«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗎𝗇𝗈»... [𝖮1]

❝𝗨𝗻𝗮 𝗽𝗮𝘆𝗮𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗡𝗶𝗻𝗶❞

Las páginas de internet y los foros de profesionales desfilaban ante los ojos de la madre, su mirada fija en la pantalla, cada clic un paso más hacia su objetivo. Estaba decidida a encontrar a la "payasa" perfecta para la fiesta de cumpleaños de su hija. Desde que Jennie había mencionado su deseo, no había pensado en otra cosa. La pequeña había pedido una payasita, no un payaso cualquiera, y aunque la madre no comprendía del todo las razones detrás de esa preferencia, estaba dispuesta a cumplir con exactitud el capricho de su hija.

Después de todo, siempre había querido lo mejor para ella, y no era cuestión de caprichos sin sentido; Jennie parecía tener un motivo más profundo para querer una payasita, algo que la madre había aceptado sin cuestionar.

La madre continuó su búsqueda meticulosa, pasando de un perfil a otro, de una imagen a la siguiente, descartando aquellos que no parecían adecuados. Cada foto, cada descripción era evaluada con ojo crítico. No se trataba solo de encontrar a alguien que se presentara como una payasa, sino de dar con la persona que pudiera encajar perfectamente en la idea que su hija tenía en mente. Consciente de la importancia que Jennie daba a los detalles, la madre sabía que no podía conformarse con cualquier opción.

La pequeña había sido clara: quería una payasita, no un payaso, y la razón que había dado—que le gustaban más las mujeres payasitas por su maquillaje, sus vestidos y sus grandes sonrisas—parecía más que suficiente para la madre, quien compartía en silencio ese mismo criterio.

━ ¿Todavía no has encontrado a ninguna? ━ preguntó su esposo, su voz teñida de aburrimiento.

Estaba sentado en la isla de la cocina, picoteando una ensalada de frutas con una indiferencia que apenas disfrazaba su impaciencia. La mujer, sin levantar la vista de la pantalla, negó con un gesto frustrado, presionando sus dedos contra el entrecejo en un intento por calmar la tensión que comenzaba a acumularse.

━ Hay millones de payasas a las que contratar ━ añadió él, con un tono despreocupado, como si fuera una cuestión trivial.

━ Ninguna cumple mis expectativas ━ respondió ella, su tono indicando que no había espacio para discusión.

Rodó los ojos ante la aparente obviedad de su respuesta, mientras su esposo sonreía con resignación, consciente de la exigencia que siempre había caracterizado a su mujer. Justo cuando él se disponía a ponerse de pie y salir hacia el trabajo, un grito de entusiasmo lo detuvo en seco.

━ ¡Ah! ¡Mira esta! Es perfecta.

La curiosidad lo llevó a acercarse al teléfono, deseoso de ver qué había captado tanto la atención de su esposa. Ella, con emoción evidente, señalaba el perfil de una joven payasa en la pantalla. Cuatro fotos componían su portafolio: tres con su maquillaje característico y una cuarta, sin adornos, mostrando su rostro real. Su cabello morado oscuro, nariz respingada, mandíbula definida, y unos labios finos y carnosos completaban el cuadro. Pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, de un azul claro que contrastaba con los pupilentes lilas que utilizaba en su disfraz.

━ ¡Mira! ¡Todo en ella es precioso! ━ exclamó la mujer, trazando con su dedo el contorno del traje morado que vestía la payasa en una de las fotos. Su esposo asintió, más por complacerla que por verdadero interés.

━ Mmm... Lalisa Manoban... ━ murmuró ella, mientras leía el nombre en voz alta, su voz impregnada de una mezcla de satisfacción y alivio.

Al parecer, la joven era conocida en el mundo del entretenimiento bajo el apodo de "Lili". Sin duda, una elección que complacería a su hija.

━ ¡Definitivamente le encantará! ━ concluyó, mientras su esposo se despedía para ir al trabajo, no sin antes recibir un frío adiós, más pendiente ella de concretar los detalles de la contratación que de la partida de su pareja.

Con una sonrisa de satisfacción, la madre no tardó en redactar un mensaje a la payasa, detallando las expectativas para la fiesta y solicitando una cita para ultimar detalles. Al confirmar la reserva, sintió que un peso se levantaba de sus hombros. La fiesta sería perfecta, y Jennie tendría a la payasita que tanto deseaba.

Cerró la computadora con una sensación de triunfo y, con una sonrisa satisfecha, se dirigió a la habitación de su hija. Subió las escaleras con paso firme, sus tacones resonando contra el suelo de baldosas, mientras su mente ya planeaba cómo darle la noticia a Jennie. Sabía que la niña estaría ocupada con sus tareas, probablemente inmersa en algún libro, y quería sorprenderla.

Al llegar a la puerta blanca de la habitación, la encontró tal como había imaginado: concentrada en su pequeño escritorio, rodeada de libros. Jennie estaba tan absorta que ni siquiera se percató de la presencia de su madre, quien entró en la habitación y se sentó en silencio en el borde de la cama. La mujer la observó por unos momentos, divertida por la manera en que la niña movía sus pies, los cuales no alcanzaban a tocar el suelo.

Un leve carraspeo fue suficiente para atraer la atención de Jennie. La niña se giró de golpe, asustada, pero su expresión cambió al instante al reconocer a su madre.

━ ¡Mami! ━ gritó, lanzándose sobre ella y envolviéndola en un abrazo. La madre le devolvió el gesto con una sonrisa, y Jennie, sin perder un segundo, preguntó ━ : ¿Ya está la comida?

Sentada en el regazo de su madre, la pequeña observó su rostro, notando algo diferente.

━ Estás muy sonriente, mami. ¿Qué pasó?

La madre fingió una expresión de indignación.

━ Que esté sonriendo no significa que esté pasando algo ━ murmuró, simulando enfado. Jennie no se dejó engañar, su puchero y mirada de desconfianza forzaron a su madre a rendirse.

━ Está bien, está bien... Tengo una buena noticia ━ admitió al fin, sabiendo que no tenía sentido prolongar el suspense.

━ ¡Dime! ¡Porfis! ━ gritó Jennie, poniéndose de pie y saltando de emoción. La madre sonrió con diversión, preparándose para la reacción que sabía seguiría a su anuncio.

━ ¡Ya conseguí a una payasita! ━ exclamó, levantando los brazos para enfatizar la noticia.

Por un instante, Jennie se quedó en silencio, procesando la información, hasta que una sonrisa se dibujó en sus labios. La madre apenas tuvo tiempo de taparse los oídos antes de que los gritos de alegría llenaran la habitación.

━ ¡Sí, sí! ¡Voy a tener a una payasita! ━ gritó Jennie, dando saltos y riendo sin control.

La casa entera pareció vibrar con la energía de la niña, mientras su madre la observaba con una mezcla de satisfacción y amor. Finalmente, la rodeó con sus brazos, llenándola de besos, ambas compartiendo la alegría del momento.

En ese instante, todo parecía perfecto.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09