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⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 07. ❛ 𝖲𝖾𝗉𝗍𝗈 ❜









vii. SEPTO 💚

King's Landing, 141 d.c.
El septo 🏛️


El pronóstico decía que pronto llegaría la nieve, no era usual que nevara en el Desembarco pero había ocasiones en las cuales sucedía. La gente salía más abrigada, trataban de reunir comida para alimentar a sus familias, Jaehaera de vez en cuando ayudaba a los necesitados, aunque ellos le agradecieran de la boca para afuera.

La reina solitaria se encontraba en el septo de la ciudad, su velo detrás de la cabeza mientras sostenía un incienso en su mono y susurraba pequeñas oraciones. El olor de pinos y granada llenaba una buena parte de la gran sala, no había septas cerca, muchas se encontraban realizando sus labores. Hace poco había hablado con Jaehaerys sobre lo que había sucedido con Viserys y luego le confesó lo que había pasado con la mujer de la casa de seda. Así que para no quedar mal, quedaron a mano; aunque esto era difícil para Jaehaera, sabía que Jaehaerys le había asegurado que algo así no pasaría. Ya que él odiaba a Viserys.

La consorte relamió sus labios antes de mirara hacia atrás de reojo ── Visenya, no te escondas ── Su voz llenó la silenciosa sala, ella salió con una sonrisa tensa. Miró la sala que estaba a su alrededor, Jaehaera hizo una mueca con los labios al ver su confusión ── Solo has venido aquí dos veces, y estabas muy chiquita... ── Murmuró la reina cuando la princesa se sentó a su lado, viéndola.

── Sí... No lo recordaba. ── Amabas bajaron la vista. Visenya jugaba nerviosamente con los dedos ── No quería seguirte, pero desde hace unos días te veo mal...

Jaehaera entrecerró los ojos mientras subía la mirada, los ojos grandes de la menor brillaban en preocupación ── No te preocupes.

── Me preocupo, Jaehaera ── Su susurro sonó firme, la sala quedó en silencio unos segundos largos ── Me preocupo mucho por ti...

Jaehaera sonrió ligeramente con sus labios, solo para mostrar que estaba bien solo un poco abatida, tan pronto como había llegado esa sonrisa se había ido. ── Visenya, estoy bien... Vine al Septo para orar, mi madre cumple años de fallecida este día...

Un pequeño "oh" salió de los labios de la princesa, Jaehaera asintió y acarició el hombro de la chica. Los labios de Visenya temblaron ligeramente antes de preguntar con nostalgia ── Jaehaera... ¿Tú recuerdas a tu mamá? ── Sus dedos y labios se movían nerviosamente ── Quiero decir ¿Recuerdas como era?

Jaehaera bajó la mirada ante esa pregunta ¿En realidad recordaba a su madre? Sí, la veía en sueños; pero cuando no estaba soñando solo podía pensar de que forma era su nariz o de que color eran sus ojos, ¿eran violetas o eran azules? ¿Y sí en realidad eran marrones como los de su abuela? Odiaba esas dudas, quería recordar cada espacio de su madre, como la abrazaba, las miradas que le daba cuando hacía algo mal, el día que Jaehaera pisó una de sus cucarachas, en vez de regañarla la calmó porque la pequeña había llorado por matar a ese ser inocente, a pesar dw que a la misma Reina Helaena le había dolido la muerte de su insecto.

── Recuerdo a mi madre. Más que en lo físico, recuerdo como era conmigo, como siempre nos cuido y trató de protegernos. Siempre me contaba como funcionaban las mariposas ya que de sus insectos esos eran los únicos que me gustaban, si bien no sentía asco por los otros, no me gustaban como las mariposas ── Subió la mirada encontrando la de Visenya atenta a su relato ── Por mi 6 cumpleaños, me regaló una mariposa monarca y a Jaehaerys, que estaba enfermo. Le regaló una gran manta bordada, me dijo que le pusiera un nombre a mi mariposa, así que le puse Helaena, como ella. Mi-... Mi padre me dijo que una mariposa no serviría; así que me regaló una daga a pesar de las protestas de mi abuela y madre, dijo que la utilizaría cuando fuera necesario. Por eso la daga que que está en el pedestal de mis aposentos se llama Helaena...

