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3: Matrimonio problematico

Su matrimonio era feliz y dulce, donde sea que iban ambos se les notaba su amor duradero; SeokJin era un omega lindo y tierno por ende su alfa siempre quería mimarlo pero en todo matrimonio hay malos momentos y aunque ambos nunca las tenían, ahora tenían una.

Desde que NamJoon empezó de boxeador SeokJin se preocupaba el triple por los golpes y la sangre en su rostro, la comunicación entre ellos era perfecta e ideal para todos; durante la cena SeokJin le contó sus preocupaciones a NamJoon sobre su boxeo con otros alfas profesionales.

— Ya te dije que nada va a pasar, solamente mantente tranquilo.— NamJoon lo trató de tranquilizar.— Creo que estas exagerando un poco las cosas cariño.

— No estoy exagerando, NamJoon, él dia que termines en coma, ¿Que haré?— NamJoon rodó los ojos, algo que molestó a SeokJin.

— Es lo que me gusta a mi, por al menos eso me sirve para desestresarme, solamente es un pasatiempo favorito, nadie puede derribarme deja de preocuparte por cosas tan tontas.— SeokJin solamente se levantó para irse de ese lugar.

— Solamente me preocupo por ti y tú bien, creo que deberías a empezar a practicar con tu saco de boxeo que tienes en el sotano.— SeokJin se fue a la habitación para poder descansar.— Hasta mañana.

— Como sea, hasta mañana en un momento voy a la habitación.

.  .  .

El sonido de la puerta cerrándose con fuerza resonó por toda la casa. SeokJin estaba sentado en el borde del sofá, con las manos temblando ligeramente. La última discusión con NamJoon había sido más intensa de lo que esperaba. Las palabras se habían elevado y las emociones habían desbordado. NamJoon, agotado después de su pelea de boxeo, parecía al borde del colapso, tanto físico como emocional.

— SeokJin, no entiendes…— gruñó NamJoon desde la cocina, mientras se quitaba las vendas de las manos. Tenía el rostro aún magullado por los golpes recibidos en la pelea de esa noche, la misma que casi lo había llevado a emergencias.

— No entiendo qué, NamJoon? ¿Que siempre terminas en el hospital y apenas tienes tiempo para mí? ¿Que todo lo que recibo son tus migajas de tiempo cuando estás demasiado cansado para querer estar conmigo?—  La voz de SeokJin temblaba, su frustración y tristeza brillando a través de sus palabras. — Estoy cansado de ser la última opción.— NamJoon golpeó la encimera con las manos desnudas, cerrando los ojos, tratando de contener su propia ira. No quería pelear, no quería que las cosas llegaran tan lejos, pero el agotamiento y el estrés nublaban su juicio. Finalmente, exhaló, derrotado.

— Sé que te sientes así, pero también estoy haciendo lo mejor que puedo. Todo lo que hago, lo hago por nosotros,—murmuró, con una voz mucho más baja. —Pero sé que no es suficiente… para ti.— SeokJin lo miró con los ojos llenos de lágrimas, sin poder encontrar las palabras adecuadas. Sabía que NamJoon estaba luchando por su carrera y por su puesto como CEO, pero sentía que, en el proceso, había perdido al hombre del que una vez se enamoró.

NamJoon se acercó lentamente, con la respiración pesada, aún cargada de emociones.

— Escucha, SeokJin… Tal vez necesitas a alguien más con quien hablar, alguien que no sea yo.— SeokJin lo miró, confundido.

— ¿De qué hablas?— NamJoon se frotó la frente, como si intentara ordenar sus pensamientos.

— Quiero que conozcas a alguien. Es un amigo mío, alguien en quien confío… Se llama Yoongi. Creo que te vendría bien hablar con él.— SeokJin parpadeó, sorprendido por la sugerencia.

— ¿Yoongi?

