⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 11. ❛ 𝖢𝗈𝗇𝗌𝗈𝗅𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇 ❜
xi. CONSOLACIÓN 💚
La habitación de Jaehaera en la fortaleza roja estaba bañada por la luz del atardecer, pero su ánimo no reflejaba la belleza del momento. Sentada en un sillón, miraba las cicatrices en su pierna vendada con una mezcla de tristeza y frustración.
Visenya se había preocupado mucho los últimos días, las ojeras estaban presentes en sus ojos pero tan pronto como Jaehaera llegó se dirigió a su habitación para cuidarla, sin importar si quiera su propio descanso.
Jaehaera no se explicaba como en los dos días que llevaba en la fortaleza, ya Aegon era de nuevo distante y hielo, simplemente no le dirigía la palabras tan pronto vio como ella se sentía mejor.
── Ahora estas cicatrices serán horribles ── Suspiró, dejando caer la cabeza hacia atrás. Desde hace un rato Visenya hablaba de Cregan Stark, diciendo que el había sido uno de la s más preocupados para traer a los reyes lo más rápido a King's Landing, enviando a varios maestres y a una septa que acompañará el rezo de la reina. Su mirada se posó en Visenya mientras se cruzaba de brazos ── ¿Cómo podría alguien interesarse en mí así?
Visenya se acercó rápidamente. ── ¡No digas eso! Las cicatrices cuentan historias. Son parte de lo que eres, y Cregan, al ser un hombre del norte, seguramente valoraría tu fortaleza.
── No Visenya, no son bonitas. No es una cicatriz normal
Daenera intervino con una sonrisa reconfortante. -Recuerda que Cregan ha pasado por cosas difíciles también. Tal vez él pueda entender mejor que nadie lo que sientes. Siempre dicen que las experiencias compartidas crean conexiones más fuertes.
Visenya asintió frenéticamente casi saltando hasta ella, haciendo que fuera un respingo ── Exactamente. Además sus esposas han sido masculinas
Jaehaera frunció el ceño. Daenera la miró con cara de "¿En serio?" ── De igual forma, Visenya. Lo he pensado bastante y creo que es hora de darle fin a este plan... No importa, jamás habrán celos ni un niño.
Visenya mordió sus labios nerviosamente mirando a su cuñada con algo de cansancio ── Me has dicho más de tres veces esto, Jaehaera... Si está dando frutos, Aegon está preocupado por ti últimamente y ya no llama a Sarra a sus aposentos en la noche...
Jaehaera se rió suavemente con algo de ironía, Visenya aún era una niña aud no entendía bien la situación. Sonaba estúpido que Jaehaera siguiera tratando mientras a Aegon parecía no importarle más que momentáneamente ── No importa Visenya, yo no puedo seguir tratando...
Daenera tomo la mano de la reina con una sonrisa tratando de consolarla, Visenya bajo la cabeza como si la hubiesen regañado ── Está bien, igualmente te seguiré molestando con eso. ── La sonrisa de la princesa volvió a aparecer pronto, haciendo que las tres mujeres rieran en la fria habitación.
Con una Jaehaera herida rápidamente la corte se volvió un caos, las viejas Ladys y las nuevas Ladys armaban emboscadas raras y pequeñas entre ellas. Del lado de las más jóvenes estaba Sarra dirigiendo como si fuese una directriz mientras que Lady Lannister prefería esparcir rumores sobre Sarra por la corte, tácticas más silenciosas a comparación de las de Sarra que solían ser más frontales
La corte de la Fortaleza Roja estaba sumida en un torbellino de intrigas y rivalidades. Las viejas damas, con su experiencia y astucia, se movían como sombras entre los pasillos, susurrando rumores y sembrando discordia. Cada mirada furtiva y cada comentario aparentemente inocente estaban cargados de intenciones ocultas.
Lady Lannister, con su sonrisa afilada y su lengua venenosa, había tomado la delantera en esta danza peligrosa. Su estrategia era sutil pero efectiva: esparcir rumores sobre Sarra para debilitar su posición entre las jóvenes damas de la corte. Las habladurías se convertían en armas, y cada susurro se transformaba en una daga lista para atacar. La intención de Lady Lannister era clara: desestabilizar a Sarra y ganar terreno para sus propias aliadas.
