La escuela es muy difícil, incluso cuando tienes dificultades con los números, pero a pesar de ello, intentaba no demostrarlo, incluso si su hermano mellizo se burlaba de los que no sabían nada.

Los nervios la carcomía, su miedo por pasar más allá de las palabras le producía temor.

Su estómago se revolvía incluso sin haber desayunado y sus ojos llorosos se centraban en el cuaderno.

La maestra había salido a atender un asunto de dirección, dejando a cargo a Yeray, el hermano de Amina (T/N), ambos siendo del mismo curso de sexto grado, un aula llena de niños problemáticos, siendo imperativos con cualquier incentivo de juegos. Unos niños muy especiales.

Amina no podía hacer nada con su hermano, ella se mantenía en la distancia ignorando todo lo malo que su hermano provocaba, no quería ser parte de los maltratos y abusos, y aunque quisiera ayudar a los más débiles su hermano se lo prohibía.

Amina tenía serios problemas con el miedo y el pánico que también a Yeray se le ocurriera hacerle lo mismo, por lo que se mantiene a la distancia y mantiene su mente ocupada con escritos que su propia mente creaba.

⸻¡Yeray es el mejor líder!

Amina se estremeció, encogiéndose en su lugar e intentando mantener su vista en su cuaderno. Pero no pasó mucho cuando tomaron su cabello corto, empujándola en su escritorio y sacándole un gritó del miedo y del susto al ver una mano intrusa, creyendo que la golpearan en la cara, pero solamente le quitaron su cuaderno.

Yeray tan pronto como reconoció el chillido de Amina, se volvió a ella, notando como uno de sus amigos la tenía de manera incómoda y dolorosa para ella. Él se levantó rápidamente de su lugar, sin quitar la mirada de los ojos de Amina, llorosos, rojos y con una expresión de pánico total.

⸻¡HEY! ⸻Todos guardaron silencio, girando ver al dueño del grito enfurecido. ⸻¡Suelta a mi hermana!

El chico Yeray mantenía sus ojos verdes centrados en los de su hermana, y en cuanto estaba a su lado tomó al otro niño del cuello de su camisa y lo tiró al suelo.

Él sabía que era la única manera de hacerlo alejar de su hermana, ya que era uno de los matones más testarudo y terco que había, sin mencionar que sabía que estaba obsesionado con parecerse a Yeray.

⸻¡Oye! ¿¡Qué te pasa!? ⸻Se quejó el chico, mirando un poco molesto al rubio. ⸻Creí que Amina la tratabas igual, ¡Tú mismo nos dijiste!

Yeray miró por inercia a Amina, quien ocultaba su rostro entre sus brazos, notando pequeños temblores en su pequeño cuerpo, sabiendo que era de miedo.

¿Cómo podía él lastimar a su hermana? La única que lo ayudaba con lo que él le pedía.

⸻¡Jamás lastimaría a mi hermana! ⸻Se acercó al otro que estaba en el suelo, tomándolo de nuevo de la camisa y verlo enfurecido. ⸻Y lo que has dicho no es más que una mentira. ¡ASÍ QUE NO LA VUELVAS A TOCAR!

Amina lo había escuchado todo. Pero eso no quitaba el hecho que dudaba de que lo que decía era cierto. Había hecho tanto daño a los demás que ya no dudaba que hablara mal de ella.

No soportaba escuchar mentiras, así que se levantó de su lugar hecha un mar de lágrimas, escuchando murmullos detrás de ella, sabiendo que eran críticas seguidas de malos comentarios.

Yeray se giró a ver la puerta, viendo la cabellera castaña oscura de su hermana, sabiendo que se dirigía a un lugar que solo ellos conocen, por lo que se levantó rápido y fue tras ella.

Pero olvidaron por completo el cuaderno de Amina.

Aquel niño pelinegro estaba asustado y muy enojado por la forma en la que su "líder" lo había tratado, pero al ver un cuaderno todo viejo casi terminado cerca de él supo que era la niña mimada de Yeray.

Lo tomó entre sus manos sintiendo su corazón acelerarse al tener en mente una pequeña venganza para ambos hermanos.

⸻A mi nadie me trata de esa manera...

Por otro lado los hermanos habían ido de camino a una casa del árbol, algo lejos del pueblo, teniendo casi enfrente el árbol que todos los pueblerinos sienten curiosidad y admiración.

Amina sube, sin dificultad mientras que su hermano le daba pánico ver con la agilidad con la que subía su gemela, y al cerciorarse que ya estaba arriba sube él y decide sentarse en la orilla del hoyo de las escaleras, sintiéndose culpable por no mantenerse pendiente de ella.

Amina sentía la mirada verduzca de su gemelo, pero eso le provocaba más miedo y enojo, enojo con ella misma por no ser lo suficientemente valiente para enfrentarse a su hermano y a sus "amigos".

Aquel rubio sentía angustia porque su hermana castaña no dejaba de llorar y sabía perfectamente que ella no le permitiría acercarse, ya que ella odiaba mucho como él actuaba para mantener las vistas lejos de ella.

Él soltó un suspiro. Dejando salir la angustia, para convertirse en preocupación ante su pequeña hermana.

⸻Amina. ⸻La llamó, pero no recibió respuesta. ⸻Amina, lo lamento mucho.

Siguió sin respuesta. Pero al menos había hecho que el llanto cesara un poco, ahora dejando a la expuesta los espasmos del llanto, y uno que otro sorbido de nariz.

Ahora que supo que se había tranquilizado, se levantó y se acercó a ella, sentándose delante de ella y verla con un semblante preocupado. Poco a poco ella elevó la vista de sus rodillas, mirando con esos ojos verdes con miedo a él.

Eso le dolió.

⸻Amina, escu- ⸻Fue interrumpido por la mencionada, con una voz muy baja.

⸻Eres igual a mamá...

Aquello lo dejó desconcertado. No supo que decir, mucho menos supo a qué se refería.

Aquella mujer tenía dos caras con sus dos hijos, y eso era horrible para ambos.

⸻¿Eso es bueno o malo? ⸻La miró con una mueca pensando lo peor.

⸻N-No lo sé...

Tanto para ella, como para él eran unos pésimos padres, y aunque intentará buscarle el lado bueno de aquella mujer, lo único que encontraban era lástima, nada bueno en ellos, ni siquiera protección y amor.

⸻Pero estoy contenta que seas mi hermano. ⸻Soltó mirándolo con serenidad.

⸻Soy tu hermano, y no permitiré que te lastimen.