01. Matar
Balas, cartuchos y armas. Jennie tenía todo lo necesario.
Ese día había sido muy agitado y cansado. Había buscado por toda su casa la colección de armas qué su padre coleccionaba secretamente y al fin la había encontrado.
Jennie desde que era una niña, sintió un enorme placer al hacer sufrir a los demás, jamás sintió remordimiento, culpa o cualquier otro sentimiento, era fría y calculadora, jamás le gustó la gente.
Matar. Era lo único que la mantenía fuera del aburrimiento, ella creía que su vida no tenía sentido hasta que le rompió el cuello a su perro porque este no dejaba de ladrar y llorar. Ahí fue cuando su gusto por ver la sangre correr entre sus manos creció.
Su madre se suicidó cuando Jennie tenía ocho años, ella la vio colgada en su habitación y ni siquiera lloró. Jennie imaginaba como sería asesinar a su madre ella misma pero por desgracia, ella se mató primero.
Después, su padre falleció debido a un paro cardíaco, Jennie al fin era libre y nada la detenía. Su plan estaba a punto de comenzar.
Bajó al sótano y observó cada rincón, cada foto, cada recorte y cada póster, desprendió unos cuantos de las paredes y los empacó junto con sus armas.
- Voy por ti amor - Acarició una imagen de la cantante - Viviremos juntas y tendremos muchos hijos, solo... Confía en mí ¿si? - Con la yema de su dedo, acarició los labios de aquella mujer en el papel.
Sonrió ligeramente y lentamente se colocó aquella máscara y subió la sierre de su sudadera.
Caminaba por las calles solitarias de un martes por la mañana, la mochila en su espalda y con una gran sonrisa en su rostro, estaba ansiosa por ver las caras de desesperación, terror, miedo y dolor de toda su escuela al verla llegar con un arma en su mano.
Pero ella no tenía en la mira a unos cuantos idiotas. Mina, Irene y Jackson, los mismos que siempre la molestaban y se reían de ella.
Jennie nunca hizo nada para defenderse, pues este era su plan y esperó para poder llevarlo a cabo y que rogaran por perdón.
Al fin llegó a su universidad, en cuanto puso un pie dentro, los alumnos la miraron con rareza algunos hasta se rieron de su vestimenta y máscara, pero cuando sacó aquella escopeta, todos comenzaron a gritar y salir del edificio.
Jennie no tenía mucho tiempo, ya qué seguramente estaban llamando a la policía aquellos cobardes. Así que se dirigió al salón donde estaba segura, encontraría a aquellos perdedores.
Caminó sin apresurarse al salón de artes y como era de esperarse, ahí los encontró a todos, viendo sus celulares y riéndose entre ellos.
- Hola idiotas - Saludó Jennie con la escopeta apuntando a ellos.
Cuando los chicos subieron la mirada, se horrorizaron y antes de poder reaccionar, ya tenían una bala en sus cabezas qué hizo qué sus sesos volaran por toda la habitación.
Pum, pum, pum.
Fue lo que se escuchó, seguido de gritos de miedo y desesperación.
Jennie salió del aula y con aquella escopeta, comenzó a dispar al primero que se cruzara en su camino, disfrutando de la sangre, los pedazo de sesos y carne qué se desprendían de los cuerpos a los que alcanzaba la bala.
La adrenalina corría por su cuerpo, incluso cuando escuchó las sirenas de la policía acercarse. Inmediatamente, aunque no quisiera, dejó de hacer su trabajo y corrió lo más lejos que pudo.
No la atraparon, ni siquiera se dieron cuenta de que el asesino era una mujer.
Esa tarde, Jennie tomó un vuelo a corea, su plan más grande iba a comenzar.
××××
Un mes después
- Lisa....
La chica pelinegra comenzaba abrir los ojos poco a poco debido a esa voz dulce.
- Lisa, despierta...
La tailandesa al fin abrió los ojos para encontrarse con su hermana Jisoo despertándola poco a poco.
- Buenos días Lisa - Saludó.
- Hola Chichu - Se talló los ojos, buscando liberarse de la pesadez.
- Hoy tienes que conocer a tu nueva asistente y grabarás un comercial, necesitas levantarte ahora - La movió un poco para que dejara la cama.
- Solo cinco minutos más - Dijo entre dientes y se recostó nuevamente.
- ¡Vamos Lisa!, tienes que estar ahí en una hora o no verás a Rosé - Amenazó.
Lisa, como por arte de magia, saltó fuera de la cama y se dirigió al baño para tomar una ducha rápida. Jisoo sonrió al ver como Lisa amaba ver a su mejor amiga.
Rosé y Lisa se habían conocido en las grabaciones de un drama. Al principio no se llevaron bien, solo compartían algunas escenas, pero con el tiempo, se dieron cuenta de que ambas eran muy iguales y valía la pena tener una amistad.
Ahora, cumplían tres años de mejores amigas y Lisa tenía preparada una sorpresa para su mejor amiga.
Lisa había instalado un teatro en casa para ver películas con quien quisiera, Rosé amaba las películas y la comida, así que esa sería una gran sorpresa.
Contrató a tres chefs para que hicieran todo tipo de banquetes para Rosé y ella. Las dos no podían salir a lugares públicos sin qué la prensa o fans las hostigaran, así que Lisa preparó todo en su lujosa casa.
Hoy tenía un día ocupado, tenía que grabar un comercial de 10:00 a.m. a 4:00 p.m. después de eso, al fin conocería a la nueva asistente qué le consiguió su manajer y por última, el resto del día lo pasaría con Rosé.
Tenía que prepararse.
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