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Otro turno más, otro turno infernal en aquella cafetería muggle dónde los segundos parecían minutos, los minutos horas y las horas eternidades. Estaba física y emocionalmente agotada. Observó como una pareja, a simple vista parecían novios o un matrimonio.
—¿Seguro qué es aquí?— preguntó la morena al pelirrojo que la acompañaba.
—No— admitió abriendo la puerta para dejarla pasar antes que él—pero hay que probar suerte. No hay muchas Elizabeth Lupin en el mundo muggle, menos mal que Percy me ayudó a encontrar esta dirección. A veces, agradezco tener hermanos en el ministerio— completó con una broma mientras se dirigían al interior de la cafetería muggle.—
El ambiente no estaba muy abarrotado, unas parejas tomando algo de picotear, grupos de amigos charlando, mientras que en la barra se encontraba la chica que tanto buscaba el matrimonio Weasley-Jhonson. Elizabeth abrió las ventanas de su cara impresionada y confusa a la vez. No parecía cierto, volvía a verlos.
—Supongo que acerté—dijo victorioso el pelirrojo, tomó la mano de su esposa dirigiéndola hacia dónde la azabache se encontraba atendiendo su puesto de trabajo.—
—Angie...-— murmuró la azabache al volver a ver a su mejor amiga durante su estadía en Hogwarts.
La morena le dedicó a la chica una radiante sonrisa, sin duda seguía conservándose bien como hizo siempre. Un brillo en sus ojos destacaba mayoritariamente, y Elizabeth apostaría su vida al asegurar que relucían de esa manera por el pelirrojo que permanecía a su lado. Pues bien sabía la mayoría de la población de Hogwarts que Angelina Jhonson estaba profundamente enamorada de George Weasley. Parecía inexplicable como ambas amigas se habían enamorado de un gemelo respectivamente. Fred y George a pesar de ser totalmente parecidos físicamente exceptuando algunas facciones, quienes dedicaban el tiempo a conocerlos realmente podrían darse cuenta que ambos eran muy distintos.
—¿A qué hora sales de tu turno?— se adelantó a hablar el hombre, interrumpiendo el emotivo reencuentro entre ambas mujeres— Angie y yo necesitamos hablar contigo.—
—Dentro de 15 minutos—informó la azabache desde el otro lado de la barra.
—Bien—asintió el pelirrojo—estaremos esperándote afuera ¿si?.—
Elizabeth asintió y la pareja hicieron lo dicho. La chica atendió unas mesas que le faltaban, se dirigió a la parte que indicaba "solo personal autorizado" para cambiarse su uniforme y ponerse ropa más cómoda. Finalmente, cogió su bolso y salió en busca del matrimonio.
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Se encontraban sentados en una mesa de una cafetería cercana, cosa que a Elizabeth no le agradaba pues, el estar de cafetería en cafetería le provocaba dolor de cabeza y el agotamiento que sentía empeoraba las cosas. Pero a pesar de todo, mantenió la compostura frente al matrimonio, esperando que alguno de ambos soltara alguna palabra de sus labios que se encontraban entre-abiertos como si estuvieran pensando las palabras correctas para empezar la coversación.
—Elizabeth-—empezó George— como has podido deducir seguramente, Angelina sabe todo— dijo agarrando la mano de su esposa, mostrándole una amplia sonrisa, seguro de lo que iba a hacer a continuación.—
—Oh— consiguió murmurar— bueno, tarde o temprano lo iba a saber. No me importa, confío en Angie.—
—Gracias Beth—pronunció el apodo que solía dedicarle a la azabache-—pero George y yo no estamos aquí para hablar de eso. Tenemos una propuesta y queremos que con esta, Hiraeth pueda conocer a su familia.—
Elizabeth los miró extrañada, como si hubiesen dicho la mayor estupidez del mundo. Pues, ellos bien sabían que Hiraeth no podía saber que Fred Weasley era su padre, y ni mucho menos el mencionado podía saber de la existencia de su hija.
