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19

La mujer hizo que tomara asiento frente suya. Apoyó los brazos en su escritorio mirandola para eliminarla. No veía mucho cambio desde la última vez, podríamos decir que se veía más madura.

—¿Y necesitas mi ayuda para eso de nuevo?—soltó una leve carcajada—¿No superaste tu obsesión?.—

El ceño de Lombrad se frunció. Acomodó su bolso en el escritorio y cruzó sus brazos, fulminando con la mirada a la Banes.

—¿Superarlo?—rió irónicamente— ¿al igual que tu superaste a Fred?.—

El semblante de Jessica cambió a uno serio, no estaba para bromas y ni mucho menos para aguantar a la Lombrad.

—Al grano Kailei—insistió.

—Necesito tu ayuda para volver con el.—explicó—Quitar a Jhonson del medio, me da igual como solo necesito tu ayuda.-se acercó para hablar en voz más baja a continuación — Y si podrías proporcionarme unas de tus famosas amortentias, mejor.—

Banes soltó una leve risa, sabía que necesitaba algo de eso si no , no se encontraría en estos momentos aqui. Kailei era tan interesada como ella misma.

—¿Por qué haría yo eso?—Cuestionó.

Lombrad se levantó del asiento y se paseó por el despacho ante la intimidante mirada de la Banes, que con el curso de los años había hecho que se acostumbrara a ella.

Observó una foto de Fred y Jessica enmarcada en plata. Parecían enamorados, bueno Jessica obsesionada y Fred engañado en verdad.

—Una pena que tu querido Freddie y su familia supieran tu pequeñito secreto Jessica ¿no crees?—dijo sin mirarla, pasando sus finos dedos por el marco, contemplando mejor la imagen.—Una verdadera pena, se os ve tan felices juntos.—

Claro que Lombrad sabía su secreto, ella la había ayudado hace años atrás. Compartía clase con la Banes, y sabía todos sus movimientos perfectamente.

Jessica pudo observar que Kailei ya no era la niña pequeña y fácil de manipular a su propio antojo.

Sabia que sus palabras iban en serio, no se arriesgaría a perder a Fred.—Puedo ayudarte con Angelina, y hacer que te acerques a el.—pausó—Olvídate de la amortentia, no después de lo de la última vez Kailei.—

Esta rodó los ojos y volvió a tomar asiento. Hace unos años, en Dumstang se encontraban preparando ambas en su habitacion amortentia. Querían practicar.

Tras hacerla, el líquido fue guardado en unos botes en forma de tubo. Jessica ordenó que aún no fueran puestos a prueba, pues se encontraba muy cansada y decidió descansar para después poder ver sus efectos.

La joven Kailei aburrida de esperar a su acompañante, recogió su esponjoso cabello rizado en un moño, se dirigió al armario y agarró uno de los botes que se encontraban en el segundo estante.

Con cuidado de que Jessica no despertara salió de la habitación y se dirigió hacia el comedor en el que se encontraban la mayoría de estudiantes.

Una mesa en la que solían sentarse hombres de su curso se encontraba vacía y Kailei supuso que vendría después. Atenta a que nadie la observara vertió la amortentia en una de las copas y fue a sentarse en su mesa correspondiente.

Minutos más tarde apareció Jessica, con mejor humor y tomó asiento al lado de su amiga. Los hombres llegaron después, asentándose en sus bancos cansados tras unos duros entrenamientos.

Víctor Krum, el famoso jugador de Quidditch dió un sorbo de su bebida y notó algo extraño. Sus ojos se encontraron con los de Jessica.

Creo que lo demás era de esperarse.

-Fué un error de adolescente.-suspiró- Pero esta bien, ¿qué haremos con Jhonson?.-

—Estas de suerte.—sonrió Jessica— Angelina y George pelearon, al parecer este no poseía las ganas o las fuerzas suficientes para acostarse con su mujer.—comentó con una sonrisa burlaba.

A Jessica no le importaba la felicidad de la morena, pues siempre la había odiado desde que fue con Fred al baile de navidad hasta esos instantes.

Lombrad abrió los ojos sorprendida—¿Utilizaste Legeremacia? ¿Aprendiste?—preguntó asombrada.

No era ningún secreto que a la Banes le encantaba todo relacionado con las pociones y si podía utilizarlo a su beneficio con Fred le venía estupendamente, por eso no dudó que aprendiera esos conocimientos.

—No, escuché al miope decirselo a su novia hace poco en la madriguera. No saben cerrar las puertas ni utilizar Muffliato —soltó una risa victoriosa—Él si sabe hacerla.—

—Eso es buena señal..—sonrió Kailei satisfecha—solo queda deshacerme de Jhonson.—

—Lo demás dejamelo a mi-insistió la mujer.—Tanner se ocupará de Jhonson, y tu tal vez tengas pronto un trabajo en Sortilegios Weasley.—

—¿Tanner, Archie Tanner?—preguntó asombrada,hacia tiempo que no escuchaba su nombre.—Oh, ya veo por donde vas...—

Las mujeres siguieron hablando un rato más sobre su plan, que iniciarían dentro de poco.

●●●

Caminaba apresurada, esperaba que la dirección que un día le brindaron fuera correcto, de lo contrario no sabría que hacer.

Llamó a la puerta una vez que estuvo en frente, mientras abrían se dedicó a admirar la fachada de la casa. Era luminoso, los tonos blancos y brillantes resaltaban por encima de todo.

Segundos tras llamar la puerta se abrió dejando ver a la morena confundida al verla ahí.

