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⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 10. ❛ 𝖭𝗂𝗀𝗁𝗍 𝗂𝗇 𝖽𝗋𝖺𝗀𝗈𝗇𝗌𝗍𝗈𝗇𝖾 ❜











x. NOCHE EN ROCADRAGÓN 💚

Nota al final del cap <3

Dragonstone island,
141 d.C.
Rocadragón

Jaehaera relamió sus labios, removiendose nerviosamente en una cama, dándose cuenta que para nada era la suya. Un dolor agudo atravesó su pequeño y formado cuerpo, como un relámpago. Soltó un jadeo lastimero antes de sentir un trapo frío tocando su frente.

── Cálmese, su gracia... ── Murmuró una voz femenina desde afuera, así le parecía a Jaehaera, ella en su mente estaba dentro, en su lugar seguro dónde nadie podía molestarla pero ahora solo había lugar para la oscuridad, sentía sus ojos pegados por las legañas.

── ¿Sabe si despertará pronto...? ── La voz de Aegon sonó por la habitación, sacudiendo el corazón de Jaehaera al oírlo.

── Su majestad, la reina lleva dormida un día, solo está descansando por la fatiga del dolor... Pronto despertará. Si me permite ── La mano se apartó de ella junto al trapo, haciendo que su respiración se volviera más pesada. Se sintió la puerta abrirse y como la sala se quedaba en silencio.

Con esfuerzo, los ojos de la consorte empezaron a abrirse lentamente, tratando de respirar pausadamente por el dolor, sus dientes se apretaron. La sala estaba tenuemente iluminada por las velas aromatizantes. Era de noche, Pero en la ventana se veía claramente el cielo despejado de nubes. La mirada del rey escudriñaba su pierna quemada, con una tela debajo, no dándose cuenta de que Jaehaera empezaba a despertar.

Aegon observaba a Jaehaera con el corazón encogido. La imagen de su madre, consumida por las llamas de un dragón, se superponía a la figura frágil de Jaehaera, quien ahora solo tenía quemadas las piernas. Era una cruel ironía que lo único que quedara de ella fueran las cicatrices en sus extremidades, mientras que su madre había sido devorada por el fuego en su totalidad.

──Aegon... ── La voz de la peliblanca era un susurro lleno de dolor ── ¿Por qué me miras así? ¿Que sucedió?

Él desvió la mirada, incapaz de soportar la intensidad de sus ojos. Recordaba cómo su madre había sido despojada de su vida en un instante, un espectáculo aterrador que aún lo atormentaba en sus sueños. En contraste, Jaehaera estaba aquí, viva, pero marcada por el sufrimiento, el sufrimiento que su padre le habia causado a la suya.

── Es solo que... ── Comenzó a decir, luchando por encontrar las palabras- No es nada... Llevas inconsciente dos noches

Jaehaera frunció el ceño, comprendiendo la conexión que él hacía. Sus piernas estaban quemadas, pero ella seguía viva; una parte de ella había sobrevivido al fuego, al igual que Aegon había sobrevivido a la pérdida de su madre.

── No soy ella... ── Murmuró, acomodándose forzosamente en la pequeña cama. Sus miradas se volvieron a encontrar, el rostro serio de Aegon tembló por un momento antes de volverse a la ventana

Aegon sintió un destello de admiración por su valentía. En medio del dolor y la confusión, Jaehaera parecía encontrar fuerza en su fragilidad. A pesar de ser una persona bastante despreciable para él, siempre había tenido claro que ella no tenía la culpa, ni ella ni sus hermanos. Simplemente era muy difícil para el estar casado con la hija del ser que había quemado a su madre cruelmente y le había arrebatado 3 hijos de manera tan vil. La habitación estaba en un silencio no incómodo, ambos estaban acostumbrados a no hablar mucho entre ellos.

La luna brillaba con fuerza sobre Dragonstone, proyectando sombras alargadas en la habitación. Jaehaera yacía en la cama, las vendas no muy apretadas que cubrían sus piernas se sentían húmedas y pesadas. Cada movimiento le recordaba la traición de Aekar, un eco doloroso que reverberaba en su mente.

Aegon III estaba de pie junto a la ventana, contemplando el mar oscuro que se extendía más allá de las rocas. La brisa nocturna jugaba con sus cabellos, y su figura parecía casi etérea bajo la luz plateada de la luna. Jaehaera lo observó en silencio, sintiendo cómo la tensión se acumulaba entre ellos, como un hilo tenso a punto de romperse.

── ¿Por qué no me dijiste que había más sospechas? ── Su voz era un susurro entrecortado, como si temiera romper el frágil silencio que los rodeaba.

Aegon no se volvió de inmediato ── No quería que te preocuparas ── Respondió finalmente, su tono distante.

── ¿Y crees que eso es suficiente? ── La frustración se apoderó de ella, y aunque su cuerpo estaba inmovilizado por el dolor, su voz ardía con intensidad. ── Me quemó. Casi me mata.

