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𝕾𝖑𝖚𝖒𝖇𝖊𝖗 𝕻𝖆𝖗𝖙𝖞

Estaba frente al computador buscando entre la magnitud de películas de Hentai algo interesante que ver, títulos bastante extravagantes, animaciones de grandes senos, tentáculos y toda la mierda extraña que un mangaka pudiese imaginar.

No soy una fiel seguidora de esa parte extraña por lo que me conservo reacia a pasar más de la pagina 10.

Me detengo casi en el límite al notar en la miniatura de uno de los vídeos la ilustración de un personaje desconocido pero que de cierta forma me hace pensar en Sana.

¿Está mal? Tal vez. Pero no es como que me vaya a detener. La trama era algo cliché, la misma formula de dos mejores amigas curiosas por conocer lo que es el sexo que terminan haciéndolo entre ellas que al final revelan sus sentimientos.

Cliché.

Cuando por fin terminó, el mar de gemidos se detuvo por un momento el recuerdo de Sana volvió a mí.

Oh, claro, olvidé lo importante y el porque mi querida mejor amiga ronda por mi mente todo el tiempo aún más cuando la estoy imaginando con las piernas abiertas justo frente a mí, justo como Himura, la protagonista.

Desde un principio fue así, como si toda Sana fuese el dulce más delicioso en una mesa de ensaladas, su cuerpo, su rostro básicamente toda ella me llamaba.

Aunque el deseo fuese mi primer sentimiento, la quería como una gran amiga, un hombro en el cual llorar y un cómodo abrazo después de un día difícil. Me gustaba su cuerpo casi tanto como me gustaba que fuese mi amiga, ella era la parte cálida de nosotras, fue de gran ayuda durante la mitad de la preparatoria, básicamente siendo un escudo social en el que me refugiaba para evadir conversaciones innecesarias.

Ella lo tiene todo para siempre rondar por mi mente, cuerpo de infarto y una personalidad estúpida-madura. El único problema era su novio. Oh querido Dios, daría lo que fuera por estallarle los sesos en el suelo.

Un chico con una fachada amigable y carismática ante todos pero con un giro de libertinaje e infidelidad.

El gemido de Sana me sacó de los pensamientos, se quejaba acerca de los próximos exámenes a mi lado, la clase de matemáticas se terminó y no tenía ni puta idea de lo hablado.

Ni siquiera quería hacer memoria cuando Sana llevó sus brazos hacía el techo dejando ver la línea marcada de sus senos redondos. Era el mejor espectáculo. Mi mirada iba de allí para mi hoja de apuntes y volvía a ese par de naranjas.

Sentí mi saliva caer por el borde de mis labios haciéndome girar un poco, en un intento de calmarme.

—¿Es viernes?— preguntó ella. Y yo de forma torpe asentí.—Bummie no me invitó a su juego de fútbol.

—¿Hay un juego de fútbol hoy?—pregunté fingiendo confusión, claro que había uno hoy pero quería saber el motivo del "señor imbécil" para dejar de lado a Sana.

—Cada viernes, pero JaeBum no me ha dicho nada.

—¿Estará ocupado?— se preguntó ella misma.

Claro, está muy ocupado cogiendo con las porristas detrás de las gradas del campo. Y estará aún más ocupado después del juego. El enojo subió por mi garganta queriendo escupir cada pensamiento sobre el ser repudiando que hozaba a llamarse novio de Minatozaki Sana.

Mi molestia se disipó cuando vi el rostro afligido de Sana, cejas ligeramente fruncidas con ojos decaídos. Dios, odiaba esa carita triste. Daría lo que fuera por cambiarla, específicamente por una con ojos brillantes y labios entre abiertos dejando salir mi nombre en quejidos, de solo pensarlo la idea suena deliciosa.

—Ya que por primera vez estás libre un viernes y ya sabes, acabaremos los exámenes pronto. ¿Quisieras venir a una pijamada en mi casa?— pregunté de forma vaga anhelando que aceptase.

—¿Pijamada?— contestó de vuelta ella.

—Si, ya sabes, podemos probarnos mis vestidos de Maid, maquillarnos lindo y jugar videojuegos hasta el amanecer.