—Sé que George está en el trabajo.—suspiró— Pero me surgió un imprevisto en el mío no tengo con quien dejar a Hiraeth.—explicó agarrando la mano de su hija con firmeza.— ¿Podrias quedartela? Prometo que solo será hoy, vendría después de la jornada.—

Tras asegurar que no había problema y que Hiraeth podía quedarse las veces que quisiera sin avisar, se adentró la morena junto ella a la casa.

Ambas pasaron la tarde viendo álbumes de fotos que tenía la morena guardado en su casa.

Comenzaron con los de su boda con el gemelo menor, Hiraeth parecía fascinada al ver la ceremonia y las fotos del vestido de esta.

Siguieron con fotos sueltas de su adolescencia.

—Oh, parece que estas son de la boda de Bill y Fleur.—comentó al sacar una foto donde ambos recién casados en ese momento se miraban con adoración mientras bailaban.

—¿Puedo verlas?—preguntó con timidez la pequeña y la mujer asintió, pasandole un taco de fotos.

Contempló algunas, en la mayoría de ellas se encontraba el matrimonio Weasley-Delacour, u los hermanos Weasley o la francesa con sus damas de honor.

Pero una llamó su atención en el momento que la tuvo entre sus manos. Era una foto de su madre, iba bellísima, su largo vestido rojo con tirantes y un hermoso escote hacian que deslumbrara mas de lo que hacía normalmente.

Su cabello estaba agrupado a un lado de su cuello, dejando el otro al descubierto. Pero eso no era lo que le extrañó, un hombre la abrazaba tiernamente por detrás, colocando sus manos en la cintura de su madre con firmeza, mientras asomaba su cara por el otro lado del cuello de su madre.

Ambos estaban extremadamente sonrientes y se les veía más que felices. Hiraeth reconoció que era uno de los gemelos, instintivamente pensó en su padre, llevó su mirada al cuello del hombre y no había rastro de su lunar. Miró su ceja y ahí estaba, esa cicatriz que también los diferenciaba.

—¿Fred?—murmuró extrañada—¿Qué hace abrazando a mamá?.—

Angelina se maldijo en el instante que vió la foto e intentó formular la mejor mentira que pudo en el corto espacio de tiempo.

—Eran muy buenos amigos.—murmuró rapido.

La menor asintió no muy convencida, sin quitar la vista de la foto. Alzó la cabeza y miró a la mujer de su padre, sus ojos se encontraban cristalizados en esos momentos.

—¿Tu sabes por qué el tío Fred no me quiere..?—preguntó con voz rota, agarrando la foto a ella con miedo a perderla.

El alma de la mujer se rompió al ver así a la niña que siempre sonreía y reía al lado de su padre, nunca se la hubiera imaginado así.

—No cariño, no digas eso—negó retirando sus lagrimas—Él te quiere a su manera, muchas veces se encuentra mal y hay que entenderle también pero eso no quite que te quiera mucho, estoy segura.—

La menor asintió entre sollozos sin estar del todo convencida. Sabia de los dolores de su tio, pero creia que eso iba más haya de eso.

—Me siento egoísta...—admitió con voz rota— quiero que todos estén bien y se lleven bien conmigo.., cuando no puedo caerles bien a todos—

Angelina, negó rápidamente agarrando su mano—Eso es normal Hiraeth, y esta bien.—

Los sollozos de la menor no se detuvieron, y George que había llegado hace unos minutos del trabajo y había escuchado la conversación se acercó rápidamente y acuclilló frente a su hija, cogiendo su cara entre sus manos,  acariciando su mejilla con sus dedos.

—No vuelvas a llorar por tu tío, ángel—pidió besando su frente— Él te quiere, estoy seguro.—

Mataría a su hermano por comportarse como un idiota  y hacer derramar lágrimas a su pequeña hija. Odiaba verla sufrir.

—Gracias.., por todo...—lo abrazó fuertemente rodeando su cuello— Papá.—

Pronunció por fin las palabras que había retenido todo ese tiempo. George ahogó un sollozo de felicidad al escuchar cómo su pequeño ángel lo comenzaba a aceptar en su vida.

●●●

Tras terminar su conversacion  con la Lombrad y su jornada laboral se dirigió a la cafetería que había buscado antes la dirección.

Entró furiosa,  tenía varios temas de los que discutir. Al abrir la puerta vio que afortunadamente no había muchas personas en ella. Sus ojos que hechaban fuego se encontraron con los calmados de la Lupin, tras la barra.

Se dirigió furiosa hacia ella— ¿¡Cómo osas contarle semejantes cosas a Fred?! ¿¡Eres conciente de lo que puede pasar?!—exclamó al llegar a la barra.—

Elizabeth se puso recta y vió con desagrado a la Banes.

—¿Perdón?—rió irónica— Él solo preguntó, yo dije la verdad.—

—¡Podría haberle afectado! ¡Sabes lo delicado que está!—se quejó la mujer.

—No parece que lo hizo, no presentó sintomas— se recargó en la barra para estar más cerca de ella— ¿No será que afectó más a tus celos que a el?—

La mujer abrió la boca para replicar, estaba harta de Elizabeth Lupin, siempre se entrometía en su vida y sus asuntos.

—No vuelvas a hablarle de semejantes cosas a mi novio.—dijo furiosa sin dejarle tiempo a Elizabeth de contestar, pues se fue de la cafetería cerrando la puerta con un portazo que retumbó en todo el local.

Vaya, seguia siendo fácil de provocar—pensó Elizabeth

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