
➤ꜱᴘᴇɴᴅɪɴɢ ᴛɪᴍᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀ
Un mes ya había pasado, y podría decirse que ese par se habían vuelto “mejores amigos”.
Era rutinario para ellos juntarse todas las tardes en el bosque a buscar toda clase de misterios del diario, a veces se escapaban en medio de la noche y acampaban en el bosque.
También se la pasaban chateando por algunas horas, más que todo antes de dormir, tanto que una vez Mabel le había escondido el teléfono a su hermano porque veía la luz en la habitación de él encendida a altas horas, aunque eso no le molestaba en lo absoluto, le gustaba jugarle bromas a su hermano y ver como se alteraba por ello.
Y hablando de la estrella fugaz, cuando se reencontró con Pacífica, no supo ni cómo reaccionar. Se sintió muy nerviosa y su voz no parecía querer salir, al final la rubia dio el primer paso e inició la conversación, diciendo cosas típicas; cuánto había cambiado, como le iba en la escuela, etc. En parte fue una conversación incómoda, pero fue recompensada al momento que Mabel la invitó a pasar una tarde de chicas, ir de compras y demás, su contraria aceptó gustosa y fueron a pasar tiempo juntas y al final se quedaron en la cabaña en una pijamada junto con Candy y Grenda, quienes se sentían extrañada, pues nunca pensaron en pasar tiempo con la joven Nortwest y ver como convivían ambas.
Ambas chicas se sentían muy bien con la compañía de la otra, pero ¿solo era eso o había algo más de por medio? Mabel anteriormente había declarado que sentía algo por la rubia, pero esta estaba confundida sobre lo que sentía con Mabel, pero tampoco lo veía como algo desagradable. Tal vez habían comenzado de la manera incorrecta, pero las cosas podían cambiar entre ellas.
Regresando con Dipper, ahora que pasaba más tiempo, incluso todo el día sí quisiera, con Philip estaba más tranquilo al respecto de que aquel demonio no tenía nada que ver con su amigo, ambos eran muy diferentes, y sobre todo, ese demonio ya no estaba más. Dejó de preocuparse por asuntos inútiles y se dedicó a pasar de la mejor manera su verano junto con sus amigos y Philip, a quien comenzaba a ver con diferentes ojos.
Había momentos en los que se imaginaba de repente al joven como algo más que su amigo y el hecho de que se sintiera ansioso cuando el rubio le hablaba de manera, ¿afectiva?, lo ponía a pensar. No había pasado una gran cantidad de tiempo como para decir que se había… ¿Enamorado? No, quizá era un simple gusto que no tenía nada que ver con ese sentimiento, él era su amigo y además, un hombre, se vería raro… Pero no imposible o desagradable.
Debe recalcarse que se sintió extraño cuando lo vio por primera vez cuando volvió al pueblo, al verlo no pudo evitar creer que el rubio era increíblemente atractivo y al pasar tiempo con él seguía comprobando eso, definitivamente era su tipo. Pero estaba muy confundido, eso nunca le había pasado por la mente hasta que lo conoció. Eran nuevos sentimientos despertando en él, sentimientos que no creyó conocer tan pronto.
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Era de noche, todos en la cabaña del misterio estaban jugando “Verdad o Reto” y ahora llegó el turno de Dipper.
—Bien, hermanito, ¿verdad o reto? —preguntó la castaña.
—Primero, tenemos la misma edad. —Mabel rio. —Segundo, verdad.
—¿Tienes algún interés amoroso? —indagó, soltando una risilla juguetona que hizo que Soos se sorprendiera, riendo.
—Dipper, ¿cuándo nos ibas a decir? —chilló el mayor.
—¿Pero qué? ¡Si no he dicho nada! ¡Mabel, ves lo que provocas! —refunfuño. Su hermana se carcajeó.
El castaño intentó hacer que dejaran de reírse, pero fue en vano. Mabel y Soos lo seguían molestando diciéndole que organizarán una boda al conocer a la chica de la que gustaba Dipper, este último estaba completamente sonrojado y hacía pucheros molestos, entonces aquellos dos improvisaron una canción sobre Dipper y su amor secreto, el castaño se sentó de brazos cruzados mientras aquellos seguían con la canción, cuando finalmente terminaron, Mabel se le acercó intimidantemente a su hermano.
—¡Confiesa, Pines! ¿Con quién hablas tanto en la noche? ¿Quién es la afortunada? —interrogó demandante.
—¡Mabel, ya basta! No me gusta nadie y solo hablo con Philip, ¿Ok? —habló con la esperanza de que ella dejara de molestarlo.
—¿Con Philip, eh? —dijo con severa sospecha. —Bien, bien. Pero al final del verano tendrás pareja. —habló decidida.
—¿Perdón? ¿Quién te dio permiso de manejar mi vida amorosa? —preguntó irónico.
