Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 16. ❛ 𝖯𝖺𝗂𝗇 ❜














xvi. DOLOR 💚

Había soñado al menos tres veces con esa cabeza rodando, los cabellos castaños rojizos cayendo en el suelo junto con la poca sangre que ya salía de ella, los ojos atemorizados de la mujer antes de caer, era la cabeza de Alicent.

Cuando soñaba con ella podía sentir como la oscuridad me presionaba, los ojos amatistas me atormentaban junto con el rostro sin vida de mi abuela. Ni siquiera sabía cómo había pasado de estar en una torre hasta llegar a mi habitación. El graznido de cuervo había resonado seguramente todo el palacio cuando Aegon me alejo, para que no pudiera seguir viendo, ambos salimos dos la habitación sin decirnos una palabra, los guardias entraron detrás de nosotros y las alarmas se encendieron.

Jaehaerys posó una de sus manos en mi hombro mientras estaba sentada en el comedor, relamí mis labios y asentí ── ¿Cómo estás, Hera?

── No lo sé, no vez la cabeza mutilada de tu abuela todos los días. ── El color verde oscuro permanecía en mi ropa por el luto, mi hermano me vio con reproche pero también asintió.

── Me dijeron que en el consejo que fue posiblemente un ataque de Aekar con... Dorne ── Mi cabeza se inclinó, mirándolo por primera vez en el día a los ojos, el apretó sus labios.

── ¿Con Dorne? ¿Que tiene que ver un bastardo con Dorne? ── Pregunté confundida, mis cejas fruncidas por la confusión.

── No lo sé, en la cabeza fue encontrada una nota en una runas extrañas, solo un maestre de el norte pudo entenderlas, junto a las runas había un sol y una lanza.

Me quedé pensativa en unos minutos, las acciones de Aekar recorrían mi mente, un niño que jugó conmigo, un adolescente que me cuidó y un adulto que me traicionó... No podía esperar nada de él, su padre era un Matasangre y su madre una bruja bastarda.

Jaehaera se quedó mirando la mesa del comedor, donde había una comida que no podía tocar. El olor a pan recién horneado y carne asada llenaba el aire, pero su estómago estaba revuelto. ¿Cómo podía comer después de lo que había visto? La imagen de la cabeza de Alicent seguía atormentándola.

Jaehaerys se sentó a su lado, con una expresión preocupada. Era su hermano mayor y siempre intentaba protegerla, pero en ese momento no sabía qué decir. Hera suspiró y se pasó las manos por el cabello blanco, era tan increíblemente largo que no ella podia creerlo, estaba tratando de despejar su mente.

── ¿Crees que Aekar realmente hizo esto? ── preguntó, su voz apenas un susurro, su cabeza torcida mientras estaba encorvada con cansancio.

Jaehaerys frunció el ceño. ── No lo sé... Aekar era nuestro amigo cuando éramos pequeños. Pero ahora... ahora es diferente.

La reina se acordó de los días en los que jugaban juntos en los jardines del palacio, corriendo entre las flores y riendo como si nada malo pudiera pasar, Aekar leyendo su mente y siempre trayendo lo que ella quisiera. Pero ahora todo eso parecía tan lejano.

── Las runas... ── Murmuré enderezando mi espalda. ── Tal vez significan algo importante. ¿Y el sol y la lanza de Dorne? Eso es raro.

Su hermano asintió, pensativo. ── Tal vez hay algo más detrás de esto. No podemos dejar que nos atrapen en un juego que no entendemos.

Hera miró por la ventana, viendo cómo las nubes grises cubrían el cielo. El día se sentía pesado, como si todo el palacio estuviera atrapado en un mal sueño, Aegon se había distanciado de nuevo, parecía más duro, su expresion siempre enojada e impotente.

── ¿Y si Aekar está trabajando con Dorne? ── preguntó ella. ── Siempre ha habido problemas entre nosotros y ellos.

── Eso sería terrible ── respondió Jaehaerys, apretando los puños sobre la mesa. ── Pero tenemos que averiguarlo. No podemos quedarnos aquí sentados esperando a que pase algo más.

Hera sintió una chispa de determinación encenderse dentro de ella. No iba a dejar que el miedo la dominara. Tenía que ser fuerte, no solo por ella misma, sino también por su familia.