Sarra solía ser más pasional, mientras que Visenya y Daenera le contaban a la reina lo que hacía en la corte, esta no podía explicar la falta de carisma y astucia que tenian los lobos de por sí. Cómo su hermano mayor o incluso padre.
Mientras tanto, del otro lado del salón, las más jóvenes se agrupaban bajo el liderazgo de Sarra. Con su carácter audaz y su disposición a desafiar a las viejas guardias, ella se erigía como una figura central en la lucha por el poder dentro de la corte. Sus tácticas eran más directas; no dudaba en confrontar a quienes intentaban socavarla. Sin embargo, su estilo frontal también la hacía vulnerable a los ataques furtivos de sus adversarias.
Las tensiones aumentaban con cada día que pasaba. Las viejas damas miraban con desdén a las jóvenes, considerándolas imprudentes e inexpertas en el arte del engaño. Pero las jóvenes no estaban dispuestas a ceder sin luchar. Cada conversación era un juego de ajedrez donde cada movimiento contaba; cada gesto podía ser interpretado como una declaración de guerra o una oferta de paz.
Las alianzas eran frágiles y cambiantes, con cada dama buscando posicionarse estratégicamente para obtener el favor del rey o atraer la atención de los hombres más influyentes de la corte. En este ambiente cargado de tensión, el eco de risas nerviosas y murmullos conspirativos resonaba por los pasillos de la fortaleza.
En el elegante salón del palacio, donde los ecos de risas y murmullos llenaban el aire, Sarra se preparaba para una de las tradicionales fiestas de té, algo que aunque no se le permitiera qud fuera tan grande lo hizo igualmente. Aunque no tenía poder en la corte, su espíritu era inquebrantable. Aquel día, había decidido que la reunión sería más que un simple encuentro social; sería una oportunidad para unir a las jóvenes damas y desafiar las expectativas.
Mientras las nobles se acomodaban en sus sillas adornadas, Sarra presentó un nuevo juego de palabras, un desafío ingenioso que fomentaba la camaradería y la creatividad. Las damas se miraron entre sí, intrigadas por la propuesta de Sarra. Aunque algunas, como Lady Elowen, fruncieron el ceño ante la idea de alejarse de los modales tradicionales, varias jóvenes se sintieron atraídas por la novedad.
Pero antes de que su juego empezara una voz se oyó anunciando a alguien que Sarra no esperaba ver. La reina con un vestido largo y una sonrisa apareció en la corte con un lindo vestido verde menta que le daba un respiro a la habitación llena de colores extravagantes.
── ¡La Reina Jaehaera Targaryen, junto con la Princesa Visenya Targaryen y Lady Daenera Velaryon!── Las palabras resonaron en la sala poderosamente mientras las tres sonreían, Visenya con su tipica ropa color negro y su cara de dragón astuto, junto a Daenera con sus vestidos celestes que combinaban con la dulce expresion que tenían siempre.
── Buenos días, Ladys ── Murmuró Jaehaera, con su tipica sonrisa superficial. La reina arrastraba un poco los pies y caminar más lento, pero no parecía tener otra dificultad ni herida.
── Mi reina ── Dijeron varias al unisono, exceptuando a Sarra y a su amiga leal, mientras que incluso la señora más influyente de la corte, luego de Jaehaera; también sd inclinara con una sonrisa, cansada por las "estupideces" de Sarra.
La reina Jaehaera, con su sonrisa superficial, se detuvo en el centro del salón, y todas las miradas se centraron en ella. La tensión aumentó, y Sarra sintió que el aire se volvía más denso. Mientras las jóvenes damas se mantenían en un silencio expectante, la reina comenzó a caminar lentamente hacia Sarra, sus pasos resonando en el suelo de mármol.
── He oído rumores sobre un nuevo juego ── dijo Jaehaera, su tono era ligero pero su mirada penetrante. ── ¿Acaso no sería más apropiado que compartas tus divertidos desafíos con la corte?
Sarra tragó saliva, sintiendo cómo todas las miradas se volvían hacia ella. Era un momento decisivo: podía optar por mostrar debilidad o mantener su postura desafiante.
── Mi reina ── respondió Sarra con voz firme, tratando de ocultar su asco y odio. ── Este juego está diseñado para unir a las jóvenes damas y fomentar nuestra creatividad. Pero si usted desea participar, sería un gran honor.