La menor apretó sus labios respiró pesadamente ── Yo no recuerdo a mi madre, Jaehaera. Ni siquiera como era, solo he oído los cuentos y anécdotas de mis hermanos pero no la recuerdo. Imágenes borrosas como si un borrón hubiera pasado por su rostro ── Sus labios se volvieron a abrir, dudando en si decir las palabras que soltaría a continuación ── Pero nunca me faltó el amor de una madre, porque estabas tu... A pesar de tener casi la misma edad, siempre te comportaste y fuiste una madre para mí... Jaehaera, eres mi madre...

Los dedos de la monarca limpiaron unas lágrimas que bajaron por las mejillas de su cuñada ── Shhh, no llores, Visenya... ── las manos acunaban el dulce rostro de la chica ── Jamás voy a poder comparar el puesto de tu madre, cariño. Pero me alegra saber que me consideras tu mamá... Tú eres como una hija, una hija adolescente rebelde.

Ella le sonrió mientras dejaba que le siguiera secando las lágrimas de tristeza y emoción ── Eres lo mejor que pude tener, gracias por siempre estar...

Los labios de Jaehaera besaron la frente de Visenya antes de abrazarla. Se fundieron en un dulce abrazo mientras que las velas de la habitación se seguían fundiendo junto al polvo del incienso. La oji-violeta acaricio el cabello de la chica una vez más antes de separase y tomar su mano, donde dejo un dije de una estrella de siete puntas. Visenya levantó la mirada

── Esto es de mi fé; se que ustedes los Targaryen no son devotos, pero así te acordarás de mi siempre, incluso si estamos separadas.

── Jae, tu también eres una Targaryen ── La nombrada sonrió amargamente al escuchar esas palabras

── No soy una Targaryen, soy una Hightower que parece una Targaryen, todos saben eso. ── La menor apretó la mano de la reina y negó con la cabeza.

── Eres una Targaryen, tus padres son Targaryen... Solo eres lo que piensas que eres, pero no es así. Tu eres una Targaryen pura ── Susurró.

── Visenya, ¿me has visto? No tengo la picardía de los Targaryen, o su rebeldía y espontaneidad como la tuya y la de Aegon, ni siquiera tengo una lengua afilada como la tiene Aekar. Soy solo lo que me enseñaron a ser, soy del equipo que se disfrazó y trato de ser Targaryen, haciéndole daño a muchas personas ── La sala por 3era vez en la mañana, volvió a quedar en silencio. Visenya no podía objetarla aunque lo quisiera, en su punto de vista no tenía razón, pero por lo que siempre había escuchado del resto de la corte e incluso de sus hermanos, lo que ella decía siempre fue cierto, aunque luchara contra su corazón no se atrevió a decir una sola palabra más.

── Pues enséñame a orar, quiero ser una Hightower entonces... ── Susurró tomando de nuevo la mano de su cuñada

── No digas eso, a Aegon no le gustará...

── Aegon no está, olvídalo a él. Enséñame ── Jaehaera hizo una mueca desviando la mirada. Se colocó de rodillas y puso sus codos en el altar mientras juntaba sus manos.

── No tiene ciencia... Solo tienes que pedir lo que más anheles o dar gracias. Es una conversación entre tu y los dioses, Visenya. ── La chica asintió y se acomodó torpemente repitiendo la pose de la mujer. Junto sus manos y miró las velas, buscando lo que veía Jaehaera.

A la nada, no había nada. Siempre pensó que habían muchas más estatuas, que había un altar más grande y más extravagante; pero no había nada, solo silencio, la tenue luz de las velas y la fé de Jaehaera. Algo que la reina misma no estaba segura si existía, solo tenía fé. La fé con la que se le educó a ella y a sus hermanos.

La mente de Visenya en blanco por unos largos minutos en los que Jaehaera parecía querer desesperadamente soltarse de sus pecados y de los de su familia. Observaba los labios de la mujer, se movían ligeramente pero se entendían pequeñas palabras. Tragó saliva volviendo su mirada a la nada.

