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🌹࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 17 」


«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗂𝖾𝖼𝗂𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾»... [17]

❝𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮❞

La mañana del festival amaneció con el cielo despejado y un aire fresco que traía consigo la fragancia de las flores recién abiertas. Desde temprano, el castillo y las calles del reino se llenaron de movimiento, con sirvientes decorando cada rincón con guirnaldas doradas y cintas color carmesí. Los músicos afinaron sus instrumentos, preparándose para las melodías que acompañarían la festividad, y los comerciantes dispusieron sus mejores mercancías en los puestos que rodeaban la plaza central.

El festival de las ofrendas era una de las tradiciones más antiguas del reino. Todos, desde la familia real hasta los campesinos, debían ofrecer un obsequio a alguien más sin revelar su contenido de inmediato. La intención detrás del regalo era más importante que su valor, pues el gesto simbolizaba un lazo, un deseo o un sentimiento que solo el destinatario debía interpretar.

Jimin observó la actividad desde una de las terrazas del castillo, sintiendo una mezcla de curiosidad y ansiedad. No estaba seguro de qué esperar de aquel día, especialmente después de la noche anterior. La espada y el collar de Yoongi aún descansaban sobre su mesa, brillando a la luz del sol. No había tenido el valor de ponérselos.

━ Joven maestro, aquí están los obsequios que le han dejado ━ anunció uno de los sirvientes al entrar en su habitación con una bandeja de cajas envueltas en telas finas.

Jimin se volvió lentamente, mirando los paquetes con algo de incomodidad. Nunca se había sentido del todo cómodo con la devoción de los sirvientes, aunque sabía que rechazar los regalos sería visto como una descortesía.

━ Gracias… ━ murmuró, tomando la primera de las cajas.

Eran muchas, demasiadas. Perfumes exquisitos, prendas bordadas a mano, dulces importados y pequeñas esculturas talladas en madera. Todo era hermoso, pero al mismo tiempo, se sentía distante, como si cada regalo representara una expectativa que debía cumplir.

Sin embargo, el momento más difícil llegó cuando bajó al gran salón, donde los obsequios de los nobles y los miembros de la familia real serían entregados personalmente. Ahí, rodeado por la élite del reino, Jimin sintió la mirada de Yoongi posarse sobre él como una sombra ineludible.

El intercambio de regalos comenzó con solemnidad. Uno a uno, los asistentes fueron recibiendo sus obsequios, agradeciendo con sonrisas medidas y reverencias elegantes. Jimin, como prometido de Min Yoongi, era uno de los más esperados.

Los primeros en entregarle sus presentes fueron los nobles más cercanos a la familia real, cada uno con una expresión de reverencia y respeto. Luego, llegaron los regalos de los altos oficiales y consejeros del reino, quienes le ofrecieron objetos de valor incalculable: una daga con incrustaciones de esmeraldas, un manto de seda traído desde tierras lejanas, un anillo de oro con el escudo de la familia Min.

Jimin recibió cada uno con cortesía, aunque con el pecho cada vez más apretado. La ceremonia avanzaba, y su incomodidad crecía con cada mirada que sentía sobre él. Pero nada lo preparó para lo que vino después.

━ Ahora, el último obsequio ━ anunció uno de los maestros de ceremonias.

El salón quedó en un silencio expectante cuando Jungkook se adelantó, caminando con pasos medidos hasta quedar frente a Jimin. Su presencia, imponente incluso en su sencillez, contrastaba con la opulencia del lugar. Llevaba en sus manos una pequeña caja de madera oscura, sin adornos ni cintas llamativas, solo una simple tapa tallada con un patrón discreto.

Jimin sintió su corazón dar un vuelco.

Jungkook no lo miró directamente, manteniendo la vista baja en una muestra de respeto, pero su postura rígida y la forma en que sus dedos apretaban la caja delataban la tensión en su interior.

━ Esta es mi ofrenda para usted, joven maestro ━ dijo, su voz firme pero carente de la frialdad que solía mostrar en público.

Jimin extendió las manos con cierto temblor y tomó la caja con cuidado. Era ligera, más de lo que esperaba, pero en su interior había algo que pesaba más que cualquier joya o tesoro.

Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, sintió el peso de otra mirada sobre él.

Yoongi.

Parado a unos pasos de distancia, el príncipe lo observaba con la expresión inescrutable que tan bien dominaba, pero Jimin sintió la tensión contenida en cada línea de su rostro. La sombra de una advertencia flotaba en sus ojos.

El aire se volvió denso, casi irrespirable.

Jimin tragó saliva y bajó la vista hacia la caja en sus manos. No sabía qué había dentro, pero algo le decía que lo cambiaría todo.

