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🎪 ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮7 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾»... [𝖮7]

𝗨𝗻𝗮 𝗻𝗶𝗻̃𝗲𝗿𝗮❞

Jennie estaba sentada a la mesa de la cocina, con los codos apoyados en la superficie de madera y la mirada fija en su cuaderno escolar, terminando de escribir las últimas líneas de su tarea. La pequeña movía el lápiz con rapidez, casi sin detenerse a pensar demasiado en lo que hacía, pues su mente estaba en otro lugar. Exactamente una semana había transcurrido desde su fiesta de cumpleaños, y aun así la emoción no había desaparecido. Seguía sintiendo mariposas en el estómago cada vez que recordaba aquel día, la música, los globos de colores, los dulces y, sobre todo, la presencia de su payasita favorita.

Sus labios se curvaron en una sonrisa involuntaria mientras sostenía el lápiz entre los dedos y tamborileaba suavemente sobre el papel. No podía evitarlo. Todo en aquella celebración había sido perfecto. Desde entonces, en más de una ocasión se había sorprendido a sí misma repasando mentalmente cada momento, imaginando lo divertido que sería poder repetirlo. ¡Ojalá los cumpleaños fueran más de una vez al año!

Tan sumida estaba en sus pensamientos que no notó la presencia de sus padres hasta que sus voces interrumpieron el suave silencio de la cocina.

━ Jennie, necesitamos hablar contigo.

El tono serio de su madre la hizo fruncir el ceño de inmediato. Su mano, que momentos antes se movía sin cesar sobre el cuaderno, se detuvo en seco, y su pequeño cuerpo se irguió con cierto recelo. Conocía demasiado bien aquellas palabras. Siempre que las escuchaba significaba que algo importante, y generalmente no muy agradable, estaba a punto de ser anunciado.

━ Sí, díganme ━ respondió con educación, ladeando la cabecita en un gesto atento, aunque en su interior un ligero nerviosismo comenzaba a instalarse.

Su madre se aclaró la garganta antes de hablar, y su padre le dirigió una mirada comprensiva antes de continuar con la conversación.

━ Hija, tenemos que irnos de viaje por una semana. Es un asunto importante y será a las afueras de Seúl, así que esta vez no podrás acompañarnos.

Jennie parpadeó un par de veces, tratando de procesar la información. Sus manitas, que hasta hacía un momento sostenían con firmeza el lápiz, se relajaron sobre la mesa, y sus hombros descendieron ligeramente. Una sensación de desilusión se instaló en su pecho. Sabía que no podía hacer nada para evitarlo, pero eso no impedía que la idea de pasar tanto tiempo lejos de sus padres le resultara triste.

━ ¿Y quién estará conmigo? ━ preguntó en voz baja, fijando la mirada en el suelo mientras sus pies colgaban de la silla sin tocar el piso.

━ Te quedarás en casa de tus tíos, con tu primita Mingi.

Jennie sintió que su nariz se arrugaba en un gesto de desagrado inmediato.

━ Pero ella es muy grosera… ━ murmuró en tono de queja, cruzando los brazos con un leve bufido.

No era ningún secreto que no se llevaba bien con su prima. Mingi nunca quería compartir sus juguetes con ella, y cada vez que intentaban jugar juntas, terminaban discutiendo. No le hacía gracia la idea de pasar toda una semana bajo el mismo techo con alguien que siempre encontraba la manera de hacerla sentir incómoda.

━ Pero es la única con la que puedes quedarte ━ insistió su madre, intentando calmarla con una suave caricia en su cabello.

Jennie no respondió de inmediato. Su ceño seguía fruncido y sus labios se apretaban en una fina línea. No quería estar con Mingi.

Pero al mismo tiempo, no tenía muchas opciones.

Su abuela ya era demasiado mayor para cuidar de ella, y la mayoría de sus tíos estaban fuera de la ciudad. ¿Y si simplemente se quedaba sola en casa? ¿No sería mejor eso que aguantar a su prima toda una semana?

Su mente comenzó a trabajar con rapidez, buscando una alternativa. No podía evitar el viaje de sus padres, pero quizá sí podía encontrar una manera de quedarse con alguien más.

Fue entonces cuando una idea iluminó su rostro.

━ ¿Qué pasa si me quedo con Lili? ━ preguntó de repente, con una expresión entusiasta.

Sus padres intercambiaron una mirada de desconcierto.

━ ¿Lili? ━ repitió su padre, como si no estuviera seguro de haber escuchado bien.

━ Sí, ella sabe estar con niños. Es la mejor opción ━ argumentó con firmeza, sintiendo que su idea tenía mucho sentido.

━ Es cierto que Lili es una payasa muy dulce y que se lleva bien con los niños… pero no es una niñera, Jennie.

━ ¿Y si ella acepta cuidarme? ¡De seguro querrá! ¿Han hablado con ella? Si no acepta, prometo quedarme con Mingi ━ dijo con seguridad, cruzando las manitas sobre la mesa.

Sus padres suspiraron. Sabían que no ganarían en una discusión con Jennie cuando se ponía tan insistente. Aun así, estaban convencidos de que la respuesta de la payasita sería un rotundo no. Después de todo, ¿qué clase de persona aceptaría cuidar a una niña por una semana entera sin previo aviso?

━ Está bien, la llamaremos ━ accedió su madre finalmente.

Jennie dio un pequeño salto de alegría, aunque en su interior un nerviosismo creciente empezaba a instalarse.

¿Qué pasaría si Lili decía que no?

Sin embargo, su preocupación se disipó en el instante en que escuchó la voz de su madre al teléfono.

━ ¿Lili? Sí, somos los padres de Jennie… Verás, nuestra hija nos ha insistido mucho en que… ¿Qué?

