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( 𝟎𝟎𝟔 ) harry's hurting scar

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ROSE NUNCA HABÍA ESTADO TAN contenta de volver a casa en toda su vida. Estar por fin lejos del cámping y de cualquier señal de la Marca Tenebrosa, era un alivio, y estaba extasiada de ver a su madre una vez más.

En el momento en que se acercaron a la entrada de su casa, Molly ya estaba saliendo a toda prisa por la puerta, todavía en bata y calzada con las zapatillas que se ponía para salir de la cama, y le echó a su marido los brazos al cuello, cayendo al suelo el ejemplar estrujado de El Profeta que tenía en la mano, en el que aparecían las noticias sobre lo sucedido en los Mundiales.

—¡Arthur, qué preocupada me habéis tenido —murmuró Molly, acariciando el pelo de su marido—, qué preocupada!

Rose sonrió al ver a sus padres; sería muy afortunada si alguna vez encontraba un amor como el de sus padres...

—Estáis todos bien —murmuraba la señora Weasley como ida, soltando al señor Weasley y mirándolos con los ojos enrojecidos—. Estáis vivos, niños...

Y, para sorpresa de todo el mundo, agarró a Fred y George y los abrazó con tanta fuerza que sus cabezas chocaron.

—¡Ay!, mamá... nos estás ahogando...

—¡Pensar que os reñí antes de que os fuerais! —dijo la señora Weasley, comenzando a sollozar—. ¡No he pensado en otra cosa! Que si os atrapaba Quien-vosotros-sabéis, lo último que yo os había dicho era que no habíais tenido bastantes TIMOS. Ay, Fred... George...

Rose intervino y puso una mano en el hombro de su madre, para calmarla, lo que hizo que Molly soltara a los gemelos y tirara de su hija mayor en un abrazo aplasta huesos.

—Mamá, no nos ha pasado nada —dijo, con la voz crispada por la presión que ejercía sobre ella mientras su madre la abrazaba.

—Vamos, Molly, ya ves que estamos todos bien —le dijo el señor Weasley en tono tranquilizador, arrancándola de Rose y llevándola hacia la casa mientras ella lloraba en silencio por el estrés—. Bill —añadió en voz baja—, recoge el periódico. Quiero ver lo que dice.

Rose dio un paso atrás y se arregló el pelo, que se le había revuelto por el abrazo, y dirigió la mirada a Harry, que ya la estaba mirando, sin ella ser consciente de ello.

Ella le dedicó una pequeña sonrisa antes de seguir al resto de su familia al interior de la casa, y Harry se quedó, una vez más, sonrojado por las miradas que ella le dirigía..

En cuanto Rose entró en la cocina, no pudo evitar poner los ojos en blanco al ver que Ron estaba comiendo, otra vez, y le dio un codazo, haciendo que él la mirara mal.

—Todo lo que haces es comer —se quejó ante él, cruzando los brazos sobre el pecho con fastidio; se iba a poner gordo si seguía así, y ella sabía que él odiaría estarlo.

Todo lo que haces es comer —imitó Ron, antes de ponerse de cara a ella para que pudiera ver cómo se metía una tostada entera en la boca de un tirón, asegurándose de mostrársela en su boca.

Rose le dio una mirada de asco, antes de apartarse de él y enfrentarse al resto de su familia, que estaban todos preparando tazas de té. Su padre se había despedido, junto con Percy, ambos saliendo de la casa para ir al Ministerio, y resolver todo este calvario que había pasado en los Mundiales.

—Señora Weasley —dijo de pronto Harry, sin poder contenerse, haciendo que los demás lo miraran—, ¿no ha llegado Hedwig trayéndome una carta?

—¿Hedwig, cariño? —contestó la señora Weasley como distraída—. No... no, no ha habido correo.

Rose miró a Harry con incertidumbre, junto con Hermione y Ron, que también querían saber por qué estaba tan interesado en su correo, ¿había algo que no les estaba contando? Nunca recibía ningún correo de nadie, así que el hecho de que estuviera esperando uno, les hacía sospechar.

Una vez que Harry se dio cuenta de esas miradas que le dirigían sus amigos, les dirigió a los tres una significativa mirada, que ellos entendieron de inmediato, y dijo:

—¿Te parece bien que deje mis cosas en tu habitación, Ron?

—Sí, claro... Subo contigo —respondió Ron de inmediato, mirando a Hermione y a Rose con una mirada similar a la de Harry—. ¿Hermione...? ¿Rose...?

Rose asintió enseguida y los siguió a los tres. Los cuatro salieron de la cocina y subieron la escalera en dirección a la habitación de Ron.