La reina sonrió, pero sus ojos destellaban con una mezcla de curiosidad y desdén. Analizando a Sarra, mirando su vestido que parecía de poca clase, no porque fuera revelador, sino porque de verdad era mucho, parecía ni siquiera dejar algo a la imaginación, mucho para una Stark.
── Entonces, ¿por qué no comenzamos? ── sugirió Jaehaera, dando un paso adelante. Las demás damas se miraron entre sí, algunas sorprendidas y otras emocionadas por la idea de ver a la reina involucrarse en algo tan poco convencional.
Visenya y Daenera intercambiaron miradas cómplices soltando una risita, como si supieran que el caos entre Jaehaera y Sarra estuviera a punto de desatarse.
En el gran salón de la corte, la atmósfera estaba cargada de expectación. Las nobles se acomodaban en sus asientos, susurrando entre ellos mientras aguardaban el inicio del juego que había capturado la atención de todos: una mezcla de estrategia, astucia y, por supuesto, un poco de peligro. Jaehaera y Sarra se encontraban en el centro del escenario, listas para enfrentarse en esta contienda que definiría no solo su relación, sino también sus futuros.
Jaehaera, con su porte elegante y sereno, sabía que cada movimiento contaba. Había preparado cuidadosamente su estrategia, anticipando los giros y sorpresas que Sarra podría tener bajo la manga. Su sonrisa era una máscara de confianza mientras observaba a su rival. La reina podía ver la chispa de locura en los ojos de Sarra, un fuego que prometía hacer que el juego fuera aún más intenso.
Sarra se posicionó con una energía desbordante. Sabía que la corte estaba atenta a cada uno de sus movimientos; su pasión era su arma más poderosa. Con un gesto dramático, sacó una carta del mazo y la mostró a todos. ── Este juego no es solo sobre ganar o perder ── , proclamó con voz resonante. ── Es sobre demostrar quién es realmente digna. ── Visenya soltó una risita cuando Jaehaera se contuvo a voltear los ojos por su estupidez.
El primer turno fue para Jaehaera. Con calma, eligió una carta que representaba la estrategia y la diplomacia. La carta de un escriba apareció en la mesa, derrotando al soldado de la carta de Sarra, debido a su alto valor. ── A veces, las palabras son más poderosas que las espadas ──, dijo mientras colocaba la carta en la mesa. La corte murmuró aprobatoriamente; sabían que el ingenio de Jaehaera era legendario. Los ojos de Sarra brillaron con rabia, había llevado la ventaja por mucho tiempo, a pesar de los anticipos de la reina.
Sin embargo, Sarra no se iba a quedar atrás. Con un movimiento brusco, jugó su carta más arriesgada: una representación del caos y la traición. ── Y a veces ──, afirmó con una sonrisa desafiante, una que casi desbordaba locura, haciendo que varias viejas Ladys de la corte se mirarán entre sí. ── La locura puede ser la mejor aliada ── La tensión en el aire se palpaba; los nobles contenían la respiración ante el audaz movimiento. El torreón de Maegor apareció en la carta siendo un sinónimo de locura, Jaehaera analizó la situación y luego le sonrió dulcemente a Sarra.
── No puedes hablarle de locura a un dragón ── Murmuró con un tono burlón, mientras sacaba lentamente la carta, el dragon de tres cabezas.
── Cada vez que un Targaryen nace... ── Murmuró Lady Blackwood entregándole un pequeño saco a Lady Lannister, la cual reía. La risa de Visenya resonó por la habitación
── ¡Yo también quería apostar! ── Hizo un puchero antes de que Daenera le diera un codazo.
── No seas imprudente...
Lady Tully puso la mano en el hombro de su amiga que parecía botar humo por las orejas ── Fue un gran juego, Lady Sarra.
Antes de que Jaehaera pudiera levantar su mano de la mesa, Sarra la jalo imprudentemente ── Quiero una revancha ── El rostro de la monarca se frunció en confusión y risa.
── Mi Lady, estoy cansada. Simplemente es un juego. ── Solté su mano de ella antes de levantarse con la ayuda de la princesa.
