La azabache primero intentó separarse de aquel beso que nunca debió pasar, pero no pudo y correspondió al beso, colgándose del cuello de él, y el tomándola de la cintura, querían seguir pero les faltó el aire y tuvieron que separarse.

— A-adrien y-yo l-lo si-siento— dijo ella súper roja.

— Tranquila— respondió— esto pasó aquí, y de aquí no sale.

Sin más nada que decir, avergonzada fue a continuar su labor como mini diseñadora, ya que trabajaba para Gabriel. Adrien tenía una junta pendiente así que salió de la oficina dejando sola a Marinette, ella respiraba tranquila ahora y trabajaba más a gusto, sin alguien que la estuviera observando.

Termino su día de trabajo, no era tan cansado así que se sentía muy a gusto con el, excepto por Chloe y Adrien, que tenía que verlos todos los días y acostumbrarse a esto. Esa noche llamó a su mejor amiga, Alya, para contarle lo bien que le fue.

— Hola Alya.

— Hola amiga, dime ¿qué tal tu día? ¿Ya eres novia de Adrien?— dijo en tono de burla.

— ¡¡ALYA!! ¿Como se te ocurre?— dijo la azabache recordando el beso— nada que ver, él se ve muy enamorado de su esposa— mintió.

— Ay amiga, la verdad es que me es difícil creer que Adrien este enamorado de esa tonta.

— Lo sé, pero ya las cosas están hechas.

— Y respecto al trabajo, ¿cómo es?

— Pues no me quejo, es descansado, Gabriel es muy buena persona y me siento a gusto, excepto por lo de Chloe y Adrien, que si no fuera por eso todo seria perfecto.

— Bueno amiga, lo único que tienes que hacer es acostumbrarte.

— Si, y eso haré.

— Bueno Mari, te dejo, voy a descansar por que mañana me espera un día muy traginado.

— Yo también iré a descansar, hasta luego Alya.

— Adiós Mari— cuelga la llamada.

La azabache se va descansar, no deja de pensar en aquel beso que tanto tiempo espero para que se diera, pero no quería tener falsas ilusiones, poco después terminó profundamente dormida.

Así llegó el siguiente día, se alistó y se fue al trabajo, llegaba temprano por primera vez en su vida. Empezó con su labor diaria, pero de pronto la puerta de la oficina se abrió, y vio entrar a Adrien con la patética de su esposa, que decía..

— ... y amor, como te decía, he decidido apoyar a tu papi viniendo acá a la empresa a trabajar junto contigo cariño— le dio un beso al cual el correspondió obligadamente. Marinette solo bajó la cabeza y siguió en sus asuntos.

— Chloe, yo ya voy a empezar a trabajar, con permiso.

— Ya te dije que también trabajaré aquí— dijo ella— ¿acaso te molesta?

— No, de hecho me parece bien que vengas a apoyar a mi padre, solo que como tu eres mi "esposa" deberías tener un lugar más adecuado para trabajar— dijo— hay una oficina desocupada justo al frente, puedes ir a trabajar allí si no te importa.

— Pero— dijo berrinchuda— yo quiero trabajar contigo.

— Lo siento Chloe, no se puede.

— Bueno— aceptó disgustada— solo por que tú me lo pides.

Luego se fue a trabajar a la otra oficina, la azabache sentía un gran alivio al ver que la rubia oxigenada esa se había ido por fin de su presencia, Adrien la saludó y esta solo respondió con un simple "hola Adrien". Sin más tiempo que perder, empezaron con sus labores.

Todos los días era lo mismo, por una u otra cosa aparecía la rubia en la oficina de Adrien, con cualquier pretexto, aparecía más de 10 veces al día. La oji-azul no le tomó importancia, trabajaba tranquila, y esto hacía que la rubia histérica sintiera mucho, pero mucho coraje...