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➤ᴀ ᴘᴏꜱꜱɪʙʟᴇ ɴᴇᴡ ꜰʀɪᴇɴᴅ

Presente…

—¡Dipper! —gritó Mabel al llamar la atención de su hermano, quien se había quedado en el porche viendo la nada luego de que Philip se haya ido, ignorando cualquier llamado de los que estaban en la cabaña.

—¿Q-qué sucede? —volvió en sí, confundido por el rostro de preocupación de su hermana.

—Te quedaste ido luego de que el chico nuevo se fuera, ¿te sientes bien? —le preguntó.

—Ah… —Dipper se cuestionó su actitud de hace un rato; ¿por qué rayos había actuado de esa manera al ver a Philip? ¿Por qué se sintió así? —… Sí, solo… Debo estar cansado por el viaje.

—¿Es eso? —Soos apareció. —Entonces llevemos sus maletas a su cuarto, ¿sí? —propuso, los gemelos asintieron en respuesta.

Entraron nuevamente a la cabaña, no sin antes, Dipper volver a voltear la mirada, viendo que el sol comenzaba a ocultarse en la línea del horizonte a través del bosque que rodea a la cabaña, volvió a girar su cabeza para cerrar la puerta detrás de él. Tomaron sus maletas y siguieron a Soos hasta el segundo piso de la casa hasta su antigua habitación.

—Oye, Soos. —llamó Dipper. —¿Puedo dormir en otra habitación?

—Ah… ¿Seguro? Tengo entendido que siempre duermen en una misma habitación. —dudó.

—Eso era antes, desde que el “señor primero de su clase, nerd del año” obtuvo su título, siempre se desvela con sus libros, incluso en vacaciones. —explicó la castaña, su hermano se cruzó de brazos, viéndola de mal humor.

—¡Te dije que no siguieras con eso, Mabel! ¡Te di mis golosinas a cambio! —protestó.

—¡No fueron suficientes!

Mabel entró a la habitación junto con Soos, quien le ayudaba a llevar sus maletas, luego le mostró a Dipper la habitación donde se quedaría; era la misma donde anteriormente habían tenido ciertos problemas con una alfombra que cambiaba las mentes y cuerpos de las personas.
Pero ahora, la habitación estaba remodelada; había una cama unipersonal tendida con una manta azul celeste y dos almohadas blancas, una mesita de noche al lado con una lámpara de color gris, un closet de tamaño normal y un escritorio al lado de la ventana principal que tenía una vista perfecta al atardecer del bosque.

Dipper le agradeció a Soos y este último se retiró, no sin antes avisarle que la cena sería a las ocho mientras veían una película en la sala de estar. Se encerró y comenzó a ubicar sus cosas por el lugar para después de un rato acostarse y leer un libro de misterios, desde aquel verano, este género se volvió el favorito del gemelo pino, se pasaba sus tardes libres devorando libro tras libro mientras escuchaba su música favorita.

Y ahora eso haría, para despejar sus pensamientos con el «chico nuevo»

—¡Rayos! ¡¿Por qué hice eso?! —se aplastó el libro contra su cara mientras ahogaba un grito y se reprendía a sí mismo por haber hecho eso. —¡Debo haber parecido un completo tonto! —separó el libro de su rostro y lo dejó en la cama para luego tomar el collar que aún colgaba de su cuello y, de la nada, la sonrisa traviesa y aquella voz grave de Philip aparecieron en su mente, como un recuerdo vago de gran intensidad provocando un cambio en su cuerpo; su corazón parecía no querer bajar la velocidad con la que latía, sus mejillas ardían y podía sentir como el sudor corría por sus manos, ¿qué era lo que estaba sintiendo? ¿Ansiedad? ¿Miedo?

¡¿Qué es esto?!

≫ ──•◦ ◦•── ≪

—Pfff, patético. —observó el demonio triángulo al joven Pines a través de un hechizo espía, pues la primera fase de su plan de venganza contra Ford involucraba a ese chico, sabía que no sería fácil, pero ya lo había estado atormentando anteriormente en sus sueños desde que recuperó al cien por ciento sus poderes.