—¡Yo misma! —Dipper se dio una palmada en la cara.
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Ya todos se habían ido a dormir, menos Dipper, pues seguía hablando con el rubio por mensaje, este tenía un gran plan para el día siguiente, el castaño seguía preguntando por el plan cada que el otro cambiaba de tema, al final le dijo que se enteraría mañana y terminó la conversación, dejando al castaño con la intriga.
—Pff ¿por qué es así? —bufo, dejó su teléfono en la mesita junto a su cama y apagó la lámpara para descansar unas horas. O eso creyó.
Dicen que si pasas tiempo con una persona,
eventualmente tus sentimientos hacia ella cambiarán.
¿Y eso qué? Philip es un buen amigo solamente. Pensó, además, las cosas estaban perfectamente bien como estaban, no quería arruinar una buena amistad con sentimientos inútiles como esos. Pero había algo de verdad, la manera en la que veía a Philip no era nada más que una amistad, muy dentro de él quería algo más con el rubio que ser amigos, pero eso no sería posible, pues él no parecía ser ese tipo de chico, además, sin duda tendría todo un club de admiradoras al ser tan atractivo y tener una personalidad increíble.
¿Estás celoso?
¡No, como podría! Refutó. Aunque sí lo estaba. Muchas chicas en el pueblo hacían obvia la atracción hacia él, lo cual molestaba de cierta forma a Dipper, más aún cuando eso pasaba al estar compartiendo una de sus tardes juntos, por eso siempre iban al bosque donde solo eran ellos dos y los misterios del pueblo. Eso lo tranquilizaba.
Entonces, él te gusta.
—¡Ya cállate! —replicó, a veces las voces en su cabeza eran insoportables, lo irónico es que solo es el mismo debatiendo contra el mismo.
¿Realmente..? ¿Él me gusta?
Lo había pensado tanto, que es casi como si quisiera evitar que le gustara, pero ¿por qué? Philip no era peligroso como para que estuviera prohibido sentir algo por él, simplemente estaba confundido.
Pero era obvio, sus acciones se descontrolaban al estar cerca de ese chico y por poco no se desintegraba de los nervios al ver su sonrisa encantadora, al sentir sus manos cálidas acariciar su cabello cuando se distraía y ver directamente a esos ojos cuando conectaban con los suyos, los roces de sus manos y también cuando tomaba las suyas de vez en cuando, a veces en público y al querer separarlas no lo conseguía, pues hacía más fuerte él agarré, pero no lo lastimaba, cuando lo rodeaba con sus brazos y lo atraía hacia él al estar hablando entre ellos o con alguien más esas pequeñas cosas en verdad lo confundían más.
Esto definitivamente no era nada comparado a lo que alguna vez sintió por Wendy, esto era más intenso, más real.
Pero si de verdad le gustaba, lo mantendría en secreto, pues quedaba la posibilidad de que no sintieran lo mismo y uno de ellos terminará lastimado. A veces era mejor no decir nada y disfrutar de lo que tienes.
≫ ──•◦ ◦•── ≪
Ya eran pasadas de las doce del mediodía, Dipper iba caminando hacia la heladería del pueblo, pues habían acordado encontrarse ahí, camino unos minutos y llegó hasta su destino y ahí, apoyado junto a la puerta y con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón lo estaba esperando Philip, cuando lo vio le saludo con una brillante sonrisa y caminó hasta él, dejando caer suavemente su mano en el hombro del más bajo.
—¿Entramos? —habló el rubio, el otro asintió y se dirigieron al establecimiento, al entrar se acercaron a la caja para pedir.
Ordenaron una gran cantidad de helado de muchos sabores y se acercaron a la mesa más cercana a la puerta, Dipper estaba preocupado al ver el montón de helado que había pedido su amigo.
—¿No es mucho? —indagó el castaño.
—Pff tu tranquilo, disfruta hasta donde puedas, además… —llevó su mano hasta la del contrario sobre la mesa, levantándola lo suficiente para entrelazarla con la suya. —… ¿No te dije que haríamos algo interesante? —Dipper quedó confundido.
Philip le guiño y le susurró que le siguiera la corriente, así que prosiguieron a comer el helado que habían ordenado por un rato, cuando de repente el rubio tomó una cucharada bien cargada de helado de fresa, se levantó de su asiento y la lanzó hacia una persona que estaba tranquilamente hablando con su acompañante, luego tomó otra y la lanzó en dirección opuesta.
La primera persona a la que le había lanzado helado le devolvió el favor lanzándole su postre, el rubio se agachó provocando que el postre le cayera a la persona que tenía detrás, esta se volteó y lanzó su cono hacia alguien aleatorio, y así hasta que se formó una guerra de helados a la que también se unieron los trabajadores de la tienda.