—A veces olvido lo otaku que puedes ser.— dijo riendo con más humor.— Cambia jugar videojuegos por alguna películas románticas y acepto.

—Veremos películas románticas hasta el amanecer y te daré una sorpresa después Sanashine.— dije cantando su nombre.

—¿Sorpresa? ¿Qué tienes planeado linda Chewy?—dijo puntilla empujando mi hombro hacia abajo.

"Lamer, morder, saborear, apretar, chupar cada parte de ti"

—Es una sorpresa, Satang~

Por la tarde Sana tocó el timbre de mi casa, papá y mamá viajaron a una exposición de arte fuera de la ciudad por lo que podría tener quizás toneladas de sexo por cada metro cuadrado.

Arreglé mi cabello en el espejo cerca de la entrada y abrí la puerta viendo a una sonriente ardilla con un pequeño osito de peluche en su mano.

—Lindo.—dije mirando sus mejillas rojitas tras el oso marrón.—¿O es linda?

—Se llama Tella. Me gusta dormir con ella, espero no te importe.

— Claramente no, tal vez Tim pueda ser su amigo.— le enseñe mi hogar rápido y llegamos hasta mi gran habitación. Al ser una persona muy asocial había hecho una gran inversión en mi guarida, sofá, cama suave, TV, PC e incluso un mini bar. Me degusté con la expresión de asombro de Sana al ver mi habitación.

—Este es Tim. Tim esta es la señorita Sana y su acompañante Tella.—dijo de forma adorable al oso de ojos de botones.

Sana estiró su mano hasta el pequeño brazo del oso y la agitó y sentó a Tella a lado de Tim.

Hablamos un poco más poniéndonos al día con los chismes, exámenes y obviamente el aburrido novio de Sana.

Tuve que tragarme la rabia cuando una amarga lágrima bajo por la mejilla de Sana por su estúpido novio desinteresado.

—Quizás no sea suficiente para él.

—Eres tan hermosa que los ángeles lloran de envidia por ti. No hay ni una parte de ti que no sea hermosa. —mi mano se instaló en su mejilla ahuecándola.— Eres tan preciosa y única, pero lo mejor de todo es que eres tú. Eres brillante, delicada con una personalidad burbujeante y si JaeBum no es capaz de verlo entonces el problema es él. No tú.

Quiero besarla, quiero morder esos carnosos labios rosas, mientras aprieto más estas esponjosas mejillas. Sus ojos bajaron dando un toque íntimo a nuestro momento.

Se separó un poco sonriendo más relajada, para mi suerte, no se veía incómoda. Después de un rato vimos filmes románticos mientras que nos maquillábamos la una a la otra.

—¿Puedes recostarte? El delineado me saldrá mejor así.— le pedí.

Si quieres tener sexo con alguien dale pequeñas provocaciones para ver su reacción, su cuerpo dejo caerse en mi cama, gimió ante la comodidad y se estiró un poco más despegando su espalda del colchón haciendo aun más apetecible sus pechos, su camisa se subió un poco exponiendo su vientre acolchado, lamí mis labios con la sensación de picor en ellos, ese vientre firme se vería mejor con un par de moridas tal vez obtendría unos deliciosos y largos gemidos.

¿Sana tiene gemidos largos y suaves o pequeños y chillones? La excitación crecía más y más, sintiendo humedad manchar mis bragas.

Un jadeó inicial escapó de sus labios al sentirme encima justo sobre su cadera.

—¿Q-qué haces?— dijo confundida al sentirme.

—Un delineado, quédate quieta Sana— deje salir su nombre en el tono más ronco posible sin ser forzado.

Me deslicé sobre sus caderas sintiéndola tensarse y de reojo vi como sus dedos pellizcaban las sábanas. Mis piernas abrazaron sus huesos sobresalientes a sus lados. Y me acerqué a su rostro con el pincel trazando con cuidado la línea. Mis ojos estaban en su párpado pero mi vista periférica podía verla morder el borde de sus labios y tragar saliva.

—¿Te sientes incómoda?

—N-no, estoy bien.—me contestó. Incliné mi cuerpo hacía atrás para recoger más producto y volví nuevamente a mi posición arrastrándome más sobre su pelvis escuchando el pequeño quejido retenido en su boca.