—¿Qué pasa, Harry? —preguntó Rose en cuanto cerraron tras ellos la puerta de la habitación de la buhardilla.

Harry miró a sus tres amigos con una mirada culpable, sabiendo que les había ocultado algo durante un tiempo. 

—Hay algo que no os he dicho —explicó Harry, encogiéndose bajo las miradas de los dos Weasley, y de Hermione—: cuando desperté el sábado por la mañana, la cicatriz me volvía a doler.

Rose no pudo escuchar nada después de que Harry dijera eso, ya que Hermione comenzó de inmediato a proponer cosas, mencionando varios libros de consulta y a todo el mundo al que se podía recurrir, desde Albus Dumbledore a la señora Pomfrey, la enfermera de Hogwarts. La cabeza de Rose zumbaba mientras la chica continuaba.

Tampoco podía creer que Harry les hubiera ocultado esa información tan vital toda la semana, sabiendo que tenía algo que ver con Quien Tú Sabes..

—Pero... él no estaba allí... ¿o sí? —tartamudeó Ron atónito, sintiendo el mismo miedo que su hermana gemela—. ¿Estaba por allí Quien-tú-sabes? Quiero decir... la anterior vez que te dolió la cicatriz era porque él estaba en Hogwarts, ¿no?

—Estoy seguro de que esta vez no estaba en Privet Drive —dijo Harry—. Pero yo había estado soñando con él... con él y Peter... ya sabéis, Colagusano —Rose no pudo evitar encogerse al oír el nombre de "Peter", el hecho de que se hubiera hecho pasar por la rata de su familia durante siete años, simplemente le ponía los pelos de punta y no podía creer que ninguno se hubiera dado cuenta de nada—. Ahora no puedo recordar todo el sueño, pero sí me acuerdo de que hablaban de matar... a alguien —continuó Harry, sin notar la mirada de Rose.

Rose se dio cuenta de que claramente estaba ocultando algo más, y quería saber qué, pero el hecho de que Hermione pareciera completamente horrorizada ante lo que Harry estaba explicando, tendría que interrogarlo en otro momento cuando estuvieran solos. Por los años que ella y su gemelo conocían a Harry, prácticamente podían leerlo como un libro abierto, Hermione en cambio, sabía guardar un secreto.

—Sólo fue un sueño —afirmó Ron para darle ánimos, sonando más como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo que a Harry—. Una pesadilla nada más.

Rose se burló de lo que Ron acababa de decir.

—¿No puedes creer en serio que eso fue "sólo un sueño"? —le preguntó incrédula, señalando la última parte como una cita—. ¿Desde cuándo Harry confunde sus visiones con sueños? —dijo, sabiendo que cuando a Harry le dolía la cicatriz, nunca significaba nada bueno, ya que siempre que pasaba, aparecía El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.

—Es una posibilidad —contestó Ron, mirando a su gemela con disgusto. No le gustaba que ella siempre pasara por alto cualquier cosa que él dijera, que no fuera el más listo, no significaba que no supiera de lo que hablaba.

—No creo que lo fuera, Ron —intervino Harry, poniéndose del lado de Rose en la situación—. Aunque es extraño, ¿no? Me duele la cicatriz, y tres días después los mortífagos se ponen en marcha y el símbolo de Voldemort aparece en el cielo.

Al instante se sintió mal cuando vio que Ron y Rose se encogieron al ver que había vuelto a mencionar su nombre; como magos que llevan en el mundo mágico desde que nacieron, le tenían más miedo que él y Hermione.

—¡No... pronuncies... ese... nombre! —dijo Ron entre sus dientes apretados.

Siempre había odiado que Harry fuera lo suficientemente valiente como para decir su nombre; estaba mal visto en el mundo mágico, y nadie se atrevía a pronunciar su nombre. Incluida la familia Weasley.

—¿Y recordáis lo que dijo la profesora Trelawney al final de este curso? —siguió Harry, sin hacer caso a Ron.

El hecho de que Harry se guiara por lo que había dicho la profesora chiflada, no tenía ningún sentido para Rose; ya que era conocida por decir algunas estupideces que no eran ciertas. No se confiaba en ella cuando se trataba de predecir el futuro, la mayoría de los estudiantes tomaban su clase puramente porque era fácil, siendo Rose una de ellas.

Del rostro de Hermione desapareció la expresión de terror, y lanzó un resoplido de burla.

—Harry, ¡no irás a prestar atención a lo que dijo aquel viejo fraude!

Rose se burló en respuesta, sabiendo que Hermione le guardaba rencor a la mujer por afirmar que su lección no estaba hecha para la chica Granger; a Hermione siempre le gustaba tener razón, y esta vez, no la tenía, y lo odiaba.

