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Capítulo Uno.

18.07.23

j0-t34r, re-escrito.



México no entendía el porqué de la reacción tan avergonzada de Argentina. Solo le había dado una nalgada en forma de juego y nada más, ¿Por qué se ponía todo rojito? Incluso podía sentir el calor que emanaba del rostro de Argentina, cosa que le hizo un poco de gracia la verdad. El mexicano estaba acostumbrado a jugar de esa forma, por lo que pensó que para Argentina sería algo divertido de hacer. En ocasiones solo coqueteaban en forma de juego y Argentina le seguía el juego también. Pensó que darle una nalgada sería igual y no se quedaría tieso como un árbol en su lugar.

— México. — el del sol llamó, mirando hacia atrás a su amigo. — no puedes andar por la vida dándome nalgadas como si fuera la cosa más normal del mundo, ¿Qué te pasa? — le preguntó a la defensiva, volteando para verlo de frente, cruzando sus brazos también para dejarle ver qué no le había gustado para nada.

— Es un juego, chiquito. No te lo tomes de esa forma. — México sonrió, agarrándole de sus mejillas y jalando de las mismas, sintiendo la suavidad de la piel del menor. — pero si no te gusta, entonces dejaré de hacerlo, no hay problema.

— No es que no me guste, pero-

— ¿Entonces si te gusta que te dé nalgadas, mi amor? —el del sol le cubrió el rostro con sus manos, alejándose de él para tener más espacio. Parecía no poder cambiar la forma en la que México actuaba pero, parecía entender cuando algo no le gustaba y dejaba de hacerlo.

Habían comenzado a jugar de esa forma desde hace varios años y era normal ver cómo ambos se agarraban de vez en cuando. México lo trataba como a su novio en ocasiones, dejaba que se siente sobre sus piernas o que andén agarrados de la mano a todos lados. Algunos lo veían sospechoso y siempre terminaban por preguntarles si eran novios. Ambos responden que no, que solo eran amigos y que jugaban entre ellos. Aún con aquella respuesta, había sospechas de que uno de ellos sentía algo por el otro, o que por lo menos ya habían hecho algo más que solo agarrarse de las manos en público. Debía de haber algo extra. Incluso se especulaba que habían tenido sexo ya, por la confianza que se tenían.

No, no habían mantenido relaciones sexuales.

—Sabes que no tengo a nadie más a quien molestar. Tú eras el único que no ha querido golpearme por tocarle la cintura, —México explicó, sentándose junto al argentino y acomodando su cabeza sobre la de Argentina, cruzando sus brazos —Brasil casi me mata porque le toque un pecho.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó, sacando su teléfono para ver la hora y los mensajes que le estaban llegando. —Es sorprendente que sigas vivo después de eso, Brasil ya me hubiera matado a golpes si intento hacerlo. —explicó molesto. México tenía una buena relación con Brasil pero, la confianza como para andar tocándose partes del cuerpo no tanta. Brasil se lo dejó pasar porque era México; era una broma y, ¿Quién de verdad se molestaba con él?

México tenía una sonrisa preciosa que al verla se te olvida el porque te habías molestado con él en primer lugar. A Brasil no le importó después de insultar a México, solo suspiró y le dijo que no pasaba nada. Era un privilegio para el mexicano ser amado por varios países, tener una gran amistad con la gran mayoría y además ser bastante extrovertido. México era ese compañero de trabajo o escuela que no pierde la oportunidad para presentarse con el de nuevo ingreso y meterlo a su círculo de amigos, buscando así la comodidad del nuevo integrante. Le gustaba hacer amigos.

—Te ves lindo hoy, ¿Te lo había dicho? —México preguntó, agarrando la mano de Argentina para mirarla. El del sol miró hacia abajo a la diferencia de tamaño que había entre ambos. Siempre se había preguntado cómo México llegó a ser más alto que él. Dejó de verlo por tres años y en su regreso, México ya no era ese país pequeño. Tuvo una transformación en solo tres años que impactó a todos.

Varios pensaron que ese cambio de físico también había afectado a su personalidad. Nada de eso, México seguía siendo ese país amable, atento y amistoso de siempre, siempre ahí para todos en caso de que se necesite ayuda. Nada había cambiado por dentro, solo por fuera.

—¿No me veo lindo siempre? —preguntó de vuelta, levantándose con los brazos cruzados y viendo a México, quien solo rió suave. —¿No? ¿Me estás diciendo que me veo feo excepto hoy? —bromeó entre risas.

—¿Cómo vas a decir eso, wey? —le agarró de las manos, acercándose a él. —Siempre has estado lindo, mi amor. Todos los días, eres como un solecito tan precioso. —halagó, dándole un gran beso en la mejilla que sorprendió a Argentina. Eso era nuevo. Un beso, solo uno pero, se sintió diferente.

Argentina colocó sus manos sobre las de México en cuanto esté le sujetó la cintura para tenerlo más cerca. Lo miró con sorpresa a los ojos, sintiendo el rostro arder al todavía pensar en el beso. México se confundió por el silencio que se había formado, pensando en lo que había hecho. Sonriendo por la reacción de Argentina; era tierno. Argentina siempre se veía lindo en los ojos de México, quien veía un solecito bonito con una sonrisa radiante y una personalidad algo revoltosa, juguetona.

