No hay de que, traeré algunas cosas para curarte, pero esto es para un hospital ¿Tienes familiares o algo así? ―preguntó moviéndose de un lado a otro en el poco espacio que tenían.

―La verdad no, me echaras a patadas en cuanto te diga de donde vengo ―replicó con una risa sarcástica.

Min notó que su acento no era de la ciudad, probablemente venia de una provincia más alejada. 

―Ni siquiera me conoces, podria sorprenderte ―contestó ordenando los elementos que iba a utilizar. ―Quítate la camiseta.

El silencio llegó a interrumpir su conversación, la prenda abandono su cuerpo tonificado, esa musculatura trabajada no pasó desapercibida para el omega, tal como los tatuajes de diferentes tamaños y diseños que cubrían su brazo.

―No se tu nombre ―murmuró palpando su abdomen.

Yoongi se sintió un poco raro, nunca te sientes así cuando estás curando a alguien herido ¿O si? La piel era cálida y suave, pero sus músculos poseían una textura firme.

―Jeon Jungkook ―respondió sin agregar nada más. ―Eso duele.

Se quejo cuando el omega palpo uno de los lados, en la zona de sus costillas.

―Creo que te rompieron algunas costillas, mucho gusto, soy Min Yoongi ―hablo tomando un vendaje que dejo en la mesita ratona.

―No me gustan los hospitales, además tampoco tengo obra social ―rebusno entre quejidos.

El rubio aplicaba los vendajes en silencio, esa actividad era algo incomoda, su celo estaba próximo y tener un cuerpo de infarto en frente no contenía los calores previos.

―Mañana veremos, aun no me dices de donde saliste ―levanto la mirada.

Jungkook fijó su vista en él, su salvador era todo un ángel, cabello rubio, ojos hermosos, piel de porcelana y un rostro bonito. Si, a primera vista le pareció hermoso. Su leve nerviosismo le causó diversión.

―Mira, estoy buscando trabajo, no tiene mucho tiempo que salí de la cárcel, pague todas mis deudas con la ley y quiero una vida diferente ―Al ver que Yoongi parecía no prestar atención, detuvo sus movimientos sosteniendo su mano. ―Si piensas correrme dímelo ahora y me iré por mis propios medios.

El tono de seriedad que utilizó no lo asustó, al contrario, le daba un aura sexy. Min respiró profundo, dejo el trabajo aun lado y lo miró buscando sus ojos.

―Estás acostumbrando a que te rechacen ¿No es así? ―levantó una ceja, suponiendo que tenía razón. ―No soy quien para juzgar a los demás, se supone que la cárcel es para reformarlos ¿No? Y a veces no se puede porque la gente los rechaza. ―suspiró. ―Necesito un ayudante ¿Podrías comenzar mañana?

Jungkook sonrió incrédulo ¿De verdad lo había aceptado? El shock lo hizo quedarse en silencio por unos segundos, buscando las palabras para responder.

―Por supuesto que si, estaré aquí mañana ―río, sentirse feliz era poco. La paliza recibida valió la pena.

―Dormirás aquí esta noche, no puedes ir muy lejos con el cuerpo tullido.

Jeon hizo una mueca de desilusión al recordar ese detalle.

―Bien, ¿Datos que necesites saber? Supongo que hay alguna formalidad que completar ―murmuró cansado.

―Ajam, edad, rango, antecedentes y un teléfono de contacto ―respondió.

Las heridas del rostro y el pecho quedaron contenidas, el material usado fue desechado y el pelinegro quedó recostado en el sillón. Claro que no hay una posición cómoda para las costillas rotas, pero Yoongi no tenía mucho que ofrecerle por esa madrugada.

―Delta, tengo veinticuatro años, cumplí diez años de prisión por robo a mano armada que si cometí, agravado por lesiones a la víctima que no hice... ―guardo silencio unos minutos.

El peli rubio notó su silencio, por lo que decidió hablar.

―¿No tienes teléfono? ―preguntó sentado en un sillón frente a él.

Jungkook negó, no tenía absolutamente nada, ni siquiera una cama en la que dormir. Estaba allí porque no había nadie que lo buscará después de salir de prisión.

―Lo arreglaremos, no es problema ―murmuró mirando la hora en su celular.

El delta se sintió desconcertado al percatarse de la cara de impresión en Yoongi al ver la hora que era. Este se levantó casi de un salto y lo miró.

―Tengo que irme, descansa hasta que yo regrese, no tienes que moverte mucho ―le dijo tomando su abrigo y sus llaves.

Salió tan aprisa que Jungkook no tuvo tiempo ni de responder su aviso. De la nada le pareció que estaba en el cuento de la cenicienta y se preguntó si encontraría algún zapato tirado en el camino.

: unas horas después :

La llave giró a prisa en la ranura de la puerta, pasos cuidadosos pero rápidos hicieron peso en el piso de la vivienda. Min tenía que entrar en su cuarto y dormir al menos una hora. Después de eso se levanta a preparar el desayuno para todos y se va de nuevo al trabajo.

Así cumplía su agenda, cuando se recostó para cerrar los ojos por al menos una hora, la imagen de Jungkook vino a su mente. Su físico le causó una gran impresión, y la incredulidad al recibir su primera oportunidad le dio ternura. No tenía muchas pruebas para decir que era un buen chico, lo sentía y lo veía en sus ojos brillosos.

