💮Uno
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Yoongi sacó de la caja el pastel que acababan de dejar los de entrega a domicilio en su Departamento y lo dejó sobre la mesa del comedor.
Los ojos gatunos de su hermanita Jyesung lo miraban todo atentamente. Yoongi la descubrió curiosa y sonrió cuando ella le sonrió.
Jye era su hermana menor tenía 6 años aún.
—¿Pedazo grande o pedazo pequeño? —Preguntó tomando el cuchillo y rebanando el pastel.
Ese día se volvían ellas hasta Daegu donde vivían, solamente lo fueron a visitar como solían hacer ella y su madre Min Sunny.
Iban a ver hasta Seúl a Yoongi cada cierto tiempo ya que él era un hombre muy importante y ocupado.
Manejaba una de las tantas empresas que tienen los Min,
Yoongi se graduó ya hace dos años así que su padre lo mandó a Seúl para hacerse cargo de una de sus empresas de hecho es la sucursal principal ya que el señor estaba ocupado en otro proyecto en japón.
Eran una familia muy ocupada y trabajadora.
Así que su madre junto a Jye lo visitaban cada cierto tiempo para quedarse una temporada y hacerle compañía a su hijo mayor quien vivía sólo.
—Pequeño como tu nariz —Respondió ella con una enorme sonrisa que lo contagió.
—¿Así que no tengo nariz? —Fingió molestase.
—Tienes pero es pequeña como un botón —Repuso ella dejando a sus preciados tesoros sobre la mesa:
Una linda barbie doctora y a su fiel acompañante, Ken cocinero.
Yoongi hundió su dedo índice en la crema del pastel y luego lo embarro en la nariz de Jye quien comenzó a reír.
—Aquí tienes pequeña. Entonces el mio será grande como tu sonrisa —Yoongi le guiñó un ojo a Jye y ella le devolvió la sonrisa.
Ella adora mucho a Yoongi, es su ejemplo a seguir y como Yoongi es mayor ella lo ve como a un padre. Yoongi es 16 años más grande que su hermanita.
Los pasos de su madre los hicieron voltear a ver, ella venía con su típico andar elegante y sus zapatillas altas con un par de maletas.
—Están listas las maletas Jye.
La pequeña borró su sonrisa y comenzó a comer su pastel en silencio.
Esa era la parte más fea de visitar a Yoongi, el tener que despedirse de él.
—Aquí tienes madre.
Ella sonrió con mucho cariño ordenando los cabellos de su hijo.
—Gracias cariño, por cierto tu padre llamó hace media hora, no podré venir en un tiempo ya que tenemos que viajar a Japón por un nuevo proyecto de tu padre ya sabes como son estas cosas cielo.
A Yoongi se le borró la sonrisa de inmediato al oir aquello. Su único consuelo en su soledad era la visita constante de ellas.
—¿No veremos a Yoon -Yoon nunca más?
Los ojos gatunos de Jye se llenaron de lágrimas de inmediato.
—¡No tranquila pequeña sólo será por un tiempo! ¿No es así madre?
Ella sonrió acariciando la espalda de Jye.
Yoongi aunque no lo demostró en ese momento se puso triste ya que aunque siempre se muestre serio y sin emociones a veces la mayoría del tiempo, la compañía que le daban su madre y su pequeña hermana lo hacían muy feliz y sentirse menos solo en ese departamento aunque lleno de lujos la falta del calor de un hogar como su antigua casa en Daegu le provocaba nostalgia.
Por eso sus ojos se oscurecieron, su sonrisa se borró y su semblante relajado pasó a ser de nuevo tan serio e imperturbable como de costumbre.
Muchos le llamaban "amargado" pero no entendían que no era amargura lo que mantenía en su corazón. Era soledad.
—Sabes que así es el trabajo cariño.
—Lo sé madre —Respondió serio.
Ella se llevó un pedazo del pastel que Yoongi le sirvió.
—Cielo, Jye y yo amamos venir a verte y pasar tiempo contigo pero creo que tú también deberías ir por ahí y salir con tus amigos, no estar tanto tiempo solo —Aconsejó la mujer—. Ten un pasatiempo que no sea trabajo, busca un lindo novio, cosas interesantes por hacer.
Las mejillas de Yoongi se pusieron rojas. Aunque ya le había confesado a sus padres sus preferencias y ellos lo apoyaron aún se ponía tímido cuando su madre mencionaba la palabra "novio".