── Entonces... ¿qué hacemos? ── preguntó con más firmeza.

Jaehaerys sonrió levemente, como si viera algo en ella que había estado perdido por un tiempo. ── Primero necesitamos hablar con los demás en el consejo. Tal vez ellos tengan más información sobre Aekar y Dorne.

Hera asintió, sintiendo que poco a poco volvía a tener control sobre su vida. Había mucho en juego y no iba a permitir que el pasado la arrastrara hacia la oscuridad nuevamente.

── Vamos entonces ── dijo decidida.

Con eso, ambos se levantaron de la mesa, listos para enfrentar lo que viniera, Jaehaera paso la mano por el brazo de Jaehaerys, ambos gemelos se miraron antes de salir del comedor. Caminaron un tramo antes de llegar al pequeño consejo.

Los guardias los analizaron ── Abran la puerta ── Hablo la consorte con un tono duro, sin dejar lugar a discusiones. Los guardias soltaron un gruñido respetuoso antes de dejarla pasar.

La puerta del consejo se abrió dejando ver a la reina Jaehaera sosteniendo la falda de su vestido mientras subía los escalones, su hermano caminaba con la barbilla en alto atrás de ella, todos los del consejo se levantaron respetuosamente e hicieron una reverencia antes de que la propia reina pudiera verlos. Cuando la peliblanca subió la mirada, se encontró con la de Aegon, los ojos de su marido parecían entre confundidos, molestos y claramente irritado.

Jaehaera sonrió cortésmente ── Mis Lores ── Todos respondieron un "su gracia" hasta que ella asintió y se sentaron, aún mirandola con curiosidad. Camino hasta su marido, Viserys admiraba la situación divertido y también miraba a Jaehaerys con burla, el cual trataba de evitarlo.

La reina se colocó al lado de su marido, el permanecía de pie, el la miraba con enojo e irritación, Jaehaera lo miro unos segundos a los ojos, que parecían últimamente conectarse a la perfección y antes de que ella pudiera hablar su motivo el beso su mejilla y pregunto ── ¿Que haces aquí, esposa? ── Eso no parecía realmente afectivo, sino más bien cortés, si fuera él primer consejo de algunos de ellos, se hubiera visto completamente normal pero el rostro de los Lores se vio ligeramente sorprendido.

── ... Esposo ── Solto un murmuro sorprendida, bajando la mirada al ahora sentado rey. Jaehaera se sintió un poco nerviosa. Sabía que Aegon no estaba muy contento con ella, pero también había algo diferente en él últimamente. Era como si, aunque él intentara mostrar que no le importaba, había momentos en los que sus miradas se encontraban y el aire se llenaba de una tensión extraña.

Mientras todos estaban sentados, Jaehaera respiró hondo y decidió que tenía que hablar. No podía dejar que Aegon pensara que ella era solo una reina sin voz. Así que, con un tono firme, dijo:

── He venido para ayudar. Todos sabemos que Dorne está en problemas y necesitamos trabajar juntos.

Los miembros del consejo la miraron con sorpresa. No estaban acostumbrados a que ella hablara así, como si tuviera poder. Aegon frunció el ceño y cruzó los brazos.

── No necesitamos tu ayuda ── respondió él, tratando de sonar seguro, pero su voz tembló un poco.

Jaehaera lo miró fijamente. Sabía que él estaba herido por todo lo que había pasado entre ellos, pero eso no significaba que ella iba a rendirse.

── Pero yo quiero ayudar ── insistió ella ── No todo tiene que ser una pelea entre nosotros.

El consejo estaba en silencio, observando el intercambio entre la reina y el rey. Algunos murmuraban entre ellos, preguntándose qué pasaría a continuación.

Viserys sonrió para sí mismo mientras observaba a su hermana y su esposo. Era evidente que había una chispa entre ellos, aunque ambos intentaran ignorarla.

Aegon finalmente soltó un suspiro, como si estuviera cansado de pelear.

── Está bien ── dijo al fin ── Si insistes en estar aquí, al menos escucha lo que tenemos que decir.

Jaehaera sintió una mezcla de alivio y emoción al escuchar esas palabras. Era un pequeño paso, pero era algo. Se sentó más erguida y sonrió ligeramente.