Sus ojos estaban cerrados por lo que subí un poco y la vi entera debajo de mí, era la imagen perfecta, su blusa ligeramente subida dejando ver su ombligo y su short ligeramente bajo dejando ver el valle de su vientre.

Mis manos se movieron solas a su cintura apretándose en ella, mis dedos se tocaban por la pequeñez de la misma.

"Necesito apretar esto cuando por fin te folle"

Pensé. Le indique que abriese sus ojos y se mirase al espejo. Podía ver su cuello sonrojado y brillante. ¿Estabas nerviosa Sana? ¿Por mí? Qué delicioso.

Fui por el vestido de Maid y jugamos piedra, papel o tijera para saber quién lo usaría afortunadamente gané.

— Tendrás que ayudarme.—dijo en un intento de sonar enojada.

Asentí viendo como se desvestía frente a mí, tomándome por sorpresa, su blusa paró en el suelo y su short resbaló fluido por sus piernas. Me daba la espalda por lo que podía tener una vista de lleno a su trasero recubierto de la braga lila, me deleite con sus muescas de su espalda baja y la línea perfectamente trazada, un carril perfecto para lamer, chupar y morder.

Se inclinó hacia abajo para sacar su short dando un vista hermosa sus femorales carnosos y a la vista blandos, algo que quisiera que estuviera encima de mis hombros asfixiándome cuando no pueda soportar que mi lengua juegue con su excitación.

— Listo.— me dijo haciéndome alzar la mirada rápido.

Miré el valle de sus senos apretarse en su bra, y de nuevo me perdí en imaginarme la sensación de tener esas dos zonas blandas en mi cara, dentro de mi boca para chupar con esmero hasta hacerla gritar, morder sus pezones hasta tornarlo rojos brillantes y sentir su calor en mi cara cuando me hunda en medio de ellos.

No quiero tener sexo con ella, necesito tener sexo con ella.

Vi que giró su vista abochornada al vestido a mi lado en un intento de no decir nada por mi mirada no tan discreta.

Entonces... ¿Cómo se pone?

—Esta es la parte superior, es una blusa y la parte inferior el vestido, se divide por la cintura con un cinturón de cuatro aros.— Sana vio todo con curiosidad y lo sacó de mis manos, desató las tiras.

Ayudé a pasar el vestido por sus piernas, arrodillándome pasé la prenda con cuidado notando las piernas bonitas de Sana. Subí el vestido por sus piernas palpando un poco su forma.

A medida que subía pude ver su respiración acelerarse y justo cuando toqué sus muslos por detrás dio un respingo.

—Lo siento.— mentí mirando sus ojos de ciervo.

Me moví por detrás y subí por su espalda apretando su cintura. Escuchando el hermoso jadeo de su boca. Subí más por el borde rozando sus pechos con las puntas de mi dedo.

Me puse de pie quedando cerca de su oído.

—Te ves linda.— susurré con mi boca puesta sobre el. El aire caliente golpeó sus orejas enrojeciéndolas.

Mis manos fueron a sus hombros apretándolos suavemente. Vi como se hizo pequeña negando con su cabeza.

Besé suavemente su hombro.—Claro que lo eres.— tome las cintas de la espalda y las tiré haciendo que su cuerpo se pegara más con el mío.—Eres tan hermosa, Sana. Tú no lo ves pero te aseguro que lo eres, hermosa y linda pero también provocativa sin conciencia de ello. Te juro que lo eres y estoy en mi límite contigo aquí de esta forma.— su cuerpo se tensó.

—Tzuyu... yo...— intentó hablar dejé un beso más arriba en su hombro y otro más cerca de su cuello.— Oh, Tzuyu...

Su pequeño suspiro me elevó más no se veía incómoda ni reacia a las caricias. Bajé mis manos de nuevo por su espalda masajeando sus caderas.— ¿Me dejas complacerte, Sana? Sólo por hoy, por favor.

—P-pero somos amigas... está mal.—dijo como pudo inclinado su cuello aun lado de forma inconsciente.

—No lo es. Estaría mal si no quisieras ¿No quieres que lo haga?—dejé un beso en su en su mandíbula. Escuchando el tarareó de su garganta.