—Madre no empieces, sabes que no tengo amigos y menos el tiempo que eso requiere.
—Porque no sales de tu oficina más que para venir a encerrarte en casa hijo. Haz un esfuerzo, hazlo por mamá.
Él lo pensó un momento, si le decía a su madre que si quizá lo dejara en paz con ese asunto.
La verdad era que Yoongi nunca fue bueno para sostener relaciones amistosas con nadie, era muy frío y solitario y solo amaba la compañía de su madre y hermana.
Aunque a veces le entraba la nostalgia y deseaba tener amigos o quizá si, un lindo novio.
Se quedó pensando muy metido en ello que no había visto a Jye ponerse a su lado, se dio cuenta de eso hasta que sintió sus pequeños brazos rodearle.
—Pequeña...
—Ten Yoon-yoon, es mi Ken. Te hará compañía y ya no vas a estar solo. Es muy divertido y ama cocinar. Hace ricos postres.
Yoongi abrió la boca y la volvió a cerrar sin saber que decir. Siempre amó las ocurrencias de su hermanita.
Jye jamás se separaba de sus dos muñecos siempre los llevaba a donde fuera que ella iba. Eran Barbie y Ken los inseparables.
—No pequeña es tuyo no puedo quitarte tu muñeco.
—No Yoon-yoon estará bien aquí contigo los dos se van a hacer compañía. ¡Por favor! —Rogó con sus manitas unidas—. ¡Tómalo!
Yoongi tomó al muñeco en sus manos y asintió llevándolo a su pecho.
—Gracias entonces Jye preciosa, lo cuidaré muy bien.
Después de acabar el pastel ellas se despidieron de Yoongi y se fueron en el taxi hasta el aeropuerto que las llevaría a Daegu nuevamente.
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La noche llegó y Yoongi pasaba una tormenta más solo en su lujoso departamento.
Hacia dos semanas que Jye y su madre se fueron y él aún echaba de menos su compañía.
Había tenido que crecer y madurar en poco tiempo, siendo el hijo varón único tuvo que estudiar mucho para llevar sobre sus hombros el legado de la familia Min.
A los 15 ya estaba listo para ir a la universidad y no disfruto de salir con amigos ni nada porque no le dio tiempo de hacer amigos.
Suspiró mirando la ventana enorme que daba hacia afuera en el exterior de su departamento.
Los árboles se movían ansiosos con la lluvia y los truenos sonaban a la distancia enfurecidos y de vez en cuando caía un rayo cerca que iluminaba los rincones apagados de su apartamento.
Se fue a acostar, apagó la luz principal y dejó la de noche encendida mientras se acomodaba.
Dio una mirada hacia la fotografía de su familia en el buró y luego sus ojos se desviaron al muñeco Ken que Jye le había dado.
—¿Así que me harías compañía? Pues estoy más sólo que mono en cautiverio —Habló—. Eres un tramposo, se supone que no me sentiría más sólo. ¿Por qué sigues ahí? Deberías estar aquí conmigo.
El muñeco permaneció impasible y Yoongi sonrió negando. Ya se estaba volviendo loco hablando con un muñeco.
—Y ahora me volví esquizofrenico.
Un nuevo rayo cayó cerca y al parecer sobre un poste de luz porque se oyó como el transformador sacaba chispas y luego se apaga la luz de la lámpara de noche.
—Genial ahora no hay luz. Es mejor dormir.
Yoongi se acomodó y no tardó en quedarse dormido.
Tuvo sueños locos y raros con arcoirsis, brillitos, monos en cautiverio, Jye y Ken.
A la mañana siguiente despertó con un dolor en la espalda.
—Diablos creo que dormí mal. Necesito un buen masaje y un delicioso café. Aunque también se me antoja un delicioso desayuno pero es tarde para mandarlo a pedir.
Yoongi se lamentó mientras se metía al baño a darse su ducha matutina, solo tenía tiempo para tomar una manzana y compraría el café en la calle.
Al salir envuelto con su toalla al rededor de su cintura y su cabello escurriendo se dirigió al armario para buscar su ropa cuando su nariz sintió un exquisito aroma.
¿Café recién hecho? ¿Huevos con tocino y wafles? ¿De donde?
Movido por la curiosidad se vistió rápido y salió de la habitación, bajó hasta la cocina donde vió una luz encendida y una voz tan dulce cantando una alegre melodía.