── Gracias ── Dijo con autosuficiencia, Viserys con caballerosidad, le ofreció su silla y se colocó al lado de Jaehaerys, que mantenía su mirada al frente.

Relamió sus labios y volteó hacia el consejo que parecía no querer en realidad hablar. ── ¿Les comió la lengua el gato? ── Preguntó encogiendose de hombros, Aegon la analizó por unos segundos y luego asintió para que siguieran hablando.

Los miembros del consejo se miraron entre ellos, como si estuvieran buscando la manera de decir lo que pensaban sin meterse en problemas. Aegon, con su cabello plateado brillando a la luz, se quedó en silencio, pero su mirada decía que estaba prestando atención.

── Bueno, ya que nadie quiere hablar, yo lo diré ── dijo uno de los consejeros, un hombre mayor con barba canosa. ── Aekar es una semilla de dragón. Eso significa que tiene sangre real corriendo por sus venas. No podemos ignorar eso.

Las palabras flotaron en el aire como una nube oscura. La idea de que Aekar pudiera estar conspirando con Dorne era preocupante. Dorne siempre había sido un lugar complicado; no les gustaba seguir las reglas de los demás reinos y a menudo hacían lo que querían.

── ¿Y si realmente están planeando algo? ── Viserys cuestionó, del consejo, su rostro estaba impasible Pero era claro que era un tema preocupante, siempre ha sido una mano excelente. ── Si Aekar se une a ellos, podríamos tener un gran problema. Ese bastardo siempre ha traído problemas, tiene un dragón y un gran ejército.

Aegon frunció el ceño, pensando en las posibilidades. La idea de perder el trono no era algo que le gustara, después de todo el tenía ahora algo que su madre le hubiera gustado ver, no quería perderlo.

── Veamos, hace años la reina Rhaenys trato de conquistar Dorne, ella sola con un dragón mil veces más grande que el de todos nosotros... ── Habló Jaehaerys, todos en el consejo lo miraron incluyendo Viserys. El hablaba ligeramente tímido, jamás había opinado, jamás le había gustado, siempre fue muy respetuoso y siempre dijo que Aegon siempre estaría en el trono sin amenazas de su parte. El monarca movió la cabeza dejando que Jaehaerys siguiera ── Los dornienses lo derrotaron con lanzas, ni siquiera se esforzaron y en todos los ataques, no hemos podido conquistar Dorne.

── Tal vez deberíamos enviar espías ── Hablo la mano del rey, el sostenía la dark sister con una sonrisa socarrona, no era graciosa, simplemente era su rostro, cuando no estaba estresado, estaba sonriendo y burlando.

Todos en el consejo estaban muy serios, como si estuvieran en una reunión aburrida de la escuela. Jaehaerys, que siempre se mostraba un poco tímido, miró a todos y dijo: ── Oigan, no necesitamos espías para saber que hay rumores por todo el palacio. Aekar no es solo un chico cualquiera; tiene un dragón y eso asusta a la gente.

Viserys se cruzó de brazos y añadió: ── Sí, todos están hablando de él. En los pasillos susurran que podría ser una amenaza. Algunos dicen que incluso hay quienes lo apoyan en secreto. Es como si todos los días estuvieran jugando a un juego de escondidas, pero con dragones.

Aegon soltó un suspiro, su rostro estaba serio. ── La verdad es que no me gusta pensar que hay gente en el palacio que podría traicionar a la familia. Deberíamos estar atentos, si hay espias, cortaremos su cabeza sin opción a juicio.

── Si algún noble es un espía, puede hablar ahora mismo, sino las consecuencias serán peores, serán ejecutados por un Targaryen. Con fuego y sangre ── Los murmullos de los hombres del consejo se callaron cuando la reina hablo. Sus delicadas manos estaban apoyadas en la mesa con gracia, su aspecto dulce y frágil no parecía poseer la seguridad con la que ella siempre hablaba.

Muchos de los hombres del consejo supieron siempre que Jaehaera era una niña frágil, su cuerpo era pequeño y muy flaco, un embarazo a temprana edad la mataría, incluso un embarazo a esta edad. Aegon es un hombre grande y alto, ella una mujer bajita y el no parecía tener genuino interés por poner un hijo en ella, no parecía agradarle el contacto físico ni lidiar con las personas por mucho tiempo. En realidad los dos esposos eran muy distintos y muy iguales al mismo tiempo.