—N-no lo sé.—dijo apretando la prenda que vestía.—No sé hacerlo.

—No te preocupes, déjame a mí hacerlo.— mordí levemente su lóbulo y lo envolví en mis labios sacando el primer gemido de ella.

Juré ante todas las religiones que fue lo más delicioso y placentero jamás escuchando para mí. Algo suave, erótico con un toque de ternura.

La lleve hasta el sofá, y la gire para hacerla sentarse, llevé mis manos a los botones de su espalda viéndola directo a los ojos, como en un hechizo en el que cualquier cosa pasaba a segundo plano. No importaba nada, era ella y yo.

Como un lobo con un ciervo, la lengua y el vino. Algo excitante y explosivo.

Terminé con los botones y arranqué la parte superior de ella. Exponiendo el sujetador lila translúcido, llevé mi boca a su mejilla dando un beso tierno, subí por su nariz y a su frente, riendo por el arrebató de ternura y regresé a su mejilla.

—Te follare muy bien, Satang. Pensarás en esto todo el tiempo casi tanto como yo pienso en ti.— mi mente quería mantenerse inactiva pero mi lengua soltaba lo que mi corazón no podía callar. De todas formas ella está aquí ahora y si la pierdo después al menos mi consuelo es que pude decirle esto.

Besé castamente sus labios probando un poco de su comodidad, al no notar molestias lo hice con más ímpetu, abarcando entre mi boca el de abajo. Nuestro primer beso fue algo torpe pero a medida que superábamos esa barrera iba subiendo de intensidad. Pude sentir que sus manos se apretaron en mi pecho queriendo sostenerse de algo o tal vez empujarme.

Trace su boca con mi lengua pidiendo permiso para entrar, y ni bien me dio acceso empujé más hacía ella haciéndola caer. Enrosque mi lengua con la de ella e hice barrer todo su interior saboreando su dulce y adictivo sabor. Mis manos ahuecaron sus mejillas pegándola más a mí, e hice que abriera un poco más la boca y chupé su lengua hasta la punta escuchando su largo gemido.

Deje su adictivo beso para besar su barbilla y su mentón bajando con lamidas y pequeños mordiscos por su cuello.

Miré hacía arriba viendo su cuello girar hacia atrás a medida que bajaba, encajó sus dientes en sus labios gruesos reteniendo los sonidos pero no por mucho tiempo cuando los abrió por la fuerte mordida que deje en su pecho.

Me separé y llevé mis manos a sus pechos cubiertos, masajeándolos hasta que su voz me diera el permiso de seguir.

—Quítamelo.— demandó entreabriendo sus ojos.

Sonreí complacida con su petición llevando mis manos a su espalda desencajado los broches en un intento. Bajé las tiras por sus brazos y lo tiré por algún lado de la habitación.

Sana se cubrió su hermoso par de tetas, lo que me hizo alzar una ceja como cuestión.

—S-son pequeñas... no tengo mucho que te p-pueda gustar, Tzuyu. —sonreí por su ternura insegura.

Quité sus manos, viendo las areolas rosas con un pequeño botón duro, y la boca se me hizo agua. Rápido ataque uno de sus senos con mi boca haciéndome gemir por la sensación tibia sobre mi lengua. Lamí y chupé su pezón hasta hincharlo y enrojecerlo. La miré con ojos brillantes y ella con su rostro manchado en rojo por el calor del momento.

—Son perfectas, porque caben en mi boca ¿lo ves? —pregunté soplando aire frío a su pezón reluciente haciéndola jadear.

Sin perder tiempo pasé al otro besando la punta y mordí casi sin fuerza escuchando el pequeño grito de Sana y sus manos encajarse en mi cabello apretándome más.

—S-se siente rico.

Me enorgulleció su confesión y agradecía que fuese comunicativa, porque no había algo más excitante que este tipo de charlas.

Chupé como un biberón y lamí a su alrededor para después abrir la boca y tomar todo lo que pudiese de su teta, podía sentir como me mojaba aún más sus gemidos.

Me separé para ver mi obra, sus pechos lechosos con leves mordiscos y pezones totalmente rojizos e hinchados tan duros como roca bajo el tacto de mis dedos casi como las tetas del hentai.