Lo recordaba como si fuera ayer, cuando Hermione salió furiosa de la clase después de que la profesora la insultara, fue la comidilla del colegio que la "chica santurrona" por fin se había quebrado.

—Tú no estabas allí —contestó Harry, sabiendo exactamente lo que dijo la profesora y cómo se sintió en ese momento. Ron y Rose se habían ido a comer sin él, y él le había devuelto la bola de cristal, así que no estaban allí para presenciar el evento. Sólo estaba él—. No la oíste. Aquella vez fue diferente. Ya te lo conté, entró en trance. En un trance de verdad. Y dijo que el Señor Tenebroso se alzaría de nuevo... más grande y más terrible que nunca... y que lo lograría porque su vasallo iba a regresar con él. Y aquella misma noche escapó Colagusano.

Rose no podía negar que las palabras de Harry tenían todo el sentido del mundo, toda la información que tenía atada, y eso asustaba a la chica Weasley más y más cuanto más hablaba. ¿Podría esto significar que ya sabes quién, podría estar regresando? Todo el infierno se desataría si ese fuera el caso.

Cuando miró a su hermano, vio que estaba mimando distraídamente la funda del edredón, y Rose quiso saber qué pasaba por su cabeza; probablemente lo mismo que pasaba por la suya, en cómo se acabaría el mundo si él volvía. Ella no quería ni imaginarlo.

—¿Por qué le preguntaste a mi madre si había llegado Hedwig, Harry? —le preguntó Rose a Harry, rompiendo el pesado silencio de la habitación—. ¿Estás esperando una carta?

—Le escribí a Sirius contándole lo de mi cicatriz —respondió Harry, encogiéndose de hombros, mirando a Rose mientras hablaba—. Espero su respuesta.

Rose asintió lentamente ante esta información; Sirius le caía bien, incluso después de que casi le rompiera la pierna a su mellizo, era un buen hombre. Se alegraba de que Harry y Hermione hubiesen conseguido salvarlo de su condena de que le succionaran el alma... aunque ella no estuvo allí para ayudar, en cambio, al lado de su hermano, había oído todo lo que hicieron ambos.

También tenía sentido para ella en por qué Hermione seguía apareciendo de la nada, su collar.

—¡Bien pensado! —aprobó Ron, y su rostro se alegró un poco—. ¡Seguro que Sirius sabe qué hay que hacer!

—Esperaba que regresara enseguida —Harry suspiró, preguntándose por qué tardaba tanto en enviarle una carta. De hecho, ni siquiera sabía dónde estaba Sirius en ese momento.

Hermione pareció pensar lo mismo, mientras fruncía las cejas pensativa.

—Pero no sabemos dónde está Sirius... Podría estar en África o ve a saber dónde, ¿no? —opinó sensatamente Hermione—.

Rose asintió ante lo que decía su amiga.

—Sí, Harry, dudo mucho que Hedwig pueda hacer un viaje así en pocos días —razonó, dándole la razón a Hermione.

—Sí, ya lo sé —admitió Harry, pero sintió un peso en el estómago al mirar por la ventana y no ver a Hedwig.

Sabía que Harry se preocupaba constantemente por Sirius, siendo su padrino y todo eso, pero debería saber que Sirius es un hombre adulto, y claramente puede cuidar de sí mismo, sobre todo desde que puede transformarse en perro.

Fue entonces cuando Ron sugirió que fueran a jugar al Quidditch en el huerto junto al resto de sus hermanos y Ginny, y Rose no pudo evitar poner los ojos en blanco junto con Hermione, que no podían creer que pudieran esconder algo así debajo de la alfombra e irse a jugar al Quidditch. Aunque a Rose le gustara jugar a este deporte con sus hermanos y hermana, pensaba que deberían estar zanjando este asunto.

Aunque no era asunto de Rose lo que hiciera Harry, al menos pensaba que debería ocuparse de este asunto, y no pasar el tiempo jugando con Ron y el resto de sus hermanos.

Rose y Hermione intercambiaron una mirada, antes de volver a la habitación de la primera, queriendo alejarse por fin de los chicos..

La semana siguiente fue extraña para la familia Weasley: Arthur apenas pasaba mucho tiempo en casa, junto con Percy; pero eso no parecía molestar tanto a la familia como la ausencia de su padre. Rose apenas hablaba con Percy, lo mismo que algunos de sus otros hermanos, excepto Ginny.

