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⌗━━𝙁𝙚𝙗𝙧𝙚𝙧𝙤ⵓ Abajo y muy Lejos.

Sinopsis || Kevin tenía que casarse. Ni siquiera podía
escoger si lo quería o no, o si quería a esa persona o
no. Debía casarse y punto.

Su padre había fallecido hace casi dos años, y aunque
se había manejado bastante bien a solas con su madre,
el tiempo de tener una pareja y legado había llegado.

Pero cuando alguien le propuso casarse con él...
simplemente escapó y jamás lo han vuelto a ver.

Disclaimer || podría considerarse cómo un pequeño
retelling a “Alicia, en el País de las Maravillas

Me obligaban a casarme, ¿qué otra cosa podía hacer?

Nazz, la hija mayor de los Baronschmeer, se presentó ante mí con la propuesta. Mi madre le había comentado que yo estaba buscando esposa, pero que realmente no encontraba ninguna con la cual me llevase bien... sabía que Nazz se ofrecería.

Ella también debía casarse pronto.

Me crié junto a ella, cómo amigos y vecinos en el pueblo dónde vivíamos con mis padres, antes de que nos mudáramos a la ciudad por los problemas del corazón que tenía mi padre.

ㅡPodemos, simplemente, casarnos ㅡdijo ella, mientras hablábamos alejados de los demásㅡ. Casarnos y ya.

ㅡNo. Nazz, los anillos en nuestras manos significarán más que eso. Aunque nosotros sepamos que no estamos realmente casados y podamos burlar los ojos de Dios, ¿no te preocupa lo que pasará después?

Ella frunció el seño: ㅡ¿Después?

ㅡSí, tengo veinticinco, Nazz. Mi madre quiere nietos y estoy seguro que tus padres también los querrán.

ㅡPero...

ㅡNo es de un caballero contradecir, enfrentar y faltarle el respeto a una señorita ㅡsaqué algo de pecho y levanté la barbilla... un poco la voz, tambiénㅡ. Pero un caballero tampoco tolerará el desorden de las acciones de alguien más. Lo lamento, señorita Baronschmeer... pero yo no puedo casarme con usted, y espero que le dé las malas noticias a mi madre pronto.

Antes de que pudiera decir nada, me escapé dentro del amplio laberinto de arbustos que había cerca de nosotros. La oí llamarme por mi nombre, oí a mi madre llamándome también.

Las horas pasaban, y aunque habría encontrado una forma de escaparme trepando por los arbustos cómo hacía de niño, no quería enfrentar a mi madre ni a nadie de afuera en este momento. Todo estaba acabado para mí.

Sabía que toda libertad estaría lejos de mi alcance, una vez que rechazara a Nazz. Volver... ¿de qué me serviría?

Creí que alguien estaba siguiéndome, y escapé moviéndome con cuidado. Sería de noche pronto. Creí haber salido del laberinto por un pasadizo que pensé que era el final de todo... también creo que me equivoqué.

Oí a alguien chistarme. Alguien, algo. Bajo la sombra de un árbol.

ㅡHey.

El eco de una voz. Me volteé a la derecha, y la sombra de alguien lejano me sonrió.

ㅡ¿Qué haces ahí?

ㅡMe he perdido. Estoy perdido ㅡcomenté, en voz baja primero, a viva voz después.

ㅡ¿Estás... solo, de verdad?

ㅡSí. No quiero volver ahí afuera ㅡpestañeé un par de veces, ¿con quién estaba hablando?

Ni siquiera había pasado muchos días ahí dentro, sólo un par de horas... ¿ya me estoy deshidratando?, ¿es la falta de comida?, ¿me estaré muriendo?

ㅡNo temas ㅡme dijo, y oí sus pasos acercándose. Me levanté, pero no a modo de defensa, sino cautivado por su voz... la curiosidad mató al gato, y seguro estaba por matarme a mí tambiénㅡ. No te haré daño.

A la misma vez que pronunciaba estas palabras, aparecía de las sombras un hombre alto, de traje blanco con detalles en gris y una galera de los mismos colores. El cabello negro, largo, contrastaba la blancura de su traje y su rostro, y sus mejillas se colorearon de rosado cuando me sonrió. Sus ojos azules brillaron ante mí.

A comparación de él... yo no era nada. Mis traje marrón oscuro, mi camisa blanca y una corbata que había perdido por el camino. Me arreglé el cabello, corto al ráz y pelirrojo, sintiéndome ligeramente avergonzado por mi facha.

ㅡ¿Qué haces aquí, solo? ㅡme preguntó, posando sus manos sobre su cinturaㅡ. No es normal que la gente entre aquí.

ㅡDiscúlpame, ¿entré en propiedad privada? ㅡpregunté, con los ojos bien abiertosㅡ. Estaba escapando... de las responsabilidades y prioridades de los demás sobre mí.

ㅡ¿Ah, sí? ㅡpuso una mano en su barbilla, de forma pensativaㅡ. Bueno... yo también me escapé alguna vez ㅡme sonrió y le sonreí de vueltaㅡ. Sígueme, te llevaré a casa.

La palabra resonó en mis oídos, rebotó y se quedó ahí. No... no puedo volver a casa. Cuando él comenzó a caminar, yo retrocedí.

ㅡ¿Eh? ¿Qué pasa?

ㅡYo... no... no quiero ir. No quiero ir a mi casa.

Él me dió la espalda, y soltó una carcajada tan alta, que su galera casi cae al suelo. Se volteó, con una sonrisa enorme, y sus mejillas muy sonrojadas.

ㅡ¡Vamos a casa, entonces!

Seguí su camino, escuchándolo cantar una vieja melodía. Llegamos a un gran árbol, uno demasiado alto para escalar.

ㅡHay que bajar.

ㅡ¿Bajar?

Él asintió. Se acercó a mí y tomó una de mis manos con cuidado. El suave roce de sus dedos con los míos, el leve apretón de confianza, y la determinación en esos ojos azules suyos... logró convencerme de inmediato.

Caminamos por las sombras, bajando y subiendo escaleras infinitas, hasta que los rayos de sol brillaron sobre nosotros de nuevo.

La vista era aún más perfecta de lo que esperaba. Los árboles grandes, florecidos de bellos colores, todos los arbustos perfectamente cortados y la suave brisa corría con poca dificultad. Mis ojos se posaron en la gran estructura al final del camino, alta y parecida a un castillo, que escondía el sol detrás.

ㅡMi nombre ㅡdijo el hombre del traje blanco, inclinándose sobre una rodillaㅡ, es Eddward. Y vivo ahí arriba.

ㅡMe llamo Kevin ㅡlogré decir, admirando la mano que él me había tomado, ahora entrelazada con la suyaㅡ. Es... un hermoso lugar.

ㅡLas personas que escapan vienen aquí ㅡcomentó, poniéndose de pie nuevamente, acercándose aún más a míㅡ. Quédate... no tienes que volver a un lugar dónde no te aprecian.

La idea me pareció una locura desde el principio. Pero era quedarme con un extraño o... volver a una vida llena de miseria. Miré atrás, a las escaleras de tierra. Me despedí de mi madre, de la gente que conocí alguna vez.

Me volteé al hombre de la galera, quién seguía sonriéndome, contento de tenerme ahí.

ㅡSí ㅡmurmuréㅡ... me quedaré contigo.

Para las personas comunes yo estaba muerto... pero, la verdad es, que estaba más vivo que nunca.

Aquí, abajo y muy lejos... en mi País de las Maravillas.

#12mesesMF22
#12mesesMF
FEBRERO, 20 ; 2022.

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