«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗈𝖼𝖾»... [12]

❝𝗟𝗮 𝗰𝗼𝗰𝗶𝗻𝗶𝘁𝗮❞

La niña se sentó en el suelo cerca de un pequeño montículo de barro y comenzó a amasar con sus manos. Sin importarle el sudor en su frente debido al sol, siguió jugando con una sonrisa.

Uno de sus "pasatiempos" favoritos era jugar a la cocinita.

Y es que los animales que encontraba muertos en el monte tenían que servir para algo. De igual forma, no es como si le dieran mucha comida en ese lugar. Ella ya se había acostumbrado a comer pajarillos, insectos y hasta barro.

Modelando cada detalle con precisión, observó la espesa sustancia del suelo. Luego, con ramitas y hojas, creó utensilios improvisados para cocinar. Con su imaginación desbordante, la niña simulaba preparar comidas desde cero, agregando ingredientes imaginarios al barro y revolviendo con sus "utensilios" hechos a mano.

A medida que jugaba, inventaba historias sobre lo que estaba cocinando, creando un mundo de fantasía lleno de alegría y diversión, uno en el que los monstruos no existían ni la dañaban. La niña estaba completamente inmersa en su juego, disfrutando cada momento como si estuviera en un mundo mágico. Incluso veía la sangre que sobresalía del vil cadáver del pollito que "cocinaba".

Con su imaginación, moldeó pequeñas ollas y sartenes. Creó platos y utensilios con los que simulaba cocinar deliciosas comidas, —que no eran más que los inertes cadáveres de animales—.

La niña pasó horas entre risas y alegría, disfrutando de su juego creativo con el barro. Sus manos cada vez se ensuciaban más y tendría consecuencias, pero no le tomaba importancia a eso. Ya se había acostumbrado a los castigos por la desobediencia.

¿Por qué qué habría de malo en jugar a la cocinita con sus amiguitos?.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09