La sala siempre parecía estar expectante a todo lo que pasaba entre ambas, sabiendo que en cualquier momento la chica Stark explotaría y Jaehaera no se lo permitiría. La sala pronto se volvieron risas y un hablar, Sarra y sus más leales estaban en un sillón lejos mientras que Jaehaera explicaba a la mayoría de la corte lo que había sucedido sobre su dragón, que aún hacían todo lo posible por conseguir a Aekar. Hasta que llegó un mensajero para Jaehaera, haciendo que saliera de la sala junto a sus dos amigas.
── Reina Jaehaera... ── El mensajero parecía casi sin voz, era Ser Tyron Westerling, pronto heredaría su casa vasalla y de poco a poco había ido tomando poder en la corte vendiendo información y de vez en cuando incriminando a sus enemigos. Fue amigo de Jaehaera desde que era un pequeño, así que siempre la había ayudado en su cargo como reina ── No había podido hablar con usted
── Tyron, me alegra verte después de mucho, ¿Cómo ha estado todo en el Risco? ── La reina le sonrió y asintió.
── Todo bien mi reina, me alegra verla mejor luego de sus quemaduras. No tengo mucho tiempo ya que me necesitan en otro sitio, pero tenía que infórmale. ── Jaehaera frunció las cejas he hizo un gesto para que continuara ── Lord Stark. Ha recibido una carta de los Rogare en tierras libres, creo que se le fue informado de algo... No le había dicho nada a usted ya que pense que se lo comunicaría al consejo, pero eso no ha sucedido...
── ¿Quieres decir que está escondiendo algo? ── Preguntó Visenya mientras se cruzaba de brazos.
── Así es mi princesa.
La tensión en la sala se palpaba en el aire. Jaehaera, con su mente agitada por la revelación de Tyron, sabía que no podía esperar más para averiguar qué estaba ocultando Lord Stark. Se miró en el espejo de la sala, su reflejo mostraba determinación y un toque de inquietud.
Luego de la fiesta Jaehaera volvió a su habitación sin muchas ganas, su ánimo bajo por la posible traición, aunque no era posible por lo fiel que era el lobo
── No podemos seguir esperando ── dijo Jaehaera, volviéndose hacia Visenya y Daenera, que la observaban con atención. Varios días habían estado pensando en que hacer, con la duda y esperar que había pasado en el consejo sin noticias ── Necesito saber qué hay en esa carta.
la Velaryon frunció el ceño, dudando.
── Pero entrar en su habitación... Es arriesgado. Si te descubren, podría ser un escándalo.
Visenya, siempre la más intrépida del grupo, sonrió con picardía. Relamiendo sus labios malvadamente respondió
── Tal vez deberíamos intentar hacerlo con un plan. Podríamos distraer a sus guardias o crear una confusión en otro lugar.
Jaehaera asintió entusiasmada. Pasaron los días ideando estrategias: desde hacer ruidos en el pasillo para atraer la atención hacia otro lado, hasta enviar sirvientas para infiltrarse en el servicio de Lord Stark, las cuales siempre fracasaban su trabajo porque se quedaban sin tiempo y salian por los pasadizos
Sin embargo, cada vez que intentaban llevar a cabo sus planes, algo salía mal: un guardia más atento de lo esperado o una visita inesperada del consejo que desbarataba sus esfuerzos. La frustración crecía y el tiempo se les escapaba.
Finalmente, Jaehaera decidió que ya era suficiente. Si nadie más iba a actuar, ella lo haría sola.
── Haré esto por mi cuenta ── declaró con firmeza una mañana, justo antes del amanecer. Visenya y Sarra intercambiaron miradas preocupadas.
── ¿Estás segura? ── Preguntó Visenya con tono cauteloso. Mientras la miraba con una cara graciosa, sentada en el suelo junto a Daenera.
── Debo hacerlo ── Respondió Jaehaera, su voz apenas un susurro lleno de determinación. ── No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mis enemigos planean a mis espaldas. Quizás no sea así, pero igualmente.
── Estás alucinando definitivamente ── Replicó Visenya algo enojada, Jaehaera frunció el ceño ── Estás herida aún, tus heridas de vez en cuando supuran incluso, no irás.
Jaehaera soltó una risita sarcástica mientras miraba a Visenya con gracia ── No te estoy preguntando Visenya, lo voy a hacer, yo me siento bien.
