SeokJin siempre había sabido que Yoongi tenía algo especial. Desde que NamJoon lo había presentado como su amigo cercano, hubo una calma natural en la forma de ser del alfa que lo hacía intrigante. Sin embargo, con el paso de los días, SeokJin no pudo evitar sentir curiosidad por algo que, hasta ahora, no había querido preguntar: ¿en qué trabajaba exactamente Yoongi?

Aunque sabía que era productor musical, su conocimiento terminaba ahí. No era alguien que se interesara mucho por la industria, pero a medida que Yoongi pasaba más tiempo con él, ayudándole a cocinar o simplemente charlando en el salón, SeokJin empezó a notar pequeños indicios de la magnitud del éxito de Yoongi. Una tarde, mientras Yoongi hojeaba su teléfono distraídamente en la cocina, SeokJin se aventuró a preguntarle de forma casual.

— Yoongi.— comenzó, intentando sonar despreocupado mientras removía la sopa en la estufa. — Sé que eres productor musical, pero... ¿exactamente qué tipo de música produces? Nunca te he escuchado hablar mucho de tu trabajo.—  Yoongi levantó la vista de su teléfono, sorprendido por la pregunta. Sus ojos se suavizaron con una pequeña sonrisa

— Ah, eso. Trabajo con todo tipo de artistas, realmente. Desde solistas hasta grupos grandes. La música es... bueno, es mi vida.

— ¿Grupos grandes?— SeokJin se detuvo, sus cejas alzándose ligeramente. —¿Te refieres a esos grupos que todo el mundo escucha? Porque NamJoon mencionó una vez que eras bastante famoso en tu campo, pero nunca pensé en preguntarte.— Yoongi soltó una pequeña risa y dejó su teléfono a un lado.

— Supongo que sí. He trabajado con algunos grupos que son bastante conocidos, sí. Pero para mí, no se trata de la fama, sino de crear algo que los demás puedan disfrutar.— SeokJin se acercó, interesado.

—Eso suena increíble. ¿Nunca has pensado en dedicarte a algo diferente? Quiero decir, ser productor musical suena bastante demandante.

—Es demandante.— admitió Yoongi, inclinándose contra la encimera. —Pero es lo único que realmente me apasiona. Me gusta la libertad de poder crear, de trabajar en algo que tiene un impacto emocional en las personas. Incluso si no conocen mi nombre, el hecho de que escuchen lo que produzco es suficiente.— SeokJin asintió, impresionado. Sabía que Yoongi no era alguien que presumiera de su éxito, y quizá por eso nunca había sentido la necesidad de indagar más. Pero ahora, conociendo un poco más de él, no podía evitar admirarlo.

— Debes de tener un montón de artistas peleando por trabajar contigo.— comentó SeokJin, con una sonrisa juguetona. — ¿Cómo es eso de estar rodeado de famosos todo el tiempo?— Yoongi rió suavemente, sacudiendo la cabeza.

— No es tan glamoroso como parece. La mayor parte del tiempo, estoy encerrado en el estudio trabajando durante horas. Pero sí, a veces es interesante ver cómo las personas cambian cuando están bajo los reflectores. No todos se comportan igual cuando las cámaras están encendidas.

— Me imagino.— respondió SeokJin, apoyándose en el mostrador junto a Yoongi.— Debe ser un trabajo solitario a veces.— Yoongi lo miró por un segundo, como si reflexionara sobre sus palabras.

— A veces sí lo es. Pero cuando trabajas con música, siempre tienes algo que te acompaña. Y bueno, ahora parece que no estoy tan solo últimamente.— agregó con una sonrisa amable, mirando a SeokJin. SeokJin sintió un leve calor en sus mejillas, sorprendido por el comentario. — Supongo que ahora no lo estás.

SeokJin había pasado el resto de la tarde ayudando a Yoongi en la cocina, la conversación fluyendo de manera natural entre ellos. Después de preparar una comida deliciosa, ambos se sentaron en el sofá con un trozo de pastel de fresas con chocolate que Yoongi había traído. Mientras hablaban de trivialidades, SeokJin se sintió más cómodo con el paso del tiempo.

— ¿Sabes? Me has hablado un poco de tu trabajo, pero me encantaría verlo.— comentó SeokJin de repente, jugando nerviosamente con la cuchara. —Nunca he estado en un estudio de grabación. Debe ser un lugar increíble.— Yoongi levantó la vista, sorprendido y emocionado a la vez.

— ¿De verdad? Puedo mostrarte algunas cosas si quieres. No hay problema.— SeokJin sonrió, su curiosidad despertada.

— ¿En serio? Eso sería genial.— Sin pensarlo demasiado, Yoongi sacó su teléfono y buscó una carpeta de archivos.

— Tengo algunas grabaciones en mi estudio. Puedo compartirte una muestra de lo que he estado trabajando recientemente.—  SeokJin observó mientras Yoongi seleccionaba un par de pistas.

— Eres un productor musical de verdad. Nunca imaginé que me mostrarías algo tan personal.

—Para mí, no es solo un trabajo. Es mi vida.—  explicó Yoongi mientras comenzaba a reproducir una de las canciones. El sonido envolvió el espacio, llenando la habitación con una mezcla de ritmos y melodías cautivadoras. A medida que la música sonaba, SeokJin se dejó llevar por la atmósfera.

—Es hermoso.— murmuró, sintiendo cómo la música lo envolvía. —Tienes un gran talento.