Su corazón dio un vuelco del susto cuando vio ahí parado a un muchacho —Apuesto claro que si—¡En su cocina!
¡Él estaba cocinando!
¡Como si nada ahí en su cocina!
Se movía con gracia y elegancia por todo el lugar.
—¿H-hola?
El chico se dio la vuelta y al verlo sonrió, al hacer eso sus ojos castaños se volvieron dos medias lunas. Tenía las mejillas abultadas y labios rojos y grueso y su llamativo cabello rosa era singular.
¡Parecía uno de esos muñequitos de escaparate!
—Hola buenos días bienvenido a tu cocina. El desayuno está listo, ahora lo serviré. ¿El café es con una o dos de azúcar? ¿O lo prefieres amargo?
Yoongi estaba sin habla.
¿A qué hora su madre le había contratado a un cocinero personal? No le avisó que lo haría.
—Abh-ba y-yo... ¿Quién eres?
—¿Una o dos de azúcar? —Volvió a preguntar mientras alzaba la taza y la cuchara sin dejar de sonreír.
—¿D-dos...?
El chico sonrio otra vez y se dio la vuelta.
Yoongi por su parte dio media vuelta y salió de la cocina para llamar a su madre.
¿Qué pretendía con enviar a un chico cocinero y además muy guapo a su departamento sin avisarle?
Era obvio, seguro estaba buscándole pareja o algo.
Bufo con algo de exasperación.
El teléfono de su madre sonó y sonó pero ella no respondió, era lógico desde que se habían ido a Japón ella no tenía mucho tiempo libre.
—Listo, el desayuno quedó completo lo serviré en la mesa del comedor —Anunció el chico de cabello rosa llevando una bandeja en sus manos llena de comida.
—Hey no, espera.
El chico no se detuvo y siguió hasta el comedor donde dispuso los platos y el café.
—Mira se que este es tu trabajo pero...
—Listo toma asiento.
El cuerpo de Yoongi fue suavemente enpuajdo hacia la silla por el chico risueño y bonito de ojos castaños y Yoongi se sintió abrumado, muy abrumado como jamás en su vida por la intensa mirada del muchacho parado cerca de él y que además no dejaba de sonreirle.
Sintió sus mejillas arder así que despegó la vista de él y comenzó a comer.
¡Dios bendito! ¿Qué clase de cocinero era este? Seguro un chef profesional porque la comida estaba deliciosa totalmente.
Lo más curioso era que la comida le recordó mucho a su casa en Daegu y a su madre, a la comida que ella solía cocinarle a él cuando era niño.
—¿Te gusta?
—Emm s-si edta delicioso, pero...
—Que bueno —Sonrió el chico de cabello rosa.
—¿Por qué no tomas asiento? Es más por que no comes tu también? —Preguntó Yoongi mirando al jovencito.
—¿Puedo?
Yoongi se quedó callado. ¿Qué clase de cocinero no comería su comida? ¿O a caso estaba envenenada?
Pero la sonrisa del chico le decía que no estaba envenenada.
—Claro si... ve.
El cabellos rosita salió tarareando del comedor y al rato volvió con comida para él. Se sentó cómodamente frente a Yoongi.
—¿Mi madre te contrató cierto? Quise hablar con ella pero no responde, así que en cuanto pueda veré lo de tu salario y tu estadía, si será por días específicos o todos los días y por supuesto tus bonificaciones y esas cosas. No se por qué te contrató si ya viene una cocinera los días lunes y viernes...
El cabellos rositas sonrió.
—Hablas mucho —Interrumpió el chico—. Esto está delicioso ¿Yo lo hice? Ufff... esta muy bueno.
Em cabellos rositas de llevó más pan tostado a la boca.
Yoongi quien ya había acabado solamente se dedico a observarlo. Era muy extraño y juraba que lo había visto en algún lugar.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó curioso.
El cabellos rositas levantó la vista y le sonrió antes de responder.
—Mmm Ken, muchos me llaman Ken... aunque no lo sé, a veces me llaman de otras formas.
Yoongi arrugó el ceño y asintió.
Ok, la situación estaba rara.
—Bien Ken, iré a lavar mis dientes y yo... bajaré en un momento para dejarte las indicaciones ya vuelvo. Muchas gracias por la comida estába deliciosa.
El chico asintió y siguió comiendo.
Yoongi por su parte subió a pasos rápidos y entró en su habitación para terminar de alistarse.