Mordió sus labios y empezó a tratar de orar, pidiendo primero por cosas superficiales, como su belleza o su largo cabello plateado, pero pronto salió lo que más quería.

"Cuiden siempre a Aegon, Viserys y Jaehaera. Por favor nunca los quiten de mi lado, caería en un limbo sin fin, sin una luz al final del túnel. Cuida incluso a Maegor y Jaehaerys que a pesar de los rumores de su odio hacia nosotros, siempre me han tratado con delicadeza e incluso de han reído de mis chistes y ayudado cuando era más pequeña. Todos ellos son la luz, lo que queda en esta vida, sin ellos no existiría nada más"

Sin darse cuenta ya estaba llorando, su mente repleta de escenarios trágicos con la muerte de sus seres queridos, pidiendo con su corazón realmente. Jaehaera acaricio su espalda y la abrazó, apoyando la cabeza en su hombro.

── Te quiero mucho, Visenya...































El vestido de Jaehaera era más revelador que en otros días, había un pequeño escote en "v" donde se veían sus pechos, que no eran gigantes pero si redondos y bonitos. Una pequeña diadema dorada con verde. Visenya le había regalado el vestido luego de que se había roto la nariz, en modo de disculpa.

Ahora se encontraba en el jardín leyendo, los dragones se encontraban volando por encima del palacio, Morghul, Shrykos e Hydra se estaban jugando entre ellos en el cielo, parecían hacer competencias por quien llegaba más rapido a Rocadragon. Silverwing, Seasmoke y Stormcloud estaban entre ellos más lejos, entre ellos seis no se llevaron bien, siempre he pensado que fue por la danza. Aunque usualmente es cuando los jinetes no se llevan bien, los dragones tampoco.

La verdadera razón por la que se encontraba en ese sitio, era porque Cregan Stark estaría allí, Visenya por alguna rara razón que Jaehaera desconocía, sabía donde estaba el Lord casi todo el día.

Luego de unos 30 minutos en el jardín, ya se estaba cansando pero antes de levantarse e irse para reclamarle a Visenya. Vio como el Lord junto con 2 sus hombres entraba en ese sitio, sintió una oleada de panico cuando sus miradas se encontraron. El Stark le sonrió con los dientes y Jaehaera asintió, pero sin esperarlo ya el Lord se acercaba, dejando a sus hombres atrás.

── Su majestad ── Habló con una sonrisa pícara, como la de un lobo. Algo que para Jaehaera parecía una coincidencia inexplicable.

── Lord Stark, Buenos días ── Jaehaera respondió levantándose de la banca. Parecía mucho más pequeña de lo que ya era cuando estaba sentada ── ¿Viene del consejo?

Sus comisuras se levantaron de nuevo ── Así es, vengo del consejo. Ahora hay muchos problemas en el reino ── Parecía pensativo mientras hablaba.

── Así es... No sabemos quién es el que nos está traicionando... ¿No hay ninguna sospecha? ── El negó con la cabeza mientras acomodaba sus manos en la cadera, viéndome con recelo.

── Estábamos investigando, el barco no fue abierto desde que salió de tierras libres. Posiblemente lo hizo alguien de adentro ── Frunció el ceño confundida.

── ¿Que? ¿Una sola persona?

── No lo sabemos, pero solo había una espada adentro, clavada en el pecho de uno de ellos, no más.

── ¿Se sabe de dónde es la espada? ── Lord Cregan negó soltando un suspiro resignado.

── Aún no, hemos mandado a investigar de dónde es. Pero posiblemente sea de cualquier lugar de tierras libres o incluso de los Martell ── Jaehaera apretó sus labios temblorosos por el frío y la confusión, bajando la mirada lentamente ── No debería estar aquí, majestad. Hay frío en el desembarco.

El frío seguramente era algo había para él, despues de todo era Invernalia a donde pertenecía la casa Stark. Relami mis labios antes de subir la mirada encontrándome con sus ojos grises ── Estoy bien ── A pesar de que mis piernas temblaban, me negué rotundamente.