Echaba de menos a su padre y estaba preocupada por él, al igual que su madre, porque no estaba acostumbrado a trabajar tantas horas. Rose tampoco estaba acostumbrada a no verle todos los días durante el verano; algunos días tuvo que pasar la noche en el trabajo y eso afectaba a la familia Weasley.

Harry y Hermione se quedaron con la familia Weasley todos los días desde los Mundiales, y se iban a quedar allí hasta que tuvieran que irse a Hogwarts para cursar su siguiente año.

Rose estaba entusiasmada, por no decir otra cosa; se moría de ganas de empezar el curso y tal vez de conocer un poco mejor a Cedric.

Decir que Hermione se había enfadado por la cantidad de veces que Rose había mencionado el nombre del chico de Hufflepuff, era quedarse corta, estaba sorprendida de que no se le hubiera roto la laringe de tanto hablar de él.

Rose sólo esperaba que este año fuera el año; todo el mundo ya había crecido, y madurado, y ella sólo deseaba que fuera completamente diferente del otro año. Sólo podía decir que el año iba a estar lleno de chicos, y ella honestamente no podía esperar, ahora todos han crecido...

A Hermione, en cambio, no le importaba tanto; la chica simplemente quería sacar las mejores notas posibles, y eso era todo lo que quería hacer; no estaba interesada en chicos como Rose.

Eso era lo que las hacía tan diferentes, pero por eso se llevaban genial, y Rose se alegraba de que las dos fueran amigas. Le hizo recordar cómo empezó a relacionarse con ella, cuando casi las mata el troll en su primer año en Hogwarts...

[ FLASHBACK ]

Rose caminaba por el sendero del colegio con Harry, Ron y un par de amigos de su hermano, a los que aún no conocía exactamente. Acababan de tener una infructuosa clase donde tuvieron que intentar hacer flotar plumas en el aire, y Seamus había hecho estallar la suya, como hacía con absolutamente todo; a Rose le parecía divertidísimo que siempre consiguiera ese resultado.

—Es Leviosa, no Levio —se burló Ron, reformulando lo que le había dicho Hermione al principio de la clase. Rose no estaba escuchando exactamente, por eso sólo había captado la última parte de la frase.

Rose puso los ojos en blanco, Hermione le caía bastante bien; la chica era probablemente la alumna más inteligente de todo su curso... demonios, probablemente de todo el maldito colegio. Sabía que ella no tenía amigos, así que Rose había querido hablar con ella desde el primer día en el tren de Hogwarts, cuando Hermione entró en su compartimento buscando el sapo de Neville. Aunque había insultado a su mellizo, a Rose le caía bastante bien Hermione porque parecía una buena chica.

También había arreglado las gafas de Harry en ese momento, lo que asombró a Rose de que la chica ya supiera tanto de magia cuando ninguno de ellos había tenido aún su primer día de clases. Y, el hecho de que fuera nacida de muggles la sorprendió bastante.

Durante el comienzo del año escolar, las únicas personas con las que Rose había estado todos los días eran su mellizo y sus amigos. A Rose no se le daba muy bien hacer amigos, así que se mantenía cerca de su familia, eso, y el hecho de que Ron y ella eran completamente inseparables, como también lo eran Fred y George; y en la familia Weasley era común que los gemelos/mellizos siempre pasaran tiempo juntos. Nunca pasaban un día separados.

—Es una pesadilla, en serio —continuó Ron, después de hacer reír a todos sus amigos—. No me extraña que no tenga amigos.

Fue entonces cuando Hermione pasó furiosa, chocando con el hombro de Ron al hacerlo, tratando de contener las lágrimas. Rose se sintió increíblemente mal por la chica en ese momento, mientras ella salía corriendo.

—Creo que te ha oído —murmuró Harry, observando la figura de Hermione que huía; todos los chicos tenían la misma expresión de culpabilidad mientras ella se alejaba a toda prisa.

—Bien hecho, Ron —le murmuró Rose, empujándolo antes ir tras la joven cerebrito, que había desaparecido entre la multitud. Normalmente, le encantaba que la compararan con su mellizo, pero en ese momento, quería cualquier cosa menos que la vieran con él...

Cuando Rose por fin encontró a Hermione, ya era mucho más tarde en la noche, y se había enterado por una chica de su casa, llamada Parvati, que Hermione no quería salir del baño de chicas y que llevaba ahí toda la tarde llorando.

Rose le había dejado claro a Ron que estaba enfadada con él, y había salido a buscar a Hermione en cuanto supo dónde estaba durante la cena. Teniendo en cuenta que era culpa de sus hermanos que estuviera molesta, tenía que ayudarla, aunque fuera durante la hora de la cena.

—¿Hermione? —gritó Rose, una vez que entró en el baño de chicas—. ¿Aún sigues aquí?