── Bueno, yo opino que no deberías ir, pero tú das las órdenes aqui ── Se encogió de hombros la morena, mientras visenya la miraba matadora, haciendo un gesto de "sh" con su boca.
A pesar de eso, la oposición de Visenya más que todo, con un vestido sencillo y sin joyas que la delataran como reina, Jaehaera se deslizó por los pasillos del castillo, cada paso resonando como un tambor en su pecho. Se acercó a la puerta de la habitación de Lord Stark con la respiración entrecortada y su corazón latiendo con fuerza. Había tomado un largo tramo, el dolor de sus piernas casi había terminado aunque aún era muy lenta
Con cuidado, empujó la puerta sigilosamente y entró en la penumbra de la habitación. Ella sabía claramente que Lord Stark no estaba ahí, lo sabía por Maelor y Jaehaerys ya que le habían informado que había una reunión del consejo en la sala del trono, más bien una pequeña fiesta.
La habitación estaba totalmente oscura, olía tenuemente a pino y fresas, extraño para ser la habitacion de un Lord; pero rápidamente supuso que era de su "sexy esposa" el apodo que ella misma le tenía.
Jaehaera se adentró más en la habitación, sus pasos suaves sobre el suelo de madera. La penumbra la envolvía, pero ella no tenía miedo; al contrario, se sentía viva. Mientras exploraba el espacio, notó un par de objetos en la mesa: una carta sin abrir y un pequeño frasco de cristal que brillaba débilmente a la luz de la luna que entraba por la ventana.
Con curiosidad, se acercó donde había todo tipo de papeles, hojas rota, manchas de tinta derramada junto a algunos rasguños en la mesa; algo que Jaehaera obviamente supuso lo que eran. Al final no consiguió nada en el escritorio, no había compartimentos secretos, dagas que tuvieran mangos huecos, nada. Ni siquiera en las mesitas de noche, algo raro, una carta inexistente, Ser Westerling no solía dar información que fuera falsa.
"¿Si fuera él, dónde lo guardaría?" Empezaron a pasar pensamientos intrusivos por su mente, recordando las burlas de Visenya hacia los hombres "Los princesos, barbas sin cerebros, maestros del drama, guapos de papel, etc..." Pronto subió la mirada, viendo un cuadro torcido, en cualquier otro momento no le hubiera prestado atención, pero ahora, en ese preciso momento, camino hasta en cuadro que bajó.
Era un espacio grande el que se encontraba detrás del cuadro, fácilmente podría caber Jaehaera, por su flaca contextura. Pronto una cajita con algunos collares lujosos antiguos y dos cartas estaba abierta allí. El sello roto de los Rogare se encontraba allí, pronto Jaehaera lo tomó, sintiendose estúpida cuando leyó las palabras, querían casar a Sarra con un Lord Rogare, ya que su padre estaba deseperado. Se sentía muy idiota.
Jaehaera sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando oyó el sonido de la puerta abriéndose tras ella. Se giró rápidamente, tomando el cuadro entró rápidamente al compartimento, sosteniendolo con la mano en un tomo qud tenía detrás.
Los pasos pesados de Lord Cregan empezaron a oírse por la habitación, parecía suspirar pesadamente como si estuviera molesto, Jaehaera empezaba a sentir molestia en sus piernas por las heridas que aún eran grandes y el calor que casi las cocinaba.
Pronto los pasos dejaron de oírse, dirigiéndose al baño de la habitación donde se oyó que los sacos de su cuerpo caían, seguramente sus pieles y armas. Suspiró nerviosamente mientras trataba de soportar el dolor de sus piernas quemadas, se sintió incluso sonrojada ante la idea de el desnudo.
En un momento los pasos lentos resonaron en la habitación, y sin darse cuenta Jaehaera había caído en la cama con una daga en dl cuello, haciéndose daño por caer en la cama, Lord Cregan sostenía el cuchillo sorprendido
── ¿Qué haces aquí, Jaehaera? ── preguntó él, confundido mientras seguía presionando el arma contra el fino cuello de la reina.
La joven tragó saliva, sintiendo cómo las palabras se le atascaban en la garganta. La tensión en el aire era palpable. Ella sabía que había cruzado una línea, pero su curiosidad había sido más fuerte que su prudencia.
