FINAL.
— Años habían pasado, no meses, años le costó a Andrés volver a conseguir una oportunidad.
Aitana y él se empezaron a llevar muy bien con el tiempo, era como una mini versión de él, eso hacía que Alicia se ponga levemente celosa porque antes era únicamente su niña, y ahora debía de compartir. —
— Los primeros diez meses ninguno de los dos quiso verse con el otro, Alicia se puso en pareja con una mujer de ahí, duraron medio año. Sorpresivamente esa fue la razón por la que se volvió a ver con Andrés. —
Hola, ¿Todo bien? — Preguntó el hombre a su hija por el teléfono, rara vez lo llamaba luego de estar en su casa. —
Yo sí, pero mamá no sé, está en el baño hace como media hora, ¿Vienes? — Y no hizo falta que lo preguntara dos veces, ella le abrió y luego le hizo caso cuando le dijo que se vaya a ver una película. —
¿Alicia, todo bien? — Preguntó golpeando suavemente la puerta del baño y escuchó que su tarareo se detuvo. — Aitana me llamó, está preocupada, ¿Puedes abrir? — Dijo quedándose ahí parado. —
Estoy bien. — Habló quebrada, lo escuchó decirle algunas cosas más las cuales hicieron que le abriera la puerta, la mujer tenía en una mano unas tijeras profesionales y al lado del lavamanos habían cajas de tintura. —
¿En verdad lo estás? — Su cabello ahora estaba corto otra vez, por los hombros, el largo cabello ahora estaba en el suelo, su flequillo estaba intacto, tenía todo el maquillaje corrido del llanto y sus ojos estaban vacíos, sin rastro de felicidad alguna. —
Me engañó. — Y se puso a llorar otra vez, pero ahora se dejó abrazar, forzó un poco para que no le quitara las tijeras de la mano pero Andrés lo logró. No solo lloraba porque había vuelto a confiar y había salido mal. Si no porque trató de llenar un vacío con otra persona y ni así se olvidó de él. —
— Esa tarde fue Andrés quien la ayudó a acomodar mejor su cabello, las cajas de tintura terminaron llenas en la basura, limpiaron juntos y cenaron los tres. Aitana amaba el nuevo corte, era raro ver a su madre con el cabello corto, pero era hermosa. —
— De a poco volvieron a hablar, una vez por semana, luego dos, tres, cuatro; cada día. ¿Costó? Claro que a Andrés le costó lograr eso, pero supo que lo estaba haciendo bien cuando le hizo una escena de celos. —
Soy Malai, la madre de Anong. — Le dijo la mujer, madre de una compañera de su hija al parecer. —
André, padre de Aitana. — Contestó sonriendo amablemente, a no tantos metros vio a Alicia quien miraba con curiosidad mientras caminaba a ellos. — Y ella es la madre de Aitana, Alice Cox. — Presentó al ya tenerla de frente y la pelirroja se posicionó a su lado, apoyándose junto a el. —
Un placer conocerlos a ambos, nunca los había visto juntos. — Les dijo la mujer, al decir la ultima palabra cambió un poco el tono y lo miró a él en particular. —
Oh, sí, hace muchos años, más de veinte de hecho. — Le contestó Alicia antes de darle un beso en la mejilla, dejando marcado su labial, posesiva. La miró con una leve sonrisa para hablar. — Alice y André Cox. Creo que soy una mujer con suerte al haberlo hecho mío hace tantos años. — Se puso así porque no le gustó como la mujer le hablaba ni sus intenciones ni que estuviera cerca de él en general. Si no respiraba el mismo aire mejor.
La pequeña charla terminó cuando Aitana se acercó extrañada a ellos ya que nunca venían juntos pero no se disgustó. — Vamos a casa. — La pelirroja habló en español y los tres terminaron en el auto. —
¿Se murió alguien? — les preguntó su hija. —
No, solo pensé que podíamos ir a almorzar todos hoy a lo de tu abuela, una sorpresa. — Contestó Andrés aunque el hombre se estaba aguantando la risa por la escena de la mujer de ojos azules. —
— Tuvieron un almuerzo normal, sin embargo Aitana se quedó a dormir ahí y los otros dos se fueron a casa juntos. — ¿Entonces estamos juntos hace veinte años? — Le preguntó Andrés, sentándose en el sillón junto a ella. —
Sí. — Confirmó como si no estuviera jugando. — Estuve pensando estos días, acerca de todo, en general. — Lo vio mostrar interés, como siempre, entonces se acomodó mejor, de costado, mirándole a la cara mientras le hablaba. — Nunca podré perdonar que te hayas convertido en un ladrón ni que ahora ya no pueda seguir con mi trabajo. Pero en estos dos años demostraste interés por nuestra hija, la fuiste a buscar a la escuela, estuviste en fechas importantes, la aconsejaste, le enseñaste a cocinar, a andar en bicicleta; te interesaste al completo por ella. Te ocupaste aunque no estuviéramos juntos y eso genuinamente me hace feliz.