Luego de aquel evento en París y después de que volvieran a Gravity Falls, Bill decidió ver como le estaba yendo a la familia Pines ahora que sus vidas habían dado un giro radical al toparse con aquellos secretos del pueblo y la verdad no había mucho de novedad, más que Dipper seguía algo sensible por el tema que lo incluía, una oportunidad que no iba a desaprovechar.

Espero hasta que él se durmiera, y sigilosamente se metió en su mente a espiar aquel lugar; no encontró mucho más que la atracción hacia los misterios de su mundo y su historia, «Se parece mucho a Ford» Pensó, pero algo le resultó interesante. Dipper Pines temía qué Bill regresará, temía qué no lo hubieran derrotado porque la memoria de su tío había vuelto y… Que él tenía recuerdos sobre Bill.

Visto esto, decidió jugar con sus sueños.

Le dio una pesadilla tras otra cada noche, y aunque él al día siguiente se convenciera de que no era nada más que una pesadilla, decidió escribirle a su tío, aunque no tenía la más mínima idea de donde podría estar, ya que había dicho que se iría de viaje con su hermano a buscar nuevas aventuras, y el mundo es muy grande, así que simplemente decidió dejar las cartas para él solo, pues se dice que escribir tus pensamientos ayuda a disminuir su intensidad. Claro, eso no aplica para cuando un demonio real está acechándote sin que lo sepas.

Eso era un juego más para Bill, un juego que ganaría a toda costa.
Al enterarse de que volverían al pueblo, decidió que se acercaría al castaño como un nuevo amigo, un adolescente normal con el que compartiría gustos similares; misterios.
Se convertiría en alguien con quien pudiera tener la mayor confianza, para luego destruirlo de la forma más dolorosa posible y apoderarse de una nueva dimensión.

Ahora solamente era cuestión de tiempo.

—Oye, Bill, vamos a ver animé, ¿vienes? —Caín entró a su recámara. —Eh, ¿a quién espías? —preguntó.

—No es asunto tuyo, y con respecto al animé, siempre y cuando sea ‘Death Note’, llámenme. —dijo.

—Pues claro que eso vamos a ver, vamos por el capítulo veinticinco.

—Ja, ja, ja, vas a terminar llorando. Está bien, voy. —cerró el hechizo y se impulsó hasta su hermano, quien ahora preguntaba insistentemente el porqué iba a terminar llorando después del capítulo mientras Bill solamente se reía, al llegar a la sala con la misma conversación, Aiden se pegó en la frente, una vez más tendría que encargarse de las locuras de Bill.

Después del capítulo, en efecto, un nuevo Océano Pacífico nació dentro de la casa de los hermanos Clave.

❮• • •❯

En la cabaña del misterio, Soos, Melody, Dipper y Mabel se encontraban viendo el maratón de películas de ‘Patotective’ mientras disfrutaban de su cena, luego de una media hora, Soos recordó que había olvidado darles la segunda noticia a los gemelos, así que corrió deprisa a su habitación dejando a los chicos desconcertados y a Melody sonriendo por la tierna torpeza de su chico, bajó rápidamente y volvió a la sala donde les entregó una carta de sus tíos, ambos se emocionaron al recibirla y al leerla se entusiasmaron mucho más, pues está decía que volverían al pueblo este verano para poder convivir con ellos y asistir a Soos en su boda y contarles de sus aventuras, pero lo más importante, pasar tiempo juntos.

Los gemelos festejaron la noticia con euforia, fue una buena noche para todos. Se desvelaron hasta más no poder con las películas y el hecho de que ahora tenían todas las energías del mundo para recibir a sus tíos, los extrañaban y estaban a casi nada de volverlos a ver.

Casi a las tres de la mañana, el maratón terminó y a duras penas pudieron caminar hasta sus habitaciones debido al sueño, pero se logró. Dipper cayó boca abajo sobre el colchón de su cama, apagó la lámpara para poder descansar, siendo vigilado en secreto por Bill, sonará raro, pero al demonio le gustaba verlo dormir, le parecía tierno de alguna forma verlo tan indefenso.
Esta vez, decidió no entrometerse en los sueños del joven, pues se encargaría personalmente al día siguiente.