── Lo siento señor, soy una estúpida por hacer esto ── Comenzó a explicarse, hacía años que no se explicaba de esa forma, su voz salía rápidamente con miedo mientras Lord Cregan la miraba preocupado y con una sonrisa socarrona.
── Oh, sabía que eras tú la que llevaba días tratando de entrar, tus criados. ── Murmuró apartando la daga y sentándose en la cama, haciendo que Jaehaera se recompusiera acomodandose a un lado con nerviosismo ── Pero tú eres más inteligente, conseguíste el escondite.
La mirada de Jaehaera se posó en el su torso desnudo, haciendo que rápidamente sus mejillas se pusieran más rojas de lo que ya estaban.
Jaehaera sintió que su corazón latía con fuerza mientras la atmósfera se cargaba de una electricidad palpable. Cregan, con su mirada intensa, la observaba como si pudiera leer cada uno de sus pensamientos.
── ¿Qué es lo que realmente quieres, Jaehaera? ── preguntó él, su voz suave pero firme. Se inclinó un poco hacia ella, y el aire entre ellos parecía encenderse.
Ella tragó saliva de nuevo, luchando contra el impulso de confesarle todo. La verdad era que no podía dejar de pensar en él, en su risa, en los momentos robados que habían compartido a lo largo de los años; aunque sabía muy bien que no era amor, ella más que nadie lo sabia, era solo venganza. Pero ahora, aquí estaban, atrapados en esta situación peligrosa.
── Solo... ── Comenzó a decir ella, sintiendo cómo la tensión crecía. Sus ojos se encontraron y, en ese instante, el mundo exterior pareció desvanecerse. Busco una excusa y la encontró en palabras muy prometedoras ── Solo quería verte.
Cregan sonrió levemente, pero había un brillo serio en sus ojos. Se acercó aún más, casi rozando su piel con la suya. Jaehaera podía sentir el calor de su cuerpo y la fragancia de su piel.
── Sabes que esto no debería estar sucediendo... ── murmuró él, pero sus palabras sonaron más como un desafío que como una advertencia.
Ella se acercó un poco más, desafiando las reglas invisibles que los mantenían separados. ── A veces, lo que debería ser no importa cuando lo que sientes es tan fuerte. ── Mintió. Claramente el lobo le gustaba, pero esto no era amor, su madre se lo había explicado y conocia muchas experiencias de las damas de la corte.
El momento se volvió denso; ambos estaban tan cerca que podían escuchar el latido del corazón del otro. Jaehaera cerró los ojos y dio un paso adelante, dejando que sus labios encontraran los de Cregan en un beso suave pero lleno de pasión reprimida. Fue un beso que hablaba de secretos guardados y deseos insatisfechos.
Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban con dificultad, conscientes del riesgo que corrían pero incapaces de arrepentirse.
── Yo... ── Antes de que pudiera seguir hablando el castaño se acercó y la volvió a besar. Una chispa se encendió dentro de Jaehaera mientras trataba se seguir su beso, era embriagador y su mente se nublaba junto al fresco aliento del lobo.
Las manos de él se posaron en su pequeña cabeza, haciendo contraste de tamaños, se separó lentamente ── ¿Estás segura de esto?
El semblante de Jaehaera tembló, si había pensado en tener intimidad con el, había pensado en todo lo que conllevaba pero jamás creyó que pasaría realmente, en su mente no tenía nada genuinamente bueno que ofrecerle, solo problemas. Relamió sus labios mojados por el reciente beso ── E-Estoy segura... ── Su voz tembló, casi impidiéndole completar la oración.
Una incertidumbre se planto en su pecho cuando sus ojos se abrieron, todo había sido una fea pesadilla que había arruinado todo el plan de leer la carta. Ella jamás iría a esa habitación.
HOLAAA, después de 23 casi 24 años, actualice, me extendí mucho y explique mucho a mi parecer.
Posdata: Se me está cayendo el cielo, siento que estoy en el huracán Milton, no tengo ni luz, lo peor es que soy de Venezuela.
¿LES GUSTO EL CAPITULO? Voyy a hacer un canal de difusión y ahí vamos a escoger bien a Aegon, porque literal los dos están empatados
Buenoo, espero que les guste y los amo mucho. LOS QUIEREEE
── CAMII 💗
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