O N E
É L I T E
valerio & eliana
ROOTS BEFORE BRANCHES
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❛ tantas cosas que hacer y decir, pero parece que no puedo encontrar una manera, quiero saber cómo ❜
—¿Tienes todo, princesa? —Eliana se separó del abrazo que compartía con su padre y sonrió asintiendo.
—Tengo todo, papi —respondió mirando de reojo como Valerio, su novio, terminaba de subir las maletas de la castaña al convertible del chileno.
No eran ni la mitad de sus cosas, sin embargo, si lo necesario para acomodarse en lo que las demás de sus pertenecías llegaran a su dormitorio en la universidad.
Eliana amplió su sonrisa al sentir las manos de Valerio envolverse en su cintura.
En ese momento ella se sentía plena y dichosa. Valerio y Eliana pasaron por muchos altos y bajos para llegar a donde estaban. Todas las discusiones y los malentendidos quedaron atrás abriendo paso a una nueva oportunidad para su relación.
Siendo honesto, Valerio nunca creyó que volvería a estar así con la morena. Después de como la lastimó cuando ella descubrió lo de Lu y sus adicciones, agradecía poder besarla de nuevo. Incluso estar en su mera presencia traía calma a su cuerpo que solo puede sentir con ella e iba a extrañar como loco ese sentimiento ahora que ella acompañara a Carla a viajar por el mundo para después quedarse en Nueva York con Lu y Nadia.
—Tranquilo, suegrito. Que si algo se le olvida yo me encargo de llevárselo cuando la visite —Valerio dijo divertido, guiñándole a su suegro.
El señor Varela miró receloso a la pareja de su hija aun no confiando completamente en el muchacho. No después de todo lo que supo. Su esposa alegaba que eran celos de padre, que era normal ya que, según su esposa, para él nadie era lo suficientemente bueno para su princesita. Y tenía toda la razón.
—Amor —Eliana jadeó—, tenemos que irnos a perderé el vuelo —salió del agarre de su novio y se despidió nuevamente de su familia demorándose más tiempo con su gemelo.
Eliana estaba contenta de que su hermano al fin pudo regresar a Madrid, pero a la vez se sintió triste ya que ella se tenía que marchar a la universidad a miles de kilómetros lejos de su persona.
Ya saben, esa por la que harías cualquier cosa.
—Ey, enana. No llores —Christian limpio las lágrimas en las mejillas de su gemela—. Mira que en cuanto el doctorcito me dé el yes te alcanzaré en Nueva York y nos vamos a ir de rumba hasta que se nos caigan los pies.
Eliana soltó una risa mirando con admiración a su hermano. Christian estaba decidido a volver a caminar, la castaña aprovechó asistiendo a todas las citas que tuvo su hermano desde que llegó e igual con las terapias. Aun su gemelo no podía dar cinco pasos sin caerse, pero ella sabía en su corazón que cuando viera a su hermano de nuevo, estaría caminando.
—¡Agárrese, Nueva York! ¡Que ahí van los Valera! —Eliana exclamó chocando los cinco con su hermano.
—Dios tenga piedad de ellos —su mamá bromeó poniendo un rostro espantado ocasionado risas en Valerio y el señor Valera al ver las caras ofendidas de los gemelos.
Eliana besó por última vez, en lo que sería mucho tiempo, las mejillas de su familia y después tomó la mano de Valerio quien la guio al convertible rojo recién recuperado del chileno.
—Mi lady —Valerio abrió la puerta del pasajero para su novia y después camino a la del lado del conductor y se subió al auto.
Valerio tomó con delicadeza la mano de su novia depositando un beso cariñoso en el dorso de esta. Eliana le brindó una sonrisa completa y suspiró cuando su novio arranco el auto saliendo de la entrada de la casa de sus padres.