Jennie contuvo la respiración.

Hubo una pausa.

Y luego, contra todo pronóstico, su madre parpadeó con incredulidad antes de repetir en voz baja:

━ Ha dicho que sí.

El rostro de la niña se iluminó como un amanecer.

━ ¡¿De verdad?!

Al recibir la confirmación, Jennie gritó de felicidad y empezó a saltar por la cocina, completamente emocionada.

¡Iba a quedarse con su payasita durante toda una semana!

Jennie no podía estar más emocionada. Desde que sus padres le habían confirmado que Lili sería su niñera durante la semana, su corazón latía con una euforia que apenas podía contener. No había pasado ni un solo minuto sin que se asomara por la ventana con la esperanza de ver aparecer el auto de su madre con su payasita a bordo. Se había encargado de organizar cuidadosamente todos sus juguetes favoritos en la sala, alineándolos con precisión sobre la alfombra para que Lili pudiera verlos en cuanto llegara.

También había ensayado mentalmente todas las historias que quería contarle, pequeños relatos sobre su escuela, sobre sus travesuras y sobre los momentos en los que había pensado en ella desde la fiesta. Para Jennie, Lili no era solo una payasita que la había entretenido en su cumpleaños; era alguien especial, alguien que ahora tendría el honor de quedarse con ella, de compartir su día a día, de dormir bajo el mismo techo.

Su pecho subía y bajaba con expectación hasta que, finalmente, el sonido de la puerta abriéndose la hizo quedarse quieta en su lugar. La voz de su madre se filtró desde la entrada, pero Jennie apenas le prestó atención. Su mirada estaba fija en la figura que la acompañaba, en esa persona a la que había esperado con tanta emoción. Sin embargo, lo que vio la dejó sin palabras.

Lili no era la misma que había conocido en la fiesta. No llevaba el maquillaje vibrante que la convertía en una payasa risueña ni las coloridas prendas que solían hacerla parecer un personaje salido de un cuento. En su lugar, tenía el rostro limpio, despejado, con una piel clara y tersa que resaltaba la profundidad de sus ojos marrón oscuro. Su cabello, ahora sin peluca, era negro y estaba recogido en dos trenzas sueltas que caían sobre sus hombros, dándole un aire completamente distinto, casi etéreo.

Llevaba un suéter holgado que parecía demasiado grande para ella y un par de jeans desgastados que contrastaban con la imagen vibrante que Jennie tenía en su mente. Pero si algo destacaba sobre todo lo demás era la sonrisa que le dedicó en cuanto sus miradas se cruzaron, una sonrisa sincera, amplia, cargada de calidez.

Jennie sintió su rostro arder y, sin poder evitarlo, bajó la mirada. Algo en su estómago se revolvió con fuerza, como si un enjambre de mariposas hubiera despertado de golpe dentro de ella. No podía explicarlo, pero Lili, sin su disfraz de payasita, le parecía aún más fascinante.

━ Hola, pequeña niña, ¿estás feliz de verme? ━ la voz de Lili llegó a sus oídos con una suavidad juguetona, y antes de poder reaccionar, sintió sus dedos enredándose en su cabello en una caricia ligera.

Jennie asintió con tanta rapidez que sus padres no pudieron evitar reírse con ternura.

━ Es muy tímida, pero sé que la pasarán bien esta semana. Es una niña obediente ━ comentó su madre, dejando en el suelo las maletas de Lili.

━ Eso espero… ¿Verdad que me vas a obedecer en todo como una buena niña? ━ con un tono fingidamente severo, Lili se cruzó de brazos, arqueando una ceja de forma divertida.

Jennie, aún con la cara roja, asintió de inmediato, logrando que la mujer riera antes de pellizcarle la mejilla.

━ Lo sé, no te preocupes ━ murmuró con una sonrisa más suave.

El resto de la tarde transcurrió entre la instalación de Lili en la habitación de huéspedes y las explicaciones detalladas de los padres sobre los cuidados de Jennie. Enumeraron una serie de instrucciones que iban desde las comidas bajas en azúcar hasta la importancia de mantenerlos informados de cualquier accidente o inconveniente. No dudaron en repetir varias veces que estarían llamando todos los días para asegurarse de que todo estuviera en orden. Lili escuchó con paciencia, asintiendo con cada punto y asegurándoles que se encargaría de todo con responsabilidad.

Jennie, por su parte, permaneció cerca, observándola con una mezcla de admiración y nerviosismo. Ahora que la emoción inicial se había disipado, se daba cuenta de que no sabía muy bien qué decirle. Había imaginado este momento tantas veces que ahora, al tenerla frente a ella, se sentía torpe y un poco perdida.

Cuando finalmente encontró el valor para hablar, su voz salió más baja de lo que esperaba.

━ Señorita Lili, uste-... ¡Ahh! ━ soltó un pequeño grito al notar el rostro de la mujer peligrosamente cerca del suyo.

Se había inclinado sin previo aviso, acercándose con una expresión impasible que, tras ver la reacción de la niña, se transformó en una de sus habituales sonrisas traviesas.

━ Me causó gracia verte tan distraída, por eso me acerqué ━ explicó con naturalidad.

Jennie sintió su corazón retumbar en el pecho.

━ Lo s-siento, tan solo venía a decirle que espero que se sienta bien con cuidarme ━ susurró, sintiéndose tonta por tartamudear.

Pero Lili la miró con dulzura y, con un gesto ligero, llevó una mano a su mejilla, atrapando entre sus dedos un mechón de su cabello.

━ ¿Cómo no podría sentirme feliz de tener a una hermosa niña como tú a mi cuidado? Nos vamos a divertir mucho ━ afirmó con seguridad.

Jennie sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Sí, se iban a divertir mucho.







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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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