—Sí. Es… es alguien que me ha ayudado en los peores momentos, especialmente en los últimos años.— continuó NamJoon, su tono más tranquilo ahora. — Yoongi es el tipo de persona que entiende las cosas de una manera que yo a veces no puedo. Y tal vez, solo tal vez, pueda ayudarte a entender mi vida de una forma distinta.

SeokJin aún estaba confundido, pero la idea de conocer a alguien nuevo, alguien que tal vez pudiera ayudar a desentrañar lo que sentía, comenzaba a hacer eco en su mente.

— ¿Por qué nunca me has hablado de él antes?NamJoon bajó la mirada, suspirando.

— Yoongi estuvo fuera mucho tiempo, viajando. No ha estado cerca desde que nos casamos, pero ha vuelto… Y creo que, si lo conoces, tal vez entiendas un poco más sobre mí, sobre lo que trato de hacer.— El silencio cayó entre ellos, pero esta vez no era tan cortante. SeokJin se quedó quieto, procesando lo que acababa de escuchar. Todavía estaba herido, todavía sentía la distancia entre ellos, pero si conocer a Yoongi podía arrojar algo de luz sobre su situación, estaba dispuesto a intentarlo.

— Está bien,— respondió finalmente SeokJin, con voz suave. — Lo conoceré.— NamJoon asintió, aliviado.

— Gracias, Jin. Yoongi es alguien en quien confío mucho. Espero que… también puedas confiar en él.

.  .  .

NamJoon se reclinó en el sofá de cuero de su oficina, frotándose las sienes después de un largo día de reuniones y entrenamientos. El cansancio comenzaba a pesarle, pero algo más rondaba su mente. Sabía que las cosas en casa con SeokJin no estaban bien, y aunque no siempre tenía las palabras adecuadas, quería intentar arreglarlo, aunque fuera de una manera diferente. Decidió tomar el teléfono y llamó a Yoongi, su amigo de confianza, que había regresado recientemente de sus viajes.

Yoongi, ¿tienes un momento?— preguntó NamJoon, su tono sonaba más serio de lo habitual.

Del otro lado de la línea, Yoongi respondió con su voz tranquila pero curiosa. —Claro, ¿qué pasa? Suenas raro.

NamJoon soltó un suspiro antes de continuar. _Mira, sé que acabas de regresar y probablemente tengas mucho que hacer, pero quiero invitarte a mi casa. Hay alguien a quien quiero que conozcas.

_¿Alguien? ¿Quién?_ preguntó Yoongi, arqueando una ceja aunque NamJoon no podía verlo. Había una pequeña pausa antes de que NamJoon respondiera.

_Mi esposo, SeokJin.

Yoongi quedó en silencio por un momento, la sorpresa evidente en su respiración contenida. Sabía que NamJoon se había casado mientras él estaba fuera, pero nunca había tenido la oportunidad de conocer a SeokJin. La idea de conocer al omega que había conquistado el corazón de su amigo le generaba una mezcla de curiosidad y algo más que no lograba identificar del todo.

_Tu esposo..._ repitió Yoongi, procesando la información. _No pensé que me invitarías a algo así tan pronto después de volver.

NamJoon soltó una pequeña risa nerviosa. _Lo sé, lo sé. Es solo que… siento que deberías conocerlo. Creo que le caerías bien, y la verdad es que… las cosas entre nosotros no han sido fáciles últimamente. Pensé que tenerte cerca tal vez pueda ayudar a aliviar algo de la tensión.

Yoongi se inclinó en su silla, entrecerrando los ojos. _¿Tensión? ¿Te refieres a problemas con SeokJin?

NamJoon dudó un segundo antes de admitirlo. _Sí, no hemos estado en el mejor lugar. Entre mi trabajo, las peleas, y… bueno, siento que me estoy alejando de él sin querer. Y creo que tú, siendo mi amigo de siempre, podrías ver algo que yo no.

Yoongi frunció el ceño, una mezcla de preocupación y curiosidad despertando dentro de él. _Entonces, ¿quieres que lo conozca para que le dé mi opinión sobre cómo salvar su matrimonio?