El apretó sus labios de nuevo en una sonrisa ── No entiendo que hace su majestad aquí. Seguramente el príncipe Viserys le informaría pronto. ¿Puedo saber que hace aquí?

Vamos que Jaehaera no estaba siendo disimulada, ella no salía mucho de su habitación, menos cuando había tanto frío, tampoco se vestía de esa forma y Viserys le informaría, a pesar de ser vago y decirle algunas mentiras, se terminaría enterando de todo. Apretó la tela de su falda mientras movía su cabeza inconscientemente.

── Es mi palacio, Lord Cregan. Hoy quise salir... ── Respondió a la defensiva aunque no quisiera. Su tono salió más tosco que lo habitual y se quiso tragar sus palabras ── Al jardín, es un día lindo. ── Ella terminó su frase con un tono más calmado y mucho más bajo.

── Casi todas las flores están secas o cerradas por el frío, no huele agradable. Huele húmedo ── El se encogió de hombros. Varios pensamientos intrusivos pasaron por la cabeza de Jaehaera, como volverse a romper la nariz para salir de eso o llamar a Morghul para que la salvará, ambas quedaron descartadas.

── Bien, quería verlo a usted ── Dijo Jaehaera entre dientes, estaba roja como un tómate.

── ¿Quería verme a mi? ── Cuestionó el hombre con gracia y sorpresa en su voz. Ella asintió ── ¿Para que quería verme?

Lo pensó unos segundos antes de hablar, ── Es usted es muy guapo... ── Murmuró precipitadamente. El alzó una ceja y sonrió socarronamente ── Quiero decir, a Visnenca...- Visenya y a mí nos parece muy guapo. ── Ella misma se enredaba con sus palabras mientras sostenía sus dedos nerviosamente con rabia por las estupideces que salían de su boca ── Si, nos gusta ver a los hombres guapos.

Él soltó una carcajada y volví a sentir su mirada penetrante en mi cuero cabelludo. Fruncí los labios y subí la mirada para encontrarme de nuevo con sus iris brillantes ── Es un honor que me considere guapo, su majestad ── Él se acercó ligeramente a ella, haciendo que a Jaehaera se le formara un nudo en la garganta ── Es muy guapa tambien y ese vestido se ve bien puesto en usted.

Cerró sus ojos tratando de calmar su sonrojo ── Gracias, mi señor ── La gran mano de Cregan acomodó uno de los rulos de Jaehaera en su oreja antes de susurrar.

── Espero que nuestro próximo encuentro pueda ser más largo ── Sintió su olor tan cerca de ella, el aliento fresco y caliente al mismo tiempo rozando su cuello y espalda. Incluso sintió como si el mismo la oliera ── Espero que me haga caso y entre al palacio antes de resfriarse ── Le recordó con una sonrisa, sus ojos grises brillaban ahora más según la reina; con un brillo depredador muy tentador.

Ella lo siguió embobada con la mirada hasta que salió del jardín. Tragó saliva nerviosamente secando sus manos sudorosas con el vestido largo, sudor en frío. Si lo contaba no le creerían. Tomo el libro de la banca y empezó a caminar hasta la entrada con rapidez.

Desde uno de las ventanas del palacio, Aegon observaba la situación, extrañado por la razón en la que su esposa y Lord Stark se volvieron a encontrar. Esas miradas que se dieron que incluso él, estando tan lejos; pudo ver. Apretó su mandíbula cuando lo vió acercarse a ella, le dió rabia que su antigua mano, se acercara así a su esposa. No por su esposa, sino por él. Pronto apartó la vista del ventanal para acercarse a su cama donde dormía la hija de Cregan. Después de todo él también era un hipócrita traicionero.






















HOLAA, ACTUALICÉ. Por fin, felicitenme. Seguramente me tardaré en actualizar la próxima vez porque pronto empiezo clases, pero para recompensar seguro sacaré dos capitulos.

Espero que les guste el capítulo, que comenten y voten. Los quiero muchote.

CAMII

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