No solo eso, si no que también me ayudaste con mi ruptura, me hiciste reír mucho, me acompañaste cada vez que me sentía mal, me sentí en paz otra vez porque yo te podía decir los veinte problemas que tenía en un día y tú tenias una solución cuando yo realmente si quiera tenia ganas de levantarme de la cama. Mi pelo aún sufre las consecuencias. — Aún no lo tenía largo como antes, pero al menos ya le llegaba hasta el pecho. —
Y no puedo hacer nada para cambiar el pasado, pero puedo ver que voy a hacer a futuro con lo que hay en el presente. No te confundas, no te estoy perdonando. Te estoy permitiendo continuar en mi vida y realmente no tengo la intención de sacarte de ella. Hubo un tiempo en el que me doliste, como cincuenta alfileres clavados en el corazón, pero ya no me duele el corazón, ahora me duele la barriga de tanto reír y en parte es gracias a ti. Entonces, estoy dispuesta a darte una oportunidad. No. Una no. Media. Tienes media oportunidad. Te juro que si me decepcionas otra vez...
— Alicia quiso seguir pero no pudo ya que ya estaba en sus brazos, sintiendo como el la abrazaba, podía sentir que era realmente honesto en ese abrazo. Dulce. Angelical. — Te prometo que lo haré bien. Te lo prometo. — Y pudo darle un beso cuando la volvió a tener cara a cara. Estar tanto tiempo sin esos labios fue la peor tortura que le podrían haber dado. —
— Aitana estaba más que feliz de tener a sus dos personas favoritas viviendo juntas otra vez, no tardaron en acostumbrarse, la mini pelirroja quería una mascota, Alicia no decía nada sobre eso y para navidad Andrés les consiguió un pequeño gato anaranjado. —
¿Cómo le van a poner? — Preguntó Andrés. Hubo una leve discusión hasta que Alicia terminó decidiendo. —
Garfield. — Ya con eso no hubo queja, Andrés recibió tres vinos de los buenos, Alicia sabía cuanto le gustaban, Aitana no solo obtuvo un gato si no que también un teléfono que sería claramente supervisado. — ¿Qué te pasa? — Le preguntó a la menor mientras se dejaba abrazar por su pareja. —
Falta mi mega regalo. — Se quejó entrecerrando los ojos. — No veo a ninguna bebé pelirroja aquí, ¿No voy a tener hermana? — Era increíble, desde los nueve años que quería una hermana, ya tenía doce y continuaba pidiéndola. — Me caen mal.
¿Me estás diciendo que estás enojada porque no te damos una hermana en lugar de estar corriendo por todos lados porque tienes un teléfono? — Escuchó a Andrés reírse en su oreja. — Digna hija de tu padre.
— Su pequeña continuó indignada, incluso hasta irse a dormir y poco después los dos mayores hicieron lo mismo. — La tuve nueve meses dentro, la crié sola nueve años y es igual a ti, es que no entiendo. — Ahora ella era la indignada mientras se quitaba las joyas suavemente y el hacia lo mismo pero con su corbata. —
Es una mini tú pero con mi personalidad. Nos va a odiar hasta que termine el año. — Dijo como si no faltaran menos de dos semanas para que eso ocurra. — Nos faltó su mini compañía, hubiera sido buena hermana.
Claro que lo hubiera sido. — Hubo un breve silencio mientras se desmaquillaba y cuando se terminó de quitar el labial lo miró desde el espejo. — ¿Crees que es tarde?
