Capítulo Trece.
Sábado por la noche, una semana más y la paga más deseada en la historia de Corea se haría realidad. SeokJin estaba ansioso así que sentía que los días se pasaban un poco más lentos de lo que deberían, incluso estando cerca de su estúpido y sexi jefe.
Trató de olvidarlo así que se dedicó a él mismo, era sábado de darse una manita de gato. Mientras JiMin salía de antro porque era joven, él siendo más viejo le dolían las rodillas y el codo, así que prefería ver series o telenovelas con su madre.
No sabían que iban a cenar, ni tampoco sabían en qué iba a acabar la serie, pero mientras SeokJin comía palomitas, su madre se pintaba las uñas y su padre junto a JungKook veían las caricaturas en la habitación del menor, la vida tenía otros planes.
Su celular empezó a sonar en tono de llamada y sin siquiera voltear contestó.
-Secretario Kim- escuchó del otro lado de la línea y de inmediato sus ojos se abrieron.
-Señor Kim- se levantó del sillón como si el moreno estuviera viéndolo en esos momentos, con aquella mascarilla en su rostro y esas sandalias viejas que no tiraba porque "lo viejo es más cómodo" según él.
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-Ammm, ¿Algún problema con el trabajo? Recuerdo mandar todos los correos a su cuenta de Gmail, pero puedo checarlo una última vez y-
-No quiero eso- interrumpió burlón.
-A-ah... ¿Entonces?
-Secretario Kim debería dejar de pensar todo el tiempo en trabajo.
-Es mi jefe, cuando usted me habla claro que solo pienso en trabajo- si claro.
Sin embargo no escuchó una respuesta inmediata, su jefe se tardó unos segundos más en responder y hasta que lo escuchó suspirar se dió cuenta que seguía en línea.
-¿Ya cenó?- preguntó finalmente.
-¿Eh?
-Su jefe está afuera de su casa, y no vienen a hablar de trabajo porque trajo la cena para usted y su familia. Cómo lo había dicho anteriormente me gustaría cenar una vez más con ellos, así que por favor salga.
La llamada se colgó de inmediato y SeokJin sólo se quedó ahí, sin saber qué hacer y con el celular aún pegado a su oreja.
Hasta que su madre lo jaló de la playera de su pijama con curiosidad ante la llamada.
-¿Por qué te quedas parado ahí como menso?- preguntó y el menor regresó a la realidad.
-Demonios- se quitó la mascarilla de inmediato- prepara la mesa, y dile a papá que se ponga una playera.
-¿Eh? ¿Por qué?
-¡Sólo hazlo! No voy a tardar mi jefe está aquí, comportense como la gente decente.
-¡Oye!- gritó la señora mientras veía a su hijo ir a la entrada de la casa y ponerse unos tenis-. Nosotros somos decentes - susurró cuando la puerta fue azotada.
Afuera de la casa SeokJin acomodaba las arrugas inexistente de su pantalón y de paso quitaba el sudor que empezaba a salir de sus manos. Suspiró tratando de calmarse para salir hacia la calle.
Ahí, frente a la acera, se encontró con el auto deportivo de su jefe y a este recargado en el mientras sostenía varias bolsas de tela, porque sabía que su jefe era pro-planeta y prefería cortarse un dedo antes que usar bolsas de plástico.
-Señor Kim- saludó con una venia y el moreno se enderezó para acercarse y quedar frente a aferente con su secretaria-, ¿Qué lo trae por aquí? Es un poco tarde y es su día de descanso.
-Ya lo sé- asintió mientras SeokJin sostenía las bolsas que le entregaba-. Pero mis empleados en la casa también descansan, así que no tenía nada que hacer o con quien cenar, hasta que me acordé de usted.
-Pero-
-El invierno está por comenzar- interrumpió-. Traje bebidas calientes y una sopa especial para JungKook. ¿Cómo está él? ¿No ha vuelto a perderse?
SeokJin viró los ojos mientras NamJoon pasaba a un lado de él y se dirigía a la entrada de la casa esperando que su secretario le siguiera el paso.