≫ ──•◦ ◦•── ≪

Finalmente, amaneció, un nuevo día, en Gravity Falls.

La mañana fue de lo más tranquila para los integrantes de la cabaña del misterio, tenían todo un día y un verano por delante, así que decidieron aprovecharlo al máximo. Después de alistarse, salieron rumbo a buscar a sus amigos. Fue un emotivo encuentro entre Mabel, Candy y Grenda, las chicas no habían cambiado mucho, seguían siendo ellas. Gideon decía haber cambiado, cosa que solo era una máscara, pues seguía siendo él en el fondo. Wendy era la misma chica intrépida y divertida junto a su banda de amigos, excepto Robbie, quien se había mudado del pueblo.

Mabel, ansiosa, preguntó sobre la chica rubia, Pacífica Nortwest, los chicos se extrañaron ante tal pregunta, pero le respondieron con gusto; al parecer sus padres se rebajaron tanto para recuperar su casa y estatus que ahora McGucket era un Norwest y compartían la casa y su fortuna con él. Los gemelos rieron ante tal acto de parte de esa familia, Mabel preguntó nuevamente dónde se encontraba la rubia y le dijeron que estaba de compras con su madre.

Volviendo a Dipper, él ya no veía a Wendy con los mismos ojos, ya había aceptado que ella era una muy buena amiga, nada más que eso, y se sentía aliviado por ello.
Fueron a una cafetería para charlar sobre su vida y nuevos gustos, y salió a la plática el tema de los nuevos integrantes del pueblo y muchos comentarios aparecieron; unos decían que eran una bola de raritos, otros que eran el crush de medio pueblo, otros que eran una amenaza, sobre todo el azul, pues su apariencia era muy sospechosa, y otros decían que el amarillo era el mejor amigo y confidente, podría ayudarte a robar un banco sin consecuencias.

En fin, muchos chismes que tal vez ni se acercaban a la verdad, pero lo cierto era que esos tres eran un misterio, según decían sus amigos.
Pasaron platicando y jugando más de la cuenta, ni se dieron cuenta de que el tiempo seguía pasando, definitivamente, el tiempo vuela cuando te diviertes.

❮• • •❯

—Billy, ¿vamos a ver a los zombies? ¿O jugamos unos videojuegos? —Aiden irrumpió en la habitación del rubio con unos juegos en sus manos, levantó la vista para ver a su hermano quien estaba de espaldas a él y de frente a la ventana de su habitación acomodándose sus guantes en sus manos. Al terminar, se giró para verle a la cara.

—Hoy no, tengo planes. —sonrió con malicia.

—… —Aiden parpadeó desconcertado repetidamente unos segundos. —Mejor ni pregunto. —se dio la vuelta, dejando la puerta abierta para que Bill saliera, cosa que hizo segundos después de que su hermano saliera.

Se dirigió rumbo al bosque a esperar a su presa, planeando en el camino como atacarlo, aquella sonrisa malvada se dibujaba en sus labios sin nada que la borrara, sería una dulce, dulce venganza.

Luego de unas horas, Dipper decidió ir solo al bosque a ver si encontraba nuevas anomalías para anotar en el diario de su tío e impresionarlo con su trabajo, en el camino se topó con diferentes clases de mariposas extrañas, plantas que caminaban de un lugar a otro para buscar la luz del sol, y las raíces de los árboles que las alejaban de un golpe, también vio como los nomos corrían en grupo llevando una tarta sobre ellos mientras se dirigían a su escondite.

—Ja, ja, pobre, Linda Susan. —rió. Se acercó a un árbol aparentemente pacífico y se recostó en el tronco al sentarse en el suelo, abrió su diario y empezó a apuntar lo que recién había visto, pensó un nombre para tales plantas caminantes unos segundos hasta que escuchó un crujido cerca de él.

Se levantó rápidamente ante una posible amenaza, retrocediendo despacio, hasta que detrás del árbol se asomaba una persona conocida, Philip.