El rey relamió sus labios y subió la mirada hacia el consejo, la pequeña tiara color dorado de su cabeza brillo con el sol ── Yo mismo juro que si algunos de mis hombres llegan a traicionarme de manera tan patetica, podrían sentir la ira de Stormcloud.

Aegon se quedó mirando a los miembros del consejo, sus ojos oscuros eran como dos tormentas. No le gustaba perder el tiempo con charlas inútiles. La muerte de su madre todavía pesaba en su corazón, y eso lo hacía parecer un poco frío. No era que fuera malo, simplemente no sabía cómo mostrar lo que sentía.

Jaehaera, su esposa y prima, estaba a su lado. Ella tenía una mirada fuerte, pero se notaba que también había pasado por cosas difíciles. A veces parecía como si llevara un peso enorme sobre sus hombros. Cuando Aegon la miraba, era como si pudiera ver todo el dolor que había en ella, aunque nunca hablaban de eso.

── No puedo creer que algunos de mis hombres sean tan tontos ── Dijo Aegon con voz firme ── No puedo permitir que me traicionen. Eso nunca pasará mientras yo sea rey.

Jaehaera lo escuchó en silencio, sus manos temblando un poco mientras jugaba con el borde de su vestido. Ella sabía que Aegon no decía esas cosas por ser cruel; simplemente tenía miedo de perderlo todo otra vez. Su mirada se encontró con la de él, y por un momento, ambos compartieron el mismo dolor.

── Aegon ── Dijo ella al final, parecía que las palabras costaban en salir ──, sé que es difícil... pero no estás solo en esto, están todos los hombres del consejo que son competentes.

Él la miró sin sonreír, pero en sus ojos había un destello de gratitud. Aunque no podía mostrarlo fácilmente, sabía que Jaehaera en muchos años jamás lo había traicionado, había procurado centrarse en administrar las cosas del palacio, los eventos que financiaba la corona, tratar amablemente con el pueblo que a pesar de no adorarla encontraban siempre bondad en las acciones de ella.

── El consejo a terminado ── Todos los presenten asintieron y se levantaron para despedirse del rey que se iba junto a Viserys. Jaehaerys se acercó a su hermana y le ofreció el brazo para que salieran del consejo.

El rostro de Jaehaera parecía preocupado, los sueños, la sombra, los ojos morados y las malditas runas... Las malditas runas que no había leído hasta este día.

── ¿En verdad crees que Aekar mato a Alicent? ── La reina lo miro pensativa unos segundos, sus labios se separaron un par de veces para responder pero ni la misma Reina estaba segura de la veracidad de las acusaciones hacia su primo bastardo.

── Estaba segura... Pero ahora estoy segura que no. Aekar tiene las razones pero ¿Por qué? ¿En qué beneficia la muerte de la abuela a Dorne y a Aekar? ── El se encogió de hombros confundido.

── Dorne quiere tomar King's Landing y Westeros en general. Dorne jamás ha sido parte de los siete reinos, siempre hay traiciones, no hay acuerdos concretos, ni nada por el estilo. Sería conveniente que ellos fueran reyes, bueno; conveniente para ellos mismos ── El empezó a explicar. Jaehaerys se había sumergido en los libros desde que había crecido, declaraba que estos le hacían sentir completo y complacido, el conocimiento era su fuertes ── Además Aekar es un bastardo hijo de una bruja que aun vive... Quizás ella lo manipula...

Jaehaera negó con la cabeza y se despidió de su hermano con un beso en la mejilla. Camino por los pasillos moviendo nerviosamente su anillo de compromiso. Las runas, ella había entendido las runas, esas runas son una mezcla de varias del mundo de la muerte, el búho se lo explico varias veces cuando eran pequeños, las runas negras eran fuertes pero las blancas eran las más poderosas. Muchas veces contó que madre le enseñó a hacer conjuros con esas cosas y también se podía escribir y ella lo había entendido.

Mientras Jaehaera caminaba por el pasillo, su mente estaba llena de pensamientos confusos sobre las runas. Ella recordaba las historias que su madre y su primo le habían contado sobre la magia y cómo las runas podían tener un poder inmenso. Ahora, esas palabras parecían cobrar vida en su cabeza.