En cuanto lo preguntó, oyó unos moqueos procedentes de uno de los cubículos, pero Hermione no hizo ademán de salir de su escondite ni de hablar al oír la voz de la pelirroja.

—Oye, eh, Hermione —llamó Rose una vez más—. Mi hermano es un completo idiota, un estúpido también... no deberías hacerle caso.

Se oyó otro sorbo de nariz, seguido de una vocecita:

—Pero tiene razón, no tengo amigos, no le caigo bien a nadie.

—No seas boba, me tienes a mí —se burló Rose—. Además, la gente sólo está celosa de ti.

—¿Celosa de mí? —cuestionó Hermione—. ¿Por qué iban a estar celosos de mí? —preguntó insegura de las palabras de Rose.

—¿En serio? —preguntó Rose, confundida al ver que la chica no sabía por qué le caía mal a la gente—. Eres la chica más inteligente del año, por supuesto que la gente está celosa de ti.

—¿De verás? —Hermione resopló.

—¡Sí! —Rose la animó—. Ahora, sal, vamos a comer. Llegamos increíblemente tarde al banquete —dijo, habiendo sentido su estómago rugir por el hecho de no haber comido aún.

Se rió una vez que oyó a Hermione hacer un movimiento para salir del cubículo, y se dio la vuelta, sólo para que su sonrisa se borrara al instante y se quedara mirando a la enorme figura que estaba de pie frente a ella. Un trol. ¿Cómo podía haber un trol en el baño de las chicas? ¿Se estaba imaginando cosas?

—Ya voy —contestó Hermione, saliendo del cubículo, mientras se limpiaba las lágrimas.

Eso fue, hasta que se detuvo junto a Rose y levantó la mirada lentamente; para ver a un gigantesco troll, bloqueando la salida.

Hermione actuó rápidamente, tirando de Rose hacia atrás con ella, ya que la pelirroja se había quedado congelada por el miedo; las encerró a las dos en el cubículo del baño en el que Hermione había estado encerrada antes, esperando que el trol no pudiera entrar y matarlas.

Sólo que, no funcionó, ya que, de repente, el tronco del trol salió volando por encima de las dos jóvenes, provocando que ambas gritaran a pleno pulmón y se arrastraran por debajo de cada uno de los cubículos del baño, luchando por escapar.

Justo cuando el trol iba a dar otro golpe, Ron y Harry irrumpieron por la puerta, después de decidir que tenían que ir a buscar a Hermione y a Rose antes de volver a sus dormitorios.

—¡Hermione, Rose, apartad! —gritó Harry, haciendo que las dos chicas empezaran a arrastrarse de nuevo.

—¡Socorro! —gritó Hermione, mientras Rose llamaba a gritos a su hermano mellizo.

—¡Ron!

—¡Eh, cerebro de guisante! —gritó Ron, lanzando un gran palo a la cabeza del trol, lo que atrajo su atención; esto permitió que Rose y Hermione se arrastraran hasta los lavabos, todavía agarradas la una a la otra por sus queridas vidas.

El trol, obviamente, había visto esto, y comenzó a golpear hacia abajo en los lavabos, apenas dando a las niñas el tiempo suficiente para evitar ser aplastadas, a duras penas se las arreglaron para salir del camino en el tiempo.

Justo cuando empezaba a golpear su arma una vez más, Harry se agarró al arma del trol, cayendo finalmente sobre sus hombros, haciendo que se agitara en un intento de quitarse a Harry de encima.

Todos estaban discutiendo con Ron para que hiciera algo, a lo que él obedeció. Realizó el hechizo Wingardium Leviosa correctamente, haciendo que el arma del trol levitara y luego cayera en la cabeza del trol, dejándolo inconsciente.

—Guay —murmuró Ron, justo cuando Rose corría hacia él para darle un abrazo.

Cuando el trol se derrumbó, se hizo un silencio total, hasta que Rose lo rompió, aplaudiendo.

—Eso ha sido brillante —vitoreó, ganándose miradas extrañadas del resto.

—¿Está... muerto? —preguntó Hermione mirando el cuerpo del trol en el suelo, interrumpiendo también los aplausos de Rose.

—No lo creo. Sólo inconsciente —respondió Harry.

Rose sonrió al ver a Harry y Ron, sabiendo que habían venido a salvarlas cuando no tenían que hacerlo.

Se acercó a la chica de pelo tupido y entrelazó sus brazos, contenta de que estuvieran bien.

Las dos chicas intercambiaron una mirada cómplice y, a partir de ese momento, se convirtieron en las mejores amigas.


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