Su pecho subía y bajaba acelerado por tan poco. ¿Acaso nadie la complacía de esta forma que con tan poco estaba alterada?

—¿Qué te gustaría que hiciera?— pregunté jugando en su abdomen con mis dedos.

—N-no sé qué- ¡Ah!—chilló cuando mordí por debajo de una de sus tetas.

—Puedo masturbate, puedes montar mi cara, frotarnos, puedo penetrarte con mis dedos hasta hacerte eyacular, o también puedo darte un cunnilingus...

—¿Cunnilingus? ¿Qué..?

Mis cejas subieron ante su ignorancia, joder, JaeBum jamás ha sabido tocar a esta dulce ardillita.

—Cunnilingus es el nombre mas correcto para el sexo oral femenino, o sea, usar mi lengua, labios, dientes para estimular las zonas sensibles de tu vulva y vagina. —expliqué masajeando sus pies que apenas alcanzaban el piso. ¿Te lo han hecho?

—N-nunca.

Amaba que fuese así, quería ser la primera en catar ese sabor tan especial, quería hacerla derretirse sobre mi boca y tragar todo lo que puediera de ella. De solo pensarlo babeo de antojo.

—¿Me dejas darte uno?—pregunté esta vez deseando un sí como respuesta. Vi un poco de duda en ella por lo que tuve que recurrir a la persuasión.—Prometo que lo haré bien, te sentirás increíble y acabaras a chorros sobre mis labios... Tendrás el mejor orgasmo que jamás haz tenido.

Vi su asentimiento y con eso me basto. Froté mi uña del pulgar sobre el empeine de su pie hasta la pantorrilla donde puse mis manos por debajo de sus rodillas empujándolas hacia arriba.

Tomé sus pies y besé cada uno, mordiendo un poco la unión de ellos y su tobillos provocando un brinquito en ella. Subí con masajes y apretones por sus pantorrillas queriendo darle calma para hacerla olvidar los nervios innecesarios.

Me estaba consumiendo en mi propio fuego queriendo lamer como perro sediento su mojada vagina pero tuve que contenerme, no quería asustarla con acciones brutas.

Sus suspiros iban creciendo, y su cuerpo estaba menos rígido por lo que al llegar al sus muslos fue fácil abrirlos, subí su falda hasta dejarlos descubiertos mientras ella nuevamente ponía sus ojos sobre mí. No despegue mi vista de esos ojos de ciervo mientras arañaba y apretaba sus muslos delgados, los trazos blanquecinos de su piel al poco se volvían rojos haciéndome sufrir más con mi río dentro de mis bragas.

Baje mi boca para besar sus muslos internos sosteniendo su mirada mientras que ella abría su boca sin dejar de verme. Deje mi lengua al descubierto mientras lamía a lo largo de la extensión carnosa deteniéndome para morder un poco. Sintiendo como Sana se apretaba contra el asiento.

—Oh, Dios.—susurró ella sin saber donde poner sus manos.

Subí un poco más la falda del vestido dejando a la vista sus muy mojadas bragas que contenían su sexo. Froté un poco más sus muslos y subí para besarla siendo recibida con un beso necesitado y lleno de deseo. Su lengua se escabullo en mi boca y deje que explorara todo a su paso.

Mientras que ella disfrutaba del beso yo seguía masajeando con mi mano sus muslos hasta subirlos a su sexo para tocar por encima haciéndola despegarse para soltar un jadeo sobre mis labios y volver a unirse con más lujuria como queriendo agradecerme sin haber hecho mucho.

La despegue de mí y baje, dando una ligera chupada a uno de sus pezones y un beso rápido a su ombligo. No hacía falta saber que ella quería tenerme estimulándola con lo que fuese, abrí sus piernas para estar de cara a su intimidad y besé por encima de sus bragas húmedas. El olor caliente de ella me mareaba dándome el mejor afrodisíaco existente, besé su feminidad como si fuese su boca y lamí los bordes de la piel sensitiva. Ubiqué su clítoris y lamí pausadamente para después soplar aire haciendola gemir y elevar sus caderas.