De repente, se detuvo frente a un espejo antiguo que reflejaba su rostro preocupado. "La sangre Hightower fue derramada", pensó, recordando las palabras de las runas. Se preguntó si eso significaba que algo terrible había pasado o que algo aún peor estaba por venir. Mordió su labio fuertemente con nerviosismo

Luego, sus pensamientos se dirigieron hacia la segunda parte de la runa: "la sangre Targaryen volverá y renacerá en ti". Eso le daba un escalofrío. ¿Significaba que ella tenía un papel importante en todo esto? Ella era una Hightower disfrazada de Targaryen y jamás se había dado cuenta de eso hasta que creció y oyó los susurros y murmullos; su abuela llevando un apellido ajeno a todas las tradiciones de la vieja valiria y ella tratando de encajar en su adolescencia.

Y así recayó su mente en la última parte, en la que le daba más terror y pánico, solo con leer y recordar las palabras se le helo la sangre "En el invernadero del jardín, en cinco días". Sus ojos violetas se levantaron y se miró en el espejo, el luto con ese maldito color verde y el tocado del mismo color, una reina targaryen vestida de Hightower.

Miro su anillo color verde, la gran piedra brillaba y resaltaba en la oscuridad del pasillo, sus dedos se envolvieron alrededor de la piedra como si quisiera cambiar su color, algo que claramente no sucedería; pero si sucedió cuando sus dedos se apartaron y colocaron el anillo en la pequeña mesa debajo del espejo. Una mirada decidida invadió sus ojos. Ella iría está noche...

﴾.🐉.﴿

Con el corazón latiendo rápido como un tambor, ella sabía que tenía que ser muy cuidadosa. La oscuridad de la noche la envolvía mientras se movía en silencio por su habitación. Las sombras parecían bailar en las paredes, y cada crujido del suelo le hacía contener la respiración. Se asomó por la ventana, asegurándose de que los guardias no estuvieran mirando, y luego se preparó para el gran escape. Tenía un vestido ligero de color negro y rojo. Unas mangas largas con un escote recto, algo que jamás había usado.

Con un susurro, se deslizó hacia la puerta, sintiendo el frío del metal al tocar el pomo. Abrió la puerta con mucho cuidado, asegurándose de que no hiciera ruido. Desde allí, podía escuchar las voces de los guardias hablando y riendo en el pasillo. Su corazón se aceleró aún más. "No puedo dejar que me atrapen. Aegon me matará por traición", pensó, mientras recordaba las palabras de las runas y lo que debía hacer.

Se agachó y avanzó con cautela hacia la esquina del pasillo. Los guardias estaban justo al final, hablando entre ellos. Ella se quedó quieta unos momentos, observando cómo uno de ellos se rascaba la cabeza y el otro se reía de algo. "Qué tontos son", pensó, intentando no hacer ruido con su risa interna.

Cuando finalmente vio su oportunidad, decidió moverse rápido pero en silencio. Se deslizó detrás de unos grandes jarrones decorativos que estaban en el pasillo. Su mente estaba llena de pensamientos sobre lo que podría pasar si la atrapaban; no quería ni imaginarlo. La tensión en su cuerpo era palpable mientras contaba los pasos de los guardias.

Un paso... dos pasos... tres pasos... Ella esperó hasta que los guardias se giraron para mirar hacia otra dirección antes de avanzar rápidamente hacia la siguiente esquina. Su cuerpo parecía moverse solo, casi como si supiera lo que tenía que hacer.

Finalmente llegó a una puerta secundaria que llevaba a un jardín oscuro y silencioso. Miró hacia atrás una última vez para asegurarse de que nadie la había visto antes de abrirla lentamente y escabullirse fuera. El aire fresco le dio un pequeño empujón de valentía; ya estaba fuera y lista para enfrentar lo desconocido.

La luna brillaba sobre ella mientras avanzaba hacia su destino, dejando atrás las sombras del castillo y todo lo que conocía. Tenía una misión importante y no había vuelta atrás. La determinación estaba en la mirada de la reina, jamás se había sentido tan decidida y tampoco sabía porque se había vestido de los colores que siempre había rechazado, colores que le habían rechazado. Sus pasos lentos y sigilosos hicieron marcas en la escasa nieve del suelo, estaba asolado el lugar, no habia guardias, algo sumamente raro.