── Lo sé ── Aegon giró lentamente la cabeza, sus ojos reflejando la luz de la luna, casi embriagadoramente ── Pero no puedo protegerte de todos los peligros que acechan este reino.

Jaehaera sintió un nudo en el estómago. ── Quizás no debimos habernos casado si no puedes hacerlo.

── ¿Acaso piensas que elegí esto? ── La voz de Aegon se tornó más grave, como si cada palabra estuviera impregnada de un peso abrumador. De dolor que conllevaba los matrimonios arreglados y más por una tragedia donde ni siquiera el ganador había ganado algo ── No pedí ser rey ni tener que cargar con un matrimonio que fue impuesto por decisiones ajenas.

El silencio se instaló entre ellos, pesado y cargado de emociones no expresadas. Jaehaera sintió cómo el resentimiento se entrelazaba con algo más profundo, algo que había estado oculto bajo capas de dolor y desconfianza. En su pecho había una presión, una presión que persistía con salir.

── No puedo confiar en ti, ── murmuró, aunque la verdad era que había algo en él que la atraía, incluso cuando deseaba lo contrario.

── Y yo no espero que lo hagas ── Aegon dio un paso hacia ella, pero se detuvo antes de cruzar la distancia. Su voz sonó rápida e irónica, bastante molesta, pero sus ojos reflejaban un brillo raro. Sus labios apretados parecían retener palabras que él mismo no quería soltar ── Solo quiero que entiendas que estoy aquí, aunque a veces parezca distante...

Jaehaera lo miró a los ojos, buscando respuestas en su profundidad; bastante sorprendida por las palabras que acaba de soltar su esposo, apretó sus dedos entre sí ── ¿Genuinamente? ── Preguntó, casi sin pensarlo.

Los ojos de Aegon analizaron el rostro de la mujer por unos segundos, antes de hablar pausadamente asintiendo ── Eres mi esposa, es mi deber después de todo ── La respuesta fue un susurro apenas audible, una respuesta odiosa donde estaba escondido un deber, y por un instante, el mundo exterior se desvaneció entre ellos.

La noche continuó su danza silenciosa mientras ambos permanecían atrapados en su propio laberinto de emociones. Jaehaera sintió cómo el aire se volvía denso, cargado de posibilidades no dichas. Las velas parecían oscurecerse cada vez más, la sombra de Aegon cerniendose sobre ella, olvidando por un momento el punzante dolor de las llagas.

Finalmente, Aegon rompió el hechizo. ── Es tarde ── dijo con voz apagada, como si buscara una salida. Se volvió hacia la ventana una vez más, dejando a Jaehaera sumida en sus pensamientos.

La distancia entre ellos parecía infinita, pero en esa oscuridad compartida, ambos sabían que el fuego y el hielo podían coexistir de maneras inesperadas. Tomo una de las velas y la colocó al lado de la mesa de Jaehaera, para que la tuviera más cerca, mirándola por última vez, antes de volver a su mirada condenadora, saliendo de la habitación sin decir una palabra.

Un pequeño gesto que pasó desaparecido por Jaehaera, incluso por Aegon. Sus ojos empezaron a cerrarse, solo despertándose cuando Morghul pasaba cerca de la ventana, para ver si se encontraba bien.















La luz del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Jaehaera, tiñendo el espacio con un cálido resplandor dorado. Ella se despertó lentamente, los recuerdos de la noche anterior aún frescos en su mente. A pesar de la oscuridad que había rodeado sus corazones, había una chispa de esperanza que iluminaba su interior.

Se levantó con algo de esfuerzo , sus piernas aún fallaban por el dolor, pero estaban vendidas correctamente, algo extraño ya que no se habia dado cuenta cuando se las cambiaron, se acercó a la ventana, observando cómo el mar brillaba bajo la luz del nuevo día. Las olas rompían suavemente contra las rocas de Rocadragón, como si cantaran una melodía de renovación. Jaehaera sintió que el aire fresco le llenaba los pulmones, y con cada inhalación, se deshacía un poco más del peso que había cargado. Morghul se encontraba un poco más tranquila, como si sintiera que el dolor de Jaehaera empezaba a desvanecerse, ella hacía piruetas en el cielo, la peliblanca río ante la situación.

Mientras contemplaba el paisaje, recordó la mirada de Aegon, su voz llena de determinación. Había una fuerza en él que la inspiraba, una promesa de que podían enfrentar juntos lo que les aguardaba. Sin embargo, también sabía que el camino no sería fácil.

Caminó hasta uno de los closets, no se había fijado detenidamente en la habitación, era grande y bastante oscura, por obvias razones parecía estar recubierta de roca, varios tapices rojos adornaban el suelo y cuadros de dragones en las paredes, una pintura de Rhaenyra Targaryen con su esposo e hijos en la pared, parecían felices, un largo cuadro. Está era su habitación.

Relamió sus labios e inconscientemente pidió permiso antes de abrir la puerta del closet, viendo varias ropas negras con rojo, apretó sus labios de nuevo con pesar ── Maldición...