-Solo se perdió una vez- susurró y obligadamente siguió al menor, abrió la puerta y después de cruzar el patio siguió con la segunda puerta.
NamJoon le sonrió antes de entrar como si fuera su hogar, o como si él fuera el dueño del lugar. ¿Dónde quedaban los modales coreanos? La vergüenza de estar en una casa que no era la suya.
-Buenas noches- saludó el moreno cuando la señora Kim cruzó de la cocina a la sala con intenciones de seguir viendo su telenovela.
-¡Oh! Ceo Kim- contestó y sonriente se enderezó de inmediato-. Pensé que SeokJin bromeaba con su presencia aquí, no se preocupe mi esposo siempre usa playeras en la casa y fuera de esta.
SeokJin sentía vergüenza porque era su jefe, no porque quisiera dar una buena impresión fuera de la oficina. No tenía por qué hacerlo de no ser tema laboral, ¿Qué acaso nadie quería darle una buena impresión a su jefe?
-No puede ser...- murmuró y de inmediato la puerta de la habitación de su hermano se abrió dejando ver a este mismo-, JungKook, sé educado y saluda al señor Kim.
Los ojos de JungKook brillaron cuando vio al imponente Kim NamJoon, porque apesar de que su cuerpo era muy ancho alto y rudo, su rostro era muy tierno y eso le gustaba al niño.
-¡Señor Kim!- se lanzó a este emocionado solo para que NamJoon lo cargara con facilidad-. Usted regresó porque si se quiere casar conmigo ¿cierto?
-Oye- regañó SeokJin-, No digas eso.
-No- interrumpió el moreno-. Vine porque te traje algo rico, y porque dijiste que tu hyung no te compraba las suficientes leches de plátano.
El niño pestañeo chiqueado sin importarle que su hermano estuviera boqueando ofendido.
-Es cierto- contestó tierno-. Es un hyung malo.
-Este hyung deja de comer para comprarte leche, niño malcriado- alzó la mano en forma de amenaza y su hermano solo se encogió de hombros sin importarle. Porque sabía que su hermano no le pagaría y que si lo hiciera sus padres lo golpearían a él y además estaba su jefe, si no quería perder su trabajo debía comportarse.
JungKook era un niño muy listo, e ingenioso.
-Mejor pasemos al comedor- interrumpió la mayor guiandolos a la mesa-, Ceo Kim otra vez que pena con usted, es tan amable ¿Acaso está soltero?
-¡Mamá!- reprochó SeokJin.
-¿Qué? Es para la hija de la señora Kang- ahora se dirigió al moreno-. Ella es muy bonita, sigue soltera porque dice que sus estándares son muy altos, pero señor Kim yo creo que usted sobrepasa todos los estándares.
NamJoon rió avergonzado pero sin dejar de darle la razón.
-Es una lástima que tenga que rechazarla- continuó él-, Pero mis gustos se basan en los hombres.
-¡Oh! ¡Pero que sorpresa!- fingió sorpresa mientras juntaba sus manos-, Yo tengo dos hijos, pero por lo visto el más apto es mi SeokJin.
Los dos rieron complices, y JungKook les siguió la risa sin entender de qué hablaban, aún en lo brazos del moreno. Y SeokJin solo quería que al tierra se lo tragara.
-¿Dónde está papá?- preguntó de mala gana.
-Arriba en la habitación, sabes que cuando le meten una idea no pueden sacarsela, está buscando qué playera usar para la ocasión.
Siguiente a eso el señor Kim apareció, bajando las escaleras con una playera apuesta, color gris y letras en romano.
-¡Oh! Ceo Kim- se acercó de inmediato para saludarlo adecuadamente-. No creímos que fuera verdad que usted estuviera aquí.
-Señor- saludó con una pequeña venia pues JungKook en sus brazos no le dejaba hacer una adecuada-, Disfruté la cena pasada, así que quise agradecer trayendola yo en esta ocasión.