Había helado por doquier, en las ventanas, el suelo, en las personas de ahí adentro, en fin. Dipper quiso calmar la situación, pero le quitaron las palabras con una buena porción de pistacho en la cara, él se limpió y se unió a la causa lanzando lo que se había quitado del rostro hacia cualquiera. Luego de eso, Philip lo agarró de la mano y lo sacó de la tienda dejándola en guerra. Se fueron corriendo al bosque mientras se carcajeaban a lo grande, al final llegaron a su punto de reunión en medio de aquel frondoso lugar.
—¡Oh, vaya, ja, ja, no creí que ibas a hacer eso! —comentó con risas y jadeos, por tanto, correr.
—Este sitio se vuelve aburrido, ya me imagino las noticias de hoy con esa pequeña guerra de helados. —burló el rubio.
—Supongo que ya no nos van a dejar entrar nunca más. —dijo el castaño.
—¿Y qué con eso? No es la única heladería en Gravity Falls.
—Es cierto, pero nadie prepara los helados como ellos. —balbuceo mientras se limpiaba la mejilla que aún tenía restos de helado. —Tú también tienes un poco, Phil. —señaló la mejilla del mencionado.
—Uh, ¿dónde? ¿Aquí? —llevó su dedo índice a su rostro, señalando sus mejillas, el castaño asintió para que él se limpiara. Se llevó su dedo empapado de aquella deliciosa mezcla a su boca para saborearlo. —Mmm, fresa. ¿Habrá algo más delicioso que el helado de fresa?
—¿Quién sabe? En particular, el chocolate es más delicioso.
—No mientas, ¿has probado este manjar, Dipp? ¡Debería ser la octava maravilla del mundo! —opinó. El otro rio.
—Sí que te gusta ese sabor.
—No me gusta, me encanta. No creo que haya algo más delicioso que esto. —miro directamente a Dipper, él estaba riendo de manera muy tierna a sus ojos mientras tenía una mezcla de helados a un lado de su cara. Él se acercó lentamente hacia el castaño y pasó su pulgar por la mejilla embarrada de helado, haciendo que el otro se estremeciera ante el repentino toque.
—Ah… ¿Qué…? —fue interrumpido.
—También tienes un poco aquí. —deslizó su pulgar por la mejilla mientras retiraba al helado y lo tira a al suelo para limpiar su rostro, Dipper cerró sus ojos al ver que estaba muy cerca del rostro de su amigo, su cuerpo se había quedado tieso y no respondía, solo sus mejillas se iban tiñendo en un lindo y suave tono rojizo, Philip notó aquello y se alejó lo suficiente para ver aquel rostro sonrojado y con los ojos cerrados.
Involuntariamente, sonrió, siguió acariciando la mejilla ahora ya limpia del joven que iba abriendo lentamente sus lindos ojos marrones, haciendo que ambos conectarán miradas.
Ninguno hablaba, pero el silencio no era incómodo. Dipper quiso retroceder porque estaban muy cerca el uno del otro y lo que consiguió fue quedar entre un árbol y Philip, quien al notar lo que el castaño intentaba hacer siguió avanzando hasta arrinconarlo contra el árbol, sus respiraciones eran desiguales, sobre todo la del castaño que estaba muy nervioso al estar demasiado cerca. Philip bajó su vista hacia los labios entreabiertos del menor y luego volvió a verlo directamente a los ojos.
Pudo sentir como su cuerpo lo traiciona a acercándose más a Dipper, queriendo acortar la distancia entre ambos, provocando que sus narices se rozaran y poder sentir el ligero aliento del más bajo, el cual llevó sus manos al pecho del mayor queriendo apartarlo, pero casi sin nada de fuerza a la vez que giraba su cabeza al sentir como el espacio entre ellos disminuía, eso hizo que el rubio lo tomará del mentón para que volviera a dirigir su atención a él. Ambos corazones palpitaba con fuerza, ansiosos por lo que estaba por pasar, el menor cerró los ojos con pena e inseguridad, cuando de repente sintió una presión en sus labios que lo hizo delirar.
Philip lo estaba besando. ¡¿Philip lo estaba besando?!
Sí, era un beso inocente, inexperto y algo torpe, pero que expresaba muchas cosas que eran imposibles con palabras, le tomó unos segundos, pero le respondió para dejarse llevar, subió sus manos hasta los hombros del más alto y este rodeó su cintura con una mano y con la otra acarició su mejilla a la vez que apegaba sus cuerpos a medida que el beso se intensificaba. Pasó de ser uno inocente a uno apasionado, expresando todo lo que sentían en ese momento en el que nada más importaba, solo eran ellos dos en medio del bosque mientras la brisa sacudía suavemente sus cabellos y sus labios se movían al compás del corazón.
❝ Tal vez si haya algo más delicioso
que el helado de fresa. ❞
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