La noche había caído con un silencio espeso, cubriendo el castillo con su manto de sombras. Las antorchas en los pasillos ardían con llamas titilantes, proyectando siluetas fantasmales en las paredes de piedra. En su habitación, Jimin se sentía inquieto. No lograba encontrar descanso, no cuando su mente aún giraba en torno a la caja que había recibido de Jungkook.

Estaba seguro de que la había dejado sobre su mesa, entre los otros regalos, pero ahora no la veía. Con el ceño fruncido, se arrodilló junto a la cama y tanteó debajo, sus dedos buscando el contorno de la caja en la penumbra. Al sentir la madera fría bajo sus manos, suspiró aliviado y la sacó lentamente, pero justo cuando estaba a punto de abrirla, un golpe seco resonó en la puerta.

Jimin se sobresaltó y, con un reflejo veloz, empujó la caja de vuelta bajo la cama antes de incorporarse.

━ Entra… ━ dijo con la voz apenas controlada.

La puerta se abrió con un chirrido, y la figura de Yoongi apareció en el umbral, su presencia llenando la habitación con un aire denso. Vestía de negro, como siempre, pero había algo en su mirada que hizo que Jimin sintiera un escalofrío recorriéndole la espalda.

Yoongi no habló de inmediato. Caminó con lentitud, observando cada rincón de la estancia como si buscara algo. Sus ojos afilados recorrieron la mesa donde estaban apilados los regalos, luego el suelo, y finalmente se posaron en Jimin.

━ Pareces… distraído ━ comentó en voz baja, pero con un filo oculto en sus palabras.

Jimin apretó los labios y se forzó a mantener la calma.

━ Solo estoy cansado ━ respondió, desviando la mirada.

Yoongi no pareció satisfecho con la respuesta. Dio un paso más y se inclinó levemente, acercándose lo suficiente como para que Jimin pudiera sentir su aliento cálido contra su piel.

━ ¿Es por lo que te dio ese sirviente? ━ preguntó, su tono tan suave que se sintió como una amenaza velada.

El pulso de Jimin se aceleró.

━ No sé de qué hablas ━ murmuró.

Yoongi rió entre dientes, sin apartarse.

━ ¿De verdad crees que no lo noté? ━ Sus dedos rozaron la mesa, como si analizara los objetos dispuestos allí. ━ Estabas buscándolo justo antes de que entrara.

Jimin sintió un nudo en la garganta. No podía negar lo evidente, pero tampoco podía permitirse mostrarse débil ante él.

━ Es solo un regalo ━ dijo con la voz medida.

Yoongi se enderezó y lo observó en silencio por un momento. Luego, sus facciones se endurecieron y sus ojos adquirieron un brillo peligroso.

━ Escucha bien, Jimin ━ su voz descendió hasta convertirse en un murmullo helado ━ si noto la más mínima falta de respeto de ese hombre, lo desapareceré.

El corazón de Jimin se detuvo por un segundo.

━ No lo harías… ━ murmuró sin poder evitarlo.

Yoongi sonrió, pero no era una sonrisa reconfortante.

━ ¿Quieres probarme?

Jimin sintió su sangre volverse hielo. No le quedaba duda de que Yoongi era capaz de cumplir su amenaza.

━ No hay nada entre Jungkook y yo ━ dijo con un hilo de voz.

Yoongi inclinó la cabeza, como si analizara la veracidad de sus palabras. Luego, sin más, se giró y se dirigió hacia la puerta. Antes de salir, se detuvo y, sin volverse, añadió:

━ Espero que recuerdes a quién perteneces, Jimin.

La puerta se cerró con un sonido seco, dejando tras de sí un silencio ensordecedor.

Jimin sintió que el aire volvía a sus pulmones poco a poco. Sus manos temblaban, su pecho subía y bajaba con rapidez. Se quedó quieto unos segundos, asegurándose de que Yoongi realmente se había ido, antes de caer de rodillas y sacar la caja de debajo de la cama con desesperación.

Sus dedos temblorosos desataron la cinta que la sujetaba y, con un latido acelerado, levantó la tapa.

Dentro, sobre un pequeño paño de terciopelo oscuro, había un anillo.

Era simple, sin excesivos adornos, pero tenía una delicadeza que lo hacía destacar. El metal era oscuro, con un brillo discreto, y en su centro tenía una diminuta inscripción que Jimin no pudo leer a simple vista.

Sus labios se entreabrieron, y un cúmulo de emociones se arremolinó en su pecho.

Jungkook… ¿por qué le había dado aquello?

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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