— Gracias.— respondió Yoongi, algo sonrojado por el cumplido. —Trabajo con varios artistas, y cada canción tiene su propia historia.— SeokJin prestó atención a los matices de la música, notando la complejidad y la emoción detrás de cada nota.

— ¿Esto es lo que haces todo el tiempo? Crear cosas así?

— Sí, pero no solo eso.— explicó Yoongi, deteniéndose en la pista. — También trabajo en la producción y la mezcla. Hay mucho detrás de cada canción, más de lo que parece.— SeokJin se sintió fascinado.

— Me encantaría saber más sobre el proceso. Es tan diferente de lo que imaginaba.

— Podría llevarte al estudio algún día si quieres.—  ofreció Yoongi, su voz suave y amistosa. —Te enseñaría cómo se hace todo, desde la grabación hasta la mezcla.—Los ojos de SeokJin brillaron con entusiasmo.

—¿De verdad? Me encantaría eso. Siempre he tenido curiosidad por la música, pero nunca he tenido la oportunidad de aprender.

— Entonces, está decidido. Cuando tengas tiempo, te llevaré.— dijo Yoongi, sonriendo. SeokJin sintió una mezcla de emoción y gratitud.

—Gracias, Yoongi. Esto significa mucho para mí.

.  .  .

Yoongi llegó a la oficina de NamJoon después de la hora de almuerzo. Lo encontró revisando unos papeles con su típico ceño fruncido, totalmente concentrado en el trabajo. No era la primera vez que lo veía así, perdido entre reuniones y estrategias, dejando poco tiempo para otras cosas. Pero hoy, Yoongi tenía algo en mente que no podía dejar pasar.

—Tienes un minuto, NamJoon? —preguntó, apoyándose en el marco de la puerta.
NamJoon levantó la vista, sorprendido por la interrupción. Asintió, haciendo un gesto para que Yoongi entrara y tomara asiento.

—Claro, dime, ¿qué pasa? —respondió, volviendo rápidamente a sus documentos, aunque prestando algo de atención a su amigo.

Yoongi lo observó por un momento en silencio, evaluando cómo iniciar la conversación sin parecer demasiado directo. Sabía que NamJoon apreciaba las cosas claras, pero este era un tema delicado. Suspiró y cruzó los brazos sobre el pecho.

—He estado pasando tiempo con SeokJin últimamente —comenzó Yoongi, en un tono que pretendía ser casual, pero que cargaba un peso implícito—. Es un buen tipo. Dulce, atento… y claramente te ama mucho.
NamJoon no levantó la vista de sus papeles, aunque frunció el ceño ligeramente, como si no entendiera adónde quería llegar Yoongi.

—Sí, lo sé. Es un buen omega —respondió, distraído—. Me hace la vida más fácil. ¿Por qué lo mencionas?

Yoongi sintió un ligero apretón en el pecho ante esa respuesta. "Me hace la vida más fácil". No era lo que esperaba escuchar de alguien que debería estar más comprometido con su relación. Respiró profundo y decidió empujar un poco más.

—¿Sabes? Hay un dicho que siempre me ha llamado la atención: 'No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes' —comentó, su tono más serio ahora—. No son solo palabras al aire, NamJoon. Deberías prestarles atención.

Esta vez, NamJoon dejó de lado los papeles y lo miró directamente, una leve sonrisa de escepticismo en su rostro.

—¿De qué hablas, Yoongi? No voy a perder a SeokJin. Todo está bien entre nosotros.

Yoongi inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos oscuros fijos en los de su amigo. Se notaba que estaba pensando en cómo abordar el tema sin generar un conflicto, pero también que no iba a retractarse.

—¿De verdad está todo bien? —preguntó suavemente, dejando que la pregunta quedara en el aire—. Porque, desde donde yo lo veo, SeokJin parece… solo. Y no es que quiera meterme en lo que no me importa, pero parece que últimamente le das más atención a tu trabajo que a él. Y no me malinterpretes, sé que amas lo que haces. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si él siente que le haces falta?

NamJoon frunció el ceño, esta vez visiblemente incómodo, pero no dijo nada de inmediato. Yoongi aprovechó ese silencio.

—SeokJin no siempre estará ahí para ti, NamJoon —continuó, su voz firme—. Piensa en eso. ¿Qué harás cuando llegue alguien más al corazón de SeokJin? Alguien que le ponga atención y amor, que esté ahí cuando tú no lo estés.

El silencio que siguió fue pesado. NamJoon dejó escapar un suspiro y se pasó una mano por el cabello, claramente frustrado.

—Yoongi, estoy haciendo lo mejor que puedo. No es fácil equilibrar el trabajo y una relación. Tengo responsabilidades, y SeokJin lo entiende.

Yoongi inclinó la cabeza, sin perder el contacto visual.

—Solo te estoy diciendo que no subestimes lo que tienes —dijo finalmente—. SeokJin es fuerte, pero todos tenemos un límite. Y cuando cruzas ese límite, no hay vuelta atrás.

NamJoon no respondió de inmediato. Estaba claramente pensando en las palabras de Yoongi. Este último se levantó lentamente, sabiendo que había dicho lo que tenía que decir.

—Solo piénsalo —dijo, su tono más suave ahora—. No quiero ver a ninguno de los dos pasar por algo que podría evitarse.

NamJoon asintió en silencio, observando cómo Yoongi se iba. No dijo nada más, pero las palabras de su amigo se quedaron grabadas en su mente, resonando en el fondo mientras volvía a sus papeles.