-Yah~- el señor hizo un leve movimento con la mano, contento de oler el pollo que su esposa sacaba de las bolsas-. Usted siempre tan atento, también disfrutamos de su compañía, mi SeokJin aún está soltero por cierto.
-¡Papá!- siguió reprochando-, ¿Qué les ocurre a todos hoy?
NamJoon rió bajito guiado por el señor Kim al comedor.
-Solo cállate- regañó él a su hijo-, Nadie es tan amable por qué si, ponte a trabajar bien y no decepciones a NamJoon.
-Dejemos de pelear- interrumpió la señora-. La comida se enfriará y el joven NamJoon trajo un gran bufete, disfrutemos gracias a él.
La comida era deliciosa, el pollo, los fideos, el té y las sopas. Claro, y el soju que el señor Kim y NamJoon bebieron para finalizar el postre.
Pero cuando JungKook bostezó y pidió los brazos de su madre supieron que era tarde, y que todos debían ir a descansar.
Así que después de que NamJoon haya ayudado a limpiar la mesa, se despidió de los dos mayores y salió acompañado de su secretario.
-Le pido una disculpa- comenzó Jin y NamJoon frunció el ceño parándose frente a frente.
-¿Por qué tan de repente?
-Les dije que se comportaran, pero a veces siento que vivo con puros niños. Mi padre y mi hermano son muy inmaduros y mi mamá actúa como quinceañera enamorada.
SeokJin se lamentó y el menor solo rió satisfecho.
-Quisiera cenar más seguido con ellos- confesó de repente.
-Usted sigue burlándose-
-No es así- interrumpió-. Secretario Kim cómo es posible que incluso su padre se haya dado cuenta desde un principio.
-¿Eh? ¿A qué se refiere con eso?- preguntó confundido.
-¿Pagará su deuda? ¿O tendré que esperar más?
Está vez SeokJin suspiró cansado, era su fin de semana así que no debería estar batallando con esas cosas y menos a altas horas de la noche.
-Señor Kim- se cruzó de brazos-. ¿Sigue insistiendo con eso? He trabajado para usted y no me pagan lo suficiente como para despertarme a las cinco de la madrugada y aprender un deporte que dejé en claro que no me gustaba desde un principio, y todavía tener que dormir hasta las diez de la noche. Usted es el que me sale debiendo a mí.
-¿Es así?- preguntó alzando una de sus cejas y viendo al mayor asentir con seguridad.
Así que se enderezó y rectó su postura, para acercarse los pocos pasos hacia su secretario. Después lo tomó de la cintura y poco a poco se inclinó hasta dejar un beso en los labios de este.
Fue un beso profundo, deseoso y apasionado.
Y todo eso paso en cámara lenta para el mayor, quién sorprendido dejó de escuchar todo a su alrededor para solo detectar el latido de su corazón.
Cerró los ojos lentamente y suspiró nervioso cuando su jefe lo sostuvo con fuerza para profundizar el beso, se dejó llevar y poniendo de su parte lo facilito enredando sus brazos en el cuello del moreno.
Se separaron cuando sintieron que fue suficiente y que necesitaban aire para respirar adecuadamente.
Sus corazones latían con fuerza, las mejillas del mayor estaban rojas en sonrojo y sus labios hinchados.
-Lleva trabajando tres semanas para mí- comenzó el moreno sacandolo de sus pensamientos-. Son veintiun días en total, entonces aún le debo veinte besos.
-Y-yo...
-¿Quiere cobrarselos ahora? ¿O prefiere que le dé un beso diario de ahora en adelante?
SeokJin tragó pesado ante la mirada profunda de su jefe, no sabía qué hacer, la cabeza le daba vueltas por ese soju de moras que su padre le obligó a beber así que gracias a eso dudaba de la situación.
Pero se dejó llevar por aquellos labios, y volvió a enredar sus brazos en el cuello del más alto para seguir besándolo.
Ya solo faltaban diecinueve besos.
Y dieciocho...
Y decidiste...
Y dieciséis...
Que vivan los novios!!
Ya pues, el siguiente capítulo sale el YoonMin <3
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