Cuando salió del bañó dio un vistazo a su buró y se asustó.
¿En donde estaba el muñeco que le dió jye?
Yoongi estaba seguro de que él lo puso ahi, es más ahí había estado desde hacía dos semanas.
¿Se había caído? No, pero ¿Cómo?
Buscó bajó la cama y solo estaba la caja vacía. La tomó con sus manos y entonces fue que el alma se le fue al diablo.
Como loco endemoniado bajó corriendo hasta el comedor pero ya el joven no estaba, los ruidos en la cocina le alertaron de que estaba ahí.
Y si, en efecto el cabellos rositas estaba ahí haciendo lo que parecía un postre.
—¿Tú...? Tú no eres real ¿verdad?
El de cabellos rositas dejó de hacer lo que hacía y volteó hacia él.
—Claro que lo soy, estoy aquí contigo ¿no? Soy real mira —El rosita se acercó a Yoongi quien por inercia retrocedió temeroso un paso pero la mano del chico lo tomó de su muñeca.
Era real, se sentia tan real. Su piel estaba tibia y se sentía suave y muy tersa. Su respiración también era caliente cuando el chico se acercó mucho a él y le sopló, su aliento olía a chicle y su aroma natural era como a fresas o algo así.
—Pe-pero pero es que... ¡Te pareces mucho a él! —Yoongi señaló la caja, el dibujo del muñeco era exactamente igual al chico que tenía enfrente. Hasta tenía la misma vestimenta.
—Es que soy él —Sonrió divertido.
—¿Q-que?
—Si, me pediste anoche mi compañía ¿No recuerdas? Además jye dijo que debía cuidar de ti. Pero no podía hacerme humano hasta que no me hablaras. Así que anoche cuando me hablaste me transformé .
Yoongi negó y por sus nervios dejó caer la caja vacía.
—N-no, no eres real —Se llevó las manos a la cabeza.
—Quizá sea un muñeco pero estoy aquí más real que cualquier persona. No me tengas miedo. Solo soy tu compañía.
Yoongi volvió a negar.
Entonces el cabellos rositas tomó el encendedor con el que se encendían las velas y lo prendió.
Al ver la llama acercó un dedo pero Yoongi al ver lo que pretendía se lo quitó.
—¿Qué crees que haces? —Casi Gritó.
—Demostrar cuan real soy Yoon-yoon —Respondió sin más.
Yoongi entonces se quedó de piedra.
Ese apodo era único, solamente Jye se lo decía y nadie más. ¿Cómo iba a saber él sobre ello? Solamente que haya escuchado a Jye hablar de él.
Entonces su sangre se heló.
—Eres, real...
Casi se desmaya si no es por que el cabellos rositas lo sostuvo.
—Tranquilo Yoon, todo está bien. Hornee un pastel para ti, Jye dice que amas el de chocolate.
Yoongi se llevó una mano a la frente pero era obvio que no tenía fiebre.
—Entonces Ken... veniste porque te llamé.
—Y porque Jye me lo pidió.
Yoongi se sentó en su sofá y asintió.
—¿También hablas con ella?
El chico asintió.
—Sólo con ella y ahora contigo —Asintió.
Yoongi volvió a asentir y miró su reloj en su muñeca. Ya era tarde, las nueve de la mañana y estaba retrasadisimo.
—Bien yo, debo ir a mi empresa pero...
Se detuvo viendo al chico observar por la ventana con curiosidad.
—Tendré que llevarte conmigo, si decides salir sólo por ahí te puedes perder y Jye me va a asesinar cuando la vuelva a ver y sepa que perdí a su... Ken.
El chico sonrio encantado.
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—Y ¿Entonces? ¿Eres el Ken? ¿Ese Ken, el novio de Barbie?
El chico soltó una risita divertida mientras veía por la ventana del auto de Yoongi.
—Si soy ese Ken, el de aquí de Asia por supuesto. Y no Barbie y yo somos amigos solamente. Su compañero de aventuras.
—Aja... —A Yoongi le parecía extraño estar teniendo esa conversación con una persona.
Pero claro, el chico no era una persona real.
Al bajar del auto y caminar en dirección a su oficina todos lo veian con asombro. Era la primera vez que su jefe venía acompañado de alguien.
Además el chico era muy bonito e irradiaba un brillo extraño.
—Buenos días Joven Min —Saludó el policía en la entrada.