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❛ a veces no quiero sentir y olvidar que el dolor es real ❜
Valerio estacionó el coche en la entrada de la casa de Carla y suspiró con pesar. Todo el camino a la mansión de la marquesita estuvo dando vueltas en su cabeza la manera en lo que haría lo que estaba a punto de hacer.
—Llegamos —Eliana dejó salir emocionada soltando la mano de Valerio y yendo por la manija de la puerta del coche, pero fue detenida por su novio sujetándola ligeramente del brazo. La castaña vio confundida a su novio—. ¿Qué pasa?
Valerio le miró en silencio. No podía pasar el nudo en su garganta para sacar las palabras.
» Valerio, me estas asustando —Eliana expresó al ver el pánico formándose en las expresiones de su novio—. Rulitos...
—No voy a poder ir a visitarte a Nueva York —Valerio vomitó verbalmente.
—Oh, era eso —ella rio aliviada—. No te preocupes, sé que estarás muy ocupado manejando las bodegas. Podrás ir en verano o en navidad. Toda mi familia ira ya que quieren pasar las fiestas teniendo la experiencia de Nueva York, lo que sea que signifique eso. Además, todos hablan de como el primer semestre es el más pesado ya que te tienes que acostumbrar al ritmo de la universidad y...
—Eliana...
—Lo siento —se disculpó dándose cuenta de que había comenzado a parlotear como suele hacerlo cuando está nerviosa—. Pero en verdad, no importa. Video llamaremos todas las mañanas y noches.
—¿Sabes que vas a una de las ciudades más pobladas del mundo? —Valerio pregunta mientras mira distraídamente a los pájaros volar en el cielo.
—Si.
—Yo siempre imaginaba experimentar de todo cuando fuera a la universidad. Fiestas, alcohol, drogas, sexo. Todo el paquete mágico —Valerio continuó—. Pero todo cambio cuando una hermosa chica vertió una malteada de menta explosiva en mi hermoso cabello. En cuanto pude abrir los ojos, sin que la menta quemará mis retinas, la miré por primera vez y me dije "esta mujer será mi esposa algún día, ella es mi felices para siempre". No tuve dudas en mi mente de que algún día serás mi esposa y envejeceremos juntos. Ya había probado de todo, créeme. Y nada me daba ese sentimiento de satisfacción que tenía y aún tengo cada vez que estoy cerca de ti. Una simple mirada basta para tenerme todo sonriente y brincolin como un cachorrito.
—Me gusta cuando te pones en modo cachorrito. Pero aun no entiendo porque me dices todo esto.
Valerio tragó saliva y se atrevió a mirar esos ojos cafés que lo volvían loco. —Porque la universidad es un lugar para probar cosas nuevas. Nuevas experiencias, nuevas vivencias, nuevas... —el chileno suspiró reuniendo el valor—. Nuevas relaciones —Eliana comenzó a negar entendiendo todo. Los ojos llorosos y estado de su pareja lo decían todo—. Yo fui tu primer todo, Liana. Tu primer beso, tu primer novio. Es un honor ser tu primero y quiero ser el último. Pero quiero que estés segura.
» Vas a ser la mejor pintora del mundo. Vas a tener cientos de galerías con tu arte en el mundo. Pero para llegar a ello, necesitas tener experiencias propias Es porque te amo con toda mi alma que tengo que hacer esto...
—Espera, espera, espera —Eliana lo detuvo—. ¿Estas terminando conmigo? —ella jadeó sin molestarse en esconder el dolor en su voz o las lágrimas deslizándose por su rostro.
—Te estoy liberando —Valerio susurró.
—Oh por... —Eliana comenzó a llorar tratando de tomar aire. Sentía que el auto se hacía cada vez más pequeño a pesar de tener la capota abajo y el cielo como techo.
—¡¿Sabes lo difícil que hacer esto?! —Valerio cuestionó desesperado—. ¡He llorado todas las noches! Buscando una excusa para no hacerlo —el moreno tomo un respiro buscando controlarse—. No puedo ir contigo.
