Capítulo Cinco.
Seis de la mañana, era tarde, muy tarde.
Y su rutina empezaba, se levantó, se bañó y vistió. Ni siquiera tuvo chance de desayunar algo, su estómago dolía pero no tenía oportunidad ni siquiera de verse al espejo, eso ya lo haría después.
-¿Por qué va tan aprisa?- preguntó la señora Kim, viendo a su hijo correr de un lado a otro-, Su horario empieza a las ocho.
-No, empieza a las seis- corrigió él, buscando aún las llaves de la camioneta que NamJoon le dio. No era un regalo, sería muy raro si fuera un regalo, pero era parte del trabajo, ahora SeokJin era el secretario personal y laboral de Kim NamJoon debía estar a la altura.
-Faltan dos horas para eso- contestó JungKook y el señor Kim solo frunció el ceño viendo al menor de sus hijos, negó finalmente y siguió dándole de desayunar.
-Vas un poco tarde- se burló el señor y SeokJin solo gruñó molesto.
-¡Las encontré!- festejó después de hallar las llaves detrás de un cojín en el sillón, tal vez la noche anterior salieron de su bolsillo cuando se lanzó a este, o tal vez era muy estúpido como para ser cuidadoso.
Finalmente corrió a la entrada de la casa y antes de poder abrir la puerta algo detrás suyo lo detuvo, volteó a sus espaldas y en la mesa, en aquella silla especial, encontró la triste mirada de su hermano. Con ojos llorosos y labio tembloroso.
-Maldita sea- se regresó y besó la mejilla de su hermano con un beso tronado-, No seas tan llorón.
Jk sonrió contento y satisfecho, porque su hyung podía incluso olvidarse de su madre, pero jamás de él.
A toda prisa salió de la casa, saludó a la señora Lee quien nunca faltaba a barrer la banqueta y finalmente subió a la enorme camioneta. Podía presumir, si, pero no era momento. Así que arrancó a toda velocidad y en tiempo récord llegó, diez minutos tarde nadie lo notaría.
-Secretario Kim- saludó NamJoon viendo su reloj de mano, y cargando aquella maleta de mano-, Voy tarde al golf.
-Lo sé, lo siento mucho, el tráfico era insoportable- mintió, ni siquiera había tanto tráfico a esa hora tan temprano en la mañana.
-Es raro, el transporte aún no sale y-
-¿Nos vamos?- interrumpió, cargando él la maleta y poniéndola en los asientos de atrás, siguiente a eso abrió la puerta del copiloto y NamJoon se adentró dándole un leve sonrisa.
SeokJin contestó con otra, pero falsa.
- Ceo Infantil -
Era la sexta vez que bostezaba en diez minutos, eran las seis con cincuenta minutos, las clases de golf empezaban a las seis y media y terminaban a las siete y media. Sus ojos se cerraban casi seguido de solo recordar que faltaban aún cuarenta minutos para que pudieran retirarse, y que todos los días faltarían cuarenta minutos en algún momento del día. Y que él estaría ahí, viendo sin ninguna razón en medio de un campo bajo el sol.
La paga es buena, la paga es buena.
Se repetía con cada segundo que pasaba.
Nunca esperó que el trabajo de secretario personal fuera tan aburrido, solo ver, acompañar, sonreír y aplaudir cuando su jefe volteaba a verlo con sonrisa orgullosa.
Que patético se sentía.
-Secretario Kim- el nombrado se enderezó, respirando profundo cuando el menor lo llamó.
-¿Está listo para irse, señor Kim?
NamJoon rió y negó levemente.
-Esta vez quiero extender mi estancia.
Jin levantó sus cejas con una sonrisa forzosa.
-¿Qué?
-Si, venga acá.
El mayor suspiró, viendo a la maestra quien le sonreía levemente y con un movimiento de mano le indicaba que se acercara.
-¿Ocupa algo? ¿La bola no cayó en el hoyo? Ahora mismo voy- quiso avanzar pero NamJoon lo detuvo soltando una risita.
-No soy de esos aficionados, por favor concentrese.
SeokJin frunció el ceño, cuando su jefe le entregó unos guantes y siguiente a eso se paró detrás de él. Lo rodeó con sus fuertes brazos y sus manos detuvieron las suyas con un palo entre estas.
Tragó pesado, respirando la fragancia del moreno combinada con su sudor. De un momento a otro se puso nervioso y se sintió estúpido por eso, ¿Por qué se sentía así? Era un hombre, no debería hacerlo y menos con su jefe.
-Piensa que el golf es aburrido, ¿Cierto?- comienzó, hablando bajito, pues no era necesario alzar la voz cuando estaban lo suficientemente cerca.
-Y-yo- carraspeo nervioso-. No es mi deporte favorito.
Aclaró y NamJoon rió por eso.
-A mí me gusta, es algo privado- SeokJin observó cada movimiento, sus manos entrelazadas con las de su jefe, y cómo el palo jugaba con la pelota.
Sintió su cara arder por pensar en doble sentido.
-No hay nadie- siguió el menor-, Todo es silencioso y privado- SeokJin volvió a tragar pesado- Y te concentras en una sola cosa; meter la bola al hoyo.
El palo golpeó la pelota y esta entró directo al hoyo.
-¡Iré por sus cosas al carrito!- gritó Jin, separándose de golpe y alejándose a paso rápido, ignorando por completo la carcajada de su jefe y la risita de la maestra.
Todo en él ardía, y no quería pensar más si no ardería de otra manera y eso sería más vergonzoso para él.
-¿Por qué es tan infantil?- se preguntó a si mismo en un susurró mientras llegaba al carrito y tomaba la maleta de cuero color negro-, Tiene más de veinte años y se comporta como un niño de quince años, idiota.
-¿Me hablaba?- el mayor saltó de susto cuando la voz de su jefe volvió a resonar en su mente.
-Maldita sea- susurró sintiendo su corazón casi salirse-, Señor Kim, no vuelva hacer eso o se quedará sin secretario.
-Pense que usted organizaria mi funeral- se burló recargandose en el carrito, cruzando sus pies y observando a su secretario-. Secretario Kim, qué le parece si de ahora en adelante práctica golf conmigo.
-Recuerdo decirle que no es mi deporte favorito.
-Yo seré su entrenandor personal- el moreno se acercó unos pasos más y SeokJin se alejó estos mismos.
Sus miradas chocaron y se mantuvieron así por un segundo.
-Se hace tarde, Señor Kim- interrumpió el mayor antes de que NamJoon volviera hablar-. Y esta vez no se va a saltar ninguna junta.
Finalmente ante eso, Jin se retiró cargando todo el equipaje.
Quién fuera Jin para que NamJoon fuera mi jefe y me arrimara todo.
-K_S_05.
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