Acercó más su sexo cubierto a mí por lo que imite la acción solo que esta vez la tome con fuerza para que no se moviese. Hice círculos cortos sobre su mojada vagina y subí hasta su clítoris donde mordí con mis labios su botón.

—¡Ah, Tzuyu!

Me moví con besos arriba y abajo hasta hacerla gemir frustrada, un poco de juego siempre viene bien ¿no?

Con mis dedos alcance el elástico de sus bragas y las jale conmoviéndome cuando ella alzo sus caderas por voluntad.

—¿Me prometes acabar en mi boca, Sana?

Escuchándome o no ella asintió y terminé de sacar la molesta prenda.

Su tesoro brillante, mojado y hermoso estaba justo frente a mí. Era el Edén del mejor elixir existente. Lamí mis labios como un depredador a su presa. Y sin pensar en más mi boca se unió a su caliente sexo.

Lamí a lo largo de su vulva, chupando un poco su clítoris sacando un grito de ella y bajando hasta su entrada donde metí mi lengua probando directamente sus jugos.

— Eres deliciosa.— dije separándome un poco para tragar y volver tarareando.

No me importaba mojar mi barbilla y labios con la esencia de Minatozaki Sana. Su sabor era justo lo que faltaba en mi vida, algo que siempre estuve buscando.

El sonido de sorbos y estallidos lleno la habitación, justo igualado sus gemidos cortos y suaves.

Subí hasta su clítoris y navegue por sus pliegues con la lengua trazando figuras aleatorias en su extensión.

Gemí de frustración porque quería más de ella, más de ese sabor agridulce.

Me retiré un poco para respirar y enterré mi pulgar en su entrada sin moverlo.

—¡Ah! ¡T-Tzuyu!

Sonreí por como sonaba mi nombre con sus gemidos y lamí cortamente su clítoris saqué mi pulgar de su vagina y con sus jugos calientes frote con la presión justa su botón nervioso.

Baje bajo su mirada a su vagina para meter, ahora, mi lengua llevando la cabeza hacia atrás y adelante haciendo un vaivén rítmico con mi firme lengua.

Pude sentir sus piernas temblar a mis costados. De forma automática las puse sobre mis hombros y acercaba más sus caderas a mi boca, tomé sus manos aferradas al sillón y las llevé a mi cabello.

—¡Se siente bien! ¡Tzuyu! ¡No pares!

Mi pulgar dibujaba figuras aleatorias sobre su clítoris, abrí los ojos para lamer su entrada y los lleve a su rostro complacido casi perdido por el placer.

—¿Te gusta? ¿Te gusta como se siente mi lengua en tu vagina? ¿Se siente bien como estoy comiéndote?

—M-me encanta, no pares ¡Ah! Siento que-

Sentí su vientre tener un espasmo, mi dulce bebé iba a correrse pronto.

—¿Quieres acabar?

Vi como agitó su cabeza desesperada por la constante sensación de mi pulgar lubricado en su clítoris.

Bajé y lo remplace con lengua y labios, tiró de mi cabello aun más fuerte haciéndome enterrar aun más.

Estiré entre mis labios su botón y lo lamí en forma de calma aplané la lengua y lamí lo mas que pude a la mayor velocidad posible al compas de sus incompletos vaivenes.

—¡Tzuyu! ¡Tzuyu! Oh, Dios mío, ¡Tzuyu!— gritó fuertemente mientras gemía largo.— ¡Voy a correrme! ¡Ah! ¡No pares!

De solo imaginar que ella esta ahora aquí sobre mi lengua a punto de correrse mientras que su estúpido novio estaba en un juego de fútbol me hacía alucinar. Me sentía increíble, la estaba haciendo correr sobre mi boca y se veía jodidamente hermosa. Mis pantalones seguramente están inundados por tanto erotismo, tanto que podría masturbarme por días.

— Dame una gran carga caliente y pegajosa, Squirrel. Quiero tomarte entera.—susurré en su vagina cuando sentí que sus pies se enroscaban en mi espalda. Y un gemido largo y gutural salió de ella.

Cuando sentí el primer golpe de su líquido transparente bajé a lamer como una bestia sedienta. Abriendo de par en par sus piernas tomando todo lo que se vagina dejaba salir directamente en mi boca. Suaves apretones alrededor de mi lengua eran dados y el líquido salado brillaba casi por toda mi cara.