—Oh, siento si te asusté. —se disculpó al ver la cara pálida del joven Pines.

—Je, je, no hay problema. —rió nervioso. —¿Y-y que haces p-por aquí? —preguntó.

—Me gusta pasar tiempo a solas en el bosque y buscar anomalías nuevas. Gravity Falls es asombroso. —comentaba tranquilo, una mariposa revoloteó cerca de él y él extendió su dedo índice para que se posara sobre este, consiguiendo así una vista hermosa para los ojos de Dipper, quien nuevamente quedó boquiabierto ante aquella bonita escena.

—Ah… —soltó de repente, llamando la atención del rubio.

—¿Y a ti que te trae por aquí? —preguntó para luego observar el diario que traía en sus manos. —¿Es tuyo?

—Ah, ¿qué? ¿Esto? —mostró el diario, Philip asintió. —Eh, sí, bueno, no, ah… Mi tío me lo dio, sí. —balbuceó.

—¿Puedo ver? —preguntó mientras se acercaba al joven, sus hombros rozaron a medida que el rubio se acercaba y Dipper abría el diario, gracias a Bill, hizo que las páginas se voltearon con el viento hasta la página donde había escritos sobre él. —¿Un... Demonio triángulo? —fingió sorpresa, volteó a ver al de baja estatura y este parecía haberse tensado al ver el dibujo y la frase de advertencia. —¿Pasa algo?

—Ah, yo… —sus manos comenzaron a temblar y una gota gorda de sudor se deslizó por el borde de su rostro, al notar esto, Bill suspiró y cerró el diario, sin dejar de tocar la mano ajena. Dipper se percató y volteó inmediatamente para encontrarse con aquellos ojos dorados.

—Está bien, no sé que pasó, pero es obvio que no deberías seguir viendo ese dibujo. —pronunció con voz dulce, tratando de tranquilizarlo. —Olvídate de eso, no creo que pueda lastimarte.

Esas palabras de alguna manera tranquilizaron al niño Pines, suspiró, aliviado y guardó el libro en su chaqueta.

—Tienes razón. —dijo calmado junto con una sonrisa leve. El viento los alcanzó y comenzó a mover las hojas de los árboles con suavidad mientras refrescaba el ambiente, movía con suavidad los cabellos sueltos de ambos adolescentes, Pines estaba distraído mirando el cielo despejado mientras tenía sobre él la mirada atenta y curiosa del rubio. —Ah, ¿Philip? —llamó la atención del mencionado, quien lo miraba fijamente.

—¿Sí? —respondió, desviando la mirada.

—¿Nos sentamos? —el chico asintió y ambos tomaron asiento sobre el suave césped.

—¿Sabes? A mí también me gusta venir al bosque a pasar tiempo a solas, buscar rarezas es entretenido y este pueblo no parece quedarse escaso de ellas, siempre es una ventura distinta aquí. —comentaba el castaño, volteando a ver a su contrario con una linda sonrisa, este le devolvió el gesto.

—Quizás deberíamos buscarlas juntos. —ofreció Philip, Dipper se sorprendió. —Parece que conoces muy bien este lugar, además, me encantaría escribir un diario de campo sobre este tipo de cosas. —con cada palabra que decía, Pines quedaba más fascinado con el rubio, ¿tanto se parecían? —¿Qué dices? —y Bill sacaría provecho de ello.

—Yo… ¡Me encantaría! —respondió animado, sus ojos brillaban por aquel sentimiento, el rubio celebró con él.

—Está decidido entonces, nos reuniremos por las tardes aquí, ¿te parece?

—Me gusta la idea, Philip.

—Genial y, no me digas Philip, suena muy formal, dime ‘Phil’. —el castaño abrió los ojos como platos, se quedó atónito unos segundos hasta que procesó bien y se dio cuenta de lo que realmente dijo.

—Sí, eh, está bien, Phil. —habló con notorio nerviosismo.

—Ok, Dip, algo me dice que seremos buenos amigos. —ladeó una sonrisa hacia el joven Pines, este le contestó con un gesto tímido.

Esto apenas comienza, Pines niño

≫ ──•◦ ◦•── ≪

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