— Y-yo.. S-si te a-amo....

Hubo un silencio incómodo de 2 minutos, mientras tanto, miles de pensamientos pasaban por las mentes de ambos.

Mierda.. ¿Pero qué es lo que acabo de hacer? ¿Que demonios dije? Estoy en un gran problema... Pensó la azabache.

— Bueno pero... Esto es imposible y no tiene caso seguir hablando de esto, ¿me acompañarias al centro comercial para comprar ropa para la fiesta? ¡¡Por fisss!!

— Bueno esta bien— dijo fingiendo una sonrisa— ¿a qué hora nos vamos?

— En cuanto salga de aquí.

— Entonces te ayudaré para que avances.

Sin más nada que decir, ambos empezaron a hacer el trabajo y acabar lo antes posible.

Mientras tanto una rubia oji-azul fue a su oficina destrozada por lo que escuchó. No ser correspondido es lo más terrible del mundo y ella lo sabía.

Ella es el problema, mi Adrien no, así que quien pagará por todo será la tipa esta.. ¡Ja! Ya veremos que pasa mi estimada Marinette Dupain-Cheng...

Luego de acabar con el trabajo, al rubio le parecía extraño que su "esposita" no haya venido a interrumpirlo como lo hacía de costumbre, pensó que quizá estaba enferma pero no le tomó importancia.

Ahora debo centrarme en Marinette, ya que ahora se que ella también me ama, ya no la perderé de nuevo..

Salieron de la empresa, rumbo al restaurante y luego irían por el centro comercial como lo pidió la azabache.

Las horas se pasaron volando, fueron al centro comercial y en tan solo comprar unas cuantas prendas de vestir de la oji-azul se había llegado las 5 p.m. El rubio también aprovecho para comprar algunas cosas que le hacían falta, y así aprovechaba la compañía de aquella hermosa azabache.

— Llegamos— dijo el rubio algo entusiasmado por ver como le quedarían las prendas y joyas que compro la azabache, no eran muchas, pero si eran bellísimas.

— Al fin, no sabes lo cansada que estoy— dijo ella bajando del auto para meter las cosas que compraron a la casa.

— Emm Mari, yo...

— Si dime, ¿que pasa?

— Lo que pasa es que ya no me da tiempo de ir a mi casa para cambiarme, pero como compré unas cosas en el centro comercial te quería decir si puedo alistarme aquí nomás...

— ¡Claro! Siéntete como en casa, tu tranquilo.

— Muchas gracias bogaboo- dijo el rubio y ambos se adentraron en el departamento de la azabache.

Se arreglaron ambos para la fiesta, entre risas y antiguos recuerdos de la preparatoria, todo iba de maravilla, por lo menos hasta ahora. Vistieron ropas casuales pero muy lindas, Marinette traía puesto un vestido corto con unos tacones y un pequeño bolso que hacia juego con su atuendo, simple pero lindo.

Mientras, Adrien traia unos jeans con un suéter verde oscuro y unas Vans negras.

Ambos, ya listos, decidieron emprender hacia el lugar de aquel evento entre amigos, reunirse a los tiempos era algo que no se ve todos los días.

— Wow Mari, te ves.. Hermosa..

Este comentario provocó que la oji-azul se sonrojara delante del rubio, mientras que este al notar este comportamiento de la chica, solo procedió a rascarse la nuca en señal de timidez.

— Gra-gracias— dijo ella— tu también luces espectacular.

Si me sigues halagando de esa manera, volveré a enamorarme de tí Adrien...

— Bueno, ¿nos vamos?

— Sí claro.

— Señorita..— dijo cediendole el paso y haciendo una reverencia.

— Jajaja ya basta de formalidades.

— Bueno esta bien— dijo y le abrió la puerta del auto para que subiese

— Gracias— sonrió y se adentró en el coche.

Y así fueron rumbo hacia la fiesta, hablaban como siempre, recordando el pasado y preguntándose como estarían ahora sus amigos después de tanto tiempo. De pronto la oji-azul sacó un pequeño collar de su pequeño bolso de mano, era un colgante hermoso.

— ¿Y ese collar?

— Mmhh adivina..

— ¿Te lo compraste?

— No exactamente

— Me rindo.. ¿Quien te lo dió? Está hermoso, pero obvio no más que tú— dijo el rubio guiñandole el ojo

— Me lo regaló Luka— respondió la azabache dando un pequeño suspiro de nostalgia.

Con que fue él...