Era obvio que la princesa de Dragonstone no tendría ropa color verde, quizás de otro color, pero jamás verde. Luego de unos minutos revisando, no consiguió absolutamente nada, ¿Quizás de verdad de habían vuelto tan extremistas en vestirse de negro y verde? Tomó resignada un vestido que parecía ser de una tela fina, bordada con unos dragones dorados, de verdad era una prenda preciosa, simplemente no de su tipo.

No quiso llamar a nadie ya que afuera se oía todo el revuelo de los sirvientes, Viserys no visitaba este lugar a menos que fuera necesario, era un lugar que les dolía a los dos Targaryen. Seguramente todo estaba desordenado o algo así. Empezó a cambiarse con cuidado de no lastimarse más de dónde ya estaba.

Luego de una lucha profunda, varios brincos para ponerlo en su cintura, por fin pudo verse en el espejo, ese vestido entallada bastante su voluptuoso cuerpo, recordó las antiguas historias de la reina Rhaenyra, diciendo que era la "delicia del reino", no le sorprendía con estos vestidos que eran bastante reveladores y grandes. Puso en sus pies unas sandalias para no lastimarse más.

Al salir de su habitación, se encontró con el bullicio del castillo. Los sirvientes se movían rápidamente, preparando todo para el día. Jaehaera decidió que era hora de actuar, de hacer frente a lo que estaba por venir.

Se dirigió hacia el jardín, donde las flores comenzaban a abrirse al sol. Allí, encontró a Aegon sentado en un banco de piedra, mirando pensativamente hacia el horizonte. Su expresión era seria y no cambio cuando ella se acercó

── Buenos días ── dijo Jaehaera con una calidez que sorprendió incluso a ella misma.

── Buenos días ── Respondió Aegon, ladeando su cuerpo hacia ella, la miro de arriba a abajo. Sus ojos analizando el vestido y a Jaehaera en el ── ¿Que haces aquí?

Jaehaera volteo los ojos ante la abrupta ── No iba a estar toda la vida acostada en esa cama

La expresión del Rey se contrajo antes de volver su cabeza al horizonte, dónde sorpresivamente ahora jugaban ambos dragones ── Pues no deberías estar de pie, te quedarán marcas y las llagas dolerán más.

── Lo sé ── respondió Jaehaera, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. ── Pero tengo que hacer algo, Aekar escapó por mi culpa

Aegon la miró con con confusión antes de levantarse, su ceño estaba fruncido. ── ¿Que dices? No fue tu culpa...

── Aegon, no importa. Se que fue mi culpa por confiar en él, ahora me dices eso pero pronto estaremos en el castillo y me echarás la culpa.

── No es así, no fue tu culpa. El te quemó ¿Acaso querías que el te quemara? ── Hablo entre dientes, su mano se acercó a la mía, sus fríos anillos hicieron contraste con mi fría mano ── Si te atreves a decir de nuevo que ese bastardo escapó por tu culpa, yo mismo te expulsare del palacio.

La expresión de Jaehaera se volvió una de desagrado y rabia, pensando su mandíbula. Apartó su mano, extrañando el consuelo de sus manos frías en la posible fiebre que tenía ── Me sorprende como puedes convertir un momento normal en uno en el que te pareces más idiota que antes. ── El monarca soltó una risa amarga cruzándose de brazos. El viento sopló suavemente, llevando consigo el aroma del mar y las flores recién florecidas. Jaehaera sintió una oleada de determinación, pensando como podría arreglar lo de Aekar. ── Comencemos por reunir a nuestros aliados más cercanos. Necesitamos un plan...

Aegon se erigió y asintió ── Hay que rodearlo, podemos mandar un comunicado a Viserys y a Jaehaerys para que rodeen las fronteras, Rhaena puede ayudar también... Tenemos que rodear a Aekar, ese día solo fue un descuido, confianza. Espero que así te quede claro que puedes confiar en nadie.

── ¿En nadie, ni siquiera en ti? ── Preguntó Jaehaera con una sonrisa ironica.

── En nadie, Jaehaera...

La voz de Aegon parecía más profunda, golpeando los tímpanos de su esposa con esas palabras, antes de volver a irse, dejándola con la palabra en la boca. Una brisa recorrió el cuerpo de la peliplata, haciendo que le diera un escalofrío seguido de tener piel de gallina. Era una situación rara.


















Recompensa por los días que me tardé, ojalá les guste este episodio 💪🏻

NOTA 📝

Estoy pensando seriamente cambiar el actor que puse en Aegon, no es que no me guste, sino que no tiene mucho material y me gustaría hacerle edits, voy a ponerles al otro que me gusta para a Aegon. Claramente es su decisión, así que si les gusta ese Aegon está bien.

O

(Actual)

Recuerden que es su decisión, también quiero recordarles que saque un fic de Gwayne Papi Hightower, así que si quieren pasar a leerlo estaría muy bien, los quiero mucho BYEE

── CAMII

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