Creo que siempre voy a tener ganas de tener otro bebé contigo, por lo que nunca será tarde, solo si es riesgoso para ti porque no quiero perderte. Pero lo que yo quiera realmente no importa porque el cuerpo es tuyo y si tú no quieres yo te voy a seguir amando de todas formas. — Se empezaron a cepillar los dientes en silencio, no tenso, si no que cómodo y la ayudó a cepillarse el cabello. — Oye ya no lo pienses, es navidad.
No lo pienso. — Mintió. — Bueno ya, sal de mis pensamientos. — Ambos se rieron y hablaron de otra cosa hasta que llegaron a esa parte de la noche donde comenzaron los besos tiernos a desesperados a terminar tratando de hacer todas las maniobras para no despertar a Aitana. —
— Año nuevo lo pasaron con la otra mitad de la familia también y a fines de enero Alicia volvió a estar sentada en el baño con una prueba digital en espera pero ya no era como la primera vez en la que estaba nerviosa mal, ahora estaba ansiosa. Comía paleta tras paleta, no podía parar y cuando finalmente volteó la prueba sonrió y dejó caer sus lagrimas de felicidad. —
— Lo primero que hizo fue conseguir cita con su médica, quedándose con las pequeñas fotos de la ecografía a las semanas. Las metió en un sobre y consiguió casa sola con Andrés en pocas noches. — Te llegó esto. — Le dijo entregando el sobre como si nada. —
Qué raro, debe ser algún recibo. Ayúdame con esto mientras. — Intercambiaron los lugares, ella se puso a revolver la salsa y el abrió el sobre extrañado. Apenas se dio cuenta de lo que había dentro se le aguaron los ojos. — Estás embarazada— Y efectivamente así era ya que podía ver las lagrimas en sus ojos también. La abrazó, besó y hacía mucho que no se sentía tan pero tan feliz. —
— Aitana no se quedó atrás, cuando se enteró de que su madre estaba embarazada los abrazó con fuerza y corrió por toda la casa. A los meses se enteraron que iba a ser una niña, habían dicho Chiara, mutó a Kiara y por decisión de Aitana terminó siendo Kyara. —
Es súper pequeñita. — Fue lo primero que dijo la pre adolescente cuando se sentó al lado de sus padres quienes estaban con la bebé. — Y súper bonita.
Tú eras igualita. — Le dijo Alicia, estaban súper embobados con la pequeña que únicamente dormía sobre su mamá. —
Voy a ser la mejor hermana mayor, lo prometo. — Les dijo antes de acariciarla con mucha delicadeza con un dedo. — Te lo prometo Kyara.
Las amo. — Confesó Andrés como usualmente lo hacía. — Las amo a las tres, son lo mejor que tengo, quería que lo sepan, y sobre todo decírselos antes de que lleguen todos los paparazzi. — Se rieron los tres sobre como se refirió a la otra mitad de la familia, Raquel estaba llegando ya seguro, demorada porque hace un mes también había nacido su bebé. —
— Dicho y hecho. Ese día fue uno de los mejores del año, Andrés aprendió mucho y realmente se lamentaba por no haber estado cuando Aitana nació pero realmente daba lo mejor. Kyara era la castaña como el, pero de ojos azules y pecas, Alicia predominó mucho más en ella y esta vez si se parecían más.
Tenían miedo de que a su hermana mayor le dieran los típicos celos, pero no pasó, realmente la cuidaba y la amaba muchísimo. Ya cuando la menor sabía caminar bien se la pasaban haciendo coreos, era normal que de la nada se les interpusieran con la vista en la televisión para mostrarles un nuevo baile. —
— Pero amaban eso. Amaban su familia y ni todo el oro que tenían compraba la felicidad que les daban las dos pequeñas "Sierra de Fonollosa" —
FIN.
Y es aquí donde realmente todo termina, donde se terminan los dibujos de Andrés, las Monster high se guardan en un cajón, las paletas de cereza se terminan y las luces se apagan. Pero estoy sumamente feliz de esta historia que les dejo, si bien tal vez no soy la mejor o no les guste quiero que sepan que lo di todo en cada capítulo, cada párrafo, cada edición.
Que esta historia se termine no quiere decir que no vengan más, pero realmente muchas gracias por todo el apoyo que me dieron estos meses, amo interactuar con sus comentarios, imaginarme las reacciones, todo.
Los amo muchísimo, gracias por tanto amor.
Nos veremos en una próxima obra.
Nuevamente, gracias.
"the love you give it to me, the love i give it to you back again" — Najwa. 🩵
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