—George, Angelina ambos sabéis que eso no es posible— dijo mirándolos aún con confusión.
—Técnicamente no es posible que Hiraeth sepa que Fred Weasley es su padre, eso es lo que le está impidiendo conocer a los demás miembros de la familia que también pertenecen a la suya—comenzó el hombre— Pero, ¿y si su padre fuera George Weasley?.—
Ella palideció, ¿acaso estaba loco? ¿a qué se refería?. Su mirada reflejó todos sus sentimientos.
—Lo que mi marido quiere decir— Angelina agarró la mano de su amiga por encima de la mesa intentando tranquilizarla—es que el se haría pasar por el padre de tu hija para que ella no se prive del derecho de conocer a sus abuelos y tíos. Fred no estará involucrado y jamás se enterará de que Hiraeth es su verdadera hija, ya que eso afectaría gravemente a su salud. Entendemos que una noticia cómo esa es una fuerte ola de sensaciones.—
Elizabeth analizó cada palabra, por desgracia no sonaba mal la idea. Su hija debía conocer a sus tíos y abuelos, ella no podía ser tan egoísta y privarla de aquel privilegio, bien sabía que los weasleys eran grandes personas, con grandes corazones. Pero su miedo quedaría ahí presente, esto no era un juego.
—Tu familia sabe que yo salí con Fred, hace justo cinco años— dijo dirigiéndose al pelirrojo— No se creerán que Hirateh es tu hija tan fácilmente.—
—Tienes razón—admitió el pelirrojo— pero si lo harán si decimos que esa noche, después de hablar con Fred viniste a buscarme para contarme que bueno.., te dejó— dijo inseguro, pues no sabía si esto seguía afectándole. Cosa que no lo hacía, esos cinco años la habían hecho reflexionar y no derramar alguna lágrima al recordar a Fred o ver a su hija quién era tan parecida a su padre cómo su gemelo a este.— nos emborrachamos y pasó.—
Lo pensó y meditó por algunos segundos. El plan del pelirrojo no sonaba mal del todo. Fred no se enteraría y su hija conocería a su familia. Su problema era el tener que reencontrarse con el de nuevo y bueno, con Jessica. Pero por un hijo se hace sacrificios inexplicables, y su amor de madre era más grande que el miedo de volver a introducirlo en su vida.
—No tienes porqué darnos una respuesta en este mismo instante- dijo Angelina—entendemos que te quieras tomar tu tiempo.—
—Acepto—finalizó la propuesta sin más.
George rápidamente curvó sus labios en una gran sonrisa, y Angelina abrió los ojos sorprendida ante la rápida confesión.
—Merlín eso es genial, Elizabeth— celebró el pelirrojo pero fue interrumpido por esta.
—Me tienes que dar tu palabra en que estarás siempre para ella, la tratarás y amarás como una hija, la cuidarás, nunca le darás la espalda. Y si le haces daño, yo misma me encargaré de destrozarte con mis propias manos. ¿Entendido Weasley? Mi hija no es un juguete para un rato al que desechar cuándo te aburres de las responsabilidades que conlleva ser padre.—
—Tienes mi palabra— asintió—ella será mi prioridad ante todo, y cumpliré encantado el deber de ser su padre por toda una vida.—
Elizabeth asintió ante sus palabras, conocía perfectamente al pelirrojo y confiaba ciegamente ante sus promesas. Miró a su amiga, esposa de este.
—Angie, ¿Tu estás de acuerdo con esto?— preguntó, no quería que su amiga estuviera incomoda en ningún momento.—
—Por supuesto— asintió con una sonrisa-—cuidaré y malcriaré a esa niña como su tía o bueno "madrastra" que soy—soltó una leve carcajada.-
Y así fue cómo esas tres personas cerraron el trato que los llevaría al cúmulo de problemas que abarcarían sus vidas. Una hija engañada, una madre herida, un matrimonio enfrentado y un padre sumergido en las garras de una mujer a la cuál no ama.
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