Pensar en el delta le hizo quedarse dormido, una hora y media después bajo a la cocina, encendió la cafetera y preparó algo ligero. Esta demás mencionar que su esposo salió de la habitación vecina unos veinte minutos antes de que despertará, pues al omega no le importaba. Era un robot que cumplía con los quehaceres domesticos cuando se le requería y nada más.

Dejó las tazas de café servidas y preparó algunas cosas más para los hijos de su alfa. EunYing, la primogénita de veinte años, y GeomJi, el menor de dieciocho años.

―Esta muy amargo ―RenHun lanzó algo del café, cayendo este sobre parte de su rostro y cuello.

―Esta caliente, infeliz ―Min devolvió el desagradable gesto vertiendo lo que quedaba en su camisa blanca.

―¿¡Eres estúpido!? ¡Limpia esto! ―le gritó aprentando los dientes.

―Ponte otra camisa, llegó tarde al trabajo ―le dijo sin ganas de discutir.

Los ojos le brillaban bajo una fina capa de lágrimas por el ardor que sentía sentía su piel. No hizo tiempo a colocarse algo, se limpió con una servilleta y tomó su abrigo.

El trayecto en bus que lo separaba de la librería le ayudó a relajarse. Llegó más tranquilo, disimulando sus sollozos y entró con una hermosa sonrisa el rostro.

―Buenos días ―saludo Jungkook.

Para su sorpresa, el delta se hallaba despierto barriendo el piso.

―Buenos días, creo que te despertaste mejor ―observó como todo estaba tan limpió.

―Si, además quería retribuirte tanta amabilidad ―contestó apoyado en el palo de la escoba.

El azabache observó a su ahora empleador con detalle, notando el enrojecimiento en el rostro ajeno, las marcas color carmín iban de la mejilla derecha hasta más abajo, supuso que el resto estaba cubierto por la polera y el abrigo.

―¿Te pasó algo? Tu cara está roja ―mencionó preocupado.

―No es nada, tuve un accidente mientras tomaba café y me lo eche encima ―mintió un poco nervioso.

Jeon sospechó que algo estaba mal, respondió con un leve sonido de disconformidad y habló.

―No te pusiste nada para la quemadura, se pondrá peor si no haces algo ―mencionó con seriedad.

―Quería llegar a tiempo, no me dio tiempo a pensar en eso ―suspiró sabiendo que su empleado tenía razón.―Iré a buscar la crema al botiquín.

Tal como lo dijo, subió escaleras arriba y sacó una crema, se tomó unos segundos para respirar, la insistencia de Jungkook lo ponía nervioso.

―Te veo tenso hoy ―esa voz dulce y profunda le hizo pegar un respingo del susto.

―Me vas a dar un infarto, aprende a tocar la puerta ―lo regaño con la mano sobre el pecho.

―Lo siento, déjame ayudarte con eso ―camino hacia él y le quito la crema de entre las manos.

―¿Y eso porqué? Yo puedo hacerlo solo.

Yoongi trato de quitarle el pomo de crema sin éxito alguno. Resopló molesto y se cruzó de brazos.

―A ver, capitán tapón, hoy por ti mañana por mi ¿No es así? Estoy retribuyendo tu ayuda ―contestó divertido.

―No es necesario, como ves la quemadura esta en un lugar que yo puedo alcanzar perfectamente ―se defendió.

―Pff como si yo no pudiera colocarme los vendajes solo o limpiarme las heridas, parece que no estas acostumbrado a que se preocupen por ti ―replicó.

La forma en que el rostro de Yoongi cambió lo sorprendió mucho, tenía miedo de haber dicho algo malo. El delta no tenía idea, pero había dado justo en el blanco.

―Bien, ayúdame ―acepto resignado.

Se acomodo en el sillón, dejo el abrigo de lado y se bajo el cuello de la polera. Su cuerpo tembló y fue sacudido ligeramente del asiento ante la fuerza con la que Jungkook se sentó en él.

"El chico si que es fuerte y atolondrado" pensó para sus adentros.

―Ladea un poco el rostro por favor ―pidió el delta untando un poco de la pomada en sus dedos.

Yoongi asintió y cerró los ojos. El toque del contrario era delicado en todo momento, recorriendo su mejilla hasta la sensible piel de su cuello.

Ambos corazones latian a un ritmo nuevo, quizás estaban incómodos, nerviosos, tensos. No eran capaces de describir la sensación y la ansiedad de ese instante. Jungkook le miraba los labios entreabiertos, como mordía el inferior para ocultar chillidos por el escozor en la piel.

―Ya...Ya está ―le avisó en un murmuró.

Yoongi asintió agradecido, iba a decirle algo, cuando una voz femenina proveniente de la planta baja los interrumpió.

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Chadaaan! Una idea surgida de Twitter esta subida aquí. Pueden encontrar la idea en mi cuenta yeogijeogi_yk. Espero que les guste, estoy probando un número diferente de palabras, veamos como nos va con eso. ¿Les gusta que los capítulos sean un poco más largos?

Espero que lo disfruten, comenten que les pareció, lxs amo♡









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