Apretó su abrigo color negro y esponjoso, la pequeña tiara en su cabeza estaba fría y empezaba a congelar su frente, el invernadero estaba oscuro, no parecía haber ningún rastro de vida a lo lejos, no había ruidos, no había movimientos ni presencias.

Sus pasos se volvieron más pesados y lentos, el miedo empezaba a invadir su cuerpo cuando dobló la esquina del invernadero, ¿Que le diría a Aekar? ¿Y si el la mataba? Era algo en lo que no había pensado y por lo que estaba a punto de arrepentirse pero como sin pensarlo sus pasos la llevaron hasta el interior del invernadero. A pesar de los ventanales y la luz de la luna, sus ojos se entrecerraron tratando de acostumbrarse a la oscuridad, sus ojos casi pasan desapercibido a la figura de la esquina que parecía despreocupadamente posando.

La reina respiró hondo, intentando calmarse. Sabía que tenía que enfrentarse a Aekar, pero el miedo la hacía dudar. Se preguntó si él la había estado esperando, o si tal vez no sabía que ella venía. Con cada paso que daba, el crujido de la nieve bajo sus botas sonaba como un eco en la oscuridad.

Cuando sus ojos finalmente se acostumbraron a la penumbra, vio la figura de Aekar, un dejavu llegó a su mente, la murada violeta y dl aura oscura. Estaba de pie, con los brazos cruzados y una sonrisa que no parecía muy amigable. Era alto y tenía una mirada intensa que podía hacer temblar a cualquiera. La reina sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

── ¿Has venido a rendirte? ── preguntó Aekar con un tono burlón, no parecía ni siquiera una pregunta seria. Su voz resonaba en el invernadero vacío, como si las plantas mismas estuvieran escuchando.

──No estoy aquí para eso,── respondió la reina, tratando de sonar valiente aunque su voz temblaba un poco. ── He venido a hablar contigo y tú me llamaste. Necesitamos encontrar una solución...

Aekar se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando en la oscuridad. ── ¿Y qué solución crees que hay? ¿Crees que podemos simplemente olvidar todo lo que ha pasado?

── Nada ha pasado Aekar. Aegon, tu rey te ha dado comodidades desde que eres un niño, tienes un dragón, una buena educación y a pesar del odio siempre tuviste un lugar en mi corazón.

Aekar se quedó en silencio por un momento, como si estuviera pensando en sus palabras. La tensión en el aire era palpable. La reina sabía que necesitaba encontrar las palabras correctas para llegar a él antes de que fuera demasiado tarde. ── Yo te ayude desde pequeño y ahora nos trai-...

── Yo no los estoy traicionando ── Hablo el, su tono fue duro. Mis ojos subieron a los suyos con confusión.

── ¿Entonces Dorne lo hace solo?

El relamió sus labios e hizo esa sonrisa felina que siempre hacia cuando sabia cosas que los demás no ── Dorne tiene muchas razones para hacer caer a la dinastía, ustedes les han causado perdidas, han quemado sus cosechas y matado a mucho de su pueblo. ¿Cuál era su frase?

Apreté mis labios y respondí sin muchas ganas ── "Nunca doblegado, nunca roto."

El asintió, mis ojos se desviaron a su mano que tomaba el pétalo de una flor casi seca ── Ellos tambien les han quitado, solos ellos han podido con el "Fuego y sangre" ── El soltó un suspiro ── Pero tienen mucho que perder si tratan de conquistar Westeros, no hay una razón concreta pero existe y esa razon no soy yo pero si mi sangre...

── ¿Tu sangre? ── Solté una risita irónica mientras cruzaba mis brazos ── Los targaryen no hemos traicionado a nadie...

── Los Targaryen... es impresionante que te incluyas, reina verde ── El se acercó a mi lentamente, sus ojos escanearon mi rostro un puchero se formó en sus labios ── Oh, Jaehaera... Estás en mucho peligro...

── Jaehaera, escucha bien lo que voy a decirte. En el reino de las llamas y los dragones, hay un lugar donde el viento susurra secretos. Imagina un bosque donde los árboles son más altos que las torres de tu castillo y donde las sombras juegan a esconderse. Si sigues el camino de hojas doradas bajo tus pies, encontrarás un lago que brilla como las estrellas en la noche.