—Buenos días —Respondió frío como siempre.
El chico también sonrió y Saludó.
—¿Señor Min? Buenos días pensamos que le había pasado algo ya sabe, como nunca falta a trabajar.
Yoongi Gruñó.
—¿Y el joven es?
—Él es Ke... es un amigo.
La mujer sonrió al de cabellos rosas y miró de nuevo a su jefe interesada. Su jefe no tenía amigos que ella supiera.
Yoongi solamente ignoró la mirada de su secretaria y entró directamente a su oficina con el chico detrás de él.
—Te temen —Dijo el chico.
—¿Tú crees? —Respondió con ironía Yoongi.
El de cabellos rosas se dejó caer en su silla giratoria y comenzó a dar vueltas mientras reía.
Yoongi se le quedó mirando con el entrecejo fruncido y sus manos en la cintura.
—Debemos arreglar un asunto, no puedo ir diciendo a todo el mundo que te llamas Ken, dirán que estamos locos además de que ya te pareces demasiado a un bonito muñeco de juguete...
El chico lo observaba atento.
—A ver como te podríamos llamar, Jin, Jon mmm no, Min no, Min es mi apellido y si probamos como Jye...Min... Jyemin... Jiemin... ¡Jimin!
—Me gusta Jimin —Susurró cerca de él.
Yoongi soltó un grito.
¿En que momento se había movido hasta donde él?
—¿E-en serio?
El cabellos rositas asintió sin dejar de sonreír.
¿Jamás dejaba de sonreír?
—Entonces serás Jimin a partir de ahora. Bien tengo cosas que hacer así que te puedes quedar aquí sentado —Yoongi señaló el sofá frente a la ventana.
—¿Qué es ahí? —Preguntó señalando afuera.
—¿Cuál, el parque?
—Parque... se ve muy bonito ¿Podemos ir?
Yoongi resopló y se sentó y a partir de ahi se sumergió en su trabajo.
De vez en cuando levantaba la vista y veía a Jimi sentado observando hacia afuera.
La puerta fue abierta varias veces para que la secretaria entrara o algunos socios entraran y salieran.
En un momento cuando Yoongi alzó la vista de nuevo ya no vio a Jimin ahí.
Se levantó tan pronto como notó la ausencia de Jimin y se puso como loco a buscarlo.
—¿Jimin? —Llamó varias veces.
Salió, bajó, y subió pero no lo vio.
Entonces vio al policía de la entrada y tuvo que preguntarle.
—¿Viste al chico que venía conmigo?
El hombre asintió.
—Si, salió por aquí hace unos minutos.
¡Mierda!
Tan solo un instante y ha había perdido al muñequito Jimin.
Se dió varios golpes mentales por haber estado más enfrascado en su trabajo que en un chico que al parecer era muy curioso y escurridizo.
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Salió corriendo de la empresa y se cruzó la calle buscando por todos lados. Vio en los puestos de comida y helados, la floristería y nada.
Como una corazonada decidió entrar en el parque, era grande, muy verde y colorido por doquier por las bellezas de flores que había ahí.
Cuando llegó cerca de la fuente se detuvo aliviado al verlo parado mirando como un grupo de chicos bailaba música hip hop.
—Jimin —Llamó bajito.
El nombrado volteó a verlo y le sonrió para luego arrastrarlo con él para ver el baile.
—¿Por qué te saliste de la oficina? Me tenias con preocupación —Dijo mirando cuan maravillado estaba Jimin del baile de los chicos.
—Estabas muy ocupado y me sentí muy solo así que vine al parque —Se encogió de hombros—. Después mi amigo me preguntó si quería verlos bailar y dije que si.
Yoongi arrugó el ceño.
—¿Amigo? ¿Cuál ami...
—¡Hey Jimin! ¿Te gusta?
Yoongi asomó la cabeza atrás de Jimin, estaba un chico alto y delgado con una sonrisa muy bonita hablándole al cabellos rositas.
—Si Hobi, mira él es Min Yoongi. Dueño de ahí —Señaló el edificio de enfrente.
—Jimin no deberías andar dando mi información a cualquier persona en la calle —Le regañó el pelinegro.
—Oh no es cualquier persona es Hobi y es un buen chico —Sonrió.
Yoongi se quedó un rato observando a los chicos que bailaban y parecía que Hobi era quien les mostraba los pasos.
—Mucho gusto Min Yoongi, dueño de ahí —Señaló también el edificio con una gran sonrisa.
Yoongi finalmente aceptó la mano que el otro le ofreció.
—Hobi es instructor de baile ¿verdad que es increíble? Lo hace muy bien.
—Yo diría que hago mi mayor esfuerzo, en realidad solo doy apoyo a aquellos que quieren aprender. Me gustaría tener un lugar digno para poderles mostrar mejor pero mis recursos no me alcanzan para rentar un lugar adecuado. Aún así amo enseñarles y ver como se esfuerzan en hacer bien lo que les apasiona. ¿Tú bailas Min Yoongi?
Yoongi negó.
Jamás bailaba y menos ese tipo de música.
—Creo que el baile no es lo mío.
—¡Bailemos Yoon-yoon ven conmigo!
Jimin jaló a Yoongi del brazo y lo arrastró hasta quedar en medio de todos y les hicieron una rueda.
El que se llamaba Hobi se puso al lado de ellos y los comenzó a animar mientras la música sonaba.
Jimin comenzó a bailar, lo hacía de maravilla era como si aparte de cocinero también fuera bailarín profesional.
Hobi quedó asombrado al igual que los demás chicos pero quién estaba con la boca abierta era Yoongi.
—¿Como haces eso? —Señaló aquellos pasos básicos de Shuffle que el de cabellos rositas hacia.
—Ven Yoon te muestro.
Así pasó casi una hora, donde Yoongi aprendió pasos básicos de hip hop y bailo y rió como nunca antes había reído.
Pensó que si Yoongi de otra dimensión lo veía ahí se quedaría con la boca abierta.
Al final cuando los alumnos de Hobi se habían ido y los tres se quedaron solos Yoongi les propuso ir a almorzar.
Era la primera vez que Yoongi bailaba hip hop en un parque y la primera vez que invitaba a alguien a almorzar.
Los llevó a su restaurante favorito y él pagó todo aunque Hobi estaba muy avergonzado, él jamás había comido en un restaurante tan caro y elegante. Cuando el mesero vio la pinta de Hobi con sus zapatillas converse, gorra, playera larga y pantalones holgados y le dedicó una mirada juzgadora Yoongi le susurró que le habkaría a su jefe por discriminación a los comensales.
A partir de ahi el mesero se porto más amable con Hobi.
—Gracias por el almuerzo Yoongi Hyung —Agradeció el bailarín.
—Oh no es nada, es una paga por enseñarme a bailar —Respondió con una sonrisa.
Cuando iba camino a la empresa después de haberse despedido de Hobi pasaron frente a un edificio desocupado que al parecer estaban por demoler.
Jimin curioso entró por una de las puertas y Yoongi no tuvo más remedio que seguirlo.
—¡Espera Jimin!
Corrió detrás de él para alcanzarlo.
—¡Atrapame Yoon! —Gritó.
Ambos habían comenzado a correr pero si había algo que a Yoongi no le gustaba era que lo retaran así que aumentó la velocidad y logró sujetarlo de la cintura y atraerlo hacia su propio cuerpo para sujetarlo mejor.
—¡Te atrapé! —Sonrió.
No fue hasta que sintió aquella cercanía y los ojos brillantes de Jimin cerca de él que se percató de que lo tenía abrazado por la cintura y entonces él se puso nervioso y lo soltó con sus mejillas rojas.
Jimin no hizo más que reír.
—Mira cuanto espacio desperdiciado Yoon-yoon.
—Creo que está en venta y si no logran venderlo lo deloleran.
—A Hobi Hyung le gustaría un lugar así para poner su academia de baile ¿no lo crees tu?
Yoongi miró todo a su alrededor y pensó que quizá Jimin tenía razón.
—¿Tú crees?
—Ajam, si creo.
—¡Oigan ustedes dos! ¡Este lugar está en demolición! ¿Qué creen que hacen aquí?
Jimin abrió sus ojos exageradamente y corrió hacia Yoongi tomándole la mano y arrastrándolo hacia afuera a la salida ambos riendo como dos tontos al ser descubiertos por el señor.
—¿Viste la cara que puso? —Gritó Jimin.
Yoongi no paraba de reír.
—¿Podemos comprar helado? —Preguntó Jimin señalando la heladería después de haber corrido media cuadra.
Yoongi quien parecía vivir en un mundo encerrado y solitario hasta ese día supo que al apar de su edificio había un gran salón en demolición y una heladería.
Entraron haciendo sonar la campanilla.
El lugar era muy bonito y colorido, habían helados de todos los sabores.
Pero se pararon en seco cuando vieron a un chico de cabello rizado y castaño en en piso llorando mientras limpiaba algo que parecían ser unos vasos de vidrio rotos.
—¿Estas bien? ¿Necesitas ayuda?
Jimin se arrodilló a su lado.
El chico negó sin dejar de llorar.
—¿Qué te sucedió? —Preguntó el de cabellos rositas.
Yoongi solamente observaba aquello intrigado.
—E-es que me acaban de despedir —Lloró más fuerte.
—Oh... lo lamento. ¿Necesitas ayuda con algo? —Jimin miró a Yoongi en busca de ayuda—. Tienes sangre en tu mano.
Yoongi hasta ese momento se percató que el chico sangraba y buscó algo para ayudarlo hasta que se recordó que el siempre cargaba un pañuelo en su bolsillo. Lo sacó y rápido se arrodilló a su lado para cubrir la herida.
—Creo que necesitará una sutura menor —Explicó mientras envolvía la mano del chico.
Jimin ayudó a recoger los trozos de cristal y los dejó en el recipiente de basura.
—Ven, te llevarémos al hospital —Jimin lo jaló para afuera y Yoongi los siguió.
Tuvieron que pedir un taxi ya que él auto de Yoongi estaba adentro del edificio y no querían hacer esperar mucho al chico que aún lloraba.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó Jimin.
—Me llamo Taehyung y trabajaba ahí en la heladería pero parece que al gerente no le caí bien desde el inicio, nunca me dejó de molestar y hoy vine cinco minutos tarde porque me retrasé en mi clase de Saxofón y entonces se enojó, me hizo perder el equilibrio y arrojé los vasos de cristal sin querer y además rompió mi Saxofón.
—Es un infeliz —Interrumpió Yoongi. —Deberías denunciarlo para que lo despidan.
—Es hijo del dueño así que no lo harán. Siempre es así con todos los empleados.
—Pues alguien debería darle una lección —Opinó Jimin abultando sus mejillas.
Aquello le pareció muy adorable a Yoongi.
Al llegar al hospital que no estaba tan lejos se bajaron del taxi y entraron a la emergencia.
Encontraron un revuelo y no podían pasar porque un grupo de médicos parecia discutir por algo y no les prestaban atención.
Hasta que uno que estaba apartado más allá un poco tímido los vio.
—Hola —Saludó Jimin.
El chico sonrio de vuelta y sus ojos antes con incertidumbre ahora brillaron con curiosidad.
—¿Se les ofrece algo? —Preguntó tímido.
—Nuestro amigo tiene una herida en la palma de la mano y creemos que necesita puntos.
El joven médico miró a Taehyung y le retiró el pañuelo para observar mejor.
—Si, necesita como mínimo unos 3 puntos ahí. Pero... no hay médicos están en huelga... no han querido atender a nadie. Deberían ir a otro lado.
Jimin arrugó la frente confundido.
—¿En serio? ¿No es un hospital? ¿No respetan su juramento como médico al iniciar en el mundo de la medicina? Ayudar a los heridos sin importar si son pobres o ricos, sin condiciones de religión u orientación, la atención a la salud es lo primero.
El chico frente a él titubeó un poco.
—Bueno es que el doctor residente de planta no quiere atender porque le han negado un aumento el cual yo considero innecesario porquele pagan muy bien —El chico sonrio un poco—. Y los demás lo apoyan y yo no puedo hacer nada.
—¿Y tú no eres médico? —Preguntó Yoongi señalando su placa.
—Si lo soy pero trabajo bajo ordenes de él —Señaló al que parecía ser el médico residente—. Hace años que espero mi ascenso pero él no me deja. Ya no quiero ser un asistente quiero ser un residente creo que me lo merezco pero si él no lo autoriza jamás lo seré.
El chico Azabache suspiró rendido.
—¿Y eso te va a i impedir que sigas trabajando por lo que has estudiado mucho? —Preguntó Jimin.
El médico miró fijamente a Jimin y a Yoongi y finalmente a Taehyung quién le dedicó una tímida sonrisa.
Suspiró y los hizo pasar en silencio.
—Pasen en silencio y no hagan nada que los delate. Lo voy a sutirar a escondidas.