—¡Entonces no iré! —Eliana discutió. No existía otra opción. No perdería a Valerio—. No si eso significa perderte.
—No lo harás —Valerio la regañó. Esto lo desgarraba por dentro. No quería dejarla ir, pero tenía que. Era lo mejor para ella.
—¡Si lo haré! —Eliana afirmó con terquedad.
—¡No lo harás!
—¡Si lo...
—Eliana...
—No lo haré —susurró decaída.
—Así es. Porque subirás a ese avión y verás nuevas partes del mundo y después triunfarás como sé que lo harás. Lo creo con todo lo que hay en mí.
—¿Y qué hay de nosotros?
—Cuando hayas probado otros sabores, cuando hayas vivido nuevas experiencias, cuando termines tus estudios. Si después de eso aun decides que menta explosiva es tu sabor de malteada favorita, ahí estaré yo. Esperándote.
Eliana negó, de nuevo oponiéndose a la decisión de Valerio. En el fondo ella supo que él tenía razón, pero no quiso aceptarlo. No podía. Porque eso significaría que se acababa.
—Pero yo te amo ahora... —Eliana dejó salir en voz baja.
—Y yo a ti. Te amo muchísimo —Valerio sostuvo las mejillas de Eliana y rosó sus labios con los de ella. Eliana aprovechó y lo besó profundamente, sin importarle que pudiese probar las lágrimas de ambos—. Prométemelo —Valero pidió en un susurro sobre los labios de Eliana. Ella rechazó ahogando un sollozo—. Prométemelo, bonita...
Dándole un último beso, el cual ambos sintieron que duró una eternidad y aun así no fue suficiente, ella respondió. —Lo prometo.
Eliana alcanzó la manija del auto y se apresuró a salir. Necesitando aire a pesar de que la cubierta del convertible estuviera abajo. Se limpió las lágrimas con el dorso de su mano y se checó en el espejó de maquillaje Asegurándose de limpiar todo rastro de ellas en su rostro o maquillaje corrido.
Valerio hizo lo mismo pasando una mano por todo su rostro, tomando aire. Bajó las maletas del auto y se las dio al chofer del auto de Carla.
Carla notó las expresiones de la pareja, pero decidió no comentar suponiendo que era debido a la despedida.
—Tenemos que irnos, el vuelo sale en una hora y media —Carla avisó a Eliana. La castaña asintió.
La marquesita se despidió rápidamente de Valerio quedando en hablarse dentro de una semana para checar como van las bodegas y después se subió al auto dándoles privacidad a sus amigos.
Eliana abrazó a Valerio y el pelo chino rápidamente correspondió oliendo el cabello de su ex novia por última vez. Fresa y coco. Se hizo una nota mental de ir y comprar el mismo shampoo lo mas pronto posible.
—Te amo.
—Yo también te amo —respondió Valerio. Se separaron y el chileno beso con cariño la frente de Eliana.
Al momento de separarse, ambos se aferraban de las manos. Ninguno queriendo dejar ir al otro. Valerio tomó aire y soltó con pesar la mano de Eliana. La muchacha se apresuró a subir al auto antes de arrepentirse y quedarse en Madrid.
El chofer encendió el auto y dio media vuelta para salir de la casa. Eliana no dejó de ver por la ventana ni un segundo hasta que Valerio y la casa de Carla salieron de la vista.
Carla miró a su amiga debatiéndose si preguntar o no. Decidiéndose por abrazar a Eliana, lo hizo y tembló cuando su amiga comenzó a llorar en sus brazos. Ambas sentían el dolor de un corazón roto. Solo que Carla supo cómo ocultarlo mejor.
—Él terminó conmigo —Eliana dejó salir entre sollozos.
Carla no dijo nada y se dedicó a abrazar más fuerte a su amiga. Dándole su apoyo incondicional.
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