El chico se inclinó un poco más cerca, sus ojos brillando con una chispa traviesa. ── Pero ten cuidado, pequeña reina, porque no todo lo que brilla es oro. A veces, los espejos reflejan cosas que no son reales. Así que si ves una figura en el agua que te sonríe, recuerda: no siempre es un amigo.

Su voz se hizo un susurro mientras continuaba: ── Hay un pájaro en el cielo que lleva mensajes, pero solo canta para aquellos que saben escuchar. Si le prestas atención, te mostrará el camino correcto. Pero si decides ignorarlo, podrías encontrarte en un laberinto sin salida. No olvides que las palabras son como flechas; pueden herir o ayudar, dependiendo de cómo las uses.

Y justo cuando parecía que iba a decir más, sonrió de nuevo, como si guardara un secreto solo para él. ── Ya sabes, Jaehaera, la vida es como un juego de ajedrez: siempre hay movimientos ocultos y estrategias por descubrir. Así que mantén tu mente alerta y tu corazón valiente. Ahora debo irme; el viento me llama y tengo otros caminos por recorrer.

Con eso, dio un paso atrás y se perdió entre las sombras del atardecer, dejando a Jaehaera con la mente llena de preguntas y su corazón latiendo con emoción.

El viento aullaba entre los árboles desnudos, y la nieve caía suavemente, cubriendo el suelo con un manto blanco y frío. Jaehaera sintió un escalofrío. Era como si el invierno estuviera esperando algo importante, como si todo estuviera en silencio, conteniendo la respiración.

De repente, una sombra oscura apareció entre las plantas secas del invernadero, justo al lado de las figuras de los 7. Jaehaera se detuvo en seco, su corazón latiendo rápido como un tambor. La sombra tomó forma y se convirtió en una figura encapuchada, con el rostro oculto en la oscuridad. Un escalofrío recorrió su espalda mientras la figura se acercaba lentamente.

── Eres una Targaryen ── dijo la sombra con una voz profunda que parecía venir de todos lados al mismo tiempo. ── Y como tal, llevas en ti tanto fuego como locura.

Jaehaera sintió que sus piernas temblaban, pero logró mirar a la figura sin apartar la vista. ── ¿Quién eres?¡ No me importa esta locura! ── preguntó, tratando de sonar valiente.

La sombra se rió suavemente, un sonido que sonaba como el crujir del hielo bajo un dragón enorme. ── Soy lo que temes y lo que deseas. Soy el eco de tus ancestros y la locura que corre por tus venas. He venido a ofrecerte una elección: seguir el camino de los demás Targaryen o forjar tu propio destino.

Jaehaera sintió cómo el aire se volvía pesado a su alrededor. La figura levantó una mano y, de repente, la nieve empezó a derretirse alrededor de ellos, mostrando un suelo negro y humeante bajo sus pies.

── La locura no es solo una maldición ── continuó la sombra ──; es poder. Con ella puedes desatar fuerzas que ni siquiera imaginas.

Las palabras resonaron en su mente mientras Jaehaera pensaba en lo que eso significaba. Supo que estaba ante una decisión importante: aceptar su oscuro linaje o rechazarlo y buscar su propia verdad.

La sombra se inclinó hacia ella, sus ojos ocultos brillando intensamente. ── Pero ten cuidado, pequeña reina; el fuego puede consumir todo lo que amas.

Con esas palabras flotando en el aire helado del invierno, la figura desapareció tan rápido como había llegado, dejándola sola en el bosque cubierto de nieve.

Jaehaera dio un paso atrás, sintiendo cómo la locura de los Targaryen comenzaba a despertar dentro de ella. Sabía que lo que había escuchado cambiaría su vida para siempre, y ahora tenía que decidir qué camino tomar.






















HOLAAA, por fin actualicé, espero que esto les guste. Quiero que esté que es el segundo acto sea de guerra si es posible, SANGRE.

¿Que les pareció? Comenten porque sino los funo.

Y por cierto vayan a unirse a mi canal de difusión en WhatsApp, por allá subo cosas del libro >>>

LOS QUIERE,
CAMII 💗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro