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La situación la sobrepasaba. Después de descubrir esa mañana, como su novio se besaba con su empleada frente a su cara decidió tomar el asunto por sus riendas.

Angelina Jhonson, no se dejaría pisotear aunque fuese por el hombre que amaba.

En su cabeza pensaba si se habría acostado con ella, o cuantas veces

Ni siquiera freno ante los gritos y suplicas de su marido por que frenara y hablara, una dirección ya estaba en su mente.

La casa de Archie Tanner.

Tal vez fuera una decisión muy apresurada, pero era lo que en esos momentos más deseaba y necesitaba.

Sentirse amada y querida.

Se refugió un día más en los brazos de Archie, para que le brindara todo el deseo, pasión y lujuria de la  que su marido la había privado todos estos meses.
El Tanner la sentía hacer bien, cada caricia suya la transportaba al cielo con un leve roce, pero a su tiempo al infierno al recordar a su marido.

Después al llegar a casa le esperaría una larga conversación con su marido.

Solo, no sabía quién le reprocharia a quien.

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Se miró por última vez al espejo, acomodando bien su vestido corto y su pelo suelto. Su novio la citó esta tarde, no sabía donde pues le dijo que se arreglara que pasaría por ella entorno la noche.

Seguramente fuese para ir a cenar a alguno de los restaurantes Muggles que le gustaban a su novio.

Su vestido consistía en un vestido rojo rubí que hacía juego con sus labios, era ligero y llegaba hasta la rodilla. Tenia unos tacones color negro, y un bolso de mano del mismo tono.

Se repasó el maquillaje, y salió a la puerta cuando vió a su novio vestido con una camisa blanca desabotonada los dos primeros botones dejando a la vista su cuello y el inicio de su torso.

Su pelo se encontraba perfectamente peinado, pues todos los mechones iban en la misma dirección.

—Merlín, estás hermosa—besó su mano guiñandole un ojo en el proceso.

—Digo lo mismo de ti.—el hombre le ofreció la mano, y tras cerrar la puerta la llevó dando un paseo.

—¿Cariño, donde vamos?—inquirió la mujer tras un largo paseo, pues sus pies comenzaban a doler a causa de los tacones.

—Ya veras, queda poco no seas impaciente—

Caminaron unos minutos más hasta llegar hacia un parque, donde la llevo a un puente que cruzaba un río de patos.

—¿Recuerdas este lugar?—se posó detrás el pelirrojo al ver como su novia se apoyaba en la barandilla.—

—Claro.—una sonrisa enternecida se instaló en su rostro— Aquí, hace cinco años me pediste que fuese tu novia, nunca lo olvidaría.—

—No, desde luego que no lo harás— agarró sus manos haciendo que lo viera a los ojos, se encontraba nervioso e intentaría no titubear — Desde que te conocí te he demostrado mi amor sincero, y tal vez no sea el mejor novio del mundo pero quiero que sepas que te amo con cada parte de mi ser.—

La sonrisa de la mujer se amplió, observando embelesada cada rostro del hombre que tenía enfrente.

—Por eso, me gustaría una vida a tu lado—sacó de su bolsillo trasero una caja de terciopelo y se arrodilló frente a ella— y hoy, aquí frente donde hace cinco años te confesé mi amor, y mis sentimientos te pido porfavor que aceptes una vez más.—abrió la caja dejando ver un helado color plata, con un diamante incrustado—Jessica Banes, ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?—.

La veela derrochaba lágrimas por cada palabra, su plan resultó magníficamente y ahora se encontraba frente a la proposición de matrimonio que siempre soñó desde que conoció al hombre.

—¡Merlin, Claro que si cariño!—se lanzó a sus brazos aún el hombre de rodillas.

—Te amo, Jessica—beso lentamente sus labios para después separarse y mirarla a los ojos— y no puedo esperar el día en el que finalmente seamos marido y mujer —deslizó el anillo en su dedo y dejo un beso en este una vez puesto.

—Te amo más que a nada, Fred Weasley. —

La noche transcurrió con una cena en un elegante restaurante donde Fred reservó. Pasaron hablando de temas como su boda, su futuro y de cuatro se amaban.

Jessica Banes ganó. Sus planes funcionaban perfectamente logrando todos sus cometidos y todos sus propósitos. Pronto se casaría con Fred, pasando a ser Jessica Weasley.

Ni Elizabeth, ni nadie se metería en sus planes una vez que llegaba a tener la felicidad que tanto busco.

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Días después

Tras empaquetar todo lo que la mujer necesitaría en cajas , mayoritariamente cuadradas. Se  trasladaron a "La acentral casa Black".

Hiraeth derrochaba emoción, y felicidad al escuchar la noticia de que su "bisabuela" se mudaría con ellas y podria estar a su lado casi siempre.

—Es algo grande y espaciosa, pero es genial para las 3—comentó la menor mientras pasaba por los pasillos agarrada de la mano de su abuela.— Mi parte favorita es la cocina, podremos cocinar muchos pasteles de chocolate juntas—sonrio e hizo una mueca al ver el cuadro— Este es el retrato de Walburga Black, esta tapado pero si tropezamos o algo suele comenzar a maldecir como si su vida quedara en ello.—

La mujer soltó una leve carcajada al escuchar las palabras de su nieta, contempló la sábana blanca que cubría el cuadro y continuó su recorrido con Hiraeth.

—Este es el salón—informó al llegar— Tiene grandes sofales muy cómodos y la chimenea mantiene todo caldeado es perfecta.—

La menor estaba terriblemente emocionada. Amaba que su abuela estuviera allí y se mudara con ella, a partir de ese día podría compartir sus cosas con esta, hablar de cualquier tema, cocinar y lo que más le gustaba escuchar anécdotas.

La mujer estaba locamente feliz, vería a su nieta y bisnieta cada día y podría ayudarla con la crianza de esta. Deseaba volver a ver al pelirrojo, el gemelo menor más en concreto para advertirle que no le hiciera daño a Hiraeth,pues se las vería con ella.

Por otra parte, ansiaba ver al verdadero padre de su bisnieta. Queria saber cómo se encontraba y juzgar con sus propios ojos su situación.

Se sentaron en el amplio salón de la gran y antigua Casa.

La pequeña tumbada en el regazo de su abuela, debatiéndose internamente se debía preguntar.

Queria saber más de su madre en la adolescencia, eso era claro pero estaba levemente confundida.

¿Si su padre era George...? ¿Por qué su madre tenía fotos tan cariñosas junto a Fred?

Era cierto que Angelina le dijo que eran grandes amigos, pero algo en su interior se lo negaba. Estaba muy confundida.

Jane acariciaba su largo cabello pelirrojo, sabía perfectamente que algo rondaba por la cabeza de su pequeña nieta, pues cada vez que eso pasaba no paraba de mover la pierna y solía quedarse mirando un largo tiempo a un punto fijo.

—Ma petite rousse—pronunció con su acento francés—¿Me diras que es lo que pasa por esa pequeña pero loca cabecita?—

La menor suspiró, a veces odiaba que su abuela la conociera tan bien, pues era capaz de averiguar todo sus problemas y lo que le sucedia con el simple acto de mirarla.

—Abue..,¿mamá y papá George eran novios verdad?—preguntó sin dejar de mirar fijamente la chimenea que en esos momentos se encontraba apagada, sin leña.

Jane dudo en decirle la verdad, pero debía ceñirse al complejo plan que habían elaborado "los dos progenitores de su bisnieta".

—Si, así es—asintió— fueron pareja en su adolescencia.—

—Entonces...¿por qué mamá tenía fotos con Fred?—tomó asiento para mirar a la mayor de las Mckinnon con una expresión curiosa—

La mujer mayor tragó saliva nerviosa, y puso en funcionamiento sus neuronas para poder elaborar una buena respuesta en un corto periodo de tiempo.

—No me malinterpretes—siguió la pelirroja— Sé que pueden ser amigos si necesidad de ser pareja, pero ví unas fotos donde estaban muy juntos y no parecían ser pareja precisamente.—

Jane abrió la boca para hablar, pero fue cortada por el repiqueteo de tacones de su nieta, quien entraba por el umbral de la puerta.

—Hiraeth, es para ti.—se sentó a su lado entregandole una carta.

Cojió la carta, con expresión confundida sin saber por qué era receptora de una de ellas, pues nadie le había dicho que le escribiría.

¡Hola campeona!:

¡Más te vale no haberte olvidado de mi!, ¿cómo estás preciosa? Espero que muy bien, y que hayas salido mucho con tu padre. (Recuerda que si no, saldremos tu y yo cuando vaya).

Sé que te prometí escribirte una carta por semana, sé que probablemente te decepcioné, pero quiero que sepas que no te olvidé, ni a ti ni a tu preciosa madre.

Tuve la agenda muy apretada, y muchas cosas que hacer aquí, partidos, entrevistas..etc

¡Prometo compensarte por todo cuando llegue! Espero que pueda ser pronto, no creo que tarde mucho.

¡Os hecho mucho de menos y tengo muchísimas ganas de ver a mis chicas preferidas!

Os quiere
Oliver Wood

La menor miró a su madre con ojos brillantes, se sintió mal por haber olvidado al moreno pero inmensamente feliz al recibir su carta y saber que pronto volveria.

—¡volverá pronto!—anuncio sonriente—¡Lo hechaba tanto de menos! ¡Extrañaba no escucharlo hablar de quidditch!

—Lo sé, cielo.—

Jane sonrió al ver feliz a ambas mujeres y se levantó extrañada al ver una lechuza que no reconocía en el umbral de la ventana.

Le quitó la carta y acarició su pelaje, para después ver de quien procedía.

—¿De quién es abuela?—se escuchó la voz de Elizabeth

—Eso trato de ver—se colocó sus gafas que tenía guardadas en su bolsillo y leyó el nombre. Automáticamente se acerco a su nieta y se lo entregó.

Elizabeth lo cogió extrañada y le dio la vuelta a la carta para ver de dónde venía.

—Oh, es de George—murmuró para después abrirla.

Querida Elizabeth:

Reunion familiar mañana en la madriguera a las 20:00. Fred y Jessica quieren anunciaros algo.

Con cariño
George Weasley.

Trago saliva nerviosa al leer la última frase. Jessica y Fred tenían algo que anunciar. Una corriente recorrió su cuerpo, nervios tal vez, ¿celos? Imposible, ¿rencor? Sin duda.

Miró a su abuela con mirada preocupada, llena de tristeza que su abuela pudo reconocer perfectamente al despues leer la carta.

Su pequeña nieta, estaba volviendo a caer en las garras de Fred Weasley.

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Entró a la casa con nervios, sabía que su marido había llegado pues su jornada habia acabado.

Se dirigió intentando simular calma al salón, George se encontraba con la cabeza entre sus manos frustrado.

Levantó la mirada al escuchar los pasos de su esposa, y esta se encontró con su mirada avellana. Sus ojos estaban irritados y se podía observar como había estado sollozando hacia poco.

—Angelina...—la mujer tragó duro al escuchar la voz de su marido quebrada. Dejó el bolso en la mesa para sentarse en una silla frente a el.

Se sentía mal, le reprocharia sabiendo que ella le fue infiel incluso antes. Aunque eso ella no lo sabía con certeza, pues no era consciente de cuando comenzaron a besuquearse y quien sabe quien más a sus espaldas.

Se sentía sucia.

—George, por favor no hagas esto más difícil.. —trató de tragarse sus lágrimas

—Ella.., ella me besó y..—notó su voz romperse—y no supe que hacer Angie, lo siento mucho de verdad. Soy un marido de mierda—agarró sus manos acariciando sus nudillos mientras soltaba algún que otro sollozo.

—George merlín, no digas eso..—pasó a ser ella quien comenzó a brotar lagrimas— No, no lo eres—

—Lo soy, me besé con otra..—

—Tu mismo digiste que no pudiste reaccionar, esta bien...—soltó un suspiro— Confío en ti y se que jamas volverá a pasar.

Angelina sabía que podría pasar con certeza cualquier otro día, pero no podía culparlo pues ella también lo engañó.

Pero lo perdonaría, pues a pesar de todo lo amaba, siempre lo hizo.

El matrimonio Weasley-Jhonson comenzaba a romperse

El drama  comenzó...

Me gustaría escuchar vuestros comentarios para ver qué pensáis, si os gusta y poder seguir!

Nos leemos!