Sus ojos estaban cerrados y su respiración acelerada. Sus mejillas rojas y sus labios brillantes y enrojecidos. Nunca había visto a una persona post sexo tan hermosa como ella. Lamí mis labios y me incliné para besarla llenando su boca con mi lengua dándole a probar su propio sabor.

—Sabes muy bien, Sana. Quiero probarte diario.

—No digas esas cosas.— dijo apenada mientras giraba su rostro con vergüenza.

Su cuello estaba expuesto por lo que lo besé y chupé hasta su oreja. —¿Por qué? ¿No quieres oír lo deliciosa que eres? Te ves tan bien así casi desvestida con ese traje de sirvienta abierta de par en par solo para mí. Eres tan excitante que solo con verte quisiera acabar sin tocarme.— dije al aire mientras volvía a besar su cuello.—Tu estúpido novio se pierde de esto, pero la ventaja es que yo te tengo ahora.

—N-no lo recordaba.

— Por supuesto que no, apuesto que solo pensabas en como te follaba así de bien ¿no? Disfrutaste mucho mi lengua en tu vagina, lo puedo apostar.

Sana gimió tal vez por la vergüenza de la verdad o por mis dedos que estaban bajando lo restante del vestido.

—Puedo seguir haciéndote sentir bien de muchas formas. Sólo debes decirme que quieres que te siga follando.

Sana me miró dudosa pero aún así levantó las caderas cuando saque el vestido de su cuerpo dejándolo en el suelo.

—¿Q-qué harás?—preguntó inocente.

—Dime las palabras mágicas y lo verás.

Bajé a sus senos y chupé encima de ellos esperando su voz para darme el permiso de continuar. Apreté suavemente el par de tetas y jugué con sus pezones duros con mis dedos estirando y pellizcando el par.

— ¡Ah Tzuyu!— jadeó cerrando sus ojos.— ¡Tzuyu!

Gritó cuando mordí su pezón con desesperación por tener su permiso. No tenía que pensar tanto si de verdad lo quería.

— Follame, h-hazme acabar de nuevo, por favor.— era suficiente pero quería más de ella, Sana nunca rogaba, y esto era lo mas cercano a tener poder sobre ella.— ¡Ah! ¡Tzuyu follame!

—Tus deseos son ordenes.

Lleve mi boca sobre la suya dándole un beso que apenas correspondió, mordí su labio sacando un jadeo de ella y metí mi lengua mientras bajaba mi mano a su sexo otra vez.

Estaba más caliente que antes y mucho más húmedo toqué cada parte de ella jugando entre mis dedos su clítoris y con su entrada tanteando un poco para que no fuese incómodo.

Apenas se separó de mis labios para gemir suavemente al yo meter mi dedo anular e índice un poco más.

—Ah...— gimió bajito apretando mi brazo que se aferraba al respaldo.

Se separó de mí para sostener mi mirada cuando mis dedos se abrían paso en su estrecha y húmeda vagina. Abría de vez en cuando sus labios o su cuello iba para atrás cuando mis dedos la expandían de forma abrupta y yo me detenía para retroceder un poco.

—¿Cómo se siente?—pregunté preocupada por ella.

—Es raro. N-no duele pero es raro.

Saqué mis dedos de ella viendo lo brillante que eran por su humedad y los llevé a sus labios.

—Chúpalos.—demandé con la sorpresa al recibir a una obediente Sana que se llevó el par a la boca para pasar su lengua por entre ellos.

Derramaba tanta lascivia que era doloroso para mi propio centro. Su lengua contorneaba habilidosa mis falanges y su cálida y suave boca los cobijaba mientras que retiraba el exceso de humedad de ellos barnizándolos con su saliva.

—Sabes delicioso ¿no?

—'Uhum'— expresó ella sacando los dedos de su boca en un 'pop'

De nuevo los bajé a su entrada y los metí con más facilidad cuidando de Sana. Hasta que pude palpar la zona rugosa en ella. El punto exacto que buscaba.

—Si sientes una presión hazla salir.—le ordené viendo su cara de confusión.

