La gente rodeaba aquel lugar, con una copa de vino o de champagne en sus manos, riendo falsamente de los chistes sin sentido de los de la alta sociedad.

Actores famosos, músicos, cantantes y hasta mafiosos qué se hacían pasar por personas que ganaron la lotería. De todo había en ese lugar.

El perfume caro y el olor a chaquetas de cuero del más caro se hacían presentes, recordando de que todo aquel que estaba en aquel salón, era millonario y podía pisarte si quisiese.

El evento benéfico. Un evento el cual "ayudaría" a las personas de bajos recursos. El dinero recaudado iría para una fundación.
Todo consistía en una subasta, abría propiedades de más de 9 millones de wones.

Lo que nadie sabía, es que aquel dinero sería transferido a la cuenta bancaria de Jihyo, una conocida mafiosa de Corea del Sur. Ni siquiera la policia se atrevía a persuadirla, ella era temida por todos.

Solo el 10% del dinero recaudado iría a esa fundación para no levantar sospechas y poder ser feliz con el dinero restante.

Jennie había investigado a cada persona que se encontraba en aquel lugar, ella estaba ahí debido a su trabajo como asistente de Lisa. Le cargaba el abrigo y la ayudaba con su vestido, nada la hacía más feliz pero tenía que idear un plan de como acercarse más a Lisa.

Coqueteos casi invisibles, roses, toques "accidentales", todo funcionaría, pues Jennie era una chica linda, refinada y hasta cierto punto tierna, aunque con una mente retorcida y malvada.

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Jennie observaban la escena con coraje, sentía su sangre hervir de frustración al ver a esa maldita perra hablando con Lisa y riendo de lo más normal posible.

Se había prometido a si misma, que sin piedad alguna, asesinaría a todo aquel que se acercara a Lisa con otras intenciones, nadie irrumpiría en sus planes.

Esperó. Esperó el tiempo que fuera necesario para que esa chica se despegara de Lisa y así lo hizo.
La chica caminó confiada al baño, sin saber lo que ahí le esperaba.

Con pasos lentos, Jennie entró al solitario baño, sus tacones resonaban por los pisos de mármol, dejando un sonido espeluznante en el aura del lugar.

La chica pelirroja escuchó aquellos pasos y no le tomó mucha importancia, pues debía ser una mujer más.
Se arregló la falda antes de salir del cubículo y cuando lo hizo, sintió una mano tapar su boca.

- Hola - Susurró a su oído Jennie, forcejeando con la chica, ya qué tenía su mano en la boca de aquella mujer y luchaba para librarse.

Mhhmm...

- Shhh - Dijo en voz baja - Si te callas, probablemente te mate sin hacerte sufrir tanto - Cuando dijo eso, la chica dejó de moverse y las lágrimas de miedo y terror caían por todo su rostro - ¿Sabes?, no me gustan las perras qué se meten con lo que no es suyo, odio ver como restriegan sus miserias en algo que ya la pertenece a otra persona y ¿adivina que?, tu lo acabas de hacer con algo que es mío... Lisa - sacó la navaja qué tenía en el bolsillo de su traje.

Jennie subió la navaja por toda la mejilla de la chica asustada, quien al ver aquello, solo se puso más inquieta, suplicando qué no le hiciera nada.

- Por favor, no me hagas daño, m-me a-alejaré de ella - Dijo de prisa la mujer.

- Esto no es un trato querida, debes alejarte de ella porque así debe ser - Rió con aquella carcajada qué tanto miedo daba - Te crees muy linda ¿no? - Jennie puso su mano en la boca de la mujer para evitar que gritara e hizo un corte bastante grande en la mejilla de la chica, causando qué esta herida sangrara de inmediato.

La chica soltó una quejido, cerrando los ojos con fuerza por el dolor. Unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, Jennie no dejó pasar por alto esto.

- Uhm, no llores - Hizo un falso puchero - Solo aléjate de ella y listo, no habrá más problemas - Sin más, Jennie estrelló la cabeza de la chica contra el azulejo del baño para que no le viera la cara.

Sonrió victoriosa al ver la grande herida en la cabeza y mejilla de la chica.
Salió del cubículo y se miró en el espejo, sonrió de lado, pues si siguiente paso al plan se acercaba, el juego con la mente de Lisa estaba a punto de comenzar.