NamJoon soltó una risa incómoda. _Bueno, suena más dramático cuando lo pones así, pero… sí, algo así. Además, creo que SeokJin necesita a alguien más con quien hablar, alguien que no sea yo. Y tú siempre has sido bueno con la gente.

Yoongi se quedó en silencio por unos segundos, sopesando la situación. El hecho de que NamJoon estuviera recurriendo a él para algo tan personal le sorprendía, pero también despertaba su curiosidad. No podía evitar sentir una pequeña chispa de interés por conocer a SeokJin, la persona que había capturado el corazón de NamJoon, alguien tan reservado y fuerte, pero que parecía ahora estar en una situación más frágil de lo que dejaba ver.

_Está bien,_ dijo finalmente Yoongi, con una sonrisa que NamJoon no pudo ver, pero que podía intuir en su tono. _Acepto. Iré a tu casa. Me gustaría conocer a SeokJin… y ver qué puedo hacer para ayudar.

NamJoon sonrió, aliviado. _Gracias, Yoongi. No sabes cuánto significa para mí.

_Solo espero que no sea incómodo,_bromeó Yoongi, intentando aligerar el ambiente. _No soy un consejero matrimonial, pero haré lo que pueda.

_Con que seas tú mismo, será suficiente,_ aseguró NamJoon antes de colgar la llamada, sintiendo un peso menos en sus hombros.

Yoongi se quedó mirando su teléfono después de que la llamada terminó, con una mezcla de emoción y nerviosismo. La curiosidad sobre SeokJin crecía dentro de él. ¿Qué tipo de persona habría conquistado a alguien como NamJoon? Y, sobre todo, ¿qué papel podría jugar él en medio de sus problemas? Sea como sea, estaba a punto de descubrirlo.

.  .  .

Yoongi caminaba por las calles de la ciudad, sus pensamientos aún girando en torno a la invitación inesperada de NamJoon. La idea de conocer a SeokJin, el esposo del que tanto había oído hablar pero nunca había visto en persona, lo hacía sentir una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Sabía que quería hacer una buena impresión, pero no estaba seguro de cómo.

Mientras pasaba por una pastelería, el dulce aroma del chocolate y las fresas lo envolvió, llamando su atención. La vitrina estaba repleta de delicias, pero lo que más destacaba era un hermoso pastel de fresas cubierto con capas finas de chocolate, decorado con elegancia. Yoongi se detuvo frente al escaparate, observando el pastel con detenimiento. Era perfecto.

Sonrió para sí mismo, pensando que sería un buen gesto de agradecimiento por la invitación. Después de todo, no podía llegar con las manos vacías. Además, ¿quién no disfrutaba de un buen pastel? Y, de alguna manera, la combinación de fresas y chocolate le parecía adecuada: dulce y amargo, como la vida misma.

Entró en la pastelería, el suave sonido de la campanita anunciando su llegada. Se acercó al mostrador y señaló el pastel que había visto en la vitrina.

— Me llevaré ese, por favor.— dijo con su voz calma pero decidida. La dependienta le sonrió y rápidamente envolvió el pastel con cuidado.

Mientras esperaba, Yoongi pensaba en la velada. No conocía a SeokJin, pero algo en el tono de NamJoon le había dejado claro que este encuentro era importante. Tal vez este simple gesto, un pastel de fresas y chocolate, podría ayudar a romper el hielo y hacer que la atmósfera fuera más ligera.

La dependienta le entregó el pastel envuelto cuidadosamente en una caja elegante con una cinta roja. Yoongi la tomó y agradeció, saliendo de la tienda con una sensación de alivio. Sentía que había hecho la elección correcta.

Cuando llegó a la puerta de la casa de NamJoon, pastel en mano, respiró hondo. Estaba listo para conocer a SeokJin, el omega que había conquistado el corazón de su amigo. Pero también, en el fondo, estaba curioso por saber qué impacto tendría este encuentro en su propia vida.

Mucho tiempo desaparecido, les juro que apenas me acorde de esta historia.

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