Mis dedos empezaron a masajear ese punto de forma fuerte, rápida y constante. Haciéndola apretar mi pierna con su mano. Su mirada estuvo en mí sacándome una sonrisa traviesa.

Obviamente no lo esperaba, se estiró en su lugar frunciendo el ceño mientras que con su mano libre la llevaba a su vientre casi por encima de mi mano dentro de ella.

—¡Oh, mierda! ¡Ah! ¡Espe...! ¡Aah!

Se notaba que quería escapar del inmenso placer de la tensión dentro de ella siendo imposible por lo que sólo podía retorcerse y apretarme.

Su boca se abría solo para sacar suspiros y gemidos cortos, sus ojos brillantes casi cerrados y su ceño fruncido la hacían verse aún mejor. Sus piernas se tensaron y su dientes se apretaron por la sensación de inmenso placer.

—¡T-Tzuyu! ¡Ah! ¡¿Qué es... esto?

Sus ojos se cerraron y mi brazo estaba acalambrado pero no me detuve ni un segundo, quería ver a Sana explotar en jugos calientes, verla derretirse sin saber que sucede, pedirme besarla para calmarse y verla desmayarse por tanto placer. Quería que Sana estuviera en el paraíso del placer y yo ser su angel que la llevara ahí.

Sus ojos se abrieron para verme mientras que con mi pulgar presionaba su clítoris hinchado. De forma inconsciente froté mas duro dentro de ella preocupándome por el fuerte grito que dio pensando que le hice daño.

—¡Ah! ¡Hazlo de nuevo!

Era algo doloroso, al menos en mi pensar cuando jugaba conmigo misma, pensar que Sana le gusta de esta forma dolorosa me excitaba más de lo podía creer. Así que sin más objeción ni petición lo hice con más fuerza pero sin sobrepasarme con ella.

Su cuerpo empezó a tensarse y su vagina empezó a brotar líquido hasta convertirlos en chorros calientes. Sentí su mirada en mí por lo que no rompí contacto mientras seguía estimulándola.

Podía sentir los jugos calientes salir disparados de ella al suelo, mientras que sus piernas temblaban junto con sus manos. Cuando por fin se calmó un poco moví mis dedos un poco más en ella para sobrellevar el orgasmo casi mortal solo siendo detenida por su mano cuando fue dolorosamente sensible.

Mi mano empapada de jugos y cansada reposó en su estómago mientras que ella me daba un beso casi sin fuerzas.

—Lo lamento n-no quería mancharte.—dijo mientras escondía su cara en mi hombro.

Reí de forma jocosa y besé su coronilla.— Fue lo mas caliente que he visto, princesa. No debes avergonzarte.

Después de unos minutos que Sana descansó en mi hombro tomó su celular porque quería una foto de recuerdo. Mientras reíamos de lo despeinadas que estábamos una llamada le llegó.

JaeBum.

Algo molesta le di un poco de espacio yendo a limpiar mis manos y por toallitas para Sana.

—Hola... Oye creo que deberíamos terminar encontré a alguien mejor que tú...— giré de inmediato ante esas palabras viendo como Sana giraba sus ojos por las cosas que decía su novio o ¿ex novio? —¿Por qué? Bueno pues... acabo de recibir la mejor follada de mi vida por eso te dejo. Oh espera, Tzuyu volvió para limpiarme, debo colgar.

Pude escuchar el gran grito de JaeBum por la bocina del celular sacándome una sonrisa mientras me acercaba a Sana para limpiarla como ella dijo con mucha calma y delicadeza para no dañarla.

— Entonces... ¿fui la mejor follada de tu vida?—pregunté burlona riendo por la fuerza que Sana tuvo al asentir.

—Estuve a punto de decirte te amo como 39 veces. Dios, me duele todo.— dijo acariciando su vientre.

—¿Por qué no lo hiciste?—pregunté feliz por la situación.

—Porque quiero hacerlo primero en una cita contigo.

Fue turno de enrojecerme hasta las orejas sonriendo de forma boba. Quién diría que Sana podría ser una tonta tierna después del sexo.

—Mencionándote, ¿P-podemos tener una segunda ronda?

No pensé mas dos milisegundos para aceptar esa propuesta.

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