Los demás siguieron al joven médico y los llevó hasta una pequeña sala donde tenían muchos instrumentos, ahí limpio y suturó la herida de Taehyung.
—Muchas gracias doctor...
—Llámenme Jungkook —Hizo una pequeña reverencia a los tres.
La puerta de la pequeña sala se abrío de repente y al medio Jungkook se le fue el color del rostro.
—¿Acabas de suturar sin autorización?
—S-si pero yo, yo solo...
—Eres solo un médico practicante y no te mandas solo. Ahora mismo enviaré tu carta de destitusion y no habrá hospital en Corea que te acepte.
—¡No es justo! ¡Yo solo hice mi trabajo que como médico me corresponde! ¡Siempre me ha subestimado señor Lee y se que estoy preparado para hacer esto pero lo único que hago es hacer mandados, limpiar y ordenar... ¡Ya merezco mi ascenso a medico residente! Si usted no quiere trabajar yo si quiero.
Al poco tiempo de haber entrado al hospital salían cuatro jóvenes.
—Fuiste valiente Jungkook —Animó Jimin dando pequeños golpecitos en su espalda.
—Gracias, pero igual me han despedido —Dijo cabizbajo.
Parecía que a todos les iba mal así que a Jimin se le ocurrió una grandiosa idea.
Tomó de la mano a Yoongi quien iba distraído pensando en cómo había resultado ahí com tres chicos desconocidos cuando regularmente estaría en su oficina con su nariz metida en montón de papeles perdido en su mundo de trabajo.
Y se sorprendió aun más cuando se vio en lo alto de la Noria al lado de Jimin mientras que en la otra cabina iban Taehyung y Jungkook igual de tímidos.
—¿No es fabuloso Yoon? Mira, se ve todo desde aquí.
Yoongi sentía que su corazón se había quedado abajo.
Apretaba las manos en la baranda. Nunca se había subido a uno de esos. Es más, nunca estuvo en una feria.
Cuando volteó a ver a Jimin el sol de la tarde ya ocultándose le daba un resplandor aun más místico. Se veía muy bonito. Más de lo que era.
Además aquella sonrisa jamás lo abandonaba.
—¿Ocurre algo Yoongi?
El mayor apartó la vista avergonzado por haberse quedado mirando a Jimin por mucho tiempo.
Soltó un suspiro.
¿Cómo podía gustarle un chico que ni si quiera existía? Uno que apenas tenía medio día de haber conocido.
Eso era descabellado e imposible pero era la realidad. Le había comenzado a gustar y de una manera alarmante.
—¡Vamos por algodón de azúcar Yoongi!
Cada vez que tiraba de su mano sentía que podría salir volando.
Pero se dejó llevar por todo el parque de diversiones de la mano de Jimin mientras él reía por todo y atrás Taehyung y Jungkook platicában animadamente.
Definitivamente nunca se divirtió tanto en la vida hasta se olvidó que dejó la oficina sin decir nada.
—¡Me has mojado! —Se quejó Yoongi cuando Jimin lo empujó a aquella fuente.
Resultaron mojados todos pero sin duda se divirtieron.
A Taehyung se le olvidó su Saxofón roto y a Jungkook su despido.
A Min Yoongi se le olvidó todo. Se perdió en aquella sonrisa y esos ojos media luna y se le olvidó hasta su propio nombre.
Cuando se despidieron de los otros dos después de dejarlos en sus casas y llegar a la suya a Yoongi todo le parecía tan irreal, tanto que no quería cerrar sus ojos y quedarse dormido y darse cuenta de que lo que había vivido era solo un sueño.
Conoció personas maravillosas, más chicos casi de su edad con sus propios problemas y que aún así sonreían a la vida. Más cosas a su alrededor, más que trabajo y rutina. Mucho más que soledad.
Y Jimin... él, él le causaba muchas sensaciones juntas. Su sonrisa, su brillo especial... todo de él.
Estaba seguro que le dolería mucho que haya sido solo un sueño.
Por ello esa noche se abrazó fuerte a Jimin mientras ambos descansaban en aquella cama.
Con Jimin frente a él reposando su cabeza en el pecho del mayor y Yoongi aferrado a su cintura. Se sentía dichoso y feliz.
—Me gusta estar así Yoon —Susurró ya casi dormido Jimin.
—Y yo... a mi también —Respondió con su corazón acelerado.
Rogaba a Dios que no haya sido un sueño porque él quería seguir sintiéndose así.
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