—Hey. Solo fue un beso, ¿Por qué tanta sorpresa? —preguntó confundido, soltando a su amigo y alejando sus manos de él. —El que se enamora pierde, solecito. —le tocó la punta de la nariz con su dedo, riendo y levantándose de la silla para poder irse.

—¿Eso es un reto? —cuestionó, viendo a su amigo.

—Si así lo quieres ver, corazón. —respondió, volteando a ver al solecito con esa sonrisa amistosa y juguetona. Argentina hizo un puchero, cruzando sus brazos. —no tengo problema con ser el perdedor está vez.

Argentina parpadeó varias veces. —¿Ah?

—Te veré mañana, Argentina —se acercó para darle otro beso en la mejilla. —Recuerda, esto solo es mero joteo entre compas. Amigos nada más. —le revolvió el cabello, yéndose y dejando así al argentino solo.

Había más preguntas que respuestas en la cabeza de Argentina. Rascando su mejilla dónde le había besado, viendo hacia abajo en confusión. ¿Qué había pasado? ¿Qué quería decir México con eso? Suspirando, pasó sus manos sobre su rostro y cabello, recordando la sensación de los labios de México en su mejilla, riendo en voz baja con el rostro ardiendo. Se estaba volviendo loco, si, tal vez era eso. No había forma en la que se estuviera enamorando de México.

Solo eran amigos.

Todo era un juego entre amigos, una broma.

"El que se enamora pierde." Era lo que México le había susurrado. Él no iba a perder para nada, incluso si solo lo decía de broma. ¿Enamorarse de México? Jamás, ni en sueños. Oh, pero la forma en la que México lo miraba y le sonreía, mientras le sostenía de las manos, acariciando con sus pulgares con cierto cariño. Detestaba la forma en la que su corazón palpitaba cuando México le rodeaba el cuerpo con su brazo y se acurrucaba a su lado.

Sus manos; grandes manos sobre sus mejillas, jalando de ella y sonriendo, diciéndole que solo era un juego.

El agradable aroma a colonia de su cuerpo.

Los apodos que le daba; corazón, solecito, mi amor.

¿Por qué lo trataba como a su novio? Esa pregunta rondaba por su mente en su camino a casa. Un juego de amigos que ya parecía otra cosa e incluso sus amistades cercanas lo notaban. Ya se habían fijado en la forma en la que México sostiene a Argentina cuando lo tiene cerca, admirando al argentino con otros ojos, como esperando a que Argentina lo mire también.

—¡Argentina! —escuchó la voz de Chile a lo lejos. El chileno lo atrapó entre risas, deteniendo a su amigo. —Te ví con tu novio México y no quise interrumpir su plática que se veía muy empalagosa, como sea-

—¿Mi novio México? —Argentina preguntó riendo.

Chile lo miró serio. —¿Es broma? Argentina, debes de estar muy ciego para no ver qué México no solo está jugando. —se burló.

—No se de que hablas, solo somos amigos. —siguió con su camino. Chile detrás de él, rodando sus ojos al ver que su amigo no abría los ojos para ver la realidad que había en frente de él. —México me confirmó que solo somos amigos.

—Amigos con derechos tal vez.

Argentina lo miró. —Chile, por favor.

—Argentina, por favor —le devolvió el mismo trato. —México no quiere ser tu amigo, puede que lleve meses tratando de decirte algo y tú no te das cuenta. Todos estamos apostando que le gustas a México, es muy obvio que está usando ese juego como excusa.

Argentina negó con una sonrisa. —No. México no haría eso, confío en que solo es amistad. México no me gusta tampoco.

—Es lindo. —respondió.

—¿Quién es lindo? —Perú se unió a la conversación de la nada

—México. —Chile le respondió.

—¿El novio de Argentina? —el peruano preguntó con una gran sonrisa.

—¡No es mi novio! —exclamó el argentino cansado.

Perú y Chile rieron por su reacción. —Tal vez no es tu novio pero, si es lindo. —Perú habló, pensando en las veces en las que habló con México. —Ahí está, de hecho. —apuntó con la mirada a lo lejos. Argentina alzó la vista, notando que hablaba con otro país como siempre.

México con China. Quiso ignorarlo y seguir su camino a casa, si no fuera porque la curiosidad lo mataba, o más bien algo más que le hacía retorcer el estómago y le causaba un malestar en el pecho. Estaba celoso, no sabía por qué. Tal vez era la manera en la que México miraba a China y le sonreía, sabiendo que ambos fueron novios en el pasado. Pronto la sonrisa de México desapareció.

¿Qué pasaba?

China iba a irse, si no fuera porque México intentó agarrar su brazo. El asiático volteó, negando con la cabeza y agarrando la mano del más alto, acariciando la misma con una sonrisa leve. Lo estaba rechazando. Algo había intentado México que no salió bien y tuvo que soltar a China para dejarlo ir.

Todos sabían la historia de amor entre México y China. Lo que el gran asiático le había hecho por años, causando daños en el latino, algunos teorizan que esa fue la causa de la desaparición de México por años. La ruptura le destrozó el alma y la única manera de salvarse fue huyendo.

¿México había superado a China?

¿Por qué Argentina sentía odio, celos, la sangre hervir de solo ver cómo China abandonaba a México? No era normal.


cocoa_caritx es la cuenta donde estaré subiendo la recreación de Jotear. (⁠人⁠ ⁠•͈